martes, 1 de noviembre de 2022

Personas

1 de noviembre, Día de Todos los Santos. En España es tradición visitar el cementerio en una fecha tan señalada. Hay personas a las que les consuela, ayuda...No voy a entrar a valorar esto ahora. Cada uno tiene sus creencias y sus razones. Y todas son respetables. Entiendo a la gente que acude al cementerio (y a las que no). A mí no me consuela ni un pelo. No me sirve. Jamás lo ha hecho, ni cuando era pequeña ni ahora. No encuentro consuelo en ver en una lápida el nombre de alguien a quien he querido mucho, acompañado de su fecha de nacimiento y la de su fallecimiento.. Me da igual si también hay alguna foto suya, alguna cita extraída de la biblia...Igual que lo de ponerle flores en la tumba, sea por una fecha especial o no. Reconozco haber enviado flores a amigos muy queridos, cuando habían perdido a alguien muy importante, para que en el entierro de su familiar las tuvieran. Lo hago como un gesto de cariño, y a sabiendas de la relevancia que para muchos tiene. Aunque para mí el mayor gesto es estar ahí, de alguna manera cercana, acudiendo al velatorio, si se puede, o hablando en algún momento con esa persona, en cuanto se pueda. 

Me ha pasado varias veces lo de no poder ir a un funeral de gente a la que me habría encantado acompañar. Y otras la de dudar y no atreverme. Y me arrepiento. Confío en que no me vuelva a pasar. Hay que estar cuando hay que estar, en lo que de verdad importa. Aunque tal vez no sepamos qué decir, pese a ese riesgo de no atinar a encontrar las palabras apropiadas o no saber cómo acertar arropando a quien queremos como necesita (qué complicado esto último). No quiero volver a arrepentirme de lo que no hago y sí habría podido hacer. Soy consciente de no haber actuado siempre bien, pero de algunas cosas no hay vuelta atrás. Unas pueden solucionarse aunque haya pasado el tiempo, otras, desafortunadamente...no. Y hay que vivir con ello, y aprender la lección. Intento aprender de mis errores y no repetirlos. Perdón (quizás no lo lean a quienes lo dirijo, pero se lo voy a decir cara a cara).

No necesito del día de hoy para pensar en los que siento como a "mis ausentes." Hay días que me acuerdo de ellos porque sí. Otros por un lugar determinado, un objeto, una imagen...o alguna persona. Podría decir que mis ausentes siguen presentes.  No creo en los espíritus, ni en el más allá. No creo en la vida eterna, ni mucho menos en la resurrección. En todo caso creo que los que ya han muerto son eternos mientras a través de los recuerdos pensemos en ellos. Pero sin que esto sea un lastre para los que seguimos aquí, que no limite ni condicione nuestro día a día. Los recuerdos pueden ser maravillosos, pero ojalá no nos impidan construir nuevos. Aunque repitamos estación, lugar...Serán recuerdos nuevos, y debemos construirlos para que sumen, eso no implica que borren los anteriores.

La vida sigue sí, es impepinable. Y a veces cuesta seguir, pero me sigue pareciendo hermoso vivir, y siempre, pase lo que pase, hay que luchar. Porque sí, porque merece la pena.  Creo que en eso el amor juega un papel fundamental. Siento que es el motor que nos mueve, lo que nos impulsa, aquello que posibilita que flotemos cuando sentimos un ancla atado a nuestros pies. Y gracias a él, flotamos. Gracias a él, peleamos como jabatos por lo que queremos. Bien sabéis que soy una firme defensora del presente, de disfrutar y exprimir el hoy. Lo que no quita que siempre tenga un ojo puesto en el futuro, por supuesto sin dejarme paralizar por él. Al hilo de esto, hace un par de horas he leído un artículo muy interesante en la web de "El País". Se titula "Carta a mi hijo con discapacidad: ¡Qué injusto el destino y qué manera tan cruel de recordármelo cada día!". Lo publicaron el pasado 28 de septiembre. Solo incluyo en esta entrada un párrafo del mismo:

"Algunos te recomendarán que te centres en el momento presente, ya que no te puedes fiar del futuro y porque cada día tiene su afán. Nos les faltará razón, pero no se puede obviar el futuro, ni vivir permanentemente condicionado por él, debemos prepararnos para que los golpes duelan menos y las caricias sean más intensas. Vivir como si el futuro no existiera nos incapacita para disfrutar del presente, por no ser eternidad." [...]

Lo que sí quería hoy era mandar abrazos, porque el cariño me parece indispensable para arropar a aquellos que han sufrido una pérdida. Ojo, de la pérdida puede hacer unos meses, tres años, o veinte, eso es relativo y muy personal. Igual sucede con el duelo, hay gente que lo pasa rápido, otros necesitan más tiempo, y unos pocos parecen vivir en un duelo permanente. Bueno, y algunos no lo han vivido todavía, porque a lo mejor no se consideran capaces de afrontar esa pérdida. Y lo tienen ahí, un dolor enquistado que quizás algún día estalle (o no).

Por eso, para todos, da igual la situación en la que estéis, si os hace falta, os mando un abrazo grande, largo y apretado. Y si hay que llorar, se llora. Y si necesitáis no decir nada, bienvenido sea el silencio. Si lo que os hace falta es hablar, recurrid a alguna de las personas con las que tengáis mucha confianza, y desahogaros. No vais a aplaudir con las orejas después, pero puede ser un motivo de alivio, simplemente el compartir. Compartimos lo bueno con mucha facilidad, pero lo malo, lo duro, no. Eso cuesta mucho más. A mí me parece que es bueno compartir parte de los que nos duele. Y regreso al amor, otra vez, ingrediente indispensable para disfrutar, en la medida de lo posible, el presente. Y construir, entre todos, un futuro lo más agradable que podamos. Otra vez insisto en algo sin lo que no concibo el amor, la generosidad. Sea amor de pareja o de otro tipo. Debemos ser generosos y empáticos. También en el caso de cómo gestionamos las pérdidas y cómo puede afectar eso a quienes están con nosotros. A veces el dolor nos nubla y no nos permite ver los sacrificios que otros están haciendo para que nosotros estemos (si se puede), bien. Y tampoco me parece justo. La empatía ha de ser recíproca. No que unos sean empáticos y otros no. Así no funciona. 

Así que hayáis visitado hoy (o los días anteriores) el cementerio, ido a misa, acudido a algún sitio significativo para vosotros y la persona que ya no está, visto fotos, recordado a ese alguien hablando con otros...O no, sin hacer ninguna de las anteriores, pero sintiendo hoy un poco más la ausencia, a vuestra manera, como sea. El caso es que deseo que os llegue el cariño, a pesar de la distancia, y del canal usado (sé que el ordenador no es precisamente uno muy cálido). Mucho ánimo. Siempre estarán vivos porque los tendremos presentes. Seguid viviendo, no os quedéis parados. La capacidad de amar del ser humano es inmensa. Seamos generosos, empáticos y amemos.

La música la pone "El Kanka"...¡Gracias por volver!