martes, 7 de noviembre de 2023

Dos días después

 Querido blog:

Antes de ayer cumpliste siete años. No fue un despiste. Me acordé de tu cumpleaños, pero soy de madurar las cosas antes de escribir una sola palabra. Tras ese tiempo de reflexión, he de decirte que estoy contenta de haber seguido escribiendo en ti. 

No obstante, tengo ganas de volver a plasmar en este espacio algunas de las actividades que hago con mi alumnado, aunque no pueda hacerlo con la frecuencia de "Pinceladas de emoción" o "Emociónate". En cuanto tenga la oportunidad, reflejaré aquí lo tratado en el aula por si, como en anteriores ocasiones, alguno de los que me leéis se anima a hacer algo parecido con su grupo. Además muchas actividades eran adaptables al contexto familiar.

El año pasado no escribí nada el 5 de noviembre ni los días posteriores sobre tu aniversario. Perdóname, es probable que en aquel momento no me apeteciera.

La verdad es que en tus siete añazos de vida has sido testigo de momentos muy importantes en mi vida, no todos ellos los he reflejado aquí. Porque como siempre apunto,  en el blog comparto una pequeña parte de mí, y elijo lo que quiero compartir y lo que prefiero guardarme.

Como sabes mi padre ya no puede leerte, siento curiosidad por saber cuál fue la última entrada que leyó. Él no solía leerlas de una en una, sino que se pegaba "atracones" de lectura bloguera de vez en cuando. Y a mí me encantaba. Solo con eso ya era feliz,  pensaba que tenía sentido haber creado el blog. Y ahora, aunque no me pueda decir qué es lo que piensa cuando ve lo que escribo, sigo creyendo que de alguna manera le llega, y se emocionará conmigo.

Te habrás dado cuenta que desde que murió ha sido mi principal tema de escritura. No me gusta decir mi fuente de inspiración porque, ¡maldita sea! ojalá no hubiera tenido razones para escribir entradas tan dolorosas. Lo único "bueno" es que pueden servirles a otros, porque el dolor por la pérdida de un ser amado lo vive todo el mundo en varios momentos de su vida. Pero la mayoría opta por guardárselo para él/ella, ocultarlo, no dejarlo salir. Y a mí a ratos no me apetece ni un pelo, pero otros tengo muchas ganas de dejar que salga al exterior. Me siento algo más liviana al hacerlo, sea en forma de entradas en el blog, palabras al aire, lágrimas o algún que otro grito de rabia, porque de todo ha habido. Ni soy de piedra, ni lo pretendo.

Hace dos años obsequié con una kalanchoe y unas palmeritas a las atrevidas que comentaron en el blog. La kalanchoe es una planta que lleva ya bastantes años presentes en mi vida. Será porque necesita poco cuidado. Y algo que me encanta, florece en cualquier época del año, es una todoterreno de interior, de las más agradecidas que he visto. Me regalaron dos bonsáis, primero uno, luego el otro. Y los dos se me murieron, y con ambos lloré, por la rabia que sentía. Era como estar fallando a quien me los regaló, y eso me ponía muy triste. Otra vez hice un marcapáginas. Otro año una tarjeta de Navidad hecha a mano, para escribir a quien cada uno quisiera. Y hace ya algunos, cosas que no terminé. Eso me dejó muy mal sabor de boca, y seguro que a los que comentaron y no recibieron nada, igual. De verdad que lo siento. Fueron una serie de circunstancias que se juntaron.

Esta vez me pongo un plazo, este mes. Todo noviembre. Y como 7 años cumples, pues el detalle será para las 7 primeras personas que comenten algo aquí. No puede ser anónimo, que cada cual escriba lo que le parezca. El detallito va a ser un dibujo de un árbol de la vida, con o sin nombres, según las preferencias de cada cual, en tamaño DIN A-4, en cartulina. Por supuesto,  con mucho color. Dibujado a mano claro, muy artesanal, muy yo. Por si las moscas, voy a hacerlos a medida que vaya habiendo comentarios. Ahí lo dejo. Las personas que se animen, ya saben.

Y poco más, querido. Estoy orgullosa de haberte creado. Y más todavía de haber conseguido llegar a este punto. No sé si te apetece, pero mi idea es que sigas cumpliendo más años. Eso sí, solo si son con salud. Si en algún momento siento que ya no vale la pena, no voy a mantenerte abierto porque sí.

Gracias por brindarme instantes de felicidad junto a personas a las que quiero una barbaridad. Gracias por permitirme ser el lienzo en el que pintar días grises y otros muchos plagados de color.

Y a los que me leéis, gracias por lo de siempre: vuestra paciencia infinita, el cariño, la curiosidad, el compartir vivencias, sentimientos, ideas...

Hasta muy pronto...

Raquel Plaza Juan



Imágenes propiedad de Raquel Plaza Juan