domingo, 31 de diciembre de 2023

2023/24

Suelo decir que me gustan más los años impares que los pares. Aunque en 2023 me he estrellado con todo el equipo. Casi damos la bienvenida al año en el hospital. De hecho poco nos faltó para comernos las uvas allí. Entre finales de diciembre y todo febrero, tres operaciones (mi hermano, mamá y papá). Por eso decía que para nosotros, el año comenzó, de verdad, a mediados de marzo, cuando nos estábamos recuperando de ir con tanta asiduidad a los hospitales. ¡Qué ilusa! El tsunami del 1 de agosto casi nos lleva por delante. Fue un tortazo con la mano abierta. Y sí, lo repito, pasé en diez minutos de estar hablando con mi padre, a asimilar, de manera inesperada y fulminante, que ya no estaba vivo. Si hago memoria soy incapaz de recordar las palabras exactas de nuestra última conversación esa asquerosa tarde-noche. Pero sí me acuerdo bastante bien de mi monólogo con él, cuando ya sabía que se había ido. Por si acaso, necesitaba recordarle algunas cosas, me las guardo para mí. En realidad no era solo recordarle, sino también contarle otras, sin más. Creo que ningún momento es bueno para que se muera una de las personas que más quieres en el mundo. Si encima no lo ves venir, el dolor es indescriptible, inconmensurable. Ni mejor ni peor que el de otras personas, para cada uno su dolor es su dolor. Y en los primeros momentos, una combinación explosiva de muchos dolores que me situaban ante una cuesta que parecía infinita. Y después, un viaje por diferentes etapas del duelo, intentándome aferrar a lo que podía ayudarme a levantar un poquito el vuelo.

La especie de punzada en el corazón. La falta de aire. El nudo en la garganta que aprieta y ahoga. La dificultad para sonreír, pasara lo que pasara. La pena hasta a la hora de caminar. El no tener ganas de salir de casa. El vacío. La facilidad para llorar. Lo complicado de encontrar consuelo. Lo imposible de comprender. La rabia. La irascibilidad por cualquier chorrada. La tristeza infinita. Las ganas de recordar. La mala memoria desde que se fue. La ansiedad. El enfado conmigo misma.  Su voz. Las ausencias. Las presencias. El deseo de no coger el móvil. Los audios llorando. Las fotografías. La distancia. La aplastante nueva normalidad. Las preguntas innecesarias. Las respuestas de mentira. El entrometerse en vidas ajenas. La insistencia. La falta de respeto. El egoísmo. La memoria. El paso del tiempo. Los días que pasan volando. Los días que van a paso tortuga. El cariño de los que me quieren. La escucha, incómoda muchas veces. La enorme empatía. Los abrazos sin pedirlos y de los que saben lo que sí y lo que no. La proximidad. Los silencios. Las conversaciones con palabras. Las conversaciones con miradas. El amor. El ir juntos de la mano. Los besos. Las caricias. El intento de hablar de mi padre sin emocionarme. El recuerdo diario. La gratitud. Los detalles. El saber esperar. El cuidado. Las risas en compañía. La amistad. Las conversaciones "incómodas". El dolor compartido. La intimidad sin escudos. La necesidad de escribir. El placer de recordar. La responsabilidad de continuar hacia adelante. La ilusión por todo lo que está por venir. Las ganas de viajar. El deseo de escapadas. Los detalles. Los momentos sola. Los momentos acompañada. La unión. El respeto. Lo afortunada que soy. Los hilos invisibles. El deseo de mejorar. La música que salva. Las lecturas que alivian el dolor. Las palabras que acarician. Los recuerdos que arañan.  La independencia. La nostalgia. La continuidad de algunas tradiciones familiares. El día a día. El levantarse cuando se puede y como se puede. El permitirme equivocarme. La tranquilidad. Las pausas. Los proyectos. La reconexión. El arte de respirar. La consciencia. La valentía. La mano tendida. La fortaleza interior. La victoria frente al miedo. La esperanza. La lucha diaria. La aceptación...La vida.

Así que, como la mayoría supondréis, tengo muchas ganas de decir adiós a 2023. Porque la muerte de mi padre basta y sobra para calificar este 2023 como un "año de mierda" . Y eso es ser sutil, podría haber escrito alguna barbaridad. Sí, sé contar. Mi padre se nos fue un 1 de agosto. Por lo que, afortunadamente, pudimos compartir con él 7 meses del presente año. Y en esos meses hubo innumerables momentos agradables vividos a su lado. Papá, seguimos amándote infinito, y sigues vivo a través de nuestros recuerdos, son continuos e inagotables. Y eso no lo puede cambiar nada ni nadie.

El 2023 también me deja momentos felices, con mi padre y sin él. Me cuesta decir que hay momentos felices sin mi padre, me refiero a desde el fallecimiento de mi padre, pero él está presente y sé que nuestra felicidad era su felicidad, aunque no siempre comprendiera y/o estuviera de acuerdo con nuestra manera de actuar. Y desde el lugar en el que esté querrá vernos felices, a todos, pero especialmente a Miguel Ángel (mi hermano), a mamá y a mí. 

Tengo nombres propios de lugares que sí quiero recordar al despedir este 2023. No pueden faltar estos:

Villarreal de San Carlos, Río Shopping, Porta Coeli, San Martín del Castañar, Meandro Melero, CAEM, Villares de la Reina, Burgos, Orbaneja del Castillo, Fregenal de la Sierra, Feria del Libro de Madrid, IES "Francisco Salinas", Segovia, Miranda Do Douro, Hotel Restaurante Cuatro Calzadas, Suances, Santillana del Mar, Cabárceno, Urbanización "Pinar de Alba", Guijuelo, La Alberca, La Granja,  Madrid, Wizink, Palacio de Congresos...

Musicalmente 2023 ha sonado a Revólver, Vetusta Morla, Fito Cabrales, Antonio Orozco, Conchita, Edurne, Dani Martín, Rosana, Manuel Carrasco, Miley Cyrus, Rocío Jurado, Juan Pardo, Manolo García, María Dolores Pradera, Coldplay, Amaral, Macaco...

En cuanto a nombres propios de personas de mi entorno, tengo una larga lista, pero la dejo en mi cabeza. Gracias de aquí a Lima. Sé que me quedo corta. Gracias por estar en mi vida.

Me han faltado más viajes, y que alguno de ellos hubiera sido en avión y al extranjero. Me he quedado con ganas de más playa, o concretamente de amaneceres en la playa. Me habría gustado ir a algún concierto más. También asistir a algún musical, tanto nuevo como "visto", pero ya sabéis, "Hakuna Matata", nada más que añadir. Y de ver al menos un par de obras de teatro. Y puede parecer broma, pero no lo es. Me han faltado fotos. De las que todavía se pueden hacer, me lo pongo entre mis "deberes" para 2024 (para mí misma). Me han quedado muchos libros por leer, mi situación anímica a ratos y mis dificultades de visión en la mayoría, han sido los responsables de haber leído mucho menos de lo que me habría gustado. Me han faltado muchos cafés por tomar, más visitas al cine y unos cuantos reencuentros. Y paseos por dar tengo la tira. Me han quedado dibujos por acabar, como los árboles de la vida. Pero esos árboles de la vida llegarán, no han caído en el olvido, aunque el ánimo influye en mis dibujos. Entended que deje pasar las navidades para continuar con ellos. Estoy deseando terminarlos y dároslos, aunque sea en febrero. Pese a haber superado algunos miedos importantes, quedan otros por vencer.

He cumplido algunos proyectos, y otros están en el punto de salida, ya han empezado o voy a retomarlos. Confío tener el viento a favor para que los que se pueda, se hagan realidad.

Por eso, 2024, seré clara: No me arrebates a nadie más. Salud para los que quiero y para mí. Y mis lazos, amorosos, familiares y de amistades, déjalos tal cual.

Como hace unos párrafos he mencionado lo que me ha faltado, ha quedado pendiente...sirva eso a modo de deseos por cumplir en el año nuevo. 

A mí me gusta despedir el año, siempre. Y ojalá esta vez no sea una excepción. Si ha sido bueno porque lo despido con alegría por lo vivido. Si ha sido malo, porque lo despido con alegría por acabarlo. Ya era hora, y también con esperanza e ilusión para el que comienza.

Antes de las uvas pienso ponerme todo lo rojo que tenga a mano. El año pasado no sirvió de mucho, pero no quiero cambiar la tradición. Y brindar por ese 2024 que llega, y que sea para bien. Si nos apetece hacer un brindis al cielo, se hace. 

De las fechas navideñas, mi favorita es la Nochevieja. Y no soy fiestera precisamente. Pero me gusta mucho esa noche y suelo disfrutarla (a mi manera). Este 31 de diciembre seremos 3 en la mesa, pero en el corazón no falta nadie. E igual que digo de lo de brindar, si hay que llorar, se llora. Pero se llora y se sigue. Lo que más me apetece es pasarla tranquilos los tres, compartiendo todo lo que podamos sentir. 






Así que 2024, ya sabes. Deseo de corazón que hayas tomado nota. Y si me sorprendes, que sea para bien.

Por supuesto aquí tiene que haber música, o no sería yo.














jueves, 28 de diciembre de 2023

Va de tarjetas...navideñas.

Lo he dejado caer en entradas anteriores. Mi intención de no hacer en esta ocasión tarjetas de Navidad. Al principio las compraba hechas y me limitaba a escribir los mensajes, no es moco de pavo. Y no sé en qué momento, decidí ponerme manos a la obra y hacer las tarjetas también. Un trabajo ingente, invertía mucho tiempo y dinero. Lo del dinero por los materiales y por los sellos, ni que los llevaran en helicóptero dentro de la misma Salamanca capital. Pero sarna con gusto no pica. A veces me enfadaba porque algunas personas no reaccionaban de ninguna manera, como si hacer las tarjetas y mandarlas fuera mi "obligación". Y no soy de las que se queda quieta si siente algo como una obligación. Hubo que acotar porque notaba que el tema se me iba de las manos, y algún año he llegado a las 50. Entiendo que visto desde fuera es una costumbre difícil de entender. Especialmente porque a mi casa, para mí, como mucho, los años que más, habré recibido alrededor de 10. Pero si lo hubiera hecho esperando a que actuaran igual que yo, no lo habría hecho nunca. Jamás lo he visto como un trueque. De ahí la ilusión al recibir tarjetas, fueran 3 o 5. Cada una era un regalo.

Este año no ha habido OTN. La Operación Tarjetas de Navidad queda ya para las navidades de 2024. Cruzo los dedos para estar en condiciones de hacerlas, sería una estupenda señal. Reconozco que de tiempo no habría ido bien, nunca voy bien. Para mí lo ideal es empezar a mandarlas tras el puente de la Constitución-Inmaculada. Y acabar cuando se pueda. Suelo hacer una lista de los envíos, porque al escribirlas de manera espaciada corro el peligro de mandarle dos a una misma persona. Del año pasado me quedaron algunas pendientes de escribir. Lo que pasa es que lo veía ya tan fuera de lugar, por las fechas, que se han quedado sin destinatario, en un cajón. Lo siento.

En Nochebuena y Navidad o los días previos, mandé pocos "guasaps". Y algunos de los que recibí los he contestado después. Es muy fastidiado asimilar que estas son las primeras de muchas navidades con la ausencia de papá. Lo he llevado mejor de lo que esperaba en los días señalados, pero no tanto en los anteriores y posteriores.  Las lágrimas en algún momento no dejaban de caer por mis mejillas. Y era como si una presa se hubiera desbordado. No daba con la fórmula para detenerlas. Así que he dejado que así fuera, que las cosas fluyeran. He asumido que es parte del proceso y, he intentado mantenerme en calma. No hice amago de coger la cámara de fotos en Nochebuena y Navidad, pero en Nochevieja quiero que esté presente. He compartido 40 inolvidables navidades junto a mi madre, mi padre y mi hermano principalmente. Algunos años también con mi tío Antonio. Ahora falta papá, pero nosotros seguimos estando aquí. Estamos vivos y siento como si algo, más bien alguien, me empujara a continuar intentando ser lo más feliz posible. Y quiero pensar que me quedan muchas navidades por disfrutar. E incluso muchas con más sillas en la mesa.

Gracias a los que me habéis escrito mensajes personalizados, teniendo en cuenta que no estaría yo para celebraciones, y mucho menos para un Feliz Navidad a secas, como si no hubiera pasado nada. Dentro de esta "nueva" normalidad, me siento invadida por un sentimiento de gratitud inmenso. Inmenso por el amor recibido durante tantísimos años. Por la multitud de recuerdos bonitos que se agolpan en mi cabeza. Y por el amor y cariño que me siguen dando los que me quieren.

No soy ninguna santa, soy consciente de haber cometidos errores, y de haber metido la pata con algunas personas. Digamos que no siempre he estado a la altura. Hay veces que he hablado y debería haber cerrado el pico. Otras que no he estado porque no he sido consciente de la realidad de otras personas. Y otras en las que me he callado. He elegido el silencio porque me parecía que hacía más daño con mis palabras que estando callada. Supongo que esto último habrá gente que no lo entienda y/o no lo comparta, pero para ciertas cosas no soy impulsiva, sino tremendamente reflexiva. Y a veces se hace daño hablando, y no diciendo nada, también. No digo que haya acertado con mis decisiones. Seguramente no. Algunas habrá dado en el clavo y otras no habré dado una. Los seres humanos somos muy complicados, sin excepción, y cada uno tendrá su "verdad". Intentaré equivocarme menos el año que viene, y estar más pendiente de los que quiero.

Volviendo a las tarjetas, a casa han llegado seis, preciosas todas. Una de las  seis me la dieron en mano pero está en casa igual. Quiero dar un gracias como la copa de un pino a las seis mujeres estupendas que me han tenido presentes para sus tarjetas. Me han encantado, exterior e interiormente. Las he juntado para la foto, pero a diario permanecen en el hall, colocadas con nuestra decoración navideña en dos muebles y el árbol. 


Todos los años me siento muy feliz con cada tarjeta que recibo, pero este, por las circunstancias personales, me han hecho más ilusión todavía. Gracias, gracias y gracias. Vuelvo a la gratitud. Agradecida por todo el amor recibido de mi padre en 40 años largos, a falta de 20 días para que fueran 41. Agradecida por la suerte de haber podido pasar tanto tiempo juntos los cuatro (papá, mamá, Míguel y yo). Y agradecida por los que me queréis y lo demostráis, cada cual a vuestra manera. No siempre hace falta decir "Te quiero", hay mil maneras de demostrarlo. Y me llegan, ya lo creo que me llegan. Gracias.

Como no pienso cambiar algunas cosas, y lo de no hacer la OTN esta vez ha sido un paréntesis elegido, he guardado en mi Instagram y en Pinterest muchas ideas para futuras tarjetas navideñas. Siempre digo que lo suyo sería empezar en verano, aunque chirríe un poco ponerse a dibujar muñecos de nieve, elfos y abetos con 30 y pico grados. Pero para que exista esa OTN 2024, se lo voy adelantando al año que en breve empieza. Un advertencia: No me quites a nadie más, por favor. Y salud para los que quiero y para mí.

Aunque el balance del año lo dejo para la próxima entrada...

A los que estos días se os hacen cuesta arriba, sea todo el rato o en momentos concretos, os mando un abrazo enorme. Haced lo que os dé la real gana. Que nadie intente obligaros a algo que no os apetezca. Respirad, llorad o lo que necesitéis para sentiros un poquito mejor. Calma. No hay botón de rebobinar, ni un DeLorean para viajar al pasado. Solo podemos actuar en el presente para poder tener un futuro más amable. Sé lo que pesan las ausencias, pero la vida no frena, nos guste o no. Cada cual decide cuál es su actitud ante lo que le pasa. Y no solo me refiero a las ausencias, sino a cualquier circunstancia que modifique la normalidad sustancialmente y suponga un reto personal.

sábado, 23 de diciembre de 2023

Viernes, Vacaciones. Y ...¡ReVólVer!

Ayer fue un día de esos a la carrera, non-stop como diría mi amiga Carmen. Último día de instituto antes de las vacaciones. Iba a haber escrito "último día de clases", pero me ha dado la risa. Por circunstancias ayer solo me correspondía una hora con los alumnos. Les pedí que me avisaran antes de si iban a ir o no. Más que nada porque me molesta que me digan una cosa y hagan la contraria. Y cumplieron con su palabra. Allí estuvieron Dulce, Edair y Jean Pier. Y sé que si Wadeli hubiera estado en Salamanca habría ido también. Muchas gracias, de corazón. El tiempo pasó volando jugando al "Unánimo". Perdí. Sí, tal cual. Es la primera vez que quedo en última posición jugando con alumnos a un juego de mesa. En mi defensa diré que es muy pero que muy complicado ponerse en su lugar. Fue divertido pese a la derrota. No he dejado el juego en el instituto, porque a lo mejor puedo jugar con unos amigos en algún momento de las vacaciones. Si cuadra y les apetece claro.

Seré de las raras, pero a mí me encanta acabar el año con mis alumnos, soy así. Echo de menos los festivales navideños de los coles. Son una paliza previa y un estrés considerable hasta que empieza "la función", aunque también se disfrutan mucho. Lo bueno es que hubo actuación musical navideña en el recreo del jueves. En el gimnasio, participaron los profesores que integran el coro del Salinas, alumnado de 2º de la ESO y alumnos de cursos diferentes que tocan algún instrumento. ¡Mucho talento por allí! A mí me encantó. Gran trabajo de todos, pero en especial de "Bene", compañera de Música y directora de "orquesta".

También echo de menos ser tutora. Estar de Compensatoria tiene semejanzas con ser tutora, pero no es igual. Todo llegará. Siento que esta etapa no ha acabado. Me parece que me queda algún capítulo más, tal vez esté equivocada. Pero si me confundo no pasa nada. Lo que pase será por algo.

Tras el ratito ameno con mi alumnado de Compensatoria de 2º de la ESO, entrega de notas. Al no ser tutora, hora libre. Y luego algo de picoteo con los compañeros del instituto. Con adornos navideños estuvo un grupo importante, entre los que me incluyo. Me faltó el jersey de Navidad. Sin falta para las próximas. Y luego besos y felicitaciones varias. Huí de ir uno a uno, porque logré aguantar el tipo como una jabata, y motivos tenía para soltar alguna que orea lágrima. Me quedé con ganas de despedirme en condiciones de algunos compañeros que siento más próximos, pero el riesgo era alto y evité el "peligro". Señoras y señores, llorar está fenomenal y aunque muchos crean que no sirve de nada, a mí, habitualmente,  me tranquiliza exteriorizar lo que siento, pero llevo tanto llorado en cuatro meses y 22 días, que saco el STOP en muchos momentos. Pensé para mis adentros que no era momento de lágrimas, porque soy afortunada, y mucho. Y aunque la ausencia de mi padre sigue pesando, y no hace falta ninguna festividad para recordarlo (es un continuo, un 24/7 pero con el corazón agradecido y latiendo fuerte), hay que seguir caminando. 

Esta semana di con una película, no recuerdo si está en Netflix o Amazon Prime, una de esas películas joya. De las que, a mi parecer, puede tocar las fibras a prácticamente cualquiera. Es dura, de una sensibilidad y belleza extrema. Sin florituras, destila honestidad y lanza dardos que nos hacen darle al coco. Es "Verano 1993", una película con tintes autobiográficos de Carla Simón. En ella hacen acto de presencia el duelo, la ternura, la curiosidad, la rabia, la inocencia, los celos, la capacidad de adaptarse a cambios muy dolorosos, la evolución sentimental de los personajes (simplemente brillanrte), la complicidad, la alegría, la inocencia. Y para mí, por encima de todo, el amor. No quiero destriparla. insisto, es dura, pero es hermosísima. Y el punto final me pareció de un realismo dolorosamente aplastante. Muy recomendable.

El momento musical va a ser más extenso que en otras ocasiones. Anoche estuve en un concierto de Revólver. Alucinante ver que había menores de edad, no ni uno ni dos. Y veinteañeras sabiéndose las letras de cabo a rabo. Una de ellas la tuvimos muy cerca, y estaba exultante. Ver para creer. Revólver no es mi grupo favorito. Conocía algunas de sus canciones. Pero me gusta que el abanico de lo que escucho se amplíe considerablemente con el paso de los años. Y a veces son otras personas las que nos acercan a música relativamente "nueva" para nuestros oídos. Nueva aunque Carlos Goñi lleve más de treinta años sobre los escenarios. Qué maravilla. Un concierto muy especial. Salí encantada. A ojo de buen cubero se habían vendido menos de la mitad de las entradas. Desde iluminación optaron por empezar el concierto con el patio de butacas en penumbra, oscurísimo. Deduzco que para evitar que Carlos viera la no muy buena respuesta del público a a su concierto. También alguien de la organización intentó que las personas de los extremos se sentaran en la zona central, para que el público estuviera más concentrado y fuera menor el aspecto algo desangelado del Palacio de Congresos. Hasta que empezó el concierto. Apareció Goñi, acompañado de tres músicos. Y de lo primero que salió por su boca fue pedir al responsable de iluminación que iluminara al público. Para quitarse el sombrero. Nos contó que era el primer concierto de la gira en el que no se agotaban las entradas. Elegante que es, dejó caer que se le ocurrían algunas razones que explicaran por qué había pasado eso. Explicó que para él el de Salamanca era el cierre de gira, porque el 28 actúan en La Palma, pero acompañados de otros grupos. Y que iba a dar el concierto igual que si estuviera lleno, o si hubiera solo una persona. Aclaró que no, que en realidad si solo hubiera una persona la invitaría a subir al escenario con ellos.

Fue un concierto muy completo. Aderezado con ciertas explicaciones didácticas o personales, y un fino sentido del humor. El ratito en el que salió la banda de escena para descansar y se quedó Goñi solo, con guitarra y armónica, de diez. Y ahí descubrí una canción preciosa. En realidad descubrí unas cuantas. Necesito las vacaciones para digerirlas. El público totalmente entregado. Cuando un artista lleva tantos años de profesión, tiene la suerte de haber hecho canciones que son parte de la banda sonora vital de muchas personas, y de muchas edades distintas. Ojalá se anime a volver a Salamanca, pero eligiendo mejor la fecha. Ayer no era buen día, mucha gente abandonaba Salamanca para volver a casa "por Navidad". Y otro punto importante, la casi inexistente promoción del mismo. En mi caso fue gracias a estar muy pendiente de sus redes sociales, porque había un puñado de cantantes a los que quería ver en concierto, era un regalo más que para mí misma. Pero un regalo compartido, porque disfruté de la experiencia de Revólver y repetiría sin dudarlo, pese a saberme la letra de solo tres canciones (aproximadamente). 

Además de un gran cantante, coincido con él en su labor de entretenedor. Mencionando que sus conciertos son una mezcla de música y "El club de la comedia". Bendito entretenedor, cruzo los dedos por más personas como él. 

No voy a subir aquí vídeos del concierto, pesan muchísimo. Lo haré en Youtube cuando los comprima. Pero dejo una frase de una de sus canciones y el vídeo de otra.

La frase es de "El anillo de boda": "El error no es acabar, el error es no empezar por si se acaba." Como el arroz, simplemente brillante. Y en esa misma canción hay otras buenísimas.

Y la canción, escuchadla, no hay más.


Espero que mañana, Nochebuena, no os falten faros que iluminen vuestra vida. Y si no los veis, mirad en vuestro interior, seguro que tenéis más de un faro, empezando por el vuestro propio. Y seguido del de los que os quieren, puedan estar físicamente con vosotros o no (no importa la razón). Ayer un compañero de trabajo y amigo decía que siempre falta alguien en estas fechas especiales. Y qué razón tiene. A nosotros desde esta Nochebuena nos falta papá en la mesa. Pero cuando hemos estado los cuatro, a mis padres les faltaban sus padres, aunque no nos reuniéramos en las fiestas navideñas con ellos. Y otras personas. Quizás estas fechas sean más pelligrosas para notar el vacío, todavía no las he vivido con una ausencia como la de estas navidades. Mi plan es respirar y disfrutar de mis faros, pese a que veces choquemos, no nos entendamos, etcétera. Así que os deseo a todos una Nochebuena y Navidad en paz, con vosotros mismos y con los que os rodean. Y destellos felices, porque los puede haber hasta en los días más oscuros. Disfrutad de los que están en la mesa, y de los que aunque no estén en vuestra mesa estos días, están presentes en vuestras vidas, porque son parte de ellas. Que el pasado nunca sea ancla, sino alas.


domingo, 10 de diciembre de 2023

Con un par...de ovarios

Hace un par de días escasos falleció la actriz Itizar Castro. A raíz de su muerte, muchísimas personas famosas han tenido palabras de afecto hacia ella y han compartido su tristeza por su repentino fallecimiento (46 años).

    Imagen extraida de https://www.marca.com/tiramillas/cine/2023/12/10/6575a52822601d68088b458a.html


Y yo, habiéndome pasado un puente más bien caserito, sin comentarios, debido a un catarrazo, he leído bastante sobre los que se han acordado de ella, para bien y para mal. Quiero compartir aquí un artículo del diario "Público", titulado "En pelotas Iztiar", lo publicaron ayer. Sí, he llorado al leerlo, he llorado porque a veces he sentido lo que ella, que hay gente que me ha insultado por el mero hecho de ser...gorda. O que por ser...gorda, creen que ya no soy abrazable, besable o deseable. Es una mierda llegar nueva a algún sitio y sentir que tienes que hacer un esfuerzo extra para que otros deseen conocerte. Porque el físico es lo primero que vemos, y la gordofobia existe. Y el que diga lo contrario se equivoca. Y si no, le presto unos días mi piel, y así entenderá a lo que me refiero. Aunque he ido mejorando, me cuesta relacionarme con la gente cuando yo soy la nueva. No consigo evitar sentirme juzgada, por mi físico, cuando me presentan a una persona. Y si es a un grupo, ni os cuento. Un grupo en el que sea "la nueva" y por la razón que sea quieren conocerme y/o quiero conocerlos. No estará bien admitirlo, pero es así. Me da rabia si siento que me rechazan, me miran mal, no me dan la oportunidad de expresarme...por estar gorda. Pero sigue sucediendo. Sé que con frecuencia soy muy dura conmigo misma frente al espejo, no puedo evitarlo tampoco. Es una especie de vértigo, como si al "enfrentarme" a conocer a gente nueva, tuviera que pasar un control de calidad, o ago semejante.

Por eso celebro que existan  personas como Itziar, con esa personalidad arrolladora. Con esa humanidad mucho más grande que su talla. Y no, no tengo que pedir perdón por existir, pero la sociedad lo pone muy difícil. El mundo está hecho para los delgados, diestros y altos. Gracias Itziar, aunque ya no estés viva, por no taparte, no esconderte y no callarte. Gracias por mostrarte tal cual eras, porque sí. Y en cada cuerpo hay algo bello, pero depende de los ojos que miren y de los ojos con los que nos miremos. 

Hace poco hablaba con mis alumnos de español, sobre cómo hacer una descripción del físico. Y practicamos oralmente, diciendo cada uno qué era lo que más nos gustaba de nuestro físico y lo que menos. Aluciné con las respuestas de algunas de mis alumnas, viéndose gordas sin serlo.  De vez en cuando cosas así hacen que haga "clic." Y recuerde que soy mucho más que una talla (grande) de ropa. Un inciso, gracias a Operación Triunfo, por muy parte del markéting que sea, por mostrar al menos un cuerpo "no normativo". Ya que me pongo, tirón de orejas para el encargado de sus looks. Esa mala costumbre de creer que una persona obesa, cuanto más tapada y con ropa más holgada, mejor se va a sentir. Podemos vestirnos sin parecer sacos de patatas o mesas camillas, hablo de mi experiencia, no de la concursante. Podemos ser sexies, sentirnos sexies, y la ropa ayuda o echa tierra encima. 

Soy consciente de la imperiosa necesidad de quererme como soy, y que si he de cambiar ha de ser por mí, y no por lo que los demás puedan pensar o decir. Aunque cabría recalcar la maldita costumbre de opinar sobre los cuerpos ajenos para hacer daño con las palabras. La manía de creer que puedes decir lo que se te pase por la cabeza, sin filtros. Y a eso le llaman sinceridad. Ya que nos ponemos, un recordatorio: prácticamente todas las personas tienen, como mínimo, un espejo en su casa. Por eso antes de abrir la boca no viene mal "colar" nuestras palabras, analizar los posibles efectos, y solo hablar para construir, no para dar lecciones morales y hacer "reaccionar" al otro usando la crueldad. 

Si tenemos kilos demás pues porque los tenemos, si no pueden ser las arrugas, las canas, los juanetes, el acné, el color de piel...Cada cual tendrá algo, que sea su talón de Aquiles.

Así que Itziar, gracias por tus 46 años de vida. Gracias por dar visibilidad y con tanto salero a un cuerpo que no fuera 90-60-90. Gracias por tu actitud ante la vida. Hay días en los que actúo como tú, y no hay nada ni nadie que me frene, pero otros tantos la inseguridad se apodera de mí, y cuestiones del día a día se me hacen bola. Intento combatir a los "haters" de la vida real, no de las redes sociales, con mucho sentido del humor e ironía, aunque no siempre salgo airosa.

Y eso, que vamos e echarle a todo...un par de ovarios.


jueves, 7 de diciembre de 2023

Si de publicidad navideña se trata...

 ...Incluyo siempre el anuncio de la Lotería de Navidad. Del que por la razón que sea, a estas alturas, solo había visto alguna pincelada. Touché una vez más. Llevan ya unos cuantos años tirando por la parte sentimental, y van a tocar las fibras todo lo que pueden. Protagonistas del de este año, una hija y su padre. Obvio que el mensaje me ha llegado. Sobran más comentarios. LA SUERTE DE TENERNOS...Y tanto.

Muy recomendable. Igual que el de Ruavieja, "La película de tu vida". Este lo pongo en segundo lugar. Quizás sea mi favorito este año. Muy bonito y emotivo, como el anterior y el siguiente.

Sé quién saldría en un resumen de la peli de mis 41 años (con pocos meses) de vida. Y me emociona solo pensar en una peli de imágenes con ellos. Os quiero tanto, tanto, tanto. Es increíble la suerte que tengo.

Este vídeo de Ruavieja también podéis usarlo en las aulas. Yo les invitaría a pensar qué imágenes de su vida les vienen a la cabeza. Y a escribir en un papel, para ellos, el nombre de las personas que aparecerían en esa película. Sin obligar a que compartan esos nombres, pero que si quieren, los plasmen en un papel. Obviamente el número de nombres dependerá de la edad, y también del carácter de cada uno. Y de las circunstancias de su vida. Tener más nombres no significa ser mejor persona ni más afortunado.

A veces creemos que somos más importantes para algunas personas de lo que en realidad ellos nos consideran. O viceversa. Es complicado, muchísimo. Y no tiene por qué haber una razón o creer que una parte haya hecho algo "mal". Lo entiendo más como conexión o ausencia de ella. Hay personas con las que conectamos y otras con las que no. Y esas conexiones no suelen ir de la mano del tiempo que hace que conocemos a alguien. Seguro que me entendéis. Hay personas que en poco tiempo hacen que sintamos que estar con ellas es estar en casa. Podríamos hablarles de lo que sea y sentirnos cómodos. Y eso vale mucho. Es muy difícil de encontrar. Y no sirve buscar "culpables" cuando las conexiones no son recíprocas. Es parte de la vida. Y todas ellas pueden extraer alguna conclusión útil de una mala experiencia. O ausencia de conexión, sin vuelta de hoja.

Siguiendo con publicidad navideña, me decanto por el anuncio de turrones Suchard. Un clásico en muchas casas. Como todo, cada vez más caro. El anuncio nos habla de "La vida es", mostrándonos un viaje a momentos pasados de una familia. Ese viaje comienza con una pregunta, "¿Tú crees que lo hemos hecho bien?". Emotivo como los anteriores, con una gran dosis de ternura, tal vez incrementada por no ser imágenes reales sino de animación. Ya que el tipo de ilustración hace a los personajes muy entrañables. La reflexión de "La vida es lo que pasa entre Navidad y Navidad" es fabulosa. Aunque solo de escucharla me ha parecido devastadora. Es lo que tiene la silla de mi padre vacía. La de cosas que han pasado entre la Navidad anterior y la que ahora se acerca. Han sucedido muchas cosas, no solo su fallecimiento. Pero aquí seguimos, en vías de colocar el árbol de Navidad y el belén. Porque la Navidad va a seguir existiendo, aunque este año nos duela. La vida sigue y hay que abrazarla. Y seguiré sintiéndome muy orgullosa de ser hija de mi padre y de mi madre...

Me gusta mucho la idea de Suchard de tabletas de turrón con mensaje. No es novedad, llevan al menos tres años, pero reconozco que es un detalle precioso. Y si regalo Suchard, va con mensaje. Porque lo que se siente se siente y se demuestra, pero es bonito decirlo (de vez en cuando al menos).


El de IKEA me ha hecho mucha gracia. Porque refleja perfectamente la idea de algunos hogares en Navidad, repletos de "compromisos" sociales. Ese tipo de Navidad, para otras muchas personas, como yo, resulta agotadora. Llega un punto en el que no quiero ver a nadie. Hay un momento en el que al hablarme de quedar para comer o cenar me dan ganas de vomitar solo de pensarlo. Demasiada gente en poco tiempo. Y me agrada la idea de hacer menos cosas, pero poder saborearlas más. Igual de respetable que aquellos que disfrutan sin parar ni un día en las fechas navideñas. Que cada cual las disfrute como quiera, pueda o le permitan.


Y mi ronda de anuncios navideños de esta entrada acaba con un anuncio de Vodafone Portugal. Los subtítulos están en inglés, pero me parece que cualquiera puede entender el mensaje. Precioso lema: "Nunca es tarde para escuchar a tu corazón".

Pues eso, escuchad a vuestro corazón, que os señalará el camino. No el bueno ni el malo, simplemente el vuestro.
 Os animo a utilizar en las aulas la publicidad como una herramienta educativa muy poderosa. Si echáis algún anuncio de Navidad de menos en esta entrada, no dudéis en ponerlo en comentarios. Eso sí, que sea de este año. Gracias.

lunes, 4 de diciembre de 2023

Diciembre, qué bueno que viniste

Estaba ya mosca, como en años anteriores, por la duración del mes de noviembre. Una cosa es lo que pone el calendario, 30 días tiene noviembre, y otra que nada tiene que ver, lo larguísimo que se me suele hacer. Pero ya estamos a 4 de diciembre, este mes sí sabe volar. Y una parte de mí lo agradece, al menos este año. Soy consciente que no todos los días de este mes van a pasarse así, pero me he propuesto pasarlos con los menores nudos en la garganta posibles. El comienzo del mes me pilló en la capital madrileña, en un concierto. La música es sanadora, y tiene el poder de consolar, animar, entristecer. calmar, alegrar, equilibrar. abrazar...Y hace que afloren nuestras emociones. No sé, a mí, muchas veces, me remueve por dentro. No es algo malo, me quita capas, y eso me gusta. La "terapia" musical fue con el cierre de gira de Vetusta Morla, en el Wizink. No es mi grupo favorito. Pero salí encantada del concierto. Me pareció un gran espectáculo, con algunos detalles muy cuidados. Y el carisma indudable del cantante, Pucho, que pot un lado sobresale y por el otro amalgama todo lo que había en el escenario. Y transmite una sensación de equipo que me encanta, sea cual sea su relación fuera de los escenarios.

Así que diciembre llegó con una dosis musical extra. Y con bastantes destellos navideños. Preciosos los belenes de El Corte Inglés en las proximidades de sus centros de Callao y Goya. Me gustaron mucho más que el del Ayuntamiento en la Plaza Mayor. Arbolitos de Navidad cada cuatro pasos, da igual de quién fueran. Qué bien desconectar un poco. Cambiar la rutina de otros fines de semana y hacer algo distinto. Lo de la cola de la lotería en "Doña Manolita" es para estudiar. Me niego a hacer cola para comprar lotería. Pensé, solo compro algún décimo si doy con una administración en la que no haya cola. Ni Manolita ni Manolito. Es la única lotería a la que siempre juego. Siempre me ha gustado. Igual que a mi padre. Yo disfruto hasta de ver cómo  meten las bolas de los premios y de los números en sus bombos respectivos. Cuando cae en sábado el día del sorteo, me levanto para ver esos primeros momentos, es mi comienzo oficial de vacaciones. Y aunque con la mano en el corazón mi mayor deseo es salud para los que quiero y para mí, me sigue haciendo ilusión llevar algún décimo de la lotería del 22 de diciembre. Pero lo primero y salud, lo básico, lo indispensable.

Las vacaciones navideñas son sinónimo de reencuentros. Y este año supongo que irán en una línea parecida. Pero no quiero llenar mi agenda de cenas y comidas, hay muchas maneras de ver a la gente. Y lo importante son las ganas. Reconozco que es una incógnita cómo va a reaccionar mi cabeza a estas primeras navidades sin papá. Pero me hago una idea, conociéndome, por esta porquería de "novedad" de 2023. Sería muy injusto decir que el 2023 ha tenido cosas malas únicamente. No es verdad. Pero el balance lo dejo ya para cuando tenga las 12 uvas en el frigo.

Ahora tenemos, los docentes, un precioso puente a la vista, y luego cuesta abajo y sin frenos, en mi caso elaboración de informes, corrección de exámenes y evaluaciones. Y con eso y un bizcocho, o tal vez algo de turrón, por las fechas, Felices Fiestas y hasta 2024. No sin antes despedirnos laboralmente del año en la comida de Navidad.

Y con todo lo que llevo puesto, reitero lo del título de esta entrada. Y he recibido diciembre con mayor tranquilidad, que no resignación. Pero con la conciencia tranquila y ganas de seguir luchando por tener mayor normalidad en mi día a día.

Este año, salvo que me dé la venada, no habrá OTN (Operación Tarjetas de Navidad). Me volcaré en terminar los arbolitos de la vida. Pero no voy a obligarme a hacer tarjetas. En nuestra casa habrá árbol, y por supuesto el belén. Y que salga el sol por donde quiera.

Gracias a los que respetan y no juzgan, a los que escuchan y arropan. A los que entienden los silencios y los cambios. Espero hacer mejor las cosas en los días que restan de 2023. Como nunca he estado el 31 de diciembre en la Puerta del Sol, ya pedí in situ mi deseo para el 2024. Las navidades suelen llevar aparejada una vista previa al centro de Madrid, aunque en esta ocasión fuera de día. 

Gracias a las canciones que son parte de la banda sonora de nuestra vida. A mí me queda mucho para considerar a Vetusta Morla parte de la banda sonora de la mía. Pero lo del viernes 1 en el Wizink fue una gratísima sorpresa. Por eso ellos están hoy aquí.


Redes sociales y adolescentes

Soy un poco extraterrestre en lo que respecta a redes sociales. Sí, tengo WhatsApp y lo uso a diario. También Facebook. Y llegué antes de ayer como quien dice a Instagram. De hecho caí en su mundo en tiempos de confinamiento. Con Facebook me hice de rogar, no me llamaba nada la atención, y como alguna vez he puesto aquí, fue un concurso educativo el que hizo que me decidiera, teniendo treinta y muy pocos años, a crearme una cuenta. pero estuve resistiéndome mucho tiempo. En estos años lo he abandonado varias veces, porque no me aportaba nada. Cada vez lo visito menos. Y me aparecen menos publicaciones de otras personas y muchas más "sugerencias". Últimamente es mi muro público, pero restringido, de fotografías de lugares que me encantaría conocer o sitios nuevos que visitar. Una especie de lista de deseos pero en imágenes. Reconozco que recientemente hice una "limpieza" considerable en Facebook, Instagram y mi lista de contactos del móvil. Y no me arrepiento ni un ápice. A veces la vida te da un buen tortazo y te ayuda a ver muchas cosas con una claridad antes impensable. Y es complicado de explicar y de entender. Tampoco me apetece hacer ni lo uno ni lo otro.

No tengo TikTok ni ganas de tenerlo. Me encantan las fotos, más hacerlas que salir en ellas. Pero soy poco amiga del postureo y nada de los selfies (creo que mis brazos son cortos para encuadrar decentemente). Y hacer vídeos hablando, cantando o bailando, nanai de la China.

Trabajo en un instituto.  Eso me ayuda a estar relativamente próxima a parte de la realidad de los adolescentes actuales. Y me aterroriza. Me da miedo ver lo mal que se relacionan, lo poco o nada que se respetan en algunas ocasiones, la pésima manera de reaccionar cuando las cosas no salen como esperaban (existe un porcentaje llamativo de intolerantes a la frustración), el no saber respetarse a ellos mismos, y el no distinguir entre lo público y aquello que debería seguir siendo parte de su intimidad. Algo estamos, padres y docentes, haciendo mal. Algo estoy haciendo mal, seguro. Porque he comprobado que los años pasan pero ciertos aspectos de los adolescentes cada vez resultan más preocupantes. A lo mejor ellos piensan que soy de otro planeta, o una antigua. o a saber. Creo que mi mentalidad es más abierta que la de muchos de ellos, pese a que "peino" canas. Hay días que hacen unos comentarios que destilan machismo. Y vienen tanto de ellos como de ellas, y luego se colocan la medallita de feministas. Ver para creer. Alucinante.

Pero aquí seguimos, en pleno siglo 21, ojo que ya estamos terminando, por fin, 2023. Y seguimos sin contar con una asignatura específica sobre educación afectivo-sexual, y otra sobre bienestar emocional y autocuidado (¡qué amplio es todo esto!). Hay que ponerse pesados, hay que insistir desde todos los frentes. Tal vez algún año consigamos que la realidad educativa se conozca bien antes de redactar una LOMPOE, POGSE, o LUCE. Tranquilos, las siglas son inventadas, era por no señalar a una ley concreta. Siento que se redactan en los despachos, pero con una venda en los ojos. 

Comparto unos vídeos para reflexionar...un poquito al menos.






Ojalá el mensaje calase. Me encantaría que les llegara a ellos, y a todos los que les rodeamos. Y que pensáramos sobre lo que les estamos transmitiendo a los jóvenes. No es tratarlos como a niños, porque ya no lo son. Tampoco adultos, aunque muchos crean que sí. 

Soy optimista, y me gusta pensar que algo podemos mejorar entre todos. No todo está perdido. Aunque no resulte fácil. ¿Lo intentamos?

La nota musical, de la mano de Andrés Suárez.

martes, 7 de noviembre de 2023

Dos días después

 Querido blog:

Antes de ayer cumpliste siete años. No fue un despiste. Me acordé de tu cumpleaños, pero soy de madurar las cosas antes de escribir una sola palabra. Tras ese tiempo de reflexión, he de decirte que estoy contenta de haber seguido escribiendo en ti. 

No obstante, tengo ganas de volver a plasmar en este espacio algunas de las actividades que hago con mi alumnado, aunque no pueda hacerlo con la frecuencia de "Pinceladas de emoción" o "Emociónate". En cuanto tenga la oportunidad, reflejaré aquí lo tratado en el aula por si, como en anteriores ocasiones, alguno de los que me leéis se anima a hacer algo parecido con su grupo. Además muchas actividades eran adaptables al contexto familiar.

El año pasado no escribí nada el 5 de noviembre ni los días posteriores sobre tu aniversario. Perdóname, es probable que en aquel momento no me apeteciera.

La verdad es que en tus siete añazos de vida has sido testigo de momentos muy importantes en mi vida, no todos ellos los he reflejado aquí. Porque como siempre apunto,  en el blog comparto una pequeña parte de mí, y elijo lo que quiero compartir y lo que prefiero guardarme.

Como sabes mi padre ya no puede leerte, siento curiosidad por saber cuál fue la última entrada que leyó. Él no solía leerlas de una en una, sino que se pegaba "atracones" de lectura bloguera de vez en cuando. Y a mí me encantaba. Solo con eso ya era feliz,  pensaba que tenía sentido haber creado el blog. Y ahora, aunque no me pueda decir qué es lo que piensa cuando ve lo que escribo, sigo creyendo que de alguna manera le llega, y se emocionará conmigo.

Te habrás dado cuenta que desde que murió ha sido mi principal tema de escritura. No me gusta decir mi fuente de inspiración porque, ¡maldita sea! ojalá no hubiera tenido razones para escribir entradas tan dolorosas. Lo único "bueno" es que pueden servirles a otros, porque el dolor por la pérdida de un ser amado lo vive todo el mundo en varios momentos de su vida. Pero la mayoría opta por guardárselo para él/ella, ocultarlo, no dejarlo salir. Y a mí a ratos no me apetece ni un pelo, pero otros tengo muchas ganas de dejar que salga al exterior. Me siento algo más liviana al hacerlo, sea en forma de entradas en el blog, palabras al aire, lágrimas o algún que otro grito de rabia, porque de todo ha habido. Ni soy de piedra, ni lo pretendo.

Hace dos años obsequié con una kalanchoe y unas palmeritas a las atrevidas que comentaron en el blog. La kalanchoe es una planta que lleva ya bastantes años presentes en mi vida. Será porque necesita poco cuidado. Y algo que me encanta, florece en cualquier época del año, es una todoterreno de interior, de las más agradecidas que he visto. Me regalaron dos bonsáis, primero uno, luego el otro. Y los dos se me murieron, y con ambos lloré, por la rabia que sentía. Era como estar fallando a quien me los regaló, y eso me ponía muy triste. Otra vez hice un marcapáginas. Otro año una tarjeta de Navidad hecha a mano, para escribir a quien cada uno quisiera. Y hace ya algunos, cosas que no terminé. Eso me dejó muy mal sabor de boca, y seguro que a los que comentaron y no recibieron nada, igual. De verdad que lo siento. Fueron una serie de circunstancias que se juntaron.

Esta vez me pongo un plazo, este mes. Todo noviembre. Y como 7 años cumples, pues el detalle será para las 7 primeras personas que comenten algo aquí. No puede ser anónimo, que cada cual escriba lo que le parezca. El detallito va a ser un dibujo de un árbol de la vida, con o sin nombres, según las preferencias de cada cual, en tamaño DIN A-4, en cartulina. Por supuesto,  con mucho color. Dibujado a mano claro, muy artesanal, muy yo. Por si las moscas, voy a hacerlos a medida que vaya habiendo comentarios. Ahí lo dejo. Las personas que se animen, ya saben.

Y poco más, querido. Estoy orgullosa de haberte creado. Y más todavía de haber conseguido llegar a este punto. No sé si te apetece, pero mi idea es que sigas cumpliendo más años. Eso sí, solo si son con salud. Si en algún momento siento que ya no vale la pena, no voy a mantenerte abierto porque sí.

Gracias por brindarme instantes de felicidad junto a personas a las que quiero una barbaridad. Gracias por permitirme ser el lienzo en el que pintar días grises y otros muchos plagados de color.

Y a los que me leéis, gracias por lo de siempre: vuestra paciencia infinita, el cariño, la curiosidad, el compartir vivencias, sentimientos, ideas...

Hasta muy pronto...

Raquel Plaza Juan



Imágenes propiedad de Raquel Plaza Juan

martes, 31 de octubre de 2023

...Y llega noviembre

Y con él se cumplirán tres tristísimos meses sin ti, papá. Tres meses de lágrimas incontables e inagotables, punzadas en el corazón, nudos en la garganta, dificultades para respirar, taquicardias, rabia, dolor, vacíos infinitos en cualquier lugar y en cualquier circunstancia. Seguimos como podemos, recibiendo pésames. Y sí, estoy convencida de los muchos que todavía nos quedan por recibir. Pero trato de darles la vuelta y verlo como algo "positivo", son personas que piensan en nosotros, se preocupan por nosotros; y, claro está, piensan en ti, te apreciaban por la razón que fuera. Contigo era mucho más sencillo llevarse bien que mal. Lo mismo que menciono lo de los pésames, muchas personas están pendientes de nosotros. Entiendo que cada uno hace lo que le nace, y no es fácil "acertar" en algo así, porque ni yo misma habría imaginado cómo iba a reaccionar hasta que pasó lo que pasó. Gracias de nuevo a todos, y en especial a los que más me "aguantan". Soy consciente que aunque lo mío sea más reciente, los que más tiempo me arropáis, tenéis también vuestras tristezas, y consolarme no es fácil cuando vosotros mismos sentís todavía un dolor semejante, aunque haya pasado más tiempo. De ahí que siga sintiéndome tan agradecida. 

No voy a hablar de otro dolor que no sea el mío, porque cada uno decide lo que muestra y dónde. O si opta por guardárselo para él/ella. Plasmarlo aquí, en el blog, como he dicho en anteriores ocasiones, me ayuda a mí, simplemente por el hecho de expresarlo por escrito. Y además, sigo pensando que puede ayudar, aunque sea mínimamente, a personas que estén atravesando por el duelo, da lo mismo el punto del camino en el que se encuentren. De lo mejor que me he encontrado en las redes en estos complicados (muy sutil soy) tres meses ha sido Miriam Tirado. No se dedica a un sola cosa, pero me quedo con su faceta de escritora. Entre otros libros, es la autora de "El hilo invisible", "La fuente escondida" o "Tengo un volcán." Tengo algunos de sus libros y también los he regalado varias veces. Me parece que tiene una sensibilidad especial y una manera de entender el mundo que puede ayudar a que otros tantos lo comprendamos mejor. La publicación es de Instagram. Da para mucho, me parece imposible leer algo así y quedarse como si nada. Prefiero que la leáis y opinéis.

No puedo estar más de acuerdo con ella. Qué dura es esa ausencia física del que ya no está. Y qué bonito poder encontrar su presencia en una plano distinto. En aquel que sin tocar ni ver, pero hay sensaciones, recuerdos, olores, amor...A veces siento que he alcanzado ese plano. Que empiezo, a paso de tortuga, a "ver" a mi padre, de otra manera, a sentirlo. E intento que todo eso que nos aportó sea impulso para seguir adelante. Y trato de no ahogarme en mi tristeza, sino aprender a lidiar con ella, a convivir con el dolor, a asumir que ese dolor, esa tristeza, me van a seguir acompañando, pero en menor intensidad. Y una persona que me quiere mucho me lo dice las veces que haga falta, "tranquila, es normal." No hay día que no piense en ti papá, pero aun con ese pensamiento, está la idea de la continuación de la vida. A ti se te paró todo ese asqueroso 1 de agosto, y yo entonces sentí que no podía estarme quieta, tenía que hacer lo que fuera para recuperarte, pese a que al instante vi que no, por mucho que me doliera, no era posible, no había nada que hacer. Sentí después que mi cuerpo se paralizaba también, como si me atravesara un rayo. Pero no, sigo respirando, latiendo, sintiendo. Y me gusta pensar, estoy segurísima, que nos mandas fuerza, desde donde estés, y te alegras si nos ves bien; igual que seguro que te pones triste si no nos ves bien. Es una batalla papá, intento que no me venza el dolor, que la pena no me atrape en su red. En muchos momentos siento que lo estoy logrando. Eso sí, despacito, para mí todo está muy reciente todavía. Hemos pasado de ver las flores que tú habías elegido para los Santos, a verme en una tienda eligiéndolas, como si nada. Hasta que aterricé en casa, miré las flores, y me derrumbé. ¿Cómo no hacerlo? De por sí a mí nunca me ha gustado esta tradición, de llevar flores y visitar las tumbas de los difuntos con motivo del 1 de noviembre. No necesito 1 de noviembre. No necesito nada para acordarme de los que físicamente ya no pueden acompañarnos. 

Siempre me ha gustado mirar más allá, no quedarme solo en las costumbres españolas. Por eso os dejo un artículo que recopila costumbres de 8 países en torno al 1 de noviembre. Me parece interesante.

A mí me apetece recordar momentos especiales con los que ya no están. Con mi padre hay una burrada de momentos felices. Y en eso voy a procurar centrarme, en su felicidad, en la felicidad con nosotros, en instantes que reía o sonreía. Y seguro que el 1 de noviembre de 2024 dolerá un poquito menos. Por eso voy a sonreír al recordarte. Me sobran los motivos: por las celebraciones de los cumpleaños de uno de los cuatro; las excursiones a Miranda Do Douro; dar la bienvenida al año nuevo con todo lo rojo que teníamos a mano; las visitas a la Monográfica en las Ferias; las procesiones de Semana Santa; la cabalgata de Reyes desde casa el 5 de enero de 2022; los viajes en el R21 blanco; veros juntos a mamá y a ti en el sofá; leer el periódico a la hora de desayunar; apuntar refranes en cuadernos; escucharte cantar; felicitar a algún familiar por su cumple; ir a la playa unos días; los viajes con el Club de los 60; disfrutar del verano en nuestra casa sin pasar calor; acompañarnos a Míguel y a mí a los Jardines de la Granja y bailar el orden del gordo de la lotería navideña que cogiste allí; disfrutar del musical "El Rey León"; darnos las buenas noches; las tres visitas al salón del Ayuntamiento por los premios del blog; tu cara al empezar a reír y llorar porque había sacado las oposiciones; escucharte las mismas anécdotas al pasar por determinados sitios; las Ferias de Peñaranda; comer los frutos del huerto que pone y cuida mi hermano...Palabras me faltan cuando la emoción me sobra, como afirmó hace más de quince años Fernando Savater. Por eso, rememoremos momentos felices con los que ya no están. Volvamos a pasar por el corazón instantes de felicidad. Démosles espacio a todo ello, pero reservando sitio para todo lo bueno que seguimos viviendo. Y disfrutemos de la suerte de seguir respirando, latiendo...sintiendo. Y tranquilos, el 1 de noviembre también pasará. En nuestras manos está cómo lo afrontamos.

Y los vídeos de cierre van de flamenco. Sara Baras forma parte de uno de los recuerdos felices de mi padre.

domingo, 22 de octubre de 2023

EMOLECTURAS 16: EL MAR LO VIO

El 26 de septiembre de 2021 inauguraba la sección "Emolecturas" en el blog. El 11 de junio de 2022 escribí la número 15 y, por lo que sea, no he vuelto a retomarla.

Empecé con "Los invisibles" de Tom Percival y vuelvo a la sección con "El mar lo vio", del mismo autor.

Este segundo libro de Percival, narra la historia de una niña llamada Sofía. Ella tiene un osito de peluche al considera más un amigo que un juguete. El osito perteneció a su abuelo. Un día, tras un largo viaje de la niña con su padre en varios medios de transporte, llegan a la playa. Allí Sofía se divierte con su osito y su papá. Repentinamente empieza una tormenta y el osito queda olvidado en la playa. A partir de ahí lla historia nos va contando el camino del osito por una parte. Y por otra, cómo se siente Sofía con su ausencia. No desvelo al final.

Esta historia explica que nada se pierde del todo si se guarda en el corazón. 

Me parece apropiada para hablar del duelo, de las ausencias en general, de los cambios drásticos en la vida que logran mover nuestros cimientos. Y de qué manera podemos gestionar esas ausencias para continuar viviendo, pero sin que duela tanto. La tormenta, inesperada, cuando Sofía está tan feliz en la playa con el osito y su padre, me parece una metáfora potentísima. Y cómo, sin comerlo ni beberlo, esa tormenta la arrebata algo de lo que más quería. Y así es la vida a veces, con tormentas fortísimas de consecuencias impresvisibles que nos descolocan por completo.

Una vez más, gracias a Tom Percival, por crear historias tan apartemente sencillas, pero con un gran mensaje. Y por hacerlo de una manera tan bella, las ilustraciones son fabulosas.



martes, 3 de octubre de 2023

A mi alumnado de español

Queridos todos, chicos y chicas:

Como sabéis, me llamo Raquel, tengo 41 años (cumplidos a finales de agosto), y soy maestra. 

Este año el destino ha querido que coincidáis estudiantes de cinco países distintos para aprender español, conmigo, en el "Salinas". Sería más apropiado decir para mejorar vuestros conocimientos de español, ya que no sois muchos, pero hay muchos niveles distintos en clase.

Así que en clase van a estar representados Brasil, Paquistán, Rusia, Senegal y Ucrania...¡Y España, claro!

Quiero pensar que además de mejorar vuestros conocimientos del idioma, vais a enriqueceros de conocer a personas de otros países, algunos con culturas muy distintas a la vuestra. Como maestra, estoy segura que va a ser muy positivo para mí también. Quiero que sepáis cada vez más español, y os animéis a hablarlo. Aunque lo más importante es que seáis todo lo felices que podáis, con las circunstancias personales de cada uno.

Escuchad a los demás y a mí. Tened paciencia, en esta vida hay que saber esperar, y en las clases igual. Intentad comunicaros con las palabras que sí sabéis. Si os hace falta ayudaros de algún gesto, dibujo...¡Fenomenal! Eso es lo más importante, que logremos comunicarnos. Eso sí, ya sabéis que no está permitido hablar en Inglés en clase, luego pasa lo que pasa. Si tenéis alguna duda, no dudéis en preguntadme. Si queréis saber más de algún tema, decídmelo, y buscaré la manera de tratarlo en nuestras clases.

Sonréid mucho, estudiad lo que vamos viendo en casa cada día. Y, algo muy pero que muy importante, usad las palabras, expresiones...que aprendemos en mis clases fuera de ellas. Hay que practicar. Y no pasa nada si os confundís, es necesario equivocarse.

Siento que va a ser un curso especial, y cuento con vosotros para hacer de este 2023-.2024 un curso inolvidable, pero de cosas positivas (la vida ya nos trae las malas sin pedirlas).

Para acabar, os lanzo una pregunta:

¿QUÉ ESPERÁIS DE LAS CLASES DE ESPAÑOL DE ESTE AÑO?

Espero vuestras respuestas en "·comentarios".

Y si os pasa algo, sea lo que sea, contad conmigo. Las puertas del Departamento de Orientación, del que tengo suerte de formar parte, van a estar siempre abiertas para el alumnado. 

Ojalá tengamos muchos buenos recuerdos de las clases de español a final de curso. Gracias por adelantado.

Y la canción que comparto habla de amor. Sí, soy una romántica.

domingo, 1 de octubre de 2023

Dos meses de VACÍO

Aquí estoy, inaugurando las entradas de septiembre con otra dedicada a mi padre. Tengo muchas ideas para escribir en la cabeza, pero mi corazón manda, y más hoy, que se cumplen dos tristísimos meses desde que te perdimos. Y sigue doliendo...¡Vaya que sí! Y de vez en cuando reaparece esa punzada en el corazón, esa sensación de estar subiendo una cuesta empinadísima y no contar con el aire suficiente. Como si me faltará el aire. Una especie de nudo en la garganta que dificulta hasta tragar saliva.  

Hay días en los que sigo estando completamente desganada, y me limito a cumplir con mis obligaciones, sin más. Luego me da rabia, porque sé que no hay vuelta atrás. Sé que no estás, por mucho que apriete los ojos deseando que esta mierda de realidad fuera una pesadilla más larga de la cuenta. Pero no, estaba allí y vi que ya solo quedaba tu cuerpo, pero lo demás se había ido. 

Me estoy haciendo el firme propósito de intentar disfrutar más cada día. Por lo mismo que duele, lo mismo que me hace llorar como una magdalena, ha de darme el combustible para seguir moviéndome. Por eso lo repito: en esta vida, no hay vuelta atrás. Esta tarde he montado en tu coche, en nuestro (de la familia, de los cuatro) coche. He intentado recordar la vez anterior sentada en él. Quizás fuera cerca de navidades, para traer alguna de las tablas para montar el belén, porque solo cabían en tu coche. ¡Cuántos recuerdos en ese coche rojo! Me ha costado estar en él sabiendo que nunca volverás a estar al volante. Necesito más tiempo, para eso que es una "chorrada", y para todo lo que está relacionado con tu pérdida. No tengo ni la más remota idea de cuánto. Pero me hace falta más para que todo se vaya recolocando por dentro. A los que me queréis, os ruego paciencia. Esta tarde me di cuenta que sigo teniendo algún mensaje de condolencias sin responder. No daba crédito. Espero no tener ya ninguno pendiente esta semana. La cuestión es que dosifiqué las respuestas porque cada una era revivir el dolor, y necesitaba frenar eso. Dos meses después, siguen llegando pésames. Hablabas con todo el mundo y eso se nota, para bien.

Pese al vacío, la vida sigue. Sé que me da muchas razones para sonreír y volver a "nadar". De momento estoy con el flotador de emergencia y empezando a mover los pies y los brazos, con cierta torpeza todavía. Pero tranquilo papá, que estamos en ello. Intento mitigar esta tristeza tan profunda como puedo. Afortunadamente no había vivido antes un dolor semejante. Por fortuna también tuve la suerte de ser tu hija, y de que tú seas mi padre, y eso está ahí. Y lo mismo con mamá y con Míguel. Soy una suertuda por ser su hija y su hermana, respectivamente. Aunque a veces pensemos distinto y/o choquemos, soy muy afortunada. 

Tengo ganas de viajar, muchas, de volverme a escapar, pero un poco más lejos. Y ojalá poder volar antes de cambiar de años. Soñar es gratis. Estas cosas son posibles, otras no, por eso prefiero no malgastar energía en imposibles. Tengo ganas de mar, los cuatro días de julio me supieron a poco. Los dos de agosto para otra ocasión, no estaba mi ánimo para ellos. Y dije que no pensando en quienes me iban a acompañar, y en mí misma. Lo entienderon. Habrá otras oportunidades, otras fechas.

A ver si voy a la óptica y me pongo las gafas ya, las necesito para leer. Lo echo mucho de menos. Y sin ellas no es fácil ya, mucho menos por la noche. A ti te dijeron que no te hacían falta unas nuevas, porque había variado poco. A mí a ver que me dicen de estas primeras gafas.

El otro día, mientras veía Masterchef, me emocioné con las palabras de Palito Dominguín, recordando a su abuela y a su hermana Bimba, ambas fallecidas. Hablaba de la suerte de haber coincidido con ellas en espacio y tiempo. Pues eso. ¡Cómo la entiendo! 

Y suerte la que me sigue acompañando ahora, con nombres y apellidos concretos. El universo ha sido generoso conmigo. 

Sé que no soy la misma desde ese 1 de agosto. Sigo siendo yo, pero una versión distinta. Quiero creer que mejorada. Me gustaría pensar que cuando todo se asiente la Raquel que va a florecer es mejor que la anterior, o tanto sufrimiento no tendría sentido. De momento siento estar algo mustia todavía, intento animarme y tirar de mí, aunque no siempre soy capaz.

Vamos a confiar en octubre. Fijo que trae alegrías. A mí en cuanto veo que el suelo está plagado de hojas y los bosques se tiñen de rojos, naranjas, amarillos y marrones, me cambia el ánimo, me encanta el otoño. 

Abrazad mucho, Besad mucho. Pedid ayuda cuando no os sintäis bien. Soñad mucho (despiertos y dormidos). Ayudad. Prestad atención a los detalles (y disfrutadlos). Sonreid todo lo que podáis. Elegid bien con quién pasáis vuestro tiempo, hasta un simple café es importante. Esforzaos por estar bien, por sentiros bien (por dentro y por fuera). Amad mucho...Y ya está, la vida.

La música os resultará familiar. Conchita por partida doble.