domingo, 1 de julio de 2018

Diario de una despedida

He querido dejar pasar unos días para escribir el que, quizá, haya sido mi momento más emotivo en el cole este curso 2017-2018 al que pusimos fin (los maestros) antes de ayer, viernes 29 de junio.

Miércoles, 20 de junio de 2018
(CEIP Beatriz Galindo)
Después del subidón emocional de la entrega del premio para este blog el martes 19 en el ayuntamiento, tomé la decisión, no sé si acertada o no, de despedirme de parte de mis alumnos. Los que tal vez os preguntéis por qué no he hecho partícipes a todos, os diré que no he tenido el tiempo que me habría hecho falta para contárselo en persona a todos mis alumnos, ni tampoco las fuerzas necesarias.  

Ese miércoles 20 reuní a mis alumnos de 5º después del recreo. Opté por ellos porque hemos tenido un desdoble de Lengua y Matemáticas durante todo este curso y, por ese motivo, es con los que más tiempo he pasado. Les puse un vídeo que había elaborado a la carrera pero con mucho cariño, con imágenes de todos mis alumnos de Compensatoria del Galindo. Y, en algunos casos, también con las de sus familias. Al acabar el vídeo uno de ellos supo leer entre líneas y directamente me dijo que el vídeo parecía...una despedida. Pues sí Geovanni, lo era. Les expliqué, entre lágrimas y cogiendo aire a menudo, todo lo bonito que tenía guardado y que no quería seguir quedándome, porque es suyo. El contenido de esa conversación queda entre nosotros, y las reacciones de todos también. Solo recordaros una cosita: Podéis seguir contando conmigo.

Todas las imágenes de esta entrada son propiedad de Raquel Plaza.

Jueves, 21 de junio de 2018
(Festival de FIN DE CURSO)
Tras un estresante comienzo de mañana colocando la decoración para el Festival, y todo lo que hacía falta, que no era poco, con algo de retraso debido a un imprevisto, comienza la celebración, principalmente las graduaciones de Infantil y 6º de Primaria, aderezadas con canciones en Inglés, en español, un baile y algunas cosillas más. Como guinda, teníamos un photocall. Se despide de mí Salma Ouanit, alumna que el año que viene es bastante probable que esté en Málaga. Aguanto las lágrimas a duras penas. Daribel y ella me entregan un par de cartas escritas de manera individual, que se suman a las de Salah y Safae del día anterior. INCAPAZ de leer las cuatro cartas cuando me las dieron, espero a estar en mi casa. Acto seguido viene Jehison con un detalle muy emotivo y un niño que lo acompaña me pide perdón por todo lo que (me) había hecho a lo largo del curso. 


Viernes 22 de junio de 2018
(Almenara, excursión de Fin de curso)
Pese al calor asfixiante, exprimí cada minuto, sabedora que iban a ser los últimos que compartiera en el contexto escolar con los niños del cole. Disfruté lo que no está escrito de cada mirada, de cada abrazo, de cada beso, de cada apretón de manos...¡Cuánto cariño! No le digo adiós a nadie, porque tampoco lo necesitamos, sobran las palabras (y la emoción).



Miércoles 27 de junio de 2018
(Entrega de notas, cole)
A partir de las 10 de la mañana, comienzan a llegar mamás, papás, niños y niñas para recoger las notas finales. Permanezco en la sala de ordenadores, porque desde ahí puedo ver quién va entrando. He preparado un sobre para cada uno, con una fotografía y algo muy mío, sin lo que yo dejaría de ser yo. Les pido que lo abran en casa. Varias mamás y un papá me dan las gracias y algo se mueve dentro de mí, siento una especie de nudo en la garganta que casi no me deja respirar. 

Todo relativamente "controlado" (emocionalmente hablando) hasta que llega una niña y me abraza como si le hubieran echado loctite. Ella se pone a llorar y me contagia el llanto. Su madre le pide que deje de llorar, porque me ha hecho llorar a mí (era inevitable, no te preocupes). Qué duro es despedirse. Aunque he de reconocer que es de duro cuando la persona a la que le dices adiós ha sido muy especial, como era el caso. Sí, me implico demasiado (puede ser), lo sé. Soy consciente de ello pero si dejara de hacerlo dejaría de ser yo y no puedo ser maestra sin dejarme la piel en lo que hago (tranquilos, la salud no). Tampoco puedo ser maestra sin empaparme de todo lo bueno que nos enseñan los niños y lo bonito que es recordar mil cosas que había olvidado de nuestra infancia, y una infinidad de otras nuevas, producto de las nuevas generaciones. Gracias por dejarme aprender de y con vosotros.

Un par de personas me han dicho uno de los mayores cumplidos (para mí), que he tratado a estos niños como si fueran mis hijos. Todavía no soy madre así que no sé si sería igual con los propios que como me he comportado con ellos, pero seguramente se aproximará bastante.

Y hasta aquí las despedidas de alumnos dentro del contexto escolar.

Gracias. Os quiero muchísimo.



2 comentarios:

  1. Querida Raquel, siempre derrochando emoción en cada final de curso. Sea cual sea tu centro de trabajo, siempre son tus niños. ¡Que suerte tienen de tenerte! No cambies nunca.

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    1. Querido o querida anónima. Tienes toda la razón del mundo, siempre son "mis niños." Yo sí que soy afortunada por tenerlos a ellos. El cariño que he recibido y sigo recibiendo de muchos (niños y grandes) hace que los días grises no lo parezcan tanto. GRACIAS. Para bien o para mal, tranquilo/a, no tengo intención de cambiar y cada curso que pasa soy más yo.

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