miércoles, 15 de noviembre de 2017

EMOCIÓNATE: día 5

Casi sin pestañear, llega la siguiente entrada sobre el taller en el cole...Tal vez el tiempo se ha pasado rápidamente porque la semana pasada no pude colgarla el mismo miércoles, que es lo ideal, pero no siempre es posible.

Segunda ración, más que necesaria, de CALMA. Para mí sorpresa, o disgusto, o inocencia, nuevamente sin la presencia de todos los alumnos apuntados. Hoy estuvieron cinco. Sinceramente siento cierta impotencia, al ver el mimo con el que preparo cada sesión, y luego me encuentro con ausencias inesperadas. Pero bueno, como dije en la entrada anterior sobre este tema, la capacidad para adaptarse a los cambios es imprescindible y, además, no queda otra.

Hice un breve repaso/introducción porque dos niñas que vinieron esta tarde, faltaron la semana anterior. Recordamos la necesidad de buscar la calma con algunas estrategias o ayudas para focalizar la atención en algo que nos distraiga de un estado de nervios, de sentirse alterado, sobrepasado...Por ejemplo las pelotitas relajantes (de estas achuchables, que pueden ayudar a descargar tensiones, sentir alivio ante situaciones de estrés...). 

También introduje un recurso nuevo, lleno de color y que me parece que les ha gustado mucho:  los caleidoscopios. Tenía dos. uno que mis padres nos trajeron a mi hermano y a mí de la Expo'92 de Sevilla (ahí es nada); el otro, uno mucho más sofisticado que compré en Títere hace unos meses (me encantó en cuanto lo vi). He dejado que todos pudieran mirar a través de ambos, y pensaba que en ocasiones eso nos hace mucha falta, lograr ver un mundo de colores cuando él nuestro ha perdido algún tono...Personalmente le tengo mucho cariño al caleidoscopio de la Expo, aunque entiendo que a primera vista a cualquiera le resulte más atractivo el de la tienda Títere. Cada uno tiene su encanto.

Pregunté (nuevamente) qué les relajaba a cada uno, se repitieron respuestas de la semana pasada, como escuchar una tormenta, ver el mar, escuchar música (clásica y de otros tipos), observar una hoguera, y algunas nuevas como dormir, llorar. Y sí, hay días, hay momentos, en los que llorar también relaja. Lo de asociar dormir con relajarse no lo acabo de ver. Según cómo lo enfoquemos, es verdad que puede ser relajante dormir, descansar; lo que pasa es si alguien está muy nervioso, bastante alterado, no creo que se le ocurra decir que para relajarse va a echarse una siesta, ¿o sí?

Y a continuación hablé brevemente de la respiración. Expliqué la diferencia entre inspirar y espirar y por qué respirar puede ser beneficioso cuando queremos relajarnos. Llegados este punto, abandonamos mi aula en busca de un espacio más adecuado. Fuimos al gimnasio del cole y colocaron unas colchonetas alineadas en el suelo. Cada uno llevaba un barquito de papel que antes les había dado, sin más explicaciones.


Imagen propiedad de Raquel Plaza Juan.
Probamos varios ejercicios muy sencillitos sobre la respiración. Al principio a una de las alumnas le dio un ataque de risa al estar los cinco en la colchoneta. Y yo, para mí misma, pensaba que la risa también relaja (y tanto).



Algunos ejercicios de respiración del libro RESPIRA de
Inês Castel-Branco:
Si nos centramos en respirar, dejamos de pensar en todas las cosas que se nos pasan por la cabeza en cada momento.
En nuestra barriga o pecho no hay ni emociones ni pensamientos, solamente aire que entra y sale.
Unos ejercicios de respiración pueden ayudaros a serenaros.
(REPÍTELOS EN TU CASA CUANDO NECESITES CALMARTE)
-La ola del mar (inspiramos, dilatando el diafragma*; y después espiramos, es decir, expulsamos el aire de los pulmones)
-El globo: inspiramos y espiramos por la boca inflando un globo imaginario hasta que al final…¡PUM! (explota).

-Olor imaginario: imaginamos que estamos oliendo algo que nos gusta mucho (un olor que nos resulta muy agradable). Inspiramos imaginando ese olor. Hacemos una pausa, aguantando la respiración.  Y finalmente espiramos despacito (dedicándole el doble de tiempo que a la inspiración).
-El viento que deshace las nubes: nos colocamos de perfil, inspiramos y soplamos suavemente, como si pudiéramos deshacer las “nubes” (imagina que las nubes son tus miedos)…hasta que no hay nubes y vemos un cielo azul.


Os dejo un esquema con algunos ejercicios (hicimos todos menos el último). Si me dieran a elegir, después de haberlos llevado a la práctica, me quedo con el de los olores imaginarios. Les pedí que cerraran los ojos, y que con ellos cerrados pensarán en un olor que les resultara agradable, por el motivo que fuera, de algo, o de alguien. Y a poder ser, que no solo visualizaran de dónde o de quién era ese olor, sino el contexto, como por ejemplo dónde estaba el objeto o la persona, cuándo lo olían...Cuatro de ellos pensaron en personas: hermanos/as y en su mamá. Uno pensó en gasolina, nos contó que es un olor que le encanta. Y yo en una tortilla de patatas, que si bien es algo y no alguien, me lleva a alguien. No visualicé una tortilla de patatas cualquiera, sino la que hace mi madre, con manos de madre. De esas que aunque te diga paso a paso cómo la hace ella, no te sale parecida ni de casualidad. En parte mi olor me llevaba a una persona, pero como soy más complicada, a través de un objeto, una comida en mi caso.

Por eso de los contrastes, reflexionamos que pensar en un olor desagradable no era nada relajante, sino que podía alterarnos más.

Tras ese breve paréntesis, regresamos al aula. Ya allí, era el momento musical. Puse dos canciones: la primera, Durme durme, una nana tradicional sefardí. La mía es la que viene en el CD que acompaña al libro "Las más bellas nanas del mundo" (editorial Kókinos). No sale en Youtube esta versión, así que la que puedo compartir con vosotros no es exactamente la misma (prefiero la del CD de Kókinos), pero sirve para que os hagáis una idea.






Y la segunda, para acabar, "Canción para bañar la luna" de Las Magdalenas. Y así, con música que espero que os parezca relajante, acabamos la quinta sesión. La próxima semana, giro radical, aunque no descarto que retomemos la calma en algún otro punto de este taller emocional. Gracias por acompañarnos, aunque sea a través del blog.

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