miércoles, 25 de abril de 2018

EMOCIÓNATE: día 23


Esta tarde no ha faltado nadie, y yo que me alegro.

En la fotografía superior tenéis un resumen visual de lo que iba a suceder en la sesión. Como viene siendo bastante habitual, muchas veces escribimos sobre renglones torcidos, y tuve que sustituir unas actividades por otras.

Teniendo tan cerca el Día del Libro, para mí era casi obligatorio empezar con un libro. Y además una de mis adquisiciones de ese día. Con Madrechillona de Jutta Bauer, quería aproximarme a todas las madres, con las que me siento muy identificada, que de vez en cuando gritan a su hijo y luego "cosen" las partes y se disculpan. Por lo que parece es normal que una mamá grite a veces. Frené al acercarme al final del cuento, para que trataran de adivinar cómo acababa. Ninguno acertó de lleno, pero un par de ellos predijeron cosas semejantes. Me llamó la atención la respuesta de uno de los niños, que la dijo en voz baja pero la escuché a la perfección: "La madre ya no grita nunca más. Ah no, que eso sería un final feliz." No me digáis que una respuesta así no da que pensar.

Luego recordamos en qué consistían las caricias emocionales y, gracias al recordatorio de una alumna, hablamos de si los cumplidos e insultos que reciben (o dan) se encuentran en equilibrio, o la balanza se desnivela hacia un lado u otro. Es preocupante que vean el insulto como algo "normal." Como no creo que sea así, sigo animándolos a gastar más saliva en cumplidos y ahorrárselas en improperios.

Luego vimos un fragmento de la peli "Tu vida en 65 minutos," que se titula "Por qué te quiero en 65 palabras." Aquí lo tenéis:

Sí, soy de las que piensan que a base de hacerles llegar el mismo mensaje de mil y una maneras, acabará calando en ellos. Solo pienso en su bien, y en la experiencia propia, soy más feliz intentando hacer a los demás felices, en la pequeñísima parte que su felicidad pueda depender de mí. Lo tengo muy claro, no vengo a amargarle la vida a nadie (ya, tampoco me gusta que intenten amargármela a mí), sino al contrario, lo único bueno de los obstáculos que "nos salen" es poder sortearlos acompañados. Aborrezco lo del "ojo por ojo y diente por diente." Creo más bien en actúa como creas que debas hacerlo sin importar cómo actuaron previamente contigo. Que alguien no me saluda, yo sí, e intento dedicarle mi mejor sonrisa, y sincera, porque estoy contenta, y punto. Y si ese día no me apetece sonreír, pues no lo hago, pero sigo saludando, con la mejor cara que pueda.

A continuación, teniendo en mente la importancia de las palabras, lo que cuesta hablar de las emociones; en particular lo que les cuesta a la mayoría de estos alumnos hablar de lo que sienten, les doy la "Tabla periódica de los emociones." Me gusta mucho, es de ArteVía y en este enlace podéis descargarla.

Hablamos de las emociones básicas, y les pedí a algunos que localizarán en la tabla emociones "negativas" y "positivas." En el caso de la soledad no hubo unanimidad. A mí me parece que puede ser ambas, depende de qué tipo de soledad.

En este punto, viendo que estaban muy inquietos, fuimos hasta el gimnasio. Esta tarde nada de círculos de masaje ni "Yo tengo un clic." Hicimos un par de rondas de abrazos encadenados. Estábamos todos en un círculo. Había dos normas: debían abrazar a alguien que no estuviera situado ni a su derecha ni a su izquierda; y la segunda, no podía quedar nadie sin abrazar. 

Salió regular, no voy a engañaros, tal vez no fue la mejor elección.

Entramos de nuevo en mi aula, comentamos la actividad de los abrazos y cómo se habían sentido. Una niña dijo que ella mal, porque le parecía que la gente se lo tomaba (todo lo que hacemos) en plan broma, y no tenía que ser así. Y no puedo estar más de acuerdo, aunque sin generalizar. Tomo nota para la semana que viene y me aventuro a plantearles algo que tenía reservado para el último día del taller.

Es un riesgo, ya sabréis por qué el próximo miércoles, pero ha llegado el momento de arriesgarse e intentar dar un vuelco a detalles que están complicando, mucho más de lo esperado, el adecuado desarrollo del taller.

Y en el camino, por el vídeo de "Por qué te quiero en 65 palabras," me topé con una canción que hacía un par de años que no escuchaba. Es By your Side, de Luthea Salom. Y así, a vuestro lado, me despido por hoy.


2 comentarios:

  1. Uf! Vaya tarde mas intensa! Cuantisimas cosas trabajaste! Muchas gracias de nuevo por ser tan generosa y por compartir tantos momentos y vivencias

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  2. ¡Hola Almudena! Ahora con tiempo, en medio de este maravilloso acueducto, te respondo.
    Sí, la verdad es que si lo pienso bien, nos cundió la hora que no veas. ¡DISFRUTA ESTOS DÍAS LIBRES!
    Y...¡GRACIAS!

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