domingo, 29 de septiembre de 2019

Cuestión de LUZ (posible continuación de la entrada "Mucha LUZ")

Ayer desayunaba con la tele de fondo. Me sorprende en medio de un sorbo de leche una canción que escucho en las audiciones a ciegas de "La voz kids", es de Rosario Flores. Tiendo a poner las canciones al final de las entradas del blog...hoy no. Voy a dejarla como una especie de bienvenida, de agradecimiento por aquellos que se animan a continuar leyendo el blog. Su título es "Gloria a ti", espero que os guste:

Reconozco que me está costando volver a la rutina, y eso que septiembre está ya dando sus últimos coletazos. Aunque lleve cerca de un mes de "la vuelta al cole", son tantos los cambios que continúo en un periodo de adaptación, pero no va a ser eterno. Llevo mal lo de madrugar tanto, pero en Ciudad Rodrigo habría sido incluso peor, los madrugones nunca los he llevado bien, no son lo mío. Cuestión de tiempo y de acostarme a horas menos intempestivas. Lo intentaré pero no prometo nada.

Finalmente no podré tener el Taller de "La mochila de las emociones" los lunes por la tarde. Me dio mucha rabia que no saliera pero el alumnado y/o sus familias, han optado por otras actividades, hay que respetarlo. Me duele porque me quedo sin un tiempo semanal exclusivo para la educación emocional en las aulas. Sé que es un tema que está en nuestro día a día, en cualquier parte y, va a salir sí o sí en muchos momentos del curso. Solo espero que sea un paréntesis y retomarlo en cuanto sea tutora de nuevo. 

Mi plan b) para el blog es publicar aquí ideas, actividades, materiales, técnicas...de cómo poder hablar de educación emocional en las familias y en las aulas, sin que vuestros hijos y/o alumnos se aburran. Me encantaría que comentándolo en el mismo blog o por email (o móvil en el caso de que tengáis el mío), me fuerais diciendo si ponéis en práctica algo de lo publicado aquí, y cómo ha resultado...¡Gracias por adelantado!

Volviendo al tema de las personas con luz, que ya abordé en la entrada "Mucha luz" del 29 de agosto, sigo abrumada por esas personas que me rodean y que tienen tantísima luz.  En mis 37 años de vida habré hecho cosas mal, regular y bien, además de otras muy mal o muy bien. Quiero pensar que una de las mejores la forman los lazos humanos. Quizá por mi manera de ser, o por la de los que me he ido cruzando en alguna etapa de mi vida, tiendo a cuidar mucho el vínculo con las personas que me parecen especiales. No todo el mundo desprende lo mismo. Hay personas que te transmiten confianza, calma, bondad, valentía, cariño...No sé, es complicado de explicar por qué hay gente que se hace querer una barbaridad, con la que te sientes tan sumamente bien que puedes pasar horas y horas y vuelan, y siempre parecen pocas.

Si me tocara la lotería compraría tiempo. Sí, si se pudiera elegir por qué canjear el premio, elegiría tiempo (contando que tuvieran salud las personas a las que quiero). Tiempo para poder pasar muchos más ratitos con esas personas que tienen tanta luz y más tiempo para mí. Me encantaría pasear con ellos, encima ahora que en breve estará todo teñido de tonos anaranjados, ocres, rojizos y marrones...¡Adoro el otoño! Parece que estoy ya escuchando el crujido de las hojas secas al pisarlas mientras paseo, o me las imagino cayendo como una lluvia de colores.

Quien dice pasear dice sentarse en una terraza (mientras dure el veranillo de San Miguel), tomar un algo donde sea, hacer fotografías (tengo que recuperar la buena costumbre de llevar la cámara a todas partes...o casi), conversar sin límite horario, dar más abrazos, más besos y acariciar más. 

También me gustaría tener más tiempo para escuchar a esas personas que me importan, mejor si es en persona; para sentarme de madrugada a contemplar las estrellas; para ir más veces al teatro, al cine; para escribir (cartas, blog, o un libro ¿por qué no?); para dibujar por placer y no por obligación; para encontrar mi propio espacio y organizar comidas, cenas, "lo que sea" pero que implique reunirse para compartir alegrías y penas, sueños y desvelos, desilusiones y esperanzas...

Creo que hoy en día se valora muy poco la importancia de cuidar, de mimar a la gente que tiene un sitio importante en nuestra vida, a esos que se han ganado un hueco en ella y queremos que permanezcan, sin fecha de caducidad. La gente no se queda a nuestro lado porque sí, me parece que hay que aportar algo, demostrarles que los queremos, que son especiales y por qué lo son. Os animo a decírselo y a demostrárselo. En mi caso aproveché la entrada de "Mucha luz" para eso, con la excusa de mandarles el enlace a la entrada del blog. Hay personas que ni siquiera me respondieron, ni un sola palabra. Aunque la verdad es que volvería a mandárselo exactamente a la misma gente. Nosotros no elegimos lo que los demás nos hacen, pero sí cómo nos lo tomamos. Y como he empezado el día muy musical, acabo igual la entrada, con una canción que usé para felicitar el 2019, magistralmente interpretada por un coro gospel. Es "Stand by me" (Quédate a mi lado)



Gracias porque pese a que este curso no tengo mis queridísimas "Pinceladas de emoción" ni nada parecido, cada uno de vosotros, me aportáis tanto que tengo inspiración para escribir este blog y varios libros. Bendita luz, no para el blog, sino para mi vida.


sábado, 21 de septiembre de 2019

Fecha y momentos para recordar: 21 de septiembre

Pese al título, puntualizar que con el juego de palabras no he querido tomarme a guasa una fecha tan seria como la de hoy, Día Mundial del Alzheimer, sino hacer hincapié en algo que creo muy relevante: la importancia de recordar.




Hoy es un día, un día como los demás, para acordarnos de todas las personas con alzheimer. Aunque también me gustaría acordarme de los que ya no están y lo tenían. Y continuando la cadena, de los cuidadores de todos ellos, sean familiares o no. De esa gente muy próxima a los enfermos, de los que nos acordamos muy poquito. A mí no me gusta olvidar a las personas importantes y siempre he admirado el poder del amor, la valentía, aunque a veces flaqueen las fuerzas, de todas estas personas que sacrifican parte de su vida para permanecer a la vera de aquellos a los que más quieren, pese al dolor que supone ver cómo se deterioran poco a poco (o no tan poco a poco).

Por eso, perdonadme el atrevimiento, quiero mencionarlos a todos ellos. 

Y no sé qué pasará el día de mañana, si alguien a quien quiera tendrá alzheimer o yo misma puedo padecerlo en el futuro, porque nunca sabemos qué nos deparará el destino. Pase lo que pase, hay cosas que siempre me gusta recordar y, aunque resulte una enumeración considerablemente extensa, me he animado a plasmarla aquí, y a compartirla con las personas que forman parte de esas vivencias.

Allá voy:
Hoy y siempre, quiero recordar el amor de mis padres y de mi hermano. El cariño de mi familia, ya en un sentido más amplio. Acordarme por ejemplo, de cómo mi madre me contaba en la cama de mis padres, una y otra vez, el cuento de "Los siete cabritillos"  y las voces que ponía. También ir por la calle de la mano de mi padre, como si nada malo pudiera sucedernos nunca. O cómo nos han cuidado a mi hermano y a mí siempre, estando sanos o "pachuchos"...Me acuerdo de las vacaciones de los cuatro en la playa, y más recientemente las múltiples escapadas o vacaciones de mi hermano y yo, inolvidables todas.

Me gustaría no olvidar mis momentos felices en el cole, que fueron una barbaridad, y las personas con las que los viví. El "Paco Viruta" me marcó para bien.

Además, deseo acordarme de lo bueno de mi época en Salesianos y lo mucho que aprendí allí a nivel personal, y eso que no fue una época fácil, ni para mí ni para nadie, por la edad que teníamos. 

Me vienen a la cabeza, en paralelo a Salesianos, dos de mis ángeles, Cristina y Jesús, gracias por existir. Pero también por ser tan buenas personas, por saber cómo utilizar tan bien la inteligencia y por enseñarme a mirar el mundo con otros ojos.

Cómo no recordar los veranos Pinareros, cuando éramos un grupo reducido en sus inicios, la etapa de grupo grande y ahora, cada vez con menos gente y tiempo para compartir y más responsabilidades, asociadas al paso de los años. Mis mejores recuerdos de la adolescencia son de allí. Recordar esas noches sin hora de llegada, esas charlas infinitas con los amigos sentados en la acera a horas intempestivas, las madrugadas de karaoke, los juegos de cartas, las celebraciones de santos (Santa Marta), cumpleaños...

Sigo haciendo este paseo por la memoria de los años vividos. Llegamos a la época universitaria. De los dos Magisterios conservo buenos momentos (aunque no demasiados), más por las compañías, después amistades, que por los estudios en sí. Eso sí, me sirvieron para descubrir que soy maestra vocacional, y lo afortunada que soy por poder ganarme la vida con ello.

¡Ay mi CAV (Comunicación Audiovisual)!...Allí  recuerdo y quiero seguir recordando, lo feliz que fui en la Facultad de Ciencias Sociales, gracias a las personas tan maravillosas a las que conocí, y a algunos profesores como Javier Frutos Esteban (Fotografía) y Rafa Bustos Gisbert (Derecho de la Información). Lo bueno pasa volando, no hay duda. 

Por supuesto, muchos de los momentos que ojalá no olvide nunca, están ligados a mis distintos destinos laborales, de los cuales quiero acordarme de casi todos, menos de uno. 

En ellos aprendí, entre otras cosas, lo siguiente: es mejor hablar sin gritar, la generosidad de algunos compañeros es una suerte tremenda, la importancia de la humildad, hay que medir las consecuencias de lo que decimos o hacemos, no podemos exigirles a los alumnos lo que nosotros a veces somos incapaces de hacer, en esta función docente hace falta mucha más gente que trabaje con pasión, el sentido del humor es una herramienta a explotar, el cariño es el mejor recurso para prácticamente todo, no hay que juzgar lo que nos cuentan los alumnos (sea lo que sea), la importancia de las palabras mágicas (gracias, por favor, lo siento y...EMPATÍA), la educación emocional es el arma educativa más poderosa...Y claro está, mis alumnos han sido mis mejores maestros, y me da en la nariz que lo seguirán siendo. El cariño ya sabéis que para mí no tiene fecha de caducidad.

También di con un buen puñado de excelentes compañeros, que eran mi alegría y mi apoyo cuando lo necesité. Esa gente es hoy parte de mi vida, coincidiéramos hace poco o mucho, están ahí. Pasaron de compañeros a amigos.

Y fuera del horario de docencia directa, cuánto puede allanar el camino una buena relación con las mamás y los papás de mis alumnos. También, pero no es lo común, me di cuenta que de ahí pueden salir amigos. Carmen Jiménez, tú inauguraste esta pequeña lista, aunque de mi época madrileña luego reaparecieron personitas muy importantes, como Cristina Serrano. Hay otras a las que por respeto, no nombro aquí, porque cuando hace poco que has sembrado una semilla y ves que empieza a germinar, quieres cuidar la plantita con mimo, y no me apetece que nadie estropee las que tengo sembradas. Mira que son macetitas diferentes, pero cada una tiene su encanto. La gente buena escasea, la especial o mágica casi más, y soy una persona muy afortunada por haberlas encontrado, o ellas a mí, gente tan distinta, con tanta luz, con un corazón tan grande. 

Y a lo anterior añado ir al cine (acompañada), los conciertos, el teatro, las tardes de café, los reencuentros, las risas tontas, los diálogos, las conversaciones interminables por "guasap" (sí, habéis leído bien, pueden resultar hasta cálidas), las comidas y/o cenas, las visitas a la Feria del Libro de Madrid, hacer fotografías a las personas que me importan...

Quiero recordar a los amigos, a mis amigos, da igual de qué etapa de mi vida de las que he comentado aquí procedáis. Por vuestra confianza, paciencia, detalles, cariño...¡Mil gracias!

Por todo lo escrito hasta ahora y mil y otras razones, quiero decir a todos, aquellos que estáis en mi vida (familia biológica y familia elegida, mis amigos), lo mucho que os quiero, sí, OS QUIERO, no siendo que algún día la memoria me falle y se me olvide. Si os falla a alguno de vosotros intentaré que lo recordéis gracias a la memoria de la piel (una caricia, un beso, un abrazo, un simple roce...). O también os lo repetiré las veces que haga falta (Os quiero, os quiero, os quiero...), intentando hacerlo siempre con la misma intensidad y dulzura de la primera vez. Bueno, y no solo que os quiero, sino que os quiero a mi lado, cerca de mí, aunque no siempre tenga la oportunidad de veros o hablar todo lo que me apetecería con vosotros.

Solo era eso, quería convertir esta jornada en "mi día de los recuerdos", y tengo muchos motivos para sonreír, y es GRACIAS a vosotros.

Y la canción para acabar esta entrada del blog es de mi (disculpad mi falta de originalidad) querido Manuel Carrasco, SIEMPRE FUERTES.



martes, 17 de septiembre de 2019

Época de cambios: reflexiones, recuerdos y un par de sugerencias

El viernes pasado acabó la primera semana de cole con alumnos. Como ya sabréis a estas alturas, este curso estreno destino. Curiosamente voy de "Fili" en "Fili." El curso anterior en el  CEIP Filiberto Villalobos de Guijuelo y este, en el Colegio Filiberto Villalobos de Béjar.

Todavía estoy en proceso de asimilar cambios, bastantes por cierto. En broma digo que igual que los peques de tres añitos, ando en periodo de adaptación, igual que ellos, acabo de aterrizar en el cole.

Debo decir que todavía es pronto pero, hasta ahora, el balance es positivo, muy positivo. Es verdad que a todos los colegios voy a lo mismo, a hacer mi "trabajo" lo mejor que pueda y a sumar mi granito de arena a lo que tengan ya construido. Y eso no varía sea mi destino para un curso o para más.

Reconozco que es pesado tener que ir con la casa a cuestas como el caracol cargadita con todos los materiales que tengo de un centro a otro. Pero lo asumo porque quiero, es el peaje a pagar para estar más cerca de Salamanca que si me encontrara en mi destino definitivo. Sé que he de aprender a tirar más, y así evitar mudanzas que, excepto las personas que me han ayudado, desconocen, y mejor así...Gracias a una amiga este año y a mi hermano en cursos anteriores, por echarme una mano o ambas para hacer los traslados,  porque son una auténtica pesadilla. Espero escarmentar y aprender a tener todo menos lleno. Especialmente a deshacerme de tantos "por si acasos" , me temo que algunos, llegará mi jubilación (anda que no falta) y nunca los habré usado.

La primera semana con alumnado fue una montaña rusa. Mis funciones poco o nada tienen que ver con las de otros cursos. He pasado de ser tutora de un grupo de 5º y ser la especialista de Inglés de los tres grupos de 5º, en Guijuelo, a tener clases con cuatro grupos, 1º, 4º, 5º y 6º de Primaria, en Béjar. Y aunque son cuatro clases (cada curso tiene solo un grupo) tengo ocho agrupamientos distintos, según qué niños están en bilingüe o no. Es la primera vez que únicamente mis horas de docencia directa son todas como especialista de Primaria bilingüe (Inglés), repartidas entre Plástica y Ciencias Naturales en inglés y la asignatura de Inglés a una clase. 

Además no soy tutora y, lo que de verdad me preocupa, no sé todavía si tendré la oportunidad de contar con un tiempo semanal para trabajar la educación emocional, ojalá sí. Después de "Emociónate" en el taller que di en el CEIP Beatriz Galindo de Salamanca y "Pinceladas de emoción" en el CEIP Filiberto Villalobos de Guijuelo, me resultaría complicado encajar que puedo estar un curso sin eso. De acuerdo, se puede tratar en cualquier momento, pero al dar solo clases del bilingüe y del área de Inglés, no me parece el entorno más apropiado para hablar de emociones...Cruzo los dedos y, si no fuera posible, prometo daros periódicamente raciones de educación emocional, para el aula o para los hogares.

En cuanto a los alumnos, empiezo a asociar caras y nombres, aunque me queda un largo camino por delante. El tercer día una niña de primero se acercó a darme un abrazo y me encantó, porque no sé por qué lo hizo, quizá eso es lo mejor, que no hice nada especial, lo hizo porque sí, y punto. Otra alumna, de sexto, vino ayer lunes con un dibujo dedicado en inglés, muy bonito...¡Qué detalle! También me ha tocado ponerme seria, especialmente porque da igual el cole. Todos los niños necesitan mejorar sus capacidades de atención, escucha y silencio, no varía, sucede lo mismo en Béjar, Salamanca o Guijuelo. Espero llegar a conocer a mis alumnos lo suficiente como para que el curso vaya rodado y sea ameno y fructífero para todos. Las primeras sensaciones fueron bastante buenas. 

Y entre medias de unas cosas u otras, Guijuelo, mucho Guijuelo. Y eso que allí, parar lo que se dice parar, desde mi visita relámpago para recoger todos mis "aperos" del Fili, no he parado (no cuenta la parada que hace el bus, en la estación, camino de Béjar).Voy llevando razonablemente bien lo de pasar a diario por allí y asumir que, me guste o no (no me gusta un pelo), este año no es mi destino, pero no hay vuelta de hoja y sé que en Béjar voy a estar bien.

Es extraño, la mayoría me temo que no alcance a  entenderlo, para mí llegar a Guijuelo es sentirme como en casa, mi casa, y eso me encanta. Es casi como mi hogar, salvando las distancias, y tengo lazos importantes allí. Creo que se debe a lo feliz que he sido allí, e intuyo que me quedan muchos momentos felices por vivir ligada a esta localidad. El cariño recibido, me da igual si me repito como las lentejas, ha sido y continúa siendo abrumador, por parte de gente que me tiene en mente, me cuida, me mima y se preocupa por cómo estoy. Es precioso saber que hay personas que van a seguir estando en mi vida, y con mucho más peso que antes, algo positivo tenía que tener perder la etiqueta de "tutora de," ¿verdad? Gracias de corazón, sabéis que un cachito del mismo lo ocupan las personas del "Fili", de fuera y de dentro. Qué bonito es sentirme tan querida.

Es una de las cosas más hermosas que pasan en esta profesión, pero lo de Guijuelo ha sido de récord, el cariño ha alcanzado unas cotas altísimas, a veces me froto los ojos para comprobar que no ha sido un sueño. Quiero pensar que tiene mucho que ver con el momento en el que aterricé en Guijuelo. Justo venía de un año rematadamente malo a nivel laboral que se resintió bastante en el plano personal. Para mí significó mucho regresar al Fili, como si me hubiera tocado el gordo de la lotería Y en ese punto aparecieron ellos, mis niños y niñas, todo un reto...¡Menuda aventura!

Tal vez por todo lo anterior, dar con unos alumnos nada fáciles, fue lo mejor que me pudo pasar, lejos de desmotivarme provocaron todo lo contrario. Y a pesar de las dificultades, que fueron muchas y de frentes distintos, consiguieron que fuera al colegio con una ilusión que hasta entonces nunca había experimentado, jamás. Jamás me había volcado a esos niveles con unos alumnos ni con sus familias, y desde luego, no me arrepiento. Me parece que han podido disfrutar de una de mis mejores versiones, lo cual no quita que de vez en cuanto haya podido meter la pata, también soy consciente de ello. Por eso creo que todo puede mejorarse y mi mejor versión está por llegar.

Os sugiero a todos que viváis a tope el camino que el presente os ofrece, pese a las dificultades, aunque no entendáis por dónde os lleva el destino, algo bueno deparará.

Y una sugerencia menos profunda, pero no me resisto a hacerla. El viernes fui al cine, la película se llama LITUS. Es española, desgraciadamente creo que no va a aguantar mucho en cartelera. Sin destripársela a nadie, solo os diré que vayáis a verla. Únicamente está en el Van Dyck, el de toda la vida. No dejéis de verla si pensáis que el cine ha de ser una máquina de contar historias, de hacernos pensar, de hablar de sentimientos y de emocionarnos a la vez.




Y el puntito musical lo trae Rozalén, gracias al conciertazo de la Plaza Mayor en las pasadas Ferias de Salamanca. Aunque es más cómodo, intimista y con mejor acústica disfrutar de su música en espacios como el CAEM, el marco de la Plaza Mayor tiene su encanto. Y empezar un concierto con Rozalén deseando al público que saliera del mismo con más ganas de vivir, pura magia. Por eso vuelvo a recurrir a "Vivir."




Doy por rematada la entrada con parte de la letra, con la que me siento muy identificada: "Cuando me miren sabrán...que me toca ser FELIZ."