lunes, 31 de agosto de 2020

2020-2021: El curso de los retos

Esta entrada podría tener millones de destinatarios, obviamente llegará a un número de personas relativamente reducido, pero el mensaje es el mismo lo lean 10, 200 o 3.000 personas. He apurado hasta el último momento para escribirla, porque quería disponer de la información más reciente por unos medios u otros, antes de escribirla.

En primer lugar, gracias a los equipos directivos de los centros educativos que, a la carrera, sin saber muy bien qué nos deparará septiembre, entregaron el correspondiente Plan de inicio de curso antes del 31 de julio. Gracias por ese esfuerzo ingente que habrá supuesto bastantes quebraderos de cabeza y ayudará a empezar el curso con un poquito menos de incertidumbre y bastante organización. Y no sé a vosotros, pero a mí llegar a un sitio donde veo que la organización está muy clara, me da tranquilidad, y por lo que me ha llegado la tendría tanto en el cole del que me despido, el CEIP Filiberto Villalobos de Béjar, como al que llego, el CEIP Severiano Montero de Peñaranda. Por eso este primer punto es un agradecimiento a  todos los equipos directivos en general y, en particular, a los dos que ahora me tocan más de cerca. 

A todos los docentes, no sé como lo veis muchos de vosotros, otros tantos sí, porque es el tema de conversación más recurrente este mes, pero ojalá hayáis podido recargar las pilas este verano. Sí, ha sido un verano anómalo, para todo el mundo, de la comunidad educativa y de cualquier otro ámbito.  papás y mamás, alumnado y profesorado. Y creo que no espera un curso plagado de retos. Os animo a que los afrontéis con paciencia, esfuerzo, ilusión, inteligencia emocional, flexibilidad, cariño y empatía. Nos vamos a encontrar ante situaciones novedosas y muchas pueden descolocarnos. Espero que apliquemos el sentido común y tengamos claro cuál es ahora la prioridad. La mía es la salud, la propia y la ajena. Me importa mucho mi salud, pero mucho más la de los míos, y eso sí me asusta. Tengo miedo a contagiar, especialmente a mis padres, más que a contagiarme yo. Por eso creo que "dar clase" va a ser secundario. Tenemos unas nuevas rutinas que hay que cumplir lo mejor que se pueda por el bien común. Y no nos engañemos, llevan su tiempo y tienen su complejidad. Seguramente al principio nos roben más tiempo, pero hay que acostumbrarse y tenerlas presentes siempre. Y por muy bien que cumplamos con ellas, suponen un tiempo a tener en cuenta.

Además de la salud, quiero que mis alumnos estén lo mejor que se pueda, en la parte que dependa de mí. El nuevo escenario a priori puede derivar en clases más aburridas, monótonas y frías. No sé muy bien cómo lo haré, pero pondré toda la carne en el asador para evitar que se aburran, desconecten o no se sientan cómodos en el aula. Tenemos distancia social, mascarillas que limitan bastante nuestra comunicación no verbal, y no podemos relacionarnos los unos con los otros igual que antes. Deseo de corazón dar con la manera para hacerles sentir bien, escuchados, comprendidos, queridos, apoyados...Para mí mi alumnado es lo más valioso que tengo en mi profesión, siento lástima por los maestros que no lo ven así. Creo que explotaré al máximo el lenguaje de las miradas y los gestos con las manos, sin temor de hacer el ridículo. Hay que hacerse entender, hay que llegar a ellos. Debemos reírnos en las aulas, sonreír bajo esas mascarillas, aprovechar el tiempo, disfrutar de la compañía pese a las distancias, escuchar a todos, darles su espacio (y no me refiero a la distancia social) y aprender todo lo que las circunstancias nos permitan. 

A los alumnos sé qué decirles, pero quizás el cómo no lo tenga tan claro. Respetad lo que os digan desde vuestros hogares y en vuestros institutos o colegios, pensamos en lo que es mejor para vosotros. No siempre vamos a acertar, pero intentaremos hacerlo razonablemente bien. No penséis que sois una generación perdida, de eso nada. El COVID-19 no os convierte en generación perdida (cada vez que lo escucho siento un sarpullido). Como mucho quiero pensar que en total se "perderá" un curso. Hablo de perder en términos académicos, en la parte humana no, algo sí, pero no tanto. Habrá que dar con nuevas formas de socializarnos, no nos queda otra salida. Aunque tengamos distancia social, quiero pensar que daremos con la fórmula de tener calidez humana, de sentir el cariño de la gente aunque no haya besos ni abrazos ni nada que implique riesgo por el contacto físico. Y a lo mejor este curso aprendéis menos contenidos del currículo puro y duro, pero sí conseguimos que os llevéis algunas enseñanzas valiosas para la vida, habrá valido la pena, y el esfuerzo y los desvelos tendrán sentido.

Quiero conocer a mis nuevos compañeros, a los niños y niñas con los que voy a estar en las aulas y en el patio, y a sus familias. No sé si en algún momento  tendremos alguna clase en cuarentena o no quedará otra que cerrar durante un tiempo el colegio. Pero como no sabemos si eso sucederá o no, intentemos disfrutar del día a día.

Como por desgracia no tengo una lámpara mágica que frotar para desear que vuelva ya la antigua normalidad, tal vez en los términos que la conocíamos no regresará jamás, quiero vivir el presente y disfrutarlo porque ahora sí que sí, ni idea de lo que nos deparará el futuro. Sé a quiénes tengo ahora en mi vida y con eso me basta. El a quiénes tengo implica con los que de verdad, sin límites ni condiciones de ningún tipo, puedo contar. Y eso sí tengo que agradecérselo un poquito a la pandemia, me ha acercado más a quien el destino debe querer que me aproxime. Todo pasa por algún motivo, lo repetiré hasta la saciedad. Y también me va alejando de los que, por lo que sea, no cuentan conmigo, yo para ellos no cuento o cuento menos que antes.

Hace más de una semana, cuando escuchaba la radio mientras iba al volante, hablaban de la "vuelta al cole." Decían cosas interesantes así que subí el volumen un poquito. Me quedo con una idea, este va a ser un curso de "Educar para la vida." Todos deberían ser así, sin excepción, pero hay personas más testarudas que yo (ya es decir), empecinadas en anteponer la parte académica a la humana. A mí me apasiona la idea, y la repito en mi interior (Educar para la vida)...Y este es el momento, nuestro momento. Me parece que ha llegado la hora de abrir las puertas de los coles y de los institutos de par en par a la educación emocional. Dejemos que nuestros niños, niñas y jóvenes expresen sus alegrías, preocupaciones, miedos, tristezas, ilusiones, dudas...Todo, y si eso supone "sacrificar" un tema de Mates (o de lo que sea), ¿por qué no? Lo tengo muy claro y os invito a, con los medios que tenemos, aprovechar las circunstancias actuales para emprender una pequeña revolución educativa, aunque el Ministerio no ponga los recursos humanos y materiales en la cantidad que haría falta. No os rindáis, apoyaos en vuestros compañeros, de vuestro centro o de otros. Juntos llegaremos más lejos.

Y respecto a las familias también me apetece dar algunas pinceladas. Entiendo los miedos de muchas. No sé qué haría en vuestro lugar, pero comprendo que, tal cual está el patio, algunos optéis por no llevarlos a los coles o institutos, al menos de momento. Nunca va a existir riesgo cero, pero vosotros decidís si van o no. Soy consciente de lo que dice la ley, la escolaridad es obligatoria desde los 6 hasta que vuestros hijos cumplan 16 años. Pero a veces hay que ajustar las leyes a la realidad, y no sirven para todas las situaciones. Y esta pandemia ha roto muchos de nuestros esquemas, por eso no deberíamos cerrarnos en banda, sino abrir puertas a los cambios. No cambios porque sí, más bien consensuados, reflexionados y que sean para mejorar, que nos permitan crecer. Las familias jugáis un papel importantísimo también, para transmitir prudencia pero no miedo a vuestros hijos. Una vez más os invito a remar juntos, parte de nuestros (de los docentes) éxitos o fracasos educativos con el alumnado dependen de cómo las familias estén dispuestas a colaborar con nosotros y a implicarse. Y sin vosotros no se puede llegar a buen puerto. Recordad que estamos en el mismo barco, y el destino es lo que más se aproxime a ver felices a vuestros niños y niñas. Mamás, papás, no estáis solos, contad con nosotros. Y si a alguno no lo ve así, lo personalizo, podéis contar conmigo. Y vuestros hijos, o lo que es lo mismo, mis alumnos, también...¡Siempre! (Sabéis que para mi lo de ex-alumnos no existe).

Ojalá comenzáramos el curso con profesorado de apoyo, para realizar desdobles desde el minuto cero. O para coordinarnos de cara a la enseñanza telemática, porque no nos engañemos, hay bastantes papeletas de tener que volver a ella en algún punto del curso (deseo confundirme, con toda mi alma). Ojalá tuviéramos profesionales de Enfermería en los centros educativos. Ojalá contáramos con personal de limpieza durante toda la jornada escolar. Ojalá hubieran habilitado espacios públicos cercanos como aulas. Ojalá los políticos hubieran planteado una alternativa factible para la conciliación laboral y familiar por si no hay más cáscaras que echar el cierre en los colegios. Ojalá empezásemos con mejores noticias del número de contagios. Ojalá no tengamos que esperar demasiado para contar con una vacuna fiable y eficaz. Ojalá falte menos de lo que creemos para acercarnos a la normalidad. Hay muchos ojalá, pero saldremos de esta, o esa es mi actitud, la de luchar. 

No sé si soy un bicho raro, a ratos sí lo pienso. Pero con la que está cayendo valoro mucho más cada paseo, canto de pájaro, tormenta, día soleado, caricia, beso, abrazo, sonrisa, mirada...Para algunos pueden ser nimiedades, a mí me parecen muy importantes. Gracias a los que habéis decidido que parte de vuestro tiempo, por la vía que sea, vais a compartirlo conmigo. Gracias por hacerme partícipes de vuestros días buenos, los quebraderos de cabeza, los miedos, las ilusiones...Esos momentos me hacen sentir especial y me ayudan a colorear los días grises. Vuestra confianza y cariño me dan alas, para soñar en el mañana y no perder los sueños que todos tenemos. Tarde mucho o poco, saldrá el sol, estad seguros, y lo contemplaremos juntos.





Fotografías propiedad de Raquel Plaza Juan.

Ánimo, suerte y...¡Salud!

viernes, 21 de agosto de 2020

38: El mundo es un regalo

El título de esta entrada, a la vista está, tiene dos partes, una cifra, 38, aunque me gustan más los impares. Y el nombre de un libro del ilustrador 72 KILOS que me han regalado hace un par de horas.


Y esto va a ser algo distinto, que a lo mejor muchos no alcancen a entender, pero sinceramente, no me quita el sueño. Observación, el orden no es relevante. Mis 38:
1-Tomar algo en compañía, sin prisas, sin planes.
2-Descubrir libros que me toquen las fibras.
3-El sonido del viento cuando parece que acaricia las hojas de los árboles, como si las estuviera meciendo.
4-Mi trabajo, o mejor dicho, mi profesión...porque me apasiona.
5-La poesía.
6-La independencia que da ir al volante.
7-El momento en el que se apagan las luces en el cine, justo antes de empezar la película y/o algún tráiler previo.
8-Que me acaricien el pelo.
9-La tortilla de patata que hace mi madre.
10-Los que me miran a los ojos cuando hablamos.
11-Escribir.
12-El olor a libro nuevo o el del forro transparente, el que no es adhesivo.
13-Los que hablan de sus sentimientos.
14-La ilusión, por todo, por la vida, por la gente, por cada día...
15-Las personas agradecidas.
16-Dibujar.
17-Los buenos compañeros.
18-Las cartas, escritas a mano por supuesto.
19-Mis amigos.
20-Las frasecitas, porque en pocas palabras condensan muchas cosas.
21-La gente buena, con un corazón enorme.
22-La generosidad.
23-Las risas compartidas.
24-Cocinar.
25-Las conversaciones sin tabúes.
26-Mis niños (y algunas mamás/algunos papás).
27-La confianza.
28-La música, especialmente pop, en español, y también en inglés.
29-Maquillarme.
30-Las personas empáticas.
31-Los besos con mucho cariño.
32-Ir de compras.
33-Contemplar el amanecer en la playa sentada en la arena.
34-Mis padres y mi hermano.
35-Los que me hacen sentir especial.
36-Los abrazos apretados.
37-Que me hagan cosquillas...y acierten.
38-Sentirme querida y/o amada.

Y como hoy es 21 de agosto, esta especie de lista tiene 38 elementos, ni uno más, ni uno menos. El año que viene sumaré uno más. Son algunos de los muchos motivos que hacen que sienta que la vida, el mundo, es un regalazo. Y aunque en ocasiones se nos haga un pelín cuesta arriba, no deja de ser un regalo. 

Os dejo una "pequeña" selección musical ja, ja, ja. Gracias por estar ahí.







domingo, 16 de agosto de 2020

Una entrada, una canción

Y es que a veces no hace falta una revolución para escribir aquí. A mí me hace falta poco, porque es un pequeño altavoz que refleja parte de cómo soy, siento, actúo...Reconozco que en él vuelco mi pequeña vena escritora, hay momentos en los que el blog me sabe a poco y se me ocurren otras ideas, que a lo mejor algún día verán la luz. Quién sabe...

Por eso el título de la entrada es el que es. Una canción es la responsable de estar sentada frente al ordenador. Se llama "Podrás contar conmigo," y es de Marta Soto. El vídeo con la letra de la canción salió hace 9 días en "Youtube" y esta tarde me aparecía como sugerencia. Aquí lo dejo:

Como en el vídeo ya tenéis la letra, no voy a repetirla. Simplemente maravillosa, una delicia. El mensaje me parece potentísimo y demuestra un cariño gigantesco, amistad en estado puro, y parece que eso no está de moda. Pero debo ser una especie de oveja negra, a la que le gusta ir contracorriente.

Y precisamente el del título el mensaje que me gusta recordarle al pequeño grupito al que llamo "mi gente." Ya, a veces no encuentro las palabras apropiadas o quizá no lo digo con la frecuencia que debería. Lo reconozco.

Como no soy compositora, no alcanzo a expresar tan bien lo que Marta Soto menciona en la canción con maestría. A veces necesitamos a alguien, aunque no queramos (o podamos) hablar.  Llorar aunque no arreglemos lo que nos provoca las lágrimas. Otras querríamos gritar. En ocasiones sentimos miedo. Otros días vemos que nuestro mundo se derrumba. Hay días que no sabemos ni lo que queremos...Pues da igual qué tipo de día sea, a los míos, podéis contar conmigo, vengan tiempos excelentes, buenos, regulares, malos o pésimos. Que lo fácil es ser amigos cuando sopla el viento a favor, no cuando hay tempestad un día sí y otro también. A lo mejor no es mucho lo que puedo ofreceros, pero es todo lo que tengo, e intento que os llegue lo mejor que sé (aunque sé que también meto la pata).

Gracias por cada ratito que de una forma u otra, compartimos. La vida es eso, vivencias, momentos compartidos, que nos hacen conocer mucho mejor a los demás y a nosotros mismos (y eso también hace falta).

Y como dice el título, así, de manera individual, de tú a tú, como si te estuviera mirando a los ojos: Podrás contar conmigo.


martes, 11 de agosto de 2020

Días de un verano raro, raro, raro

Sí, tengo el blog semi-abandonado, y mis entradas desde junio pueden contarse con los dedos de una mano (y sobran). Acabo de comprobar que julio fue un mes en blanco, en el que al final no publiqué ni una palabra. Sí, yo, la misma con tendencia a explayarse, debí quedarme sin palabras...Creo que es un reflejo más de este año tan extraño.  

También parte de la culpa es del ordenador, me da alergia pensar en sentarme un buen rato frente a él, consecuencia de la enseñanza telemática. No obstante estoy mentalizada, es muy probable que tengamos que recurrir nuevamente a ella. Y será más fácil, porque sabemos mejor el terreno que pisamos.

Ayer estaba deseando lanzarme a escribir, pero por la noche estaba entre vivir o plasmar aquí parte de lo vivido. Tengo claro que no voy a renunciar a cosas muy importantes para mí para dedicarle tiempo al blog. Por eso esta entrada llega con un pelín de retraso. 

A veces suceden cosas que nos "sacuden," el 2020 de por sí ya está siendo una fuerte sacudida (y los meses que nos quedan...). Aunque no hace falta una pandemia para sacudirnos. A mí ayer la sacudida me llegó en forma de cariño desbordante. Al bajar del autobús me encontré con dos alumnas mías, hermanas,  de hace tres cursos. La pequeña tardó en reconocerme con la mascarilla. Y la mayor...Bueno, es que ella es mucho. La mayor decía que le emocionaba verme. Nos saltamos la distancia social aunque fuera con mascarilla. Sí. podéis tildarme de irresponsable, pero es que ya lo he dejado caer en entradas recientes, la distancia social me está pasando factura. Para mí abrazar es salud, como una medicina. Igual que agarrar la mano de otra persona con fuerza, acariciar o mirar a los ojos en un momento de mucha confianza. No sé, será que me gustan ese tipo de detalles. Siempre había pensado que era muy de vista, ahora veo que estaba confundida, soy más de tacto, de piel con piel. 

Hay personas que lo comprenden y otras ya estoy viendo que no. Y su reacción al verme, el abrazo y todo lo que hablamos, fue una sacudida en toda regla. Sé que muchas personas del gremio no alcanzan a  entenderlo y/o están en desacuerdo, pero me doy a conocer bastante a mis alumnos. Y parece ser que algo queda. Y ya con los de Educación Compensatoria ni os cuento. Mis cinco cursos como maestra de Compensatoria pesan mucho, y para bien. Echando la vista atrás confirmo que ejercí mucho más de psicóloga y mamá que de maestra, y volvería a hacerlo. Éramos una especie de familia. Sabía que si tenían algún problema hasta que no me lo contaran ya podía aplaudir con las orejas que no había ni comprensiones de Lengua ni problemas de Mates ni nada de nada. Al fin y al cabo, son infinitamente más importantes los problemas de la vida (qué profundo me ha quedado esto je je) que los de los libros.

Y agradezco esas sacudidas plagadas de tanto cariño. Miro el horizonte y el futuro próximo me asusta, no veo una vuelta al cole tal cual están las cosas. Supongo que por las noticias que escucho los coles abrirán o sí o sí, ojalá no tengamos que tirarnos de los pelos y cerrarlos en un tris. Deseo confundirme, de corazón, y que podamos estar en las aulas con cierta tranquilidad...Ya veremos.

Soy experta en no aplicarme los consejos que doy, y doy pocos, salvo que me los pidan expresamente o vea que son estrictamente necesarios. Pero sí lanzo uno, tal vez no sea nuevo: no os encerréis en vosotros mismos. No vais a adelantar ni a solucionar nada. Y este sí me lo estoy aplicando.

De madrugada me topé con una canción de Amaral. La conocía pero no había visto el vídeo. Se trata de Ruido. Viene al pelo para esta entrada:


Y como cada uno se queda con lo interesa, acabo la entrada con abrazos, achuchones, besos, caricias, mimos. En definitiva...CARIÑOTERAPIA.


Imagen de https://lifeandstyle.expansion.mx/vida/2020/04/10/abrazos-en-tiempos-de-covid19

Ilustración de Matilde Portalés.


Pero el broche de hoy lo ponen los abrazos en movimiento, FREE HUGS (abrazos gratis, abrazos libres).

sábado, 1 de agosto de 2020

CEIP FILIBERTO VILLALOBOS DE BÉJAR, ni más ni menos

Qué complicadas son las despedidas. Esta entrada podía haberla escrito casi cualquier día desde el 26 de mayo, sí, hace dos meses y una semana. Pero ningún día era "bueno" para escribirla, ni va a serlo. Iba a decir que las despedidas nunca me han gustado, en general, y en el trabajo llevo unas cuantas. Aunque siendo sincera, en varias ocasiones sí han sido sinónimo de alivio, paz y recuperar salud. No es el caso. 

Me despido hoy, 1 de agosto de 2020, del Colegio Filiberto Villalobos de Béjar. Es una despedida atípica, como gran parte de lo vivido en el periodo de confinamiento o en la desescalada. Sin embargo es lo que toca y hay que adaptarse. No he podido dar besos, abrazos ni nada que fuera de contacto, ni a mis compañeros del cole ni a mi alumnado. Y me cuesta mucho en cualquier ámbito, más en el personal, no lo voy e negar. Para mí la distancia social es durísima y aunque sea por salud, porque sin salud no somos nada, a nivel anímico me pasa factura ese espacio que nos separa, esa calidez de sentir a los demás, a los que en estos momentos debemos no acercarnos en exceso...por la cuenta que nos trae.

Además de esa distancia social, el ya lejanísimo viernes 13 de marzo, sonó el timbre, y me parece que nadie sabía con certeza todo lo que pasaría después. Desde entonces nada de volver a las aulas con alumnos. Sin mucha capacidad de reacción, nos vimos inmersos en la enseñanza telemática, para la que, lo confieso, no estaba debidamente preparada. A marchas forzadas hice lo que pude, primero con "Class Dojo" y luego con "Teams," bendito "Teams." En ocasiones he llegado a aborrecerlo, porque tenía la sensación de estar trabajando las 24 horas. Ha habido días durísimos, jornadas interminables y un sentimiento de frustración, de no saber cómo llegar a todos. Con el tiempo fui manejando más funciones del "Teams" y con frecuencia, especialmente con los niños y niñas de Inglés de 5º de Primaria, enviaba audios por chat privado para corregir las tareas, porque me parecía algo un poquito más cercano y útil. Me lancé a la piscina de tener algunas clases por videollamada, únicamente en los grupos de 8 (Science de 4º y 5º de Primaria), porque no veía factible tener una "clase" sin poder ver a la vez a todo mi alumnado. Y la verdad es que las disfruté una barbaridad, necesitaba ver a mis alumnos, hablar con ellos, no sé, recuperar una pequeña parte de lo que nos estábamos perdiendo. He hecho lo que tocaba, como todos, y sé que los maestros han hecho un esfuerzo tremendo durante el estado de alarma, por seguir adelante de la manera que se pudiera, todo mi reconocimiento para los docentes, para las familias implicadas (y ojo a las circunstancias de cada casa) y el alumnado que ha puesto de su parte para aprovechar lo que tenía a su disposición.

Reconozco que mi "trabajo" me apasiona y soy maestra por vocación. Me encanta la docencia a través de la emoción y del sentido del humor, considero que son dos de las "armas" más poderosas que puede usar un maestro o un profesor, y he podido emplearlas también en las videollamadas. Aunque nada es igual a las clases presenciales, las considero insustituibles. Lo que no quiere decir que tengan que tener lugar a cualquier precio, a las noticias actuales de brotes y rebrotes me remito. Ojalá sea posible comenzar el curso 2020-2021 en condiciones de no poner en peligro la salud de nadie, o que el riesgo sea mínimo. Si no puede ser así, me parecería una auténtica locura. 

Este curso he tenido la suerte, pese a la COVID-19, de disfrutar de un gran centro educativo. De un cole no muy grande en cuanto al número de alumnos, pero sí en lo que a espacio se refiere, es asombrosamente amplio. Y una de mis mayores suertes ha sido formar parte de ese colegio, concretamente de ese claustro, de un grupo de docentes muy especial con los que me he sentido francamente bien. Me parece que es quizás una de las salas de profesores en la que más cómoda he estado, un ambiente buenísimo. Somos muy diferentes pero, sabía que daba igual quiénes estuvieran, si iba, siempre había alguien a quien poder escuchar y/o con quien poder hablar. Nos han quedado vivencias por compartir, pero he sido muy feliz, y eso es lo que me llevo. Es un lujo dar con compañeros así. Gracias María, Espe, Tiby, Rocío, Esther (Infantil), Angelines, Meli, Maribel, Jose, Mario, María José, Mercedes, Sergio, Esther (Música), Ismael, María Jesús, Silvia, Noemí y Dori. 

Y del alumnado, ¿qué decir? Igual que he comentado sobre mis compañeros, a pesar de habernos quedado con momentos por vivir, me quedo con muchas risas, emoción...Me ha encantado estar con vosotros en las aulas, en los momentos agradables y en los duros, y de estos segundos se aprende mucho más y los ha habido, para qué negarlo. Fue un reto tener clase con cuatro cursos distintos y ocho agrupamientos diferentes. Ah, y tres áreas (Science, Arts e Inglés). Me quedo con el cariño de muchos de vosotros, las bromas, la ironía, el esfuerzo, la capacidad de adaptación...Sois fabulosos. Mención especial para los de 4º, porque hemos compartido muchas sesiones, y eso une, o al menos me siento un pelín más unida a vosotros que a otros cursos, porque el tiempo que hemos pasado juntos ha sido notable. Lo mismo sucede con los alumnos de Science de mis cursos, era una sensación muy bonita, de estar como en familia.

Me gustaría aprovechar para pedir perdón tanto a compañeros, alumnos y familias, por si alguna vez os he fallado, de verdad que lo siento. Y de paso disculparme también con aquellas niños y niñas a los que no había respondido por el Teams a sus deseos de buen verano y a preguntas/comentarios sobre si iba a continuar o no en Béjar el próximo curso. Me veía incapaz de responderos. Lo mismo en las videollamadas, no tuve valor para deciros que no iba a seguir en el cole, me da mucha pena y se me hacía un nudo en la garganta, igual que en el claustro virtual de fin de curso, o ahora mismo al escribir estras líneas, me emociono, es inevitable.

Gracias de corazón a todos: mis compis de batallas; mis alumnos; nuestro dispuesto conserje; las familias que forman el cole...Aunque actualmente las noticias sobre la evolución de la COVID-19 son bastante malas, quiero pensar que en algún momento del curso será posible veros, aunque debamos mantener las distancias.

Tenéis el cole con las vistas más bonitas del mundo, un lujo para los sentidos. Espero que todos, niños y adultos, hayáis tenido la oportunidad de desconectar un poco de los momentos duros vividos y, con ilusión, podamos seguir hacia delante. ¡Suerte y abrazos sin distancia!

Con mucho cariño:
Raquel