jueves, 31 de diciembre de 2020

La última del 20...¡BIENVENIDO 2021!

 Esta vez no voy a encabezar la entrada anteponiendo el "querido" al 2020, porque...¡Vaya disgustos nos ha dado! Así que aunque haga un breve repaso del año que, al fin, despedimos, directamente me dirijo al nuevo. Allá voy...

Querido 2021:

No te conozco pero ya te quiero. Sí, así es, me gustas incluso antes de verte ¿curioso, no? 

Como bien sabrás, tu antecesor se ha portado bastante mal. Ha machacado nuestros oídos y ojos con palabras que preferiríamos, al menos yo, no haber tenido que manejar en el día a día con tanta asiduidad. Es el caso de Coronavirus, pandemia, estado de alarma, distancia social (qué dolorosa), confinamiento, toque de queda, vacuna, gel hidro alcohólico, mascarilla (quirúrgica, higiénica, FFP2...suma y sigue), servicios esenciales, colapso sanitario, EPI... Y ya, la lista no es corta precisamente. Podría explayarme diciendo auténticas barbaridades, pero tú, querido 2021, no tienes la culpa de lo sucedido antes de tu llegada. 

Esta mañana leí que el Washington Post había pedido a sus lectores que describieran 2020 con una frase. Clark Smith, un peque de 9 años, dijo esto: "Es como si vas a cruzar una calle, miras con cuidado a ambos lados y, de repente, te atropella un submarino." Me encanta la manera de sintetizar en tan pocas palabras una parte de 2020 que ha resultado ser una pesadilla interminable.

Haciendo un balance del año, lo hago siempre, veo que es inevitable recordar lo malo, pero también ha habido momentos felices, y no han sido pocos, afortunadamente. Y con eso me quedo, de lo malo también he aprendido mucho, y lo agradezco. Sí, hay un antes y un después desde ese 14 de marzo de 2020 en el que escuché al Presidente del Gobierno pronunciar las palabras "estado de alarma" y atónita, incrédula, petrificada, me quedé pegada a la pantalla del televisor. De los meses padecidos a continuación mejor no dar detalles je, je.

Y ya vuelvo a ti, para darte una calurosa bienvenida. Sé que contigo, 2021, no van a acabarse todos nuestros "males". Las vacunas están empezando a llegar y es un gran paso, pero todavía queda un camino tortuoso que recorrer.

Soñar es gratis, y se me da razonablemente bien. Por eso, deseo de corazón que seas un año de cine, pero no de drama, que en tu cartelera haya mucha comedia, parte romántica también (pero sin empalagar, por favor), algo de aventuras, documentales de lugares fantásticos por todos esos viajes pendientes que tenemos la ilusión de poder hacer, y musicales (mucha música, por favor). 

Te pido también que, en alguna parte tuya, recuperemos la no distancia social. Recobremos la calidez humana, porque también es salud, y tengamos en cuenta que hay abrazos que son curativos. A mí me gusta llamarlo "cariñoterapia" o "mimoterapia". Me da en la nariz que tu "colega" 2020 hizo de las suyas con lo de la distancia social, y habrá mucha gente que siga pagando las consecuencias de esa frialdad. A veces pensaba que a algunas personas todo esto las ha deshumanizado, haciéndolas más egoístas y, curiosamente, mostrándonos a muchos desenmascarados pese a llevar la mascarilla a todas horas.

Por eso 2021, quiero un año de amor, de cariño, de afecto, de mimos, de muchos abrazos apretados, de besos, de manos agarradas porque te quieren recordar que están ahí, para lo que haga falta.

Claro que nada va a ser posible si la salud no nos acompaña, confío en las vacunas y en no perder los  papeles y la cabeza celebrando el fin de año como si no hubiera mañana. Y pido salud para los míos y para mí, para allegados y conocidos, vea poco, mucho o nada. Cuídanos a todos, por favor.

Me gustaría que fueras un año que potenciara la creatividad de la gente, la imaginación que haga posible reinventarse, reconstruirse...Ayuda a que cada uno llegue al sitio en el que querría estar.

Sabes, algo te habrán contado los años anteriores, mi costumbre de estar siempre excesivamente pendiente del reloj, y de hacer planes a medio o largo plazo. Ambas costumbres-manías están yéndose a esparragar. Recuerdo de nuevo las palabras de Pau Donés, en la última entrevista-documental quince días antes de fallecer, "Estoy aquí y ahora". Y esa es la enseñanza más importante de este 2020, el exprimir el tiempo con los que tengo ahora, sin más. Pensar en el futuro sin que eso sea sinónimo de infelicidad, aunque tenga interrogantes y piedras en el camino. No sé la razón, pero estoy convencida que las respuestas irán llegando cuando tengan que llegar, no cuando yo quiera. Y las piedras en el camino, con ayuda o sin ella (mejor con ella), servirán para hacer cemento que forme un camino a casa consistente, que sea para crecer, no para quedarme atascada.

Por todo lo dicho hasta este punto, ojalá el 2021 sea un año de esos de mucho calendario, en el que nos dé pena ir pasando las hojas cada mes, por todo lo bueno que nos va a ofrecer. Y no queramos que termines.

Tal vez sepas, desde hace tantos años que no recuerdo cuántos, que prefiero los años impares. Y tengo la costumbre de disfrutar la Nochevieja, haya sido bueno o malo el año que se acaba. Si ha sido bueno por el recuerdo de las alegrías vividas. Si ha sido malo, porque el 31 de diciembre sea un punto de inflexión, una despedida en toda regla. Por eso: ¡Ahí te quedas 2020! (Pese a que lo bueno que me has dado también lo llevo conmigo y lo tengo muy presente).

2021, no te doy más la lata que estarás eligiendo tus mejores galas para tu llegada. Espero que el caluroso recibimiento que te daremos esté a la altura. Igual que confío en que tú sepas estar a la altura y cumplir parte de nuestras expectativas.

Ya sabes, 2021, a portarse bien con todos, te lo pido de rodillas si hace falta. Te trataremos bien, no lo dudes.

GRACIAS a los que habéis pintado de colores un año con muchas franjas grises. Os quiero:

Raquel

PD: Quizá la felicidad, como hace poco me dijo un amigo, sea una utopía, no lo creo, pero aproximaros a ella todo lo que podáis.

Y esta entrada tiene su puntito musical. Es la canción de la alegría, y es una de las últimas que me apetece escuchar antes de brindar por el 2021. Jerusalema, una versión breve de "Masaka Kids Africana Dancing."

jueves, 24 de diciembre de 2020

OPERACIÓN OTN. Nochebuena y Navidad

He perdido la cuenta de los años que llevo enviando tarjetas por estas fechas. Los primeros años las compraba. Hasta que un día se me ocurrió la idea de qué pasaría si las hiciera yo misma. Habitualmente hago una lista de las personas a las que quiero mandarles una. Y suelo apuntar el año arriba, para organizarme mejor. Este año he preferido no mirar esa lista, y simplemente he enviado aquellas de las que me iba acordando. Es decir, he ido apuntando sus nombres a medida de ir escribiéndolas, en lugar de seguir mi método tradicional. Nunca pongo un tope, un número máximo de personas a las que escribir (me da en la nariz que en Correos y/o en el estanco agradecen esto je, je), pero reconozco que se me va un poco de la manos y sé que no puedo enviárselas a todas las personas a las que conozco y con las que tengo cierto trato (no ganaría para tarjetas). Pienso en muchos factores para enviar o no, tampoco es que haga un estudio sociológico pero siempre hay un buen motivo para mandarla, aunque a veces dude. Me he dado cuenta que mi "mapa de los afectos" es muy grande, no todos están como destinatarios de las tarjetas, no obstante me acuerdo de ellos y de muchos más siempre, y un poquito más en días especiales.

Este año, lamentablemente, también voy algo tarde, pero el trabajo no me ha dejado ponerme antes "manos a la obra." Así que no será raro que muchos las recibáis cerca de Nochevieja.  Las envío en varias tandas porque soy incapaz de escribir "unas cuantitas" (las he contado pero prefiero no especificar) del tirón, aunque cada uno vaya a leer solo la suya.

Pongo unas fotos de los resultados de la hornada de este año de mi particular OTN (Operación Tarjetas de Navidad). Por cierto, la de partido que le estoy sacando al cojín corazón de Ikea...








Esta vez, no sé si es debido al confinamiento vivido desde marzo u otros motivos, he recibido más tarjetas que nunca. Y me encanta, para qué negarlo. Me han hecho una ilusión tremenda todas, gracias de corazón. Y me habéis sorprendido (y emocionado). Sabéis que no envío tarjetas para que me respondan. Ese no es mi objetivo, con la misma sinceridad os digo que me encanta cuando me decís que la habéis recibido, os ha gustado, incluso emocionado...Porque eso sí, si las mando es por algo, es una manera de deciros, oye, quiero que sepas que pienso en ti, sin más. Nos hayamos visto mucho, poco o nada durante el año. Habría que poner un asterisco porque este año no ha sido posible ver a mucha gente...demasiada tal vez. He renunciado, nadie me ha puesto una pistola en la cabeza, a no ver a algunos amigos por precaución, ganas sí hay, pero a veces es bueno que la cabeza prime sobre el corazón.

Os prometo que no he asaltado ninguna papelería, pero sí, me encanta el papel, los colores, las plumas, escribir, dibujar, las cartulinas, la purpurina (con moderación), el brillo (también con medida), los papeles de scrap, las ceras DACS, las témperas, las pinturas acuarelables, lo sellos bonitos, las troqueladoras, reutilizar papeles...Podría poner que ATENTAMENTE Papelería-atelier patrocina esta entrada del blog je, je, pero no. No pese a las risas con María (la papelera atenta), de amabilidad tendiendo a infinito, y los euritos que me dejo cada vez que me le hago una visita. 

Y entre tarjeta y tarjeta, anoche me dieron más de las tres de la mañana, y el finde pasado fue en la misma línea, he ido haciendo un mapa mental sobre los lazos que me unen a cada persona. Es verdad que hay lazos que se fortalecen, otros se han aflojado, algunos son nuevos, otros se mantienen y unos pocos, muy pocos, corren serio peligro...pero ahí siguen todos. La vida nos ha dado un buen revolcón este año, pero el balance lo dejo para la entrada de fin de año.

Hoy me gustaría, más que nunca, invitaros a cuidar vuestros lazos humanos, sean muchos o pocos. A decirles a los que os importan eso, que os importan, sin más. O que los queréis, porque sí, o por lo que sea. Tenemos la mala costumbre de dar muchas cosas por sentado y no está bien, no lo veo bien ni ahora ni antes. Ahora puede ser que lo vea algo peor. Me parece que la pandemia también pasa factura a nivel emocional, y mucha gente necesita una mano amiga, un oído atento o una voz cálida al otro lado del teléfono.

Soy muy de frasecitas, hace poco en una felicitación que recibí ponía algo parecido a esto: Mantengamos la distancia, sin perder el contacto. Eso es, gran resumen para unas navidades atípicas y dolorosas en muchos casos. A las que, además de las antiguas sillas vacías, no nos queda otra que añadir las sillas que, por responsabilidad, estos días no deberían ocuparse. Pienso que los que estáis haciendo el esfuerzo para "repartiros" en estas fiestas entre unos familiares u otros, tendréis pronto vuestra recompensa. Sí, es probable que para muchos no sea un "premio" pensar que ojalá en la Nochebuena-Navidad de 2021 las celebraciones puedan tener lugar en la mismas condiciones y con las mismas personas que en las de 2019, y eso, vale oro.

Por eso, más que nunca, agradezco simplemente, poder estar los de siempre, los de mi casa, y tener la suerte de cenar los cuatro. Y el futuro, ya lo iremos viendo, porque estoy aprendiendo a mirarlo con ilusión, a pelear como una jabata por lo que el corazón dicta y nada de ponerme terca con planificar a medio o largo plazo...¿Por qué? Por el revolcón recibido desde mediados de marzo, aquel que mencionaba muchos párrafos atrás.

Cuidaos, dejar que os cuiden, cuidad e intentad hacer todo lo que esté en vuestras manos para ser felices.



viernes, 11 de diciembre de 2020

TE QUIERO

 Dudaba si titular la entrada "Te quiero" u "Os quiero." Creo que la primera tiene más fuerza y con esta me he quedado. He estado viendo anuncios de Ruavieja, porque descubrí hace unos años lo emotivos que pueden ser. Y ahí apareció otro, magia de "Youtube". La publicidad que comparto con vosotros tiene tres años y medio. Pertenece a "Dulcinea Studios". Ya he visto otras creaciones suyas y hay personas que tienen una capacidad especial para crear mensajes que emocionen.

Aquí lo tenéis, no voy a desvelar nada más.


Me parece muy importante verbalizar lo que sentimos, lo comenté en el blog recientemente. No es fácil dar con las palabras adecuadas, ni el valor para pronunciarlas pero, después de lo que llevamos pasado (y lo que nos queda) este año, animo a decirlo más. Di "Te quiero", con sinceridad, mirando a los ojos, con o sin gestos que lo acompañen, con la voz que te salga, a quien te apetezca decirlo, elige el momento, pero no te lo guardes. Dilo de corazón, con sinceridad, sin florituras, no hacen falta. No sabemos cuándo volveremos a coincidir con algunos de los que queremos o qué nos depara el destino. Sé lo que tengo hoy, pero no tengo ni idea de que sucederá más adelante. Y no me preocupa, el confinamiento ha trastocado muchos planes, eliminando algunos y modificando otros tantos. No obstante, la vida sigue, el amor sigue, y sería bonito disfrutar sin más, luchar por lo que deseamos pero siendo conscientes que lo único cierto es que estamos aquí, ahora, a 11 de diciembre de 2020. 

Y espero que estéis bien, que podáis cuidar (hay muchas maneras) a los que queréis y que los que os quieren os estén cuidando también a vosotros. Abrazad con fuerza, besar sin prisa, acariciar sin pausa, disfrutad de las palabras y de los silencios.Sonréid, reiros a carcajadas como si la risa fuera un río océano infinito. Luchad, no paséis de puntillas por vuestra vida y, si vais a dejar alguna huella en la vida de otras personas, procurad que sean bonitas. Dad lo mejor de vosotros mismos, no esperéis a mañana para sacar a la luz vuestra cara más amable, vuestras virtudes más valiosas. Y quered, quered mucho. Empezad por vosotros mismos, pienso que es la única forma de poder querer a otros. Ya sabéis: Me quiero. Te quiero.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Bonita, bonito: reflexiones del 7 de diciembre

Anoche di con otro de esos anuncios que acarician las fibras. Es del Grupo Social ONCE y de fondo se escucha parte de la letra de "Bonito" de Pau Donés. Y me hizo pensar en todo lo bonito que me rodea. Y lo "resumo" aquí...Ya, a mí manera, pero me encanta escribir:

Bonita la gente que escucha

Bonita la gente que abraza apretado

Bonita la gente que mira a los ojos

Bonita la vida cuando se tienen ilusiones

Bonita la gente que no juzga

Bonito el que cuenta historias

Bonito el silencio cuando sobran las palabras

Bonita la gente que hace posible una sociedad mejor

Bonita la música que se cuela en la banda sonora de nuestras vidas

Bonita la gente que sabe emocionar sin hacer daño

Bonito el papel

Bonita la tinta de colores

Bonita la naturaleza en otoño

Bonita la fotografía

Bonita la gente luchadora

Bonito el que cae y encuentra razones para ponerse en pie

Bonito pasear por la playa hundiendo los pies en la arena y dejando que el mar nos acaricie los pies

Bonito el que verbaliza lo que siente

Bonita la gente leal

Bonito el viaje que deja huellas bonitas

Bonito el que ayuda a curar heridas

Bonita la gente sincera

Bonito el momento de cada día en el que sonreímos

Bonito un paseo por la montaña

Bonita la empatía

Bonito el problema al que le encontramos solución

Bonita la gente creativa

Bonito la gente que trata con mimo a otros

Bonita la familia que apoya y ama a partes iguales

Bonito el que es artesano

Bonito el compañerismo

Bonita la gente bonita por dentro

Bonita la gente que conjuga el verbo "reconstruir"

Bonito el que encuentra más virtudes que defectos

Bonita la amistad

Bonita la gente que se mueve

Bonito el que es observador

Bonita la complicidad

Bonita la gente sin filtros

Bonito el que tiene curiosidad por aprender

Bonito mirar al cielo con luna llena

Bonita la lectura, por regalarnos viajes a otros mundos, vidas, fantasías, emociones...

Bonito vivir con esperanza

Bonita la gente detallista

Bonito tumbarse al raso a contemplar el firmamento

Bonito es besar, abriendo o cerrando los ojos

Bonita la gente que se arriesga

Bonito el que siembra

Bonito el amor

Bonita la gente que piensa en los demás

Bonita la gente que va de frente

Bonita la gente buena, que piensa bien y no es retorcida 

Bonita la gente que se esfuerza por hacer esta vida todavía más bonita

Bonita la gente que cuida 

Bonito el cielo al amanecer

Bonito el olor de tierra mojada

Bonita la gente que cura

Bonito el que acompaña

Bonita la decoración de navidad

Bonito el que agarra y no suelta

Bonita la gente que comparte lo que tiene y no lo que le sobra

Bonita la gente que suma

Bonita la gente que se divierte

Bonito el que regala

Bonito el que no envidia

Bonita la gente generosa

Bonita la gente que emociona con su voz

Bonito el que está pendiente

Bonita...la vida.


Y lo de bonito/bonita es muy relativo, lo sé. Gracias a los que me hacéis reflexionar sobre que cosas que tal vez no me había planteado y/o no había valorado como se merecen. 

No sé vosotros cómo lleváis esta situación actual, con la vida social tan limitada e intentando ser prudentes, por la cuenta que nos trae. Agradezco este puente (al menos para los docentes), lo necesitaba como el respirar. Tenía esa sensación de tener mi batería bajo mínimos. Pasar cuatro días sin llevar la mascarilla tantas horas seguidas es un gran alivio. Intento que afecte lo menos posible a mi vida, pero cuesta ¿qué os voy a contar? Aunque procuro que todo sea lo más parecido a lo que a mí me gustaría. 

Ya lo he dicho otras veces, no es solo la salud física, además está la parte emocional, que no puede salir ilesa tras el añito que llevamos. Sé que comiendo las uvas no vamos a terminar con la pandemia, pero tengo unas ganas locas de despedir al 2020. Hasta me he comprado un vestido para la ocasión, para cenar en casa, con mis convivientes, pero que sea una fiesta, simplemente por la suerte de tenerlos a mi lado. Eso lo he hablado estos días con mucha gente a la que quiero muchísimo. Eso de este año estamos aquí, pero nada ni nadie puede garantizarnos que el año que viene sigamos estando. Por eso me quedo con el ahora, hace no mucho me "harté" de mi tendencia a hacer planes a largo/medio plazo. Sí, no se han marchado, pero no van a ser mi brújula en el "hoy." Y los sueños no van a quedarse en eso, se transforman, bien sea por nuestras acciones o por la realidad, pero no desaparecen.

De momento vamos a hacer lo que podamos por aguantar el tirón, a cruzar los dedos por que esa temida tercera ola no sea tan mala como se espera y, lo siento si no lo compartís, pero quiero acercarme lo más posible a lo que antes conocía como "normalidad"...cuando se pueda.

Ojalá estéis bien y afrontéis con algo de fuerza lo que resta de 2020. No pasa nada por tropezar, es un año plagadito de tropezones, traspiés, caídas, resbalones, zancadillas, etc. Pero pensad antes de iros a la cama: ¿Qué ha tenido de bonito este 7 de diciembre? Fijo que podéis poner varias cosas en la lista.

CUIDAOS y dejar que os cuiden, no seáis testarudos. Y por supuesto, toca terminar con "Bonito", de Pau Donés. y algo que el dice en su última entrevista, "Estoy aquí y ahora."



sábado, 21 de noviembre de 2020

Seve Emociones (4 y 5): la NOSTALGIA

Me pasa con frecuencia, el universo emocional es tan amplio que no es tarea fácil elegir "por dónde tirar." Da igual que fuera el Taller "Emociónate" del colegio Beatriz Galindo de Salamanca, las "Pinceladas de emoción" del "Fili" (mi Fili) de Guijuelo o ahora con las "Seve Emociones" del CEIP Severiano Montero de Peñaranda. No es sencillo decidir qué emociones se tratan y de qué manera.

La de esta semana me parecía necesaria y la pista me la dio un alumno de mi tutoría, por un comentario que hizo la semana pasada en clase. Gracias Boris, muchas gracias, por inspirarme.

Esta vez hemos intentado aproximarnos a la nostalgia. Pero no la nostalgia en general, nuestra nostalgia respecto a un tiempo reciente. Me gusta preguntar a los alumnos sobre lo que saben de las emociones, porque cuesta ponerles nombre, y a veces hablamos de conceptos que no tienen claros. No es bueno dar nada por sentado. Tiré de la RAE, después de algunas ideas bastante acertadas sobre lo que puede entenderse por nostalgia. Les di la hoja que podéis ver y/o descargar a continuación. Ver FICHA "Mi vida antes del COVID". Y como veis, nuestra nostalgia, en estos momentos, está muy relacionada con lo que hemos vivido/padecido y seguimos viviendo, por eso la he llamado "Mi vida antes del COVID". Acompañada de unas líneas para que reflexionaran sobre cómo era su vida antes de la pandemia y qué cosas/situaciones echaban de menos bien porque ahora ya no las pudieran hacer (quien dice ahora dice actualmente) o porque las puedan hacer pero de una manera muy distinta. Estuvieron unos diez minutos pensando y escribiendo. Casi todos escribieron "algo." Era, como la mayoría de actividades que planteo sobre educación emocional, algo personal, íntimo, que quedara para cada uno. Luego ya me gusta poner en común, compartir, pero únicamente si se quiere, y lo que se quiere. No dio tiempo a más y sonó el timbre.


Ayer viernes retomamos todo donde lo habíamos dejado, y los que quisieron fueron diciendo una o dos cosas de su lista. Para mi sorpresa, disgusto puede ser más adecuado, 6 niños/as optaron por no compartir nada de lo que habían puesto. No indagué mucho en los motivos, sus razones tendrán, cada cual ha tenido unas vivencias y hay que respetar esos silencios deseados. Pero no me lo esperaba, puede que porque me estaban mal acostumbrando en los ratitos anteriores sobre emociones.

 Mi lista se me fue de las manos, puse 9 y no 5, y podría haber escrito muchas más. A lo mejor era algo que necesitaba sacar, poner en papel y decírmelo a mí misma.

Varias niñas se emocionaron, por lo que ellas mismas habían puesto, o por lo que decían otros compañeros. Tengo que sujetarme para no ir corriendo a abrazarlas, es muy difícil mantener las distancias ante determinadas situaciones. Eso sí, porque vi que se desahogaron y se calmaron, o habría mandado a "freír churros" la distancia social, por cuestión de humanidad, y eso también es salud. La salud física hay que cuidarla, por supuesto, pero...¿y la emocional? La estamos descuidando con esas vallas invisibles (pero poderosas) que dibujamos nosotros mismos o que otros construyen a su alrededor. Y a mí me duelen en los dos sentidos, cuando no me queda otra que colocarlas y, claro está, cuando me las ponen personas que no me esperaba (lo respeto, es por salud, pero me duele).

En el pedacito de sus listas de "Mi vida antes del COVID" había variedad, referencia a personas fallecidas, mascarillas, distancia social, no tener cole, los amigos, las familias...No todos, pero un elevado porcentaje estaban relacionados con los límites que tenemos en esta etapa de anormalidad (lo lamento, sabéis que lo de "nueva normalidad" me chirría).Y como no podía ser de otra manera, con los efectos negativos que dichos límites han causado en nuestra vida. Y sí, nos guste o no, hay una vida antes y después de la pandemia.

Me gustaría compartir los nueve elementos de mi lista:

1-Poder demostrar el cariño a la gente que quiero/me quiere sin mantener la distancia (especialmente echo de menos abrazar).

2-Ir al cine con normalidad, sin límites de aforo ni de dónde te permiten sentarte y dónde no.

3-Quedar con mis amigos y/o familiares para comer, cenar, tomar algo...

4-Pasear sin hora de llegada, sin toque de queda.

5-Viajar...y poder ver, como me encanta hacer en verano, al menos un día, el amanecer en la playa.

6-Vivir sin gel hidroalcohólico.

7-Ir por la calle sin mascarilla, para poder comunicarme mejor con la gente y ver sus gestos, sobre todo ver la sonrisa de cada persona.

8-Poder compartir todo, sin precauciones.

9-No mantener la dichosa distancia social.

Comenté con mis alumnos que aunque ellos no fueran conscientes, estamos viviendo una época que seguramente el día de mañana contaremos a nuestros hijos, nietos...Y ojalá cuando les hablemos de esta etapa, la recordemos como una pesadilla pasada, algo que superamos y logramos vencer. Y seguimos hablando de lo que podían echar de menos, que antes (del COVID) disfrutaban y ya no, de "esas pequeñas cosas", como cantaba Serrat, a las que probablemente (me incluyo) no le dabamos la importancia que de verdad tienen. Ahí ya se animaron más a mencionar lo que echaban de menos.

No tengo ni la más remota idea de cuándo tendremos una vacuna (fiable), de cuánto tardará la mayor parte de la población en levantar cabeza después de este bache que para muchos será una caída libre, ni de casi nada... Pero quiero pensar que aunque solo sean unos pocos, habrá personas a las que les haya servido para algo bueno. A mí me está enseñando la cara más amable de algunos, también lo miserable, egoísta y envidiosa que puede llegar a ser una persona. Situaciones así ponen a prueba nuestra fortaleza, capacidad de adaptación, y tensan (para bien o para mal) los lazos humanos que cada uno hemos creado. Y me siento afortunada, humanamente millonaria, privilegiada, más que nunca, rica en afectos. El cariño me da alas y me hace ser todavía un poquito más feliz. 

Por cierto, para los que os apetezca, quede para vosotros mismos o lo compartáis con alguien. Pensad: ¿Qué estaría en vuestra lista de "Mi vida antes del COVID"?

Y la música esta vez es de Conchita, con su canción "Que merezca la pena." Pues eso, pese las dificultades, vamos a intentar que esta vida valga la pena ¿o no? 

domingo, 15 de noviembre de 2020

Compartir como siempre, compartir como nunca

No falto a mi cita con la publicidad navideña y, una que nunca falta, la del sorteo de Lotería de Navidad. Estaba claro, viendo la línea que tomaron hace ya unos años, que iba a tener sello emotivo. Y este año más, creo que muchos (no me atrevo a generalizar y poner "todos") estamos un poquito más sensibles que otros años por estas fechas. El 2020, al menos a mí, me ha descolocado en muchos sentidos. Me ha hecho replantearme hacia dónde estaba enfocando mis energías, y qué es lo que de verdad desearía que sucediera en mi vida. Y aunque está siendo un año lleno de muchas sombras, me quedo con las luces, por encima de todo. Pese a las tristezas, las ha habido y las que quedan por llegar; las restricciones, merecerían capítulo a parte; y los cambios derivados de esta anormalidad, a veces caos, en la que estamos inmersos. 

Quizá por tener las emociones un poquito más a flor de piel si cabe, me han emocionado algunos anuncios navideños. Empiezo por los de lotería navideña. He dado con dos versiones distintas. El primero es un paseo a lo largo de muchas décadas, en las que siempre estuvo presente esta lotería, finalizando con un guiño al momento actual, en el que no estamos confinados pero somos conscientes que podemos estarlo de nuevo (aunque sea en una versión más ligera que en marzo). Y me parece bien, la publicidad no debería ignorar lo que ha marcado el 2020, y la pandemia se lleva la palma. Es importante ese reconocimiento a todos los que de una manera u otra han ayudado en los tiempos duros. La segunda versión tiene un comienzo parecido, pero acaba con un mensaje telefónico de un hermano a otro. Me encanta la idea de olvidar rencillas familiares con la que está cayendo encima, porque seguramente (casi) siempre es posible dejarlas a un lado, y pasar página, aunque cueste. Ya, lo sé, no siempre se puede. 

Eso sí, qué bonita es la idea de compartir, da igual un décimo, un trozo de tarta, un abrazo, una película con mantita y chimenea...Lo que sea, pero COMPARTIR, sí, con mayúsculas, que le da un énfasis especial. Aquí os dejo ambos anuncios.



Pero hay más anuncios que merece la pena compartir. Otro de ellos es el de turrón de chocolate Suchard. Tal vez intuyendo que este año hay muchas probabilidades de no poder hacer cenas/comidas familiares en Navidad. Aunque reflexionando, me parece que no la van a prohibir, pese al riesgo. Ya, sé que a lo mejor habrá gente que no lo comprenda. Pero después del año que llevamos, si pretendieran prohibir reunirse a las familias, me parece que muchas se rebelerían. ¿Por qué? Ante la incertidumbre de pensar que puede ser que el año que viene falte alguien en la mesa. No olvidemos que hay personas que han sufrido la pérdida de perder a seres queridos, sin la opción de un último beso, abrazo, apretón de manos. No sé, es todo muy complicado. 

De ahí que me haya gustado tanto el anuncio de Suchard, recreando una cena en familia en estas fechas tan especiales, contada desde varios puntos de vista. A continuación podéis verlo:



Y el cuarto anuncio que comparto con vosotros es de Coca-Cola. Gira en torno a las peripecias de un papá para hacer llegar la carta de Papa Noël de su hija al destinatario. Me encanta la idea, de siempre, este año más, pensar que al final el mejor regalo es poder estar juntos, y eso no tiene precio. Ojalá cada uno de los que leáis esta carta tenga la oportunidad de tener en su mesa a alguien con quien de verdad desea estar. El mejor tiempo no es el que pasamos nosotros solos, ni aunque estuviéramos en el lugar más bonito del mundo. Para mí los momentos con más magia son aquellos que compartimos con los que amamos, y da igual dónde estemos. Me da en la nariz que habrá continuación de esta entrada, todavía espero el anuncio de Ruavieja de Navidad, y alguno más que suele ser también muy especial.


Mientras llega la Navidad, os envío a todos mucho ánimo, y fuerza, sé lo fácil que es estar escasos de ellas cuando el día a día es una lucha continua por, de una manera u otra, sobrevivir. Y eso, aunque cueste, no dejéis de luchar, a veces hay batallas que perdemos, pero si eso pasa, que hayamos puesto toda la carne en el asador. Mucho cariño para todos, muchos abrazos apretados...Llegará un día en el que podamos abrazarnos nuevamente, con o sin mascarilla, y sentir el calor humano, tan necesario. 

domingo, 8 de noviembre de 2020

Seve Emociones (2 y 3): El MIEDO

 El jueves 22 de octubre (media hora), el jueves 5 de noviembre (media hora) y el viernes 6 de noviembre (cuarenta minutos) estuvimos hablando en el aula sobre el miedo.

El primer día fue una toma de contacto, a través de una ilustración de los personajes de la película "Del revés," identificamos con qué emoción íbamos a trabajar. Los alumnos reflexionaron sobre qué era el miedo, qué provocaba a nivel físico (sudores, sensación de frío, llorar, temblores, escalofríos, tener los pelos de punta...) y qué otros efectos tiene, como falta de seguridad, nos hace movernos, nos impide enfrentarnos a algo o no nos deja hacer algo. Obviamente es mucho más rápido darles la definición y...¡listo! Pero me parece menos eficaz.

A continuación les di una ficha con un dibujo de un fantasma, con el título "Mis miedos." Les pedí que individualmente pensaran sobre sus miedos y escribieran los que quisieran en el contorno del fantasma. Por si os viene bien, aquí incluyo una fotografía.

Para animarlos a participar, ya que no me parece sencillo atreverse a poner por escrito los miedos de cada cual, dibujé un fantasma parecido en la pizarra. El de la pizarra lo rellené yo, con algunos de mis miedos.


La verdad es que en el fantasma de mis miedos hay un popurrí considerable. Sé que hay miedos que son más comprensibles que otros, algunos están en vías de superarse o al menos no están en un grado tan elevado como hace algún tiempo, como es el miedo a los perros. Otros varían según la época, son un poco como el Guadiana, por ejemplo el miedo a los ascensores, que desde el periodo de confinamiento ha aumentado mucho, sé que tengo que enfrentarme a él poco a poco, porque no tiene sentido.

Y claro, los más dolorosos son los que se refieren a la salud de las personas a las que quiero, como la muerte de mis padres, evidentemente con el paso de los años es algo cada vez más próximo, y asusta una barbaridad, al menos a mí. O en general cualquier enfermedad que pueda afectar a los que quiero. 

Como media hora pasa volando y parte de las "Seve Emociones" se nos fue hablando de qué pensaban que podía ser el miedo y lo que sentían a nivel corporal y cómo condiciona a veces nuestras vidas, unos cuantos se llevaron a casa su fantasmita. Recogí todos con la idea de comentarlos en la segunda sesión, dos semanas después.

Leí todos en casa, cuatro o cinco alumnos habían puesto entre sus miedos el COVID-19...

Para empezar la segunda sesión les entregué su fantasma y voluntariamente, los que quisieron, comentaron algo de lo que habían puesto. Hablamos que hay que ser realistas y darse cuentas que hay cosas más probables que sucedan que otras. Como puede ser encontrarse en Peñaranda (o en Castilla y León), con tiburones...Pero no dejan de ser niños y se nota la influencia que tienen en ellos los videojuegos, la televisión, las redes sociales...Aunque tengo claro que no es mi responsabilidad controlar el uso que hacen de los mismos o cómo se exponen a ellos.

Para acabar puse el vídeo de un libro, se llama "¡Qué miedo!".


Y así acabó la clase del jueves pasado. La verdad no dispusimos de tiempo para hablar del vídeo, así que el viernes lo retomamos. Algunos me pidieron que lo volviera a poner, y aunque no era mi intención, les hice caso. Tras hablar un poquito del mismo, les di una ficha sobre el miedo que estaba en internet. La comparto con vosotros porque me pareció interesante y quizá queráis usarla en vuestras clases. 

En clase la rellenaron y luego, igual que con el fantasma de sus miedos, el que quiso comentó algo de lo que había puesto. Me encanta ver que participan, pese a llevar poco tiempo este curso con las "Seve Emociones." El 20 de noviembre continuaremos con otra sesión de "Seve Emociones." Cualquier duda, consulta, comentario o lo que queráis, estoy a vuestra disposición. Gracias.

jueves, 5 de noviembre de 2020

CUATRO

 Son los años que hoy cumple este blog.

Cuatro destinos distintos en este tiempo: CEIP Beatriz Galindo en Salamanca como maestra de Compensatoria; CEIP Filiberto Villalobos de Guijuelo como tutora de 5º de Primaria y especialista de Inglés de 5º; CEIP Filiberto Villalobos de Béjar como maestra de bilingüe y especialista de Inglés y, desde este curso, CEIP Severiano Montero de Peñaranda de Bracamonte.

Y con cada destino, un tiempo específico para la educación emocional. Y así llegó el "Taller Emociónate" para el alumnado de 4º de Primaria en el Beatriz Galindo. A continuación las "Pinceladas de emoción" con el alumnado de mi tutoría de 5ºC en el Filiberto Villalobos de Guijuelo. A los niños y niñas del Beatriz Galindo y a los de "Fili" de Guijuelo, deciros desde aquí que da igual cuántos años pasen, la gente que conozca y lo que suceda, por todo lo vivido juntos en esos ratitos y en los demás, os quiero lo que no está escrito. El curso anterior se quedaron las ideas sobre el papel, las "Emo-ideas." Y este, de nuevo en mi rol de tutora, las "Seve emociones" que quincenalmente abordaremos en el Severiano Montero de Peñaranda. Por cierto, este fin de semana habrá una entrada doble sobre el miedo, del que hemos hablado en dos sesiones en el aula de 4º de Primaria del "Seve."

En dos párrafos he querido condensar los coles, con nombres y apellidos, que en parte están aquí, en este blog. Además me apetecía mencionar qué idea/proyecto o ponerle el nombre que queráis, ha tenido que ver con cada uno de esos destinos. Las personas, están asociadas a cada lugar, pero he optado por no poner aquí sus nombres.

Para mí son razones más que suficientes para que hoy esté aquí, sentadita frente al ordenador, dedicándole (como tantas otras veces) un ratito (lo que se puede y cuando se puede), a este espacio que tantas alegrías me ha dado. No obstante, por si con eso no bastara, tengo la suerte de haber ganado dos veces el premio al mejor blog educativo de Educación Primaria en el certamen "Comparto Blog", organizado por la Fundación "Salamanca, ciudad de cultura y saberes", perteneciente al Ayuntamiento de Salamanca. Me habría gustado continuar participando en el certamen pero, solamente está destinado a centros educativos de Salamanca capital y su alfoz. De ahí que solo participara en las ediciones de 2017 y 2018, cuando estaba en el Beatriz Galindo. Eso sí, jamás olvidaré el momento en el que, por cabezonería mía, salí a recoger el premio, en junio de 2018, acompañada de los niños y niñas del Taller "Emociónate". Qué bonito, cuánta magia.

La verdad es que en estos cuatro años me han pasado muchas cosas, a nivel personal y laboral. He conocido a personas maravillosas, tan especiales que a ratos me dan ganas de frotarme los ojos, por si estoy inmersa en un sueño. Aunque si es un sueño, no quiero despertarme. Me gusta continuar creyendo en la "leyenda del hilo rojo", porque estoy convencida que el destino tiene mucho que ver y nadie entra en nuestra vida por casualidad. Igual que me parece que se van o permanecen en ella por algún motivo. Sigo en contacto con la gran mayoría de gente que hace cuatro años estaban en ella. He aprendido a base de alegrías, pero más bien a base de alguna que otra "torta" importante.

Tengo todavía algunos detallitos pendientes de celebraciones previas. Pero hubo un extravío de algo que mandé y me sentí fatal, y tonta, al pensar que algo hecho a mano, con toda la ilusión del mundo, que llevaba mi cariño y mi tiempo, había ido a parar a manos ajenas de manera intencionada.

Esta vez retomo la idea de celebrar. Sí, porque el blog no me reporta ni un solo euro, pero sí sé que a algunas personas les sirve de algo, les entretiene, les gusta leerlo o por lo que sea, lo visitan. De ahí que esta vez, vuelva a las tarjetas de Navidad. Es un detallito para los que os animéis a dejar un comentario en esta entrada del blog, no en Facebook. Como el año tiene doce meses, ya, 2020 parece que tiene treinta (o más), enviaré una tarjeta navideña, hecha a mano, con todo el cariño que pueda, a las doce primeras personas que se animen a comentar algo. La idea es que la uséis para felicitar las navidades a alguien especial, el contenido lo dejo en vuestras manos. No quiero felicitaciones por el cuarto aniversario del blog, preferiría que pusierais algo sobre la importancia de la educación emocional, sea en los centros educativos, o en la vida en general. O bueno, sobre lo que queráis. Ah, por favor, dejad un email para poder contactar con vosotros y enviaros la tarjeta correspondiente, excepto si sois amigos o conocidos y sabéis que ya tengo vuestro móvil o dirección. Y pongo un plazo, para que no haya olvidos por mi parte, antes del Puente de la Constitución-Inmaculada estarán enviadas las doce tarjetas a los "comentaristas" je je.

No sé qué más decir, me siento afortunada y agradecida a partes iguales, y eso es fantástico (o a mí me lo parece). Resulto insistente con el "temita" pero creo que, hoy más que nunca, con lo que estamos viviendo este cuasi eterno 2020 y lo que nos queda por pasar, la educación emocional es más necesaria que nunca. La empatía, las caricias emocionales, la gratitud, la escucha activa, la importancia de saber reconocer lo que sentimos y gestionarlo...Por eso mi deseo, a fecha de 5 de noviembre de 2020, es seguir luchando y defendiendo aquello en lo que creo firmemente. Además, no es capricho, el día a día, y el tiempo, me van dando la razón. A veces el efecto que provocan nuestras acciones no es inmediato, requiere cierto tiempo para dar frutos pero, os lo aseguro, los acaba dando.

Por tantas cosas bonitas, vivencias en común..., me gustaría agradeceros lo siguiente: cada palabra amable, mirada cómplice, beso, abrazo, confidencia, lágrima, mano entrelazada, esfuerzo, proyecto en común, carcajada, sonrisa tímida, palmadita en el hombro, conversación, paseo, baile...La vida es bonita cuando tenemos la suerte de poder compartir lo que sentimos, aquello que nos mueve en un sentido u otro, con los demás. Y tengo esa suerte, en ningún momento de mi vida me han faltado personas con las que compartir lo que me pasa. 

No hay entrada del blog que se precie sin su correspondiente puntito musical. Y esta va a tener dos. La primera es una versión de una canción de Dani Martín, se me saltaron las lágrimas al escucharla, de casualidad, en La Voz. La segunda es actual, es parte de mi banda sonora del cole en este año, me anima mucho y la disfruto una barbaridad, Jerusalema.


Ah, procurad ser felices, no lo dejéis para mañana, nunca podemos estar seguros al 100% de lo que va a suceder. Os invito a exprimir el día a día, y a no quedaros con las ganas de nada.


Y quiero que la imagen de este aniversario sea de hace aproximadamente un año, como recuerdo de una escapada muy especial a la sierra con personas que son un regalo.

domingo, 1 de noviembre de 2020

Seve Emociones (1): la AUTOESTIMA

El curso pasado, al no ser tutora ni haber salido el taller sobre educación emocional que oferté para la tarde de los lunes, decidí crear aquí las "emo-ideas". Varias se me han quedado en el tintero y no siempre las he descrito con la ilusión habitual. Me resultaba muy complicado lanzar ideas sin más, sin poderlas llevar a la práctica.

Este peculiar 2020-2021 la situación ha cambiado. Al ser tutora nuevamente, pensé que tenía que retomar tratar en las clases la educación emocional, con la periodicidad que el horario me permitiera. Y va a ser algo quincenal, tal vez se me quede corto e intercale alguna actividad para trabajar las emociones a través de la Plástica.

Esta aventura se llama "Seve Emociones," usando la forma abreviada del nombre de mi destino actual, el CEIP Severiano Montero de Peñaranda de Bracamonte. Aunque obviamente coincidirán emociones ya tratadas, porque son alumnos distintos y no las han visto antes conmigo, mi idea es darle un enfoque distinto, de ahí que ni siquiera vaya a mirar cómo las traté en otras ocasiones.

Ya llevamos dos sesiones (cada una de 30 minutos), de "Seve Emociones". No he podido plasmarlas aquí antes por más de lo mismo, mi día a día es un no parar, especialmente en lo que a asuntos relacionados con el cole se refiere.

Empecé con la AUTOESTIMA. Recurrí a "El gran libro de las emociones,"  y a su historia "El ratoncito Miguelito." Habla de un ratoncito al que todo le da miedo, nunca discute con nadie, y hay gente que se aprovecha de su manera de ser. Un día le recomiendan visitar al Mago de los Espejos. El Mago, gracias a distintos espejos, le muestra diferentes "Miguelitos", cuando en realidad es él mismo, cuya imagen varía según en qué espejo se mire. 



Después de leerles el cuento, hablamos de qué trataba la historia. De manera sencilla, entre todos, definimos la autoestima. Y, como 30 minutos pasan volando, hicimos una rueda en toda la clase que comenzaba así: "Yo soy especial porque..." Les pedí que pensaran en algo que les hiciera especiales porque, al fin y al cabo, todos, sin excepción, tenemos cualidades que nos hacen especiales. Y, a ser posible, que no fuera nada de su aspecto físico (la experiencia me dice que es lo más fácil para los alumnos y así no se esfuerzan por mirar más allá). Como ya sabéis los que leéis el blog habitualmente, nunca pido a mis alumnos algo que yo no sea capaz de hacer, así que inauguré la rueda con "Yo soy especial porque me encanta escuchar..."

Me alegro ver que todos se animaron a participar en la rueda, aunque a algunos les costaba encontrar algo por lo que considerarse especiales.

Hablamos de la necesidad de tener una autoestima adecuada, de quererse a uno mismo, mirarnos a nosotros mismos con cariño, lo que no quita que seamos capaces de ver nuestros errores o aquellas cosas que son mejorables.

Para ser un estreno, acabé relativamente contenta.

Así que ya sabéis, encontrad vuestro espejo particular y quereros, sin excesos, pero sin tacañería. Yo me quiero (y según cuándo no me ha resultado nada fácil), con mis virtudes y defectos...¿Y vosotros?

SKAM

SKAM es una palabra noruega que significa vergüenza. Pero la entrada no lleva este título por su significado. Lo elegí porque así se llama una serie de Movistar +, cuya última temporada (salvo que cambien de idea, espero que no), acabó de emitirse hace una semana.

Es una serie con protagonistas adolescentes. La historia gira en torno a las vivencias de cinco amigas, estudiantes de bachillerato, y lo que les pasa, ni más ni menos. Creo que de refilón ya la había mencionado en una de mis crónicas de confinamiento publicadas en este blog. No he querido rebuscar para comprobarlo porque si bien las escribí porque deseaba dejar mi testimonio de unos momentos tan extraños a la par que durísimos, ahora mismo no me apetece lo más mínimo recordar aquellos días. Pero los menciono porque me gusta contextualizar lo que cuento. Descubrí por entonces, de pura casualidad, esta serie, una de esas noches en las que me dan las mil de la madrugada despierta. Y desde ese momento me enganché.

La última temporada no me ha decepcionado, es más, me ha sorprendido gratamente. Skam es una serie originaria de Noruega, pero el formato ha sido adaptado por otros países, entre ellos España, haciendo su versión, acorde a nuestra realidad.

Hoy le dedico estas palabras porque la recomiendo encarecidamente para el público adolescente. Y ¿por qué no? Para los adultos que tengan adolescentes en casa o cerca o, sin más, los que quieran acercarse al mundo adolescente. Creo que hace un retrato bastante acertado de lo que puede ser en la actualidad la juventud española, con sus miedos, preocupaciones, odios, amores, inseguridades...En la serie hablan muy claro, sin tabúes, y para mí ahí reside gran parte de su encanto. Las redes sociales son parte importante de la misma y, nos guste o no, creo que se aproxima bastante a cómo son muchos adolescentes. Me parece que el elenco hace muy creíble la historia que quieren contar y muestran todo con una cercanía no muy común, lo cual es de agradecer.

Así que, dicho queda, os invito a sumergiros en el mundo de Cris, Eva, Viri, Nora y Amira. A mí me ha emocionado y me ha acercado mucho a una parte de mí que ya no recordaba,  y bienvenida sea.

Ojalá os animéis a verla, y ya luego, si queréis, me decís qué os ha parecido.


Una perla, "Patient ", es parte de la "banda sonora" de la serie, a la cual podría dedicarle otra entrada.

lunes, 19 de octubre de 2020

Emociones con mascarilla, otoño y confinamiento

 Dimos la bienvenida al pasado fin de semana con la mala noticia del "confinamiento" de Salamanca, avalado por los nada buenos datos de número de contagiados, nivel de ocupación de las UCIs...Y si bien es verdad que sorpresa, sorpresa no fue, tonta de mí sí me disgusté. Tenía una escapadita de ida y vuelta planificada y evidentemente, no ha podido ser. Bueno, cuando se pueda. Y a eso le añado la parte más dolorosa, el no poder a personas por la "frontera" invisible que debemos respetar. Todo sea por la salud, pero intuyo que se van a hacer largos los quince días. Además, con el runrún de pensar que tenemos muchas papeletas de no quedarnos solo en dos semanas de confinamiento relativo. Intentaremos disfrutar de lo que sí podemos hacer. Y desde luego que todos esos momentos "confinados" se disfrutarán más cuando puedan ser reales. Paciencia.

Ayer dando un paso nos topamos con un puente cortado, resulta que si cruzabas el puente estabas ya en Santa Marta. Si pienso en otro sitio ya me metería en Villamayor (y tampoco se puede). Se me ocurre otro y resulta que pertenece a Villares de la Reina. Y así un largo etcétera. Sí, ciertamente Salamanca es muy pequeña ja, ja, ja.

Pese a lo anterior ayer pudimos disfrutar de los colores de otoño, estación de la que me declaro profundamente enamorada. Me da igual que no sea la primera vez (ni la última) que lo menciono en el blog. Sé que hay muchos amantes del calorcito (verano), pero me quedo con el otoño, la pena es que en Salamanca suele ser corto, un pequeño puente entre el verano y el largo invierno. Pero la paleta de colores que nos ofrece (amarillos, ocres, anaranjados, rojizos, marrones...), la lluvia (el sonido de las nubes descargando con energía, ese olor a tierra mojada...), la caída de las hojas (inigualable ese leve crujido al pasear y pisarlas, o la suavidad con la que viajan del árbol al suelo)...No sé, todo, que soy de otoño, y punto.


Creo que por culpa del confinamiento, no el de ahora, que lo llamamos igual que al de "antes," pero afortunadamente poco se parecen, le estoy empezando a coger cierto gusto a lo de estar más cerca de la naturaleza. Antes suponía casi un esfuerzo el ir, ahora me lo pide el cuerpo, y me da en la nariz que esto va a más, pese a mí más que conocida alma de urbanita.

Y con todo lo que hay, la vida sigue, confinados, semiconfinados o desconfinados, pero el tiempo pasa y en menos que canta un gallo sé yo de un par de supermercados que van a bombardearnos con turrones, polvorones y todo dulce navideño que exista. Y me pregunto si de verdad 2020 va a terminar algún día. Tal vez no adelantemos mucho tomándonos las uvas y deseándonos Feliz 2021, más que nada porque con él no despedimos al doloroso COVID (y todo lo que se está llevando por delante); pero quiero pensar que el año nuevo sí traerá algo de esperanza. Y ojo, no voy a crucificar al 2020, porque por razones obvias (nada buenas) y otras, reconozco que me está dando muchos motivos para sonreír.

La mascarilla se ha convertido en una especie de escudo, barrera higiénica contra el virus, pero también barrera física que dificulta la comunicación. Mi memoria asocia nombre y cara. Sí, me resulta mucho más sencillo recordar el nombre de una persona cuando he memorizado su cara. Ahora no me ha quedado otra que intentar asociar el nombre con la parte de la cara que queda a la vista. Si bien mucha información está quedando oculta tras la mascarilla, hoy en día no nos queda otra que centrarnos en los ojos, y eso me encanta. De por sí es la parte del cuerpo en la que más me fijo, y disfruto mirando a la gente a los ojos, especialmente cuando da la sensación de estar recibiendo sonrisas a través de la mirada, amabilidad, dulzura, complicidad, cariño...Ya, ¡imaginación al poder! Puede ser, pero soy más feliz así. 

Ahora, a todas los roles que desempeñamos en nuestro día a día en las aulas: jueza de paz, psicóloga, limpiadora, enfermera, administrativo, mamá del cole...Se suma uno nuevo: traductora de emociones a través de la mascarilla. Y no es nada fácil. Reconozco que lleva su tiempo, pero merece la pena aprender este nuevo idioma. No vamos a dejar de sentir por llevar puesta la mascarilla gran parte de la jornada. Seguimos sonriendo, llorando, quejándonos, poniéndonos nerviosos, sintiendo vergüenza, mostrando cansancio (o agotamiento)...Y a lo mejor es solo eso, seguir con la vida, conviviendo con la anormalidad pero recordándonos a nosotros mismos que nunca vamos a dejar de sentir una u otra emoción, no habrá mascarilla que lo impida. Y a eso sí me apunto, a vivir la vida al máximo, sin cerrarnos puertas por más trabas que nos pongan o complicaciones que existan, pese a todo, pese a todos. Vamos a continuar sintiendo, y a ser muy felices, pese al COVID, o quizás gracias a él, la vida se ve de una manera distinta.

Un inciso que a lo mejor a muchos puede pareceros que no viene a colación. 19 de octubre, Día internacional del cáncer de mama. Un recuerdo muy pero que muy cariñoso para las que ya no están, Alejandra Sierra Martín, perdonadme pero quiero que en mi caso lleve nombre y apellidos. Para ella y para vuestras "Alejandras," luchadoras incansables, peleonas de la vida,  ejemplo de humanidad, dignidad y de cómo se convive con la muerte pisándote más que los talones...Aunque no me apetece dedicarles a ellas únicamente estas palabras. El recuerdo de la fecha de hoy va también para las que siguen aquí, entre nosotros, al pie del cañón, luchando. Y para las familias y amigos de las ausentes que tuvieron que dejarnos (siempre antes de tiempo) y las presentes (que continúan batallando). 

El punto musical es una canción de Rosana, recién sacadita del horno, "La vida es bonita." Desde luego que lo es.

domingo, 4 de octubre de 2020

Quino, la isla y el tiempo

 ¡Vaya comienzo de curso! La montaña rusa de otras ocasiones es anecdótica respecto a la de este año. Y pese a que olemos a gel hidroalcohólico las 24 horas, estamos muy ventilados (je, je, COVID-19 no, pero por favor, sentido común para evitar pulmonías), intentamos mantener la distancia social (cuando se puede), nos lavamos las manos incluso más que antes, pasamos al menos siete horas casi seguidas con la mascarilla...¡Valió la pena! Al menos a mí sí, pese a todos los inconvenientes de la anormalidad reinante. Tenía miedo, pero ganas, demasiadas, de volver a estar en las aulas con niños y niñas, de compartir experiencias con mis nuevos compañeros, y conocer mi nuevo destino. Y qué bonito es reírse mientras "trabajas," adivinar la sonrisa de los alumnos bajo la mascarilla (o sus bostezos, o sus malas caras...). Creo que si siempre he usado las manos para comunicarme, ahora parezco una azafata de Iberia, pero da igual. Hay que hacerse entender, procurar que las clases sean lo más amenas y fructíferas posibles y no una losa para todos. Y disfrutar cada cosa bonita que pasa en el cole, y las hay...¡Vaya que sí! Al principio pensé en no poner nada de decoración. Fui viendo las paredes de mi tutoría, de un tono azul precioso, ni hecho a medida...Y me cuenta que sí me apetecía poner algunas cositas, que dejaran ese espacio más humano. En ello ando, cuando esté lista, pondré alguna foto aquí. Esta vez he optado por las mariposas, pero en cantidades relevantes. Por mariposas no va a ser. Al fin y al cabo, todos teníamos ganas de volar, colorido no les falta y recorren todos los rincones del aula. Ah, y algo que no pega con la metáfora pero es necesario, son de plástico y me resulta fácil limpiarlas je, je (todo suma).

Como comentaba ayer con una compi de la Escuela de Idiomas (ha llovido bastante, pero fue una época muy bonita), al final, cada uno, ha de intentar estar bien y ser lo más feliz que pueda en su isla. Y nada de obsesionarse con el pasado o agobiarse con el futuro. Gracias Rubí, por la paz que transmites, y por ser un soplo de aire fresco y distinto en medio de tanta paranoia. Debo reconocer que mi isla es cada vez más mía y más confortable. Quizá no tenga todavía las medidas ni los "muebles" que me gustaría, pero tal cual está, es perfecta. 

Esta pandemia me ha demostrado que los malos no se han hecho buenos precisamente. Los que ya eran buenos o se han quedado igual o han mejorado (excepto algún díscolo que ha ido a peor). También me ha ayudado a darle todavía más importancia a las relaciones humanas, al ritmo de cada persona, a las vivencias de cada cual, a los detalles compartidos, a la atención, al cariño (con y sin distancia), a los mimos sin fecha de caducidad, a las charlas sin tabúes, a la sinceridad con tacto, a la empatía real...Y por supuesto a recordar lo que de verdad importa. Para cuatro días que estamos en este mundo, vamos a pasarlos lo mejor que podamos, a arriesgarnos, a emocionarnos, a apoyarnos, a vivirlos con pasión. No sabemos qué nos deparará el mañana, ahora mucho menos que antes, pero sí aquello y aquellos que tenemos hoy, y es más que suficiente. 

Y vivan los paseos por la ribera del río, las visitas a las tiendas de "chinos" en busca de tesoros, el cine, los cafés, las conversaciones de sofá y mantita (o de coche, o cualquier otro lugar...¡Viva la comunicación!), los libros que cuentan historias que te recuerdan a personas, las coincidencias, las diferencias, las terrazas (sin lejía chorreando por las sillas), los reencuentros, las escapadas por la naturaleza (cámara al cuello), la gente que nos quiere y que nos hace querernos más a nosotros mismos y a ellos. Vivan los amigos, la familia, los compañeros...Y que vivan también los silencios mientras miramos a alguien a los ojos, las caricias, el móvil (cuando no hay otra alternativa), las noches de luna llena, las ganas de seguir mirando al cielo, los recuerdos amables. Ah bueno, por supuestísimo, ¡viva la música! Y esas canciones que hacemos nuestras e incluimos en la banda sonora de nuestra vida. Las cuestas cuando las subimos acompañados (solos es más aburrido y parecen más empinadas). Viva la gente sin adornos, sin grandes florituras, que son lo que aparentan, cristalinos como la orilla del Mediterráneo cuando las olas son pausadas (¡qué ganas de pisar la arena de la playa y contemplar el mar!). Y creo que ya me he quedado satisfecha, sabéis que llevaba bastante sin sentarme de manera pausada a escribir en el blog y hoy ya me lo pedía el cuerpo.

En desorden, ya he hablado de la isla (mi isla) y el tiempo. Me falta Quino. El título me parecía que sonaba mejor en el orden que lo puse, pese a habérmelo saltado a la torera. Quino, qué tristeza, se nos fue el pasado 30 de septiembre, a los 88 años. De pequeña la verdad es que Mafalda no me llamaba la atención, era casi una completa desconocida para mí. La descubrí gracias a uno de mis dos ángeles de la guarda. Gracias Jesús, no por Mafalda, sino por todo, quién iba a pensar que unos pisos más arriba vivía uno de mis ángeles de la guarda. Pues bien, conocer a Mafalda es quererla. Y Quino era su papá, por eso me dio tanta pena enterarme de su fallecimiento. Aunque tenemos la suerte que su obra está ahí, para siempre, así que él no se ha ido del todo. Durante muchos años Mafalda me ha acompañado en mi andadura laboral. Recuerdo perfectamente una que hice para el hall del CEIP Miróbriga de Ciudad Rodrigo (mi primer destino como funcionaria en prácticas). Tenía los brazos abiertos, pinté su ropa con ceras DACS en tonos azul y rosa pastel, y puse Estás en el CEIP Miróbriga...BIENVENID@. Otra decoró una especie de árbol sobre la convivencia colocado en una de las escaleras del CEIP Santa Catalina. ¿Te acuerdas, Marisa? Y otras viajaron después conmigo a los destinos por los que pasé. De hecho cuando me decidí a formar parte de Facebook (la de años que opuse resistencia), tuve claro que iba a ser mi imagen, y ahí sigue, abrazando el mundo, tan amorosa como siempre. No sé si tengo mucho, poco o nada de Mafalda, o Mafi, como a veces la llamo cariñosamente. Pero adoro su agudo sentido del humor, tan ácido a veces, sus juegos de palabras otras, no sé, todo, su manera de ver el mundo, y escudriñarlo. Me encanta la gente que no pasa de puntillas por él. Como pequeño homenaje, he hecho algunas fotos a parte de las cositas de Mafalda que tengo. Lo que pasa es que están repartidas y no he podido reunirlas todas (también el calendario, un clasificador, un cuaderno...). Tengo en la lista de pendientes visitar Oviedo, y cuando lo haga me sentaré a su lado. Sé que esa escultura está en otras partes del mundo, pero Oviedo me pilla más a mano.



Pero a Mafalda no la he usado solo como motivo decorativo de coles y/o mi casa. También ha sido una herramienta educativa, en coles e instituto (Guijuelo). Por eso, gracias infinitas Quino, por traer a este mundo una niña así, tan especial, un personaje para la posteridad, igual que su creador.

Además incluyo tres de las tiras de Mafalda. Disfrutadlas.



Y como una de mis "actividades" preferidas es dar las gracias. Gracias a los que hacéis que vea la vida más bonita todavía a través de vuestros ojos, o con ellos cerca. De ahí que vuelva a Rozalén, pero a la versión acústica, para repetirme un pelín menos. Y ya veremos qué nos muestran las estrellas, la luna o cualquier parte de este mundo raro, hermoso, a ratos incomprensible, sorprendente en otros momentos.

domingo, 13 de septiembre de 2020

Mañana: Del "Fili" al insti

Es el día en el que vuestros niños y niñas, ya más creciditos, comienzan el instituto. No sé si todos irán al Vía de la Plata o habéis escogido otro camino para ellos, obviamente en el que creáis que van a estar mejor. Pese a las dudas, los miedos, los cambios, las incertidumbres, el desconocimiento, su edad y mil y un factores, espero que les transmitáis mucho cariño y seguridad. Y que no se preocupen si al principio las novedades se les hacen cuesta arriba y se rompen algunos esquemas de cómo ellos pensaban que iba a ser esta nueva etapa. Daos tiempo, dadles tiempo y acabarán adaptándose. Y cuenten lo que cuenten mañana a la salida, tal vez a algunos os costará sacarles las primeras impresiones, os animo a quedaros unos y otros con la parte positiva, porque segurísimo la habrá. Restadle importancia a las cosas que no les han gustado ni un pelo y a las que probablemente ellos les den una relevancia mayúscula.

Supongo que la transición de un centro a otro es algo más difícil tras el largo confinamiento que todos padecimos y la anormalidad actual. No obstante, hay que intentar disfrutar de lo bueno de cada momento y seguro que del tiempo de "encierro" también han surgido cosas bonitas. El 2020-2021 es un curso lleno de interrogantes para todos los que integramos la comunidad educativa, pero a veces con las situaciones duras sale a relucir lo mejor de cada persona, y eso es fantástico.

Mañana es día de presentaciones múltiples, nuevos espacios, horarios diferentes...Aunque quizás los nervios se apoderen de algunos, tratad de transmitirles tranquilidad y que estén convencidos de algo: van a estar bien.

Poco más puedo deciros porque os he escrito tantas veces que me da en la nariz, ya conocéis muy bien mi "discurso."

Y a mis niños y niñas de ese grupo memorable, no es novedad, recordad que os quiero un montón, tengo pendiente un envío por email prometido a vuestras familias, ojalá me dé tiempo antes de acabar septiembre. Portaos bien, respetad las duras pero necesarias nuevas rutinas COVID, escuchad a todos, observad mucho (cuanto más mejor), y aprovechad el tiempo en las aulas. Da igual a qué queráis dedicaros en el futuro, la formación nunca sobra nunca. Os lo digo yo, que a mis recientes 38 años cumplidos, considero que sigo aprendiendo cada día, de los libros, pero también de la gente que me rodea y hace que me sienta muy afortunada y a nivel humano cada día más completa. 

Disfrutad de las nuevas personas que van a aparecer en vuestra vida. La mayoría serán conocidos, pero un grupo reducido, con el tiempo, puede convertirse en uno de los mayores regalos de la vida: amigos.

Ah, y un favor os pido, haced un ejercicio de empatía con vuestras familias. Vuestros papás y mamás estarán deseosos de saber cómo os va en el instituto, de tenderos la mano cuando lo necesitéis, y de arroparos con su amor siempre, pase lo que pase y hagáis lo que hagáis, incluso cuando en ocasiones no os portéis bien con ellos o metéis la pata hasta el fondo. Van a estar ahí, procurad tenerlo presente y contad con ellos, porque seguramente seáis lo que da más sentido a su vida, y su felicidad depende en gran medida de cómo estáis vosotros.

Vuelvo a la parte académica, estudiad (por favor), sois capaces de superar el curso en el que vais a estar. Todos nos tropezamos alguna vez. A vosotros os puede sucede, pero si se os atraganta el comienzo de 1º de la ESO, reflexionad sobre qué estáis haciendo bien y qué debéis mejorar, y ponerle remedio, porque seguro que tendrá solución.

Pues eso, que además de en centímetros, imagino que estaréis pegando ya cierto estirón, seguid creciendo como personas y aumentad vuestros conocimientos, que deberían ser parte de los instrumentos para encontrar un trabajo el día de mañana.

Con una sonrisa en la cara, con prudencia e ilusión...¡A por ello!...¡Mucha suerte!

Una cosita más, os quiero mucho, me da igual repetirme como las lentejas.

Con un cariño inmenso, vuestra tutora de 5ºC:

Raquel