lunes, 18 de abril de 2022

TALLA

Tiendo a ser políticamente correcta, a huir de conflictos o enfrentamientos. Me considero "lenta" a la hora de reaccionar ante determinados actos que considero injustos, aunque a base de "leches" voy espabilando, no es la mejor manera, pero quizás la más efectiva.

Esta entrada va de tallas. No de las tallas de Semana Santa, sino de las humanas, las de carne y hueso. Esas que cada uno sabe cuál tiene, y a muchos parece que le importa más la del vecino que la propia.

¡Ya está bien! Estoy harta, con todas las letras, de la gente que sabe que hace daño con lo que dice y pasa, como si le resbalara, le resta importancia a la que sí la tiene. De los que van de buenas personas y se comportan como unos auténticos bichos. De los que juzgan sin tener ni la más mínima idea de lo que cada persona ha vivido y vive con su cuerpo. 

Hartita de los que piensan, o las que piensan mejor dicho, porque suelen ser más mujeres que hombres, sí, sí, tal cual, que son más, son mejores, por tener una talla "pequeña". Sí, pequeña lo he entrecomillado. No me considero mejor ni peor persona por ser de talla "grande", pero hay gente que se empeña en machacar el prójimo, porque sí, deben creer que es gratis. Y el problema es ese, suele salirles gratis. Cada cual es conocedor de sus puntos débiles, sus miedos, sus "todo". A algunos se nos ve a la legua, y ese es un problema. O a veces no me queda otra que verlo así, y asumirlo. La gente se aprovecha de dar donde saben que me puede doler. El físico es solo un ejemplo.

Así que nada, allá cada cual con su conciencia, si alguna/alguno cree ser superior por estar delgado/a, queda retratado, no me interesa que gente de ese tipo formen parte de mi vida, ni tengo yo ni un ápice de interés en formar parte de la suya. 

Y sí, está muy bien eso de quererse tal cual es, pero es dolorosamente complicado. Y la sociedad, los "otros", lo ponen cuesta arriba, con una ligereza pasmosa. Con una falta de humanidad, de empatía, que me alucina y me entristece a partes iguales. A mí me preocupa lo que hay debajo de la ropa. Bueno, más bien lo que no se ve pero se siente. Me conquista la gente buena, de los que piensas en "buenas personas" y en tu cabeza aparece su cara. Y si tienen una talla 36 o 52, francamente queridos, me importa un bledo. Adoro a la gente que suele estar dispuesta a tenderte una mano, a escucharte cuando algo te hace sentir un nudo en la garganta, "algo" que te quita el sueño o hace que las neuronas se te recalienten. Me encanta dar con personas trabajadoras, creativas, pacientes, resilientes, empáticas, imaginativas, sencillas...Y eso igual cabe en una 38 que en una 54. Si estoy hablando con alguien y me siento bien a su lado, no miro talla, estudios, fecha de nacimiento ni muchas otras cosas. Creo que las personas que deseo tener a mi lado son las que tienen un gran corazón y alegran el mío.

Como mujer de talla grande, aunque menos grande que hace no mucho, soy besable, abrazable y merecedora de lo mismo que otra con una talla inferior. Y capaz de besar y abrazar como cualquier otra. Puede que mi "belleza" choque con los cánones actuales, con los "normales" por decirlo de alguna forma, pero no soy de piedra. No tengo que ser más simpática ni graciosa por ser obesa. Intento hacer lo que me corresponde lo mejor que puedo. Y seguiré haciéndolo. Y punto. Feliz vida a todos, cada cual con su cuerpo, en el que habrá cosas que le gusten más y otras menos, pero bello al fin y al cabo.

Aunque no cobro ni un euro, sabéis que me encanta compartir anuncios y/o vídeos de marcas publicitarias que tengan cierta miga. Para muestra, estos dos de DOVE, olé por ellos.



Un par de apuntes sobre el último vídeo. Desde aquí animo a las mamás, chicas,  adolescentes...a intentar pensar qué les gusta de su cuerpo. Y si vosotras no veis nada, preguntad a otra persona. A veces los demás ven belleza donde otros observan "fallos". 

Y a los docentes, ni que decir tiene que este vídeo os va como anillo al dedo para hablar de la "belleza real" en las aulas. Nunca es pronto ni tarde. Siempre estamos a tiempo.



ANIVERSARIO LABORAL

Hace catorce años andaba por tierras madrileñas. Si mal no recuerdo, a esta hora  (16:15 horas) deambulaba por Móstoles, concretamente por los alrededores del Cercanías. Iba cargada como una mula, porque regresaba de mi aterrizaje forzoso en el CEIP "Leonardo Da Vinci" de Parque Coímbra, y llevaba mil y una guías didácticas para el fin de semana. Di con un "chino" próximo a la estación, y compré una maleta con ruedas, azul y rojo, mala con avaricia, pero suficiente para no llegar herniada a casa. Perdón, aclarar que puse antes "aterrizaje forzoso" porque fue duro estar el miércoles en mi casita e irme el jueves de ella, sin saber muy bien qué me esperaba. Fue mi primera salida del nido, y se me hizo un poco cuesta arriba tantísimo cambio en 24 horas.

La verdad es que ese viernes 18 de abril de 2008 fue muy intenso. Empezando porque la noche anterior casi no había pegado ojo, siguiendo por sentirme recién salida del "pueblo" (siempre digo que era una versión femenina de Paco Martínez Soria en "La ciudad no es para mí", excepto porque no llevaba la jaula con la gallina je, je) y continuando con la "sorpresa" de escuchar, en el hall del cole, que mi sustitución era hasta final de curso, porque Guiomar, la maestra a la que sustituí, estaba embarazada. Gracias Mayte y David, os estaré eternamente agradecida. Me abristeis las puertas de vuestra casa y mucho más.

Siento si resulto plasta por recordar fechas importantes, laboralmente hablando, para mí, en el blog. Pero cada año que pasa me siento más afortunada, y no solo hay que compartir los momentos duros.

No voy a repetir uno a uno mis destinos, eso ya lo hago habitualmente cada 20 de julio. Además en el dibujo del árbol de ayer están presentes todos, o eso creo ja, ja, ja.

Como curiosidad, estoy en mi tercer Filiberto Villalobos...¡Qué barbaridad! Ya, me quedaría el de Babilafuente, ese en principio no entra en mis planes, pero es mejor no hacerlos. Hace unas horas, recordaba en el instituto palabras pasadas mías, asegurando eso de "nunca trabajaré en un instituto." Deciros que es el tercer curso no consecutivo, trabajando en Secundaria. Y me parece que es una experiencia a años luz del colegio, no por mejor ni peor, sino por lo distinto que es prácticamente todo allí.

Os animo a luchar por vuestros sueños laborales (y de todo tipo claro), en especial a los que andáis de cabeza con las oposiciones. Ojalá vuestros esfuerzos, horas y desvelos, se vean recompensados esta vez.

Gracias a los que me voy encontrando en mi senda como maestra. Y de manera particular a los que a raíz de coincidir en ella, sois ahora parte de mi vida.

Vamos a por el 15º, seguro que va a ser muy interesante también, y me ayudará a seguir aprendiendo.

Me apetece mucho compartir este vídeo con vosotros hoy. Y sí, "Educar es conectar". O creo que eso debería ser. A mí me ayudan mucho cinco "herramientas": empatía, esfuerzo, cariño, sentido del humor y la educación emocional.


Y el que no esté dispuesto a intentar conectar con sus alumnos, debería dedicarse a otra cosa. Porque tratar de conectar con ellos cuesta una barbaridad. Y hacer que ellos se conecten con lo que les rodea o quien les rodea, ni os cuento. Pero si lo lográis, no habrá nada ni nadie que os detenga. 

Sugerencia: No les digáis qué deben pensar, pero sí haced que piensen, poner sus neuronas a trabajar, haced que duden, imaginen, inventen, pregunten y se pregunten a ellos mismos, respondan y encuentren respuestas...

Sin fiesta, pero hoy estoy de aniversario y tenía ganas de compartirlo aquí con vosotros.

             Imagen propiedad de Raquel Plaza Juan.

sábado, 16 de abril de 2022

IBERIA

 Desde el pasado 2 de abril tenía ganas de publicar esta entrada. Viendo la televisión, en un intermedio, ya sabéis, uno de esos en los que da tiempo a hacer la cena o echarse una siesta (me mata lo de "volvemos en siete minutos"), apareció un anuncio que me encantó. Es el siguiente:

Se me saltaron las lágrimas y se me escapó una sonrisa. En un minuto escaso los creadores del anuncio han sido capaces de tocar muchas emociones distintas. El lema, acertadísimo: "Iberia...Conectando personas".  La idea me apasiona, creo que es una de las funciones más bonitas que algo puede hacer, la de conectar personas. En este caso es una compañía aérea, pero hay otras muchas maneras de hacerlo. Los libros conectan personas, las canciones también, las películas, los móviles (aunque a veces también nos alejan, nos conectan por la inmediatez, pero nos pueden separar por la frialdad, la ausencia del tono con el que alguien te diría algo), las "desgracias" pueden conectarnos, y las alegrías, porque si las compartimos son más y una alegría compartida con los que más queremos nos conecta más a ellos, o así lo veo yo. La confianza conecta personas, y es algo que para mí siempre ha tenido un alto grado de intimidad. El contarle a alguien cosas personales que con otros no te atreves, no quieres, no te apetece o lo que sea...compartir. Quizá esta última que menciono sea la que más me conecta a otros, la confianza.

Agradezco a Iberia un anuncio tan hermoso, bien contado y con tanta miga en tan poco rato.

Ahora que en breve vamos a poder "desmascarillarnos" en interiores, confío en que estemos más conectados con los demás. Esta pandemia de la COVID ha deshumanizado más de lo que parece. Quiero mirar sin barreras, abrazar sin distancias y recuperar parte de la calidez humana que nos arrebataron de un plumazo.

Felices conexiones. Cuidad a los que queréis, no deis nada por sentado.

Hablando de querer, tenía que cerrar la entrada con esta canción de Macaco, "Quiéreme bien".