sábado, 9 de junio de 2018

FAMA: el baile como transmisor de emociones

Hace nada terminó el programa Fama ¡a bailar! Seguí la primera edición sin perderme ni una actuación, pero, diez años después, la falta de tiempo no me ha permitido hacer lo mismo. Esta vez la ganadora ha sido la bailarina Wondy. Solamente he seguido algunos programas, actuaciones contadas pero, por lo que he leído y visto, creo que ha recuperado parte del encanto que tuvo esa primera edición.

Con el baile (la danza) me pasa algo semejante que con cantar. Ambos me gustan mucho, bastante más cantar que bailar. Aunque, con la mano en el corazón, reconozco que soy arrítmica, como si tuviera dos pies izquierdos y lo mío no es bailar. Quizá por eso admiro tanto a las personas QUE llevan el ritmo en el cuerpo, que saben moverse sin grandes indicaciones e incluso al porcentaje que además de lo anterior, son capaces de crear una coreografía, de memorizarla y de enseñársela a otras personas. Y si encima logran transmitir "algo" mientras bailan, tenemos una mezcla fabulosa. 

Navegando he seleccionado algunas coreografías de esta edición de Fama, o de profesores del programa, aunque las hicieran en otro momento.

La primera tiene de protagonistas a Pablo y Kino. Me parece complicadísima y muy especial. Destilan elegancia y los veo muy compenetrados.


La siguiente es una delicia de Wondy y Adrián, sin más.



Otra más, esta pertenece a Pablo y Ester.



La cuarta es una coreografía interpretada por Claudia y Mónica, también para quitarse el sombrero.




Y entre medias, un baile de dos de las profesoras, Sandra Egido y Carla Cervantes. Me llama la atención que pese a la diferencia de altura de ambas, bailando se nota muy poco, y lo bien que se complementan.



Por supuesto, cómo no, la coreografía con la que Wondy se proclamó vencedora de Fama ¡a bailar!


Y vuelvo a dos de las que han sido profesoras de Fama para compartir con vosotros una coreo cuanto menos, sorprendente.



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