EMOCIÓNATE: día 15, continuamos con el cariño y el amor

Miércoles 21 de febrero, segunda sesión sobre el cariño y el amor. Busqué mil y una opciones de poemas, relatos cortos...sobre el tema. No era difícil encontrar, pero sí dar con uno que me convenciera. Y como muchas veces, de casualidad, la respuesta apareció en el estado de WhatsApp de Paula Briones, alumna mía en tiempos del CEIP Miróbriga y actualmente estudiante de Magisterio, sí...¡Magisterio!

El poema es de Defreds, está incluido en uno de los libros suyos que tengo: Cuando abras el paracaídas. Pero justo en ese, no había caído, y no leí pocos precisamente.

Portada y contraportada del libro de Defreds mencionado anteriormente.

Se llama "El amor de mi vida." Omití la última oración al leérselo a mis alumnos del taller, para que dedujeran a quién podía estar refiriéndose el autor.
Os lo "regalo" aquí, porque es eso, un presente:

Vi que se quedaron un poco a cuadros al escuchar "Y aunque la cague...", pero adoro leer autores distintos, que escriben con un lenguaje que a muchos les parecerá inapropiado, aunque creo que logra no dejar indiferente al lector, y eso es un punto a su favor.

No lo vieron tan claro como yo. Fuimos analizando las pistas que nos va dando esta poesía para saber que, sin lugar a dudas, habla de su madre. Empezando por los sentidos, por la vista, continuando por el tacto (Qué suave era su piel). Delicioso, es un detalle adelantado para el día de la madre. Hay que decirles más lo mucho que las queremos y, si ya no están, lo muchísimo que las echáis de menos (omito nombres pero tengo a un amigo y una amiga en mente...Os quiero mucho por cierto).

Después de hablar de qué hacen con un bebé justo después de haber nacido, pasamos a una actividad con globos. Los invité a ponerse por parejas mixtas, me aburre e incluso diría que me molesta, ver que se siguen separando niños por un lado y niñas por el otro. Y, a medias entre ellos y yo hicimos las parejas. Les puse música y les pedí que bailaran, libremente, sujetando con la pareja el globo, pero sin poder usar las manos e intentando que no se cayera al suelo...Después de un par de canciones y ver su destreza o ausencia de la misma para mantener el globo en su sitio, les dije que podían explotarlo, pero nada de usar las uñas o los pies (alguna trampilla hicieron, para qué negarlo, no dejan de ser niños). Dentro tenían una tira de papel doblado.

Se sentaron en los bancos del gimnasio y pedí voluntarios, y sin explicar para qué, esto sigue llamándome mucho la atención, se ofrecieron muchos. Salieron de uno en uno y les fui leyendo alguno de los mensajes inacabados de los globos. Eran "mensajes yo" como "Soy un buen hijo porque..." o "Soy un buen amigo porque..." y que debían contemplar. Hay compañeros que fueron completando esas oraciones, diciendo por qué ese niño o niña pensaban ellos que era un buen hijo o un buen amigo. A alguno le puse un ejercicio extra de empatía, en plan, si yo le preguntara a tu madre, qué crees que diría tu madre de por qué tú eres un buen hijo...La de información que nos brinda la comunicación no verbal de la gente, no alcanzáis a imaginároslo.

Y saqué después de esa dinámica, mi último "invento." He notado que les cuesta un mundo decir cosas de cómo son ellos mismos, aunque sean características "buenas", cosas positivas. Por eso pensé en darle una vuelta a la tortilla. Con una silla de alumno cualquiera, hice "la silla de los cumplidos." Coloqué en el respaldo de la silla, en la parte de atrás, un cartel con ese nombre. A continuación, llené de cumplidos la silla con post-its de colores en forma de corazón. Había mensajes repetidos porque el mismo "piropo" podía ser para varias personas.

Les dí un par de minutos para que mirasen lo que ponía en la silla detenidamente, sin tocarla.

Idea y fotografías propiedad de Raquel Plaza Juan.

Fueron poniéndose en pie de uno en uno. Para que diera tiempo, dije que los tres primeros que quisieran ponerle un cumplido a un compañero se levantaran, eligieran el que les apeteciera y se lo pegaran. Se animaron y a medida que avanzaba la actividad cada uno tenía seis como poco. Al quitárselos debían preguntar de quién era cada post-it y el motivo para elegir ese cumplido concreto y no otro.

Hubo momentos en los que contuve la emoción y en alguno me enfadé. He de reconocer que fue muy emotivo porque verbalizaron cosas muy bonitas. Explicó el enfado, o vamos a dejarlo en disgusto. Un alumno cogió un post-it excesivamente rápido para una niña con la que choca mucho. No pudo ponerle nada malo porque la silla solo tenía palabras agradables. No me gustó que se lo tomara a cachondeo, pero creo que no fui yo la que logró hacerle ver que había actuado fatal (y era algo innecesario, sobraba, porque nadie estaba obligado a poner un cumplido a alguien con quien no se llevara bien). 

Cuando él tuvo que ponerse de pie, la niña que antes había recibido un piropo suyo en plan broma, le puso varios a él. Y sí, se los puso de verdad, con el corazón, viendo lo bueno que ese niño tiene a pesar de que su comportamiento hay ocasiones que es inadecuado, con ella en particular un poquito peor. Chapeau, de verdad, me quito el sombrero ante ella. Eso sí que fueron caricias emocionales y lo demás son tonterías.

El reloj corre en nuestra contra y se alargó la sesión más de lo debido, y encima no dio tiempo a que todos tuvieran sus cumplidos. Me comprometo a una mejor gestión del tiempo y que esto no vuelva a repetirse, porque todos, sin excepción, os merecéis vuestros cumplidos.