miércoles, 28 de junio de 2017

¡Vaya estreno! III Certamen #CompartoBlog

Este blog lleva ocho meses abierto. Ocho meses en los que le he dedicado bastante tiempo, pero no me ha robado nada que yo no haya querido.

Como me va la marcha, me apunté al certamen #CompartoBlog de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes del ayuntamiento, que celebraba su tercera edición. Aunque no me van las etiquetas, no me quedaba otro que inscribirlo en una categoría y, al estar este año en un colegio, decidí que era más coherente estar en la categoría de Primaria.

El caso es que el blog ha ganado el certamen como mejor blog de Primaria. No hay premio económico, pero el acto del Ayuntamiento en compañía de mis padres y mi hermano, ha sido recompensa de sobra. Y ese este premio sirve para darle más difusión a La emoción de aprender, bienvenido sea.

Soy muy crítica y creo que hay aspectos a mejorar en el blog, pero estoy feliz de haber tenido un estreno así.

Gracias a todos aquellos que lo seguís y además tenéis el detallazo de hacerme comentarios. No me refiero en el blog solo, sino por el medio que sea, y el mejor sigue siendo en persona, sin interferencias de ningún tipo ni problemas de conexión.

Pues nada, que esto no es más que un empujoncito para seguir trabajando con mucha ilusión, como me parece que he intentado hacer hasta ahora en todo lo que va cayendo en mis manos o que cojo yo sin que caiga (esta segunda opción es más probable).

Agradezco la presencia esta mañana de Esther Sánchez Bartol, Directora del CFIE, acompañada de Jesús Blázquez, uno de los asesores del CFIE. Y, por supuesto, la ilusión que me ha hecho coincidir de nuevo con Mª Ángeles Sánchez Puerto, ganadora en la categoría de Secundaria con La imprenta de Clío, y ponente del curso "El blog como cuaderno de aula", fruto de ese curso nació "La emoción de aprender." Gracias por tu alegría y generosidad al compartir lo que sabes.

Si queréis ver la noticia, esta en varios medios:

Acceder a Salamanca rtv al día.

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Después de la entrega de premios, en el salón de recepciones del Ayuntamiento. En la imagen, parte del jurado del certamen. A la derecha, Esther Sánchez Bartol, directora del CFIE. Con pantalones azules, a mi lado, Mª Ángeles Sánchez Puerto, ganadora en la categoría de Secundaria y ponente del curso del CFIE "El blog como cuaderno de aula", la semilla para crear mi blog. (Imagen propia)

Con mis padres y mi hermano, en el balcón del Ayuntamiento. (Imagen propia)
Seguiremos aprendiendo...Y que no nos falte la emoción.

martes, 27 de junio de 2017

Aulas vacías

Y se marcharon.

A todos nos pesaba ya el curso como una losa. En a todos he incluido a alumnos y a "profes." 

Y volver ayer, volver a las aulas vacías, sin alumnos...Qué mal. Es uno de los días del curso que más detesto.

Después del torbellino emocional del día 23 de junio, de esos abrazos que hacen que no puedas reprimir las lágrimas, de esas miradas que lo dicen todo, de esos besos, de esos achuchones, de esas palabras de gratitud, de esas conversaciones en voz baja...Es una de las mayores recompensas que un maestro puede recibir, el cariño. Ese cariño sincero de los niños, que no lleva adornos porque lo suyo nunca ha sido ni (afortunadamente) lo será, fingir. Pues después de todo eso, esta una semana rara, rara porque sin ellos el colegio no es nada. Menos mal que tenemos a niños de un programa del ayuntamiento (conciliar vida laboral y familiar me parece) con sus monitores. Gracias a estos visitantes, parece que el centro sigue latiendo, y los muros son un poquito más bajos.

Este año he optado por desear buen verano, y estar esperando. Confío en el destino. En breve sabré si de nuevo puedo continuar otro curso más en las aulas del CEIP Beatriz Galindo o, por el contrario, si lo que el futuro me brinda es un cambio obligado. De cualquier manera, espero disfrutarlo.

Quiero que los niños y niñas del cole puedan divertirse en verano. Que tengan la oportunidad de pasar más tiempo con sus padres. Que disfruten de la ausencia de rutina. Y, ojalá, que hagan lo que hagan, que les parezca que el verano dura un suspiro.

Los docentes tenemos a la vuelta de la esquina un merecidísimo descanso. En breve será nuestro turno de vaciar las aulas y aprovechar cada minuto de las vacaciones de verano. No tengáis prisa por llenar de nuevo las aulas. Todo llega. 
Imagen de http://promocionmusical.es/salud-del-musico-rutina/
El blog no cierra por vacaciones, tengo pendientes unas cuantas entradas sobre #CompartoBlog, graduación alumnado de 6º, excursión a Huerta con los niños y niñas de 4º...Y todo eso también es educación emocional. Hasta dentro de unos días.

FELICES VACACIONES.



jueves, 22 de junio de 2017

Queridos alumnos de 6º

Es decir, esta entrada del blog está íntegramente escrita pensando en Ana, Camila, Imán, Ismael, Javier, Jennifer, Marcos, Mihaela, Nicolás, Ricardo, Youssef y Zacarías.

Sé que no soy vuestra tutora, por eso os escribo aquí, Haber hablado esta mañana no me parecía oportuno, era vuestro momento y no soy la persona más indicada para intervenir en un acto así. Un pequeño inciso, siento que no hayas asistido Nicolás.

Pero, a pesar de no haber sido maestra de todos vosotros, sino solo de algunos, me apetecía deciros algunas cosas antes de desearos un verano muy feliz y que en septiembre casi todos pongáis rumbo a la ESO.

Para empezar, muchísimas gracias por el tiempo compartido con vosotros. No sé si las sesiones de educación emocional os han servido de mucho o de poco, pero me llevo detalles muy buenos de ellas. Me hicisteis esperar a la última para que alguien se emocionara de verdad (GRACIAS, Marcos), El objetivo de las sesiones no es que lloréis, ni que de una forma u otra estalléis, aunque siempre que con el curso que fuera he tratado este tema, he visto muchas emociones diferentes en mis alumnos. Espero que hayáis aprendido algo. Para mí sí han valido la pena, gracias a ellas he podido conocer un poquito de niños y niñas con los que casi no tenía momentos para coincidir. Gracias a la mayoría, por haber sido generosos y compartir algunas de vuestras opiniones e ir un poquito más allá.

No creo que diga nada nuevo que no sepáis a estas alturas. De manera individual cada uno de vosotros puede brillar, pero si hacemos un repaso a vuestra convivencia como grupo, sois conscientes de que no podemos deciros demasiadas cosas buenas. Me gustaría matizar que hoy en el escenario sí he visto cierta armonía, cierta unión. Es una auténtica lástima que no hayamos visto con demasiada frecuencia la piña de hoy. Y una pena que llegue tan tarde. A lo mejor es precisamente por eso, porque pese a las diferencias sí os da pena separaros, no sé.

Y ahora ya, contáis con un largo verano por delante para disfrutar y después, curso nuevo. Para la persona que se queda un año más en el cole: No te lamentes, piensa en la repetición como la mejor forma de ir más preparada al instituto, aunque tardes un "añito"  más. Confío en ti, en que sepas aprovecharlo Mihaela, y que no dejes pasar ni una sola de las ventanas que se te pueden abrir.

A todos, paséis o no al instituto. Vayáis a un instituto u a otro, o a un centro concertado: SUERTE, de corazón. No se os ocurra dejaros llevar por la gente, no quiero pre-adolescentes borregos, no os dejéis convencer e intentar encontrar vuestro sitio (nadie dijo que fuera fácil). No tengáis miedo de compartir lo que sentís, lo que os quita el sueño, lo que os provoca una gran alegría, lo que os hace sentir dolor...con las personas que se preocupan por vosotros, porque todo os vaya bien y, algo básico: OS QUIEREN (queremos). Aunque os vayáis rodeando de chicos o chicas mayores que vosotros, no corráis, no tengáis prisa por vivir. Os lo garantizo, todo llega en el momento justo, pero no hay que forzar nada. No hagáis caso a supuestos colegas ni permitáis que os arrastren para hacer algo que de verdad no os apetece, por el motivo que sea. 

¡Ah! Muy importante, tampoco tengáis miedo de preguntar. Os he dicho muchas veces (sí, tal vez he sido muy repetitiva) que una de las cosas que yo aprendí en los dos años con adolescentes en el instituto es a  no juzgar. Es asombroso ver cómo cambia todo cuando intentaba, a mis 34 años, ponerme en su lugar, en por qué habían actuado así, y alcancé a comprenderlos bastante bien (y claro, no hay que escandalizarse con nada).

Bueno, aunque para mí los alumnos son siempre mucho más que unas notas, Ana, me quito el sombrero contigo, mi más sincera ENHORABUENA. Excelentes resultados fruto del esfuerzo, no de la casualidad.  Hablando de las calificaciones, intentad no despistaros excesivamente en vuestra llegada al instituto. Visto desde fuera son muchos estímulos nuevos en poco tiempo y hay veces que ese exceso no es bueno. Necesitáis un tiempo para adaptaros, pero desde el primer día, recordad que vuestra actitud es determinante. Nosotros no elegimos lo que los demás nos dicen o hacen , pero sí cómo nos tomamos todo eso. Si por lo que sea, las cosas no marchan bien, prohibido rendirse, sois muy jóvenes para mandar un futuro prometedor al garete.

Si una vez que dejéis el CEIP Beatriz Galindo queréis no perderme la pista, ni que yo os la pierda a vosotros, ya os expliqué cómo podéis contactar conmigo. No puedo cortar un "lazo" porque acabéis vuestra etapa escolar. Sé que con algunos he hablado de muchas más cosas que las académicas y os sigo tendiendo ese puente a todos (académico o no).

Gracias por hablar sin tapujos. Gracias por vuestra enorme colección de chistes malos que más de una vez ,me han hecho sonreír (y no es fácil). Gracias por las sonrisas. Gracias por los abrazos. Gracias por las miradas cómplices. Gracias por escuchar. Gracias por permitirme aprender a vuestro lado.

No os confundáis, esto NO es una despedida, sino un HASTA MAÑANA y como Salamanca es tan pequeñita, nos seguiremos viendo. Cuando hay voluntad, coincidir es muy sencillo.

Lo mío nunca ha sido ser breve, y esta entrada es otra buena muestra de ello. Tenía demasiadas cosas que deciros y, aunque quedan mucho más bonitas en persona y mirando a los ojos a cada uno, soy de lágrima fácil y no habría podido contenerme (esta mañana en el momento de la imposición de bandas tuve que hacer de tripas corazón y sonreír apretando los dientes, para no empezar a llorar como una magdalena).

Por encima de todo, procurad sed felices. Y, quizá seáis más felices haciéndoles a los demás el "camino" más agradable. No os olvidéis que todos tenemos una mochila. El problema puede ser que a veces no nos tomamos el tiempo necesario para saber qué lleva la mochila del que tenemos al lado.

Dicho queda. Con mucho cariño, os "doy" un abrazo y besos para cada uno,

Raquel





miércoles, 14 de junio de 2017

No somos de piedra

El pasado 8 de junio, Luis Aretio, psicólogo infantil en Sevilla, publicaba en su web un artículo llamado "Los docentes también lloran." No sé si el momento de su publicación habrá influido, es posible. El caso es que leer un artículo así me ha tocado las fibras, como hacía tiempo que no me pasaba, al menos refiriéndose a cierta parte de la profesión docente.

Y sí, lo reconozco, soy de carne y hueso. Recuerdo con cariño a algunos de mis maestros y profesores. Y no necesariamente a los más cariñosos ni amables, pero sí a los que, de una manera u otra, me marcaron, porque supieron sacar lo mejor de mí.

Reconozco que a veces no duermo porque hay cosas del trabajo que me quitan el sueño, y aunque siempre intente desconectar, hay ocasiones en las que es inevitable. 

Soy de las que lloran al pensar en fin de curso, principalmente cuando me toca despedirme de los alumnos, cuanto más me hayan aportado ellos, peor lo paso. Sí, no soy de piedra. Cuando te vuelcas en alguien, y con la barbaridad de tiempo que invierto en conocer lo mejor que pueda a mis alumnos, la despedida duele. 

El año pasado no fue una excepción. En el caso del alumnado de 1º de la ESO pude hacer de tripas corazón (todavía me pregunto cómo lo conseguí) y me parece que pude controlarme y no llorar delante de ellos. Claro que para eso tuve que guardar sin haber leído más que dos líneas, una carta que dos alumnas me habían entregado, dándome las gracias y diciéndome tantas cosas bonitas que me da apuro mencionarlas (leí la carta en casa, ya sin ellas delante). Y otros regalos, algunos individuales y otros en grupo. Ah, y un pequeño detalle, ya venía llorada de casa, para evitar montar un numerito.

Con 2º de la ESO me resultó imposible. Empecé el curso con tres alumnos, luego pasaron a ser dos, y mucho más tarde se matriculó un alumno nuevo que casi no hablaba español. El alumno nuevo se fue antes de tiempo con un familiar a pasar el verano, pero con los otros dos, madre mía, qué difícil era despedirse. Y eso que por entonces era una despedida a medias, desconocía a esas alturas que el destino, caprichoso que es, me iba a apartar de Guijuelo el curso en el que nos encontramos. Pero volcarte tanto pasa factura, porque creas un lazo que no quieres deshacer. Quiero pensar que es como la leyenda del hilo rojo, que en realidad ese hilo que nos une a las personas que el destino puso para que se cruzasen en nuestro destino se refuerce, se estira, pero nunca se rompe. 

Un año después sigo sabiendo qué tal están mis dos alumnos de 2º y unos cuantos de los de 1º. En el caso de los de 2º de la ESO fue especialmente complicado, porque sabía que, aunque hubiera seguido en el IES "Vía de la Plata," perdía a ambos como alumnos. Uno porque pasaba a 3º y ya no podía ser alumno mío de Compensatoria. El otro, porque por el motivo que fuera, me puso en bandeja una de las mayores alegrías de mi vida en 9 años de docencia, que no era otra que seguir estudiando, una FP básica, en Salamanca, me da exactamente igual a santo de qué tomó esa decisión. Y ahí están, con dos rumbos muy diferentes. No acierto a explicar muy bien por qué fueron tan especiales los dos...O sí, me hicieron, en momentos claves, uno de los mayores regalos que puede hacerte un alumno: su confianza. Aprendí a entender si tenían un mal o buen día por pequeños detalles, sin que hiciera falta que me dijeran nada. Aprendí a no juzgar, a meterme en la piel de un adolescente y en lo que puede estar pasando en cada momento. Y eso es lo más bonito de estar trabajando como maestra de Compensatoria, que trabajas con grupos muy pequeños y en cierta medida, te conviertes en su tutora (sin serlo). Nada tiene que ver con ser una maestra o profesora que les da alguna asignatura, el trato es totalmente distinto, y me encanta. 

Adoro luchar por los olvidados para muchos, por aquellos que ya están asqueados del sistema educativo, por los que tienen un contexto familiar y/o económico complicado, por los que no tienen ganas de abrir un libro, por los que no se han parado a pensar en el futuro... Es verdad que si hago balance, estos cuatro maravillosos años me han costado muchas lágrimas, pero probablemente son los que más me han marcado y más he disfrutado, tanto por alumnos como por algunos compañeros absolutamente geniales que han aparecido en alguna parte de este camino. Así que si esto fuera una balanza, los buenos momentos, algunos excelentes, pesan mucho más. Qué bonito es conectar, qué bonito es coincidir, qué bonito es compartir.

A mis alumnos siempre les digo que una vez que yo deje de ser su maestra, el que quiera, seguirá sabiendo de mí. Porque soy de los bichos raros a los que les apetece saber cómo les va a los que en su día fueron "sus (MIS) niños." Y hasta el momento, sigo sabiendo de los que tengo que saber. Lo digo así de claro porque no obligo a nadie. Sé que es arriesgado y poca gente lo hace. A mí me ha ido bien, teniendo en cuenta que los que en un momento dado fueron "mis niños" tienen ahora al menos 15 años.


Imagen extraída de  http://www.abc.es/familia/educacion/abci-educacion-emocional-favor-y-contra-201603111029_noticia.html

Espero poder seguir luchando en Compensatoria. El que diga que es algo fácil no tiene ni la más remota idea de lo que habla. Lo invito a mirar desde dentro cómo es el día a día en un aula de Compensatoria. Aunque a veces tenga ganas de tirar la toalla o me sienta completamente rendida. Sé que no puedo hacerlo, hay que perseverar. Qué difícil es, a principio de curso, conectar con estos chicos. Pero me encantan los retos, al menos los educativos.

Y este paréntesis, nada breve, hoy, por lo que sea, me hacía falta. Necesitaba recordar. El artículo que os comentaba al principio ha hecho que afloraran muchos sentimientos.  Hoy, los alumnos de 6º también me han hecho replantearme ciertas cosas. Y por segunda vez, tras muchas sesiones hablando del mismo tema, educación emocional, durante un recreo a la semana, he visto emociones a flor de piel en varios e ellos, y me ha encantado.

Y sí, soy de las docentes que llora, de alegría infinita, de pena, de frustración, de impotencia, de rabia, de la risa. No me considero una heroína, simplemente me encanta a lo que me dedico. Qué suerte tengo.

Para terminar, una canción dedicada a todos esos (ex)alumnos que hacen que adore mi trabajo, a los compañeros que son mucho más que eso y a las madres de 
unos poquitos alumnos, con las que sigo manteniendo el trato. Para todos vosotros, "Me gusta cómo eres," de Jarabe de Palo.



lunes, 12 de junio de 2017

Más allá de "El monstruo de colores"

Antes de lanzarme a escribir sobre Anna Llenas y algunos de sus libros, quiero disculparme por estos días de ausencia. Pese a estos calores soporíferos, es época de informes de final de curso y memorias, y la obligación es lo primero. Así que sí, he pasado una barbaridad de horas frente al ordenador, que es como sentarse frente a una bola de fuego después de cierto tiempo, pero exclusivamente para cuestiones laborales.

Aclarado este punto, el domingo 4 de junio me "escapé" a Madrid. La idea era plan turista total por la mañana y luego, antes de comer, aterrizar en la Feria del libro, en el Retiro.

Tuve la tremenda suerte de coincidir con Anna Llenas, de la que además de libros tengo una mochila con dibujos suyos y un vinilo decorando uno de mis armarios.

Desde aquí he de darle las gracias. Ella, en teoría, estaba firmando libros hasta las dos de la tarde. Cuando yo llegué seguía allí, a eso de las dos y veinte, y a las tres menos veinte me marché con su último libro firmado. GRACIAS Anna por haberte quedado. Otras autoras que debían estar firmando hasta las dos y media, se fueron antes de su puesto y sin explicación alguna (o ya dudo si llegaron a aparecer). Por cierto, muy simpática. Había muchos autores en la misma situación y no todo el mundo es tan agradable y transmite esa energía positiva...como sus libros, claro.

Os dejo un par de imágenes relacionadas con lo que os cuento.


Anna Llenas firmándome un ejemplar de "Topito Terremoto"

Mi reciente adquisición, con dedicatoria del "protagonista" y firma de su autora. Un detallazo.

Mentiría si dijera que ya sabía de qué iba su último libro, Topito terremoto. Lo cogí sin pensármelo porque de sus libros solamente me faltan "Si yo fuera un gato" y el "Diario de las emociones", este último no sé el motivo pero no acaba de llamarme...Eso sí, os recomiendo encarecidamente los demás. Sé que todos (o casi todos) conocen o a todos les suena "El monstruo de colores" de Anna Llenas. Y está muy bien, no voy a decir lo contrario. Pero, sería una injusticia no mencionar también "Laberinto del alma", una delicia; Te quiero (casi siempre), sorprendente; o, quizá mi favorito, "Vacío", una joya. Os invito a sumergiros en los libros de Anna Llenas, que no son únicamente para niños, los adultos con cierta sensibilidad también podrán disfrutarlos.

Por cierto, vale la pena leer "Topito Terremoto", sin etiquetas, leedlo, no os voy a dar más pistas que las que ya da el título. Me ha gustado mucho.

Os dejo un vídeo con la historia de "Vacío." Simplemente, maravillosa.

Y una canción relacionada con los protagonistas, Lolo y Rita, de Te quiero (casi siempre). Aquí está la canción.

Lo dicho, investigad más allá de "El monstruo de colores." Muchas veces un libro se hace muy conocido por el momento en el que aparece, en el que la inteligencia y educación emocional parecen estar en auge y/o de moda, pero eso no quiere decir que sea la mejor obra de, Anna Llenas en este caso. Para gustos, los colores, mi elección ya sabéis cuál es. ¿Por qué? Porque Vacío puede hablar de tristeza, de pérdida de ilusión, de duelo, de dolor. Y lo hace con una sensibilidad extraordinaria. A veces es mejor no decir todo con palabras e invitar a que el lector sea el que vea más allá de las palabras de la historia.


miércoles, 7 de junio de 2017

La emoción de compartir

Lo que hoy vengo a contar aquí no es más que una pequeña anécdota  del ámbito laboral. Esta mañana de martes, al ir a buscar a devolverle una chaqueta olvidada en mi aula a una alumna, un niño de la clase, que no está entre mi alumnado de Compensatoria, se ha acercado a mí en cuanto me ha visto asomar por la puerta. Para mi sorpresa, me ha pedido un abrazo, así, sin más, y sin menos. Obviamente se lo he dado, encantada de la vida. Es curioso cómo los más pequeños de Primaria no piden permiso alguno y me abrazan sin más. 

No sé el motivo, si la vergüenza, o simplemente que al crecer ponemos más distancia entre nosotros, pero no es la primera vez que alguien me pide que lo abrace o me  pregunta si puede darme un abrazo. Y si me refiero a los alumnos, suele pasar más con los "mayores," que con frecuencia son los que más los necesitan. Mientras que los de cursos inferiores todavía son medianamente transparentes y expresan su agrado, enfado, alegría, tristeza...los mayores no. Desafortunadamente, en algún momento del camino, han mal aprendido a no compartir con casi nadie lo que les pasa, a sufrir en silencio, a ocultar al resto del mundo sus preocupaciones, sus problemas. Porque sí, haberlos los hay, quizá los adultos no le dan el espacio que necesitan, no sé, o el momento para mostrar cómo son y qué es lo que sienten.


Quien me conoce sabe, que a pesar de no demostrarlo tan a menudo como debería, soy muy abrazable, a lo mejor porque soy muy "achuchable". El abrazo es, probablemente,  el tipo de comunicación sin palabras que más mágico me parece. Esa cercanía buscada, no incómoda, esa proximidad compartida, ese intercambio de cariño en un solo gesto. Algo siempre único, porque a la vez que lo das lo estás recibiendo, de manera simultánea.

Y así un "día después del lunes" se afronta mucho mejor. Es como recargar las pilas de golpe y porrazo, en unos segundos. 

Para mí, esto también es parte de la educación emocional. Hay que compartir, compartir tiempo, compartir palabras, compartir cariño, compartir vivencias...Por supuesto que compartir también es arriesgar. No puedo hablar a mis alumnos de educación e inteligencia emocional, de empatía...y no ofrecer nada. Si queremos que nuestros alumnos (desde niños a adolescentes) entiendan qué es todo este mundo de los sentimientos y las emociones, hay que participar, no quedarnos ajenos a lo que les pasa, como meros espectadores. Y sí, humildemente me parece que tenemos que aprender (en el caso de que no lo hagáis) a compartir aunque sea una pequeña porción, de aquello que nos sentimos. Y no creo que mostrar nuestras emociones nos haga más débiles, pero sí más humanos.

Dejo por aquí un vídeo de la campaña "Free hugs" (abrazos gratis).



sábado, 3 de junio de 2017

La emoción se transmite

Ayer una persona a la que tengo mucho cariño, ex-profesor mío de Fotografía en Comunicación Audiovisual, Francicso Javier Frutos Esteban, compartió en Facebook un artículo llamado "Enseñar significa emocionar." Este artículo fue publicado en un blog de Psicología que se llama BE_ASSERTIVE (Sé asertivo). 

Podéis entender que con semejante título, me vi atraída a leerlo como las abejas a la miel. En él se entrevista a Francisco Mora, doctor en Neurociencias.

De sus respuestas podría haber elegido cualquiera y comentarla extensamente, pero me quedo con una:
"A Magisterio no puede ni debe entrar todo el mundo, hay que afinar quién tiene capacidad para enseñar. Todo empieza por el maestro."

¡Cuánta razón! Sí, ya lo creo que debería haber alguna manera que seleccionara de una manera más justa a aquellos que sí tienen capacidad para ser docentes. No es ninguna tontería, creo que los docentes, junto a toda la rama sanitaria, tenemos en nuestras manos dos de las "cosas" (por llamarlas de alguna forma) más valiosas y a las que más recursos deberían destinar en cualquier sociedad: la salud...y la educación.


Y desgraciadamente, para maestro, igual que para profesor, para lo docencia en general, no sirve cualquiera. Y no lo digo por nada personal, sé que me queda mucho por aprender y desde luego no soy perfecta (ni lo pretendo). Pero, hay que cuidar un poquito más quiénes acceden a Magisterio si luego no queremos lamentarnos.

Del resto de la entrevista, lo mejor que puedo hacer es invitaros a leerla, y os guste o no, dadle una vuelta a lo que cuenta.

Adjunto también una infografía de estados emocionales.