lunes, 31 de enero de 2022

EMOLECTURAS 12: El hilo invisible

Casi mes y medio más tarde, prosigo con las recomendaciones de "Emolecturas".

Lo hago con un libro relativamente reciente. La primera edición es de septiembre de 2020. En mis manos tengo la octava, comprada en la "Feria del libro de Madrid", en septiembre del año pasado.

En "El hilo invisible" encontraréis una historia ideal para hablar de los vínculos que nos unen a las personas (y animales) que más queremos. El libro explica el significado del ombligo, como punto de partida de un hilo invisible que nos mantiene unidos a los que más nos importan.

Hay textos sobre "la leyenda del hilo rojo", me encanta por cierto. Al abrir "El hilo invisible" de Miriam Tirado, esperaba que explicara esa leyenda, pero no. Me sorprendió gratamente. Es un libro excelente, tiene unos dibujos hechos con una ternura inmensa; y el texto está claro y muy bien contado. Me parece que hay libros sin edad, y este puede ser un buen ejemplo de ello, maravilloso para los niños; pero una delicia también para los adolescentes y adultos; no reduciría los posibles lectores a los peques.

Creo que es una historia bellísima, muy cuidada, y no hace falta que en el aula y/o en casa haya pasado "algo" para contarla y/o leerla. Puede venir bien para vencer miedos antes de ir por primera vez al cole o a cualquier sitio nuevo. Además lo veo apropiadísimo para tratar el duelo. Ya sea antes de un fallecimiento que sabemos llegará en breve, o después de haberse producido. Tampoco hace falta que nadie haya muerto recientemente, es un libro precioso, y no hay vuelta de hoja.

Advertencia, recomendación, observación, llamadlo como mejor os venga. Si en clase vais a usarlo por algún caso que conozcáis de algún fallecimiento familiar importante de alguno de vuestros alumnos, tened mucho, pero que mucho cuidado. A mí me parece un libro magnífico, escrito con mucho tacto, pero no sé si me atrevería a llevarlo al aula para eso. Si lo hiciera, antes me cercioraría mucho, pero muchísimo, que ni uno solo de mis alumnos va a sufrir al escuchar la historia. Ante la duda, dejo el libro en la estantería, sin más. O para cuando llegue su momento, sin necesidad de que haya sucedido nada. 

A lo mejor a vosotros os ha pasado, que un día contáis una historia en el aula y alguien se emociona. A mí me ha pasado bastantes veces, pero ninguna he visto sufrir a un niño. Más bien mi sensación ha sido positiva, a veces hay cosas que hay que dejar fluir, y emocionarse no tiene por qué ser algo negativo, muchas veces es necesario. Pero si estos sucediera, procurad que sientan que estáis, sin más. Que noten vuestra compañía, pero sin agobios. Esto para un niño puede significar distancia, que sepa que estáis próximos a él, pero dejándole su espacio. Para otro puede ser cercanía, ya sea agarrarle la mano, mirarle de una manera especial, darle un abrazo o alguna otra muestra de afecto. Recordad, cada uno es un universo, y somos responsables de cuidar y respetar los universos de cada uno de nuestros alumnos. Debéis tener mucho tacto con ellos. Por favor, docentes, esforzaos en conocer a vuestros alumnos, da lo mismo la edad que tengan. 

Y sí, yo a mis alumnos del cole con mucha frecuencia los llamo "mis niños" (o polluelos, je je), porque sí. Y algunos ya han pegado el estirón, están en el instituto (o más), pero para mí, siguen siendo mis niños. Si alguno de los de mis tutorías leyera esto, sabría muy bien a lo que me refiero. El cariño sigue sin tener fecha de caducidad, sea en Móstoles, Ciudad Rodrigo, Béjar, Salamanca capital, Guijuelo...Y no tiene fronteras. No entiende de países, ni de idiomas, tampoco de color de piel. Y mucho menos de dinero, hay mucha gente rica según sus bolsillos pero muy pobre de corazón.

En mi opinión la idea de estar conectados a aquellas personas (y animales) que más queremos a través de un hilo invisible es fantástica, y de una belleza descomunal. O a mí me lo parece cuando gracias al texto de "El hilo invisible" mi cabeza ha formado esa imagen. Tal vez estas personas estén todavía vivas o no, pero ese hilo invisible sigue existiendo. Quizás será que me identifico mucho con lo que cuenta. Siento cómo hay "algo" que me mantiene unida a los que amo, a los que quiero, estén presentes en mi vida a día de hoy o no. Y me parece que los que se van de este mundo, o al menos dejan de existir físicamente, continúan de alguna manera unidos a nosotros, por todo lo vivido con ellos. Y eso no se esfuma, no mientras los recordemos. 

Sé que tengo hilos invisibles con personas que fallecieron. También algunos con personas a las que quiero una barbaridad, pero no están a mi lado por la distancia (kilómetros), otros están relativamente cerca pero no los veo todo lo que me gustaría, y unos poquitos son a los que veo cada día o cada semana, llueve o truene. 

Y a los que tienen ausencias importantes, dejad que hablen de ellas, en serio. Tirad de empatía. Son parte de su vida, lo digo en presente, aunque ya no puedan tocarlos ni muchas otras cosas. Y esos que queréis son los que son gracias a todas las personas relevantes que han estado con ellos, gracias a las vivencias anteriores. Y es normal que necesiten mencionarlos, o incluso llorarlos en alguna ocasión. Y eso está bien. Da lo mismo cuántos hayan pasado, debéis estar dispuestos a estar, sin límites. No es fácil, pero el corazón es capaz de albergar un cachito para cada uno de nuestros hilos invisibles. 

No me ha dado tiempo, pese a que esta entrada llevaba ya días fraguándose en mi interior, pero mi idea era haber hecho un audiolibro, con alguna música agradable de fondo, para que pudierais disfrutar de la historia completa. Por supuesto habría sido sin fines comerciales, la autoría del libro es de Míriam Tirado, las ilustraciones de Marta Moreno, y la edición corre a cargo de B de Blok. El mérito es suyo, por habernos regalado una historia tan bella. Gracias infinitas. Ocupa un lugar especial en mi biblioteca.

Tengo la suerte de tenerlo dedicado por la autora, me pareció encantadora...¡Bendita "Feria del libro"! Y como soy fácil de convencer para según qué cosas, había otro libro suyo junto a este, llamado "La fuente escondida", incluido en alguna de mis "Emolecturas" previas. Si tenéis que hacer un regalo especial, es todo un acierto. En realidad los dos lo serían, tanto "El hilo invisible" como "La fuente escondida".

Si alguien quiere ojearlo y hojearlo, no tiene más que decírmelo. Tengo muchas ideas en la cabeza, pero en cuanto llegue el momento, sabré cuál materializar sobre "El hilo invisible". Dependerá de con quién lo comparta. Es un libro que quiero tener cerca, muy cerca. En "Youtube" he dado con un vídeo con el cuento...¡Disfrutadlo!

Como ejemplo de actividad relacionada con él, pediría a cada alumno que llevara una fotografía suya, de cintura para arriba. Repartiría folios de colores, intentando tener lana de esos mismos tonos. Les pediría a cada uno que se dibujasen de cintura para abajo, y de su ombligo salieran los hilos "invisibles" que ellos quisieran, con o sin nombres. Eso sí, los invitaría a reflexionar sobre sus hilos invisibles, y les daría la opción de ponerles nombres o no. Lo de la lana que coincida con los colores de los folios, es para reforzar la idea de "invisibles" de nuestros hilos. Podéis sugerirles que hablen de sus hilos, el que quiera, cuando quiera y como quiera, de manera voluntaria por supuesto. Respetad si alguno no quiere hacer la actividad ni intervenir. Pongo dos imágenes del interior.


Creo que contada la historia con cuidado y grandes dosis de cariño, el libro puede ser un éxito en las aulas. Y la actividad, bien planteada, también. A veces los maestros podemos ser un poco magos. Pero la magia solo la "creamos" con ayuda de nuestros alumnos. Gracias a ellos, la magia puede sentirse. A mí me ha pasado, y es una sensación única.

Si con todo lo que he escrito no os apetece lanzaros a "El hilo invisible", no tengo mucho más que añadir. Esta noche pensaré en mis hilos invisibles, y en la suerte que tengo con cada uno de ellos. Y sonrío, es inevitable, a la vez que cruzo los dedos. Cuidad de vuestros hilos.

jueves, 27 de enero de 2022

¿Dónde está el libro de Matemáticas?

 A veces "María" es la respuesta correcta. Otras no, pero te ríes, y da igual quién sea María, pero esbozas una sonrisa. Esta mañana, estaba con uno de mis alumnos de español del cole, 5º de Primaria, para situaros. Hemos estrenado un libro de "Español entre amigos", muy recomendable para los niños que llegan a España con desconocimiento de nuestro idioma. No obstante, os diría que lo primero es darles un tiempo razonable, a base de escuchar mucho, hablar (o intentar que hablen), fichas sencillitas, juegos, actividades en el cuaderno, vídeos, canciones...Y luego ya, pasado un tiempo, introducir el libro. El caso es que había un ejercicio con dos partes. La primera, unir con flechas dos columnas. En una de ellas estaban las partículas interrogativas, en la segunda, el resto de las oraciones para formar preguntas correctas. Y en la tercera columna, una vez que ya teníamos las preguntas, estaban las posibles respuestas a las mismas, para relacionar cada pregunta con una respuesta. El ejercicio tiene su miga. Y ha costado bastante la primera parte. 

La primera pregunta era: ¿Dónde está el libro de Matemáticas? Y mi alumno ha empezado a leer las opciones de respuestas en orden, a ver cuál le encajaba con esa pregunta. Ha leído "María", y se ha reído mucho. Y yo con él, he repetido la pregunta y la respuesta, porque su risa era por haber entendido que no tenía ni pies ni cabeza esa respuesta con la pregunta del libro de Matemáticas. Así que para la segunda pregunta, ha leído, con toda la ironía del mundo, "María", y se ha vuelto a reir. Por detallitos así, valen la pena muchas otras cosas. Por algo será que ahora estoy como maestra de Compensatoria...¡Vaya si compensa! El martes se lo comentaba a otra maestra, la Educación Compensatoria no es ningún chollo, no es un apacible paseo en globo, aunque sí una gran aventura, y un reto morrocotudo. Por cierto, me han dicho que esta palabra, morrocotudo, se usa mucho en Aragón, y yo sin saberlo. Será que tengo algo de maña en mí, jamás he visto tanta gente amable por kilómetro cuadrado como en Zaragoza. 

Así que sí, estoy en Salamanca capital, pero con un reto bien grande...¡Y me encanta! Aunque en algunos momentos tenga ganas de mandar todo a hacer puñetas, por la sensación de estar hablándole a la pared (a veces, solo a veces), y "luchando" contra gigantes. *Gracias al alumno protagonista de la anécdota de hoy, muchas gracias. 

Ayer el día se me torció "un poco" por la tarde por razones que nada tienen que ver con el trabajo. Y hoy el sol ha vuelto a salir con ganas. Qué bien.

Por lo que sea, esta semana se me ha pasado volando. Ya, lo sé, todavía queda el viernes, laboralmente hablando, pero los viernes, únicamente por ser consciente del día que es, me levanto ya aplaudiendo con las orejas je, je.

Hasta el frío parece habernos dado una pequeña tregua, la cual agradezco de aquí a Lima. Cruzo los dedos para que mañana los termómetros sigan en la línea de hoy.

Sé que ha sido una semana de muchos positivos y/o sustos varios. Y con positivos no me refiero precisamente a ser optimistas. Ánimo para todos vosotros. Sigo pensando que voy semana a semana y, de momento, otra que parece he librado. Espero que pronto estéis al cien por cien y haciendo vida normal dentro de la anormalidad.

Gracias por cada palabra de aliento que me dáis, no lo digo por el blog, sino por la vida, en general, por estar pendientes y quererme tanto.

Y como hoy ha sido un día fructífero, he tirado de música con dos alumnos, y parece que les ha gustado bastante la canción. Puede que sea la tercera vez que comparto esta canción aquí. Pongo una versión corta de Amaia (OT), otra de Gonzalo Alhambra en "La voz", y la original, de Dani Martín. Pura magia...




*Дякую  (Así aparece gracias en ucraniano con el traductor de Google, y lo de abajo debe ser la pronunciación)
Dyakuyu

sábado, 22 de enero de 2022

Rara

Hay un calendario de "Días de...". Ayer fue el turno del "Día Internacional del Abrazo". Tercera vez que llega esta fecha en tiempos de COVID. Igual me da Delta que Ómicron, según están las cosas ahora no parece un buen momento para abrazarse. Aunque tal vez sea cuando más falta nos hace. Voy a sincerarme: abrazo. Sí, lo hago. Lo siento, pero lo necesito. A tan pocas personas que me sobran dedos en una mano, pero no puedo vivir sin abrazos. Excepto abrazos puntuales de reencuentros con gente a la que quiero y por h o por b veo muy poco. Para otros serán más necesarios los besos u otras muestras de afecto. Pero yo me quedo con los abrazos. Con aquellos en los que parece que el reloj se para, por lo cómoda que estoy. Los que hacen que no escuches ruido, como mucho el latido de otro corazón (esto me parece muy especial). Esos en los que no decimos ni una sola palabra, porque sobran, solo abrazamos apretado.

Creo que nunca es algo que haya que forzar. Intento ser muy cuidadosa y nunca doy abrazos sin ton ni son. Para abrazar a alguien tiene que haber mucha confianza, complicidad, y saber que al dar un abrazo no voy a hacer sentir incómoda a la otra persona, ni tampoco sentirme rechazada. Ante la duda, no abrazo. Hay personas más abrazables, otras requieren más tiempo para llegar a esa proximidad. Y otras muchas a las que no me apetece abrazar, y creo que eso es respetable. Igual que si alguna persona no quiere que yo la abrace, debo respetarla.

¡Qué falta hacen los abrazos! Me da en la nariz que el día que no exista la distancia social, las cosas van a ser distintas para mucha gente. Percibo en gente cercana una especie de armadura, una coraza de la que ojalá se despojen en algún momento. Cruzo los dedos para llegar al próximo 21 de enero sin distancia social, sin mascarillas y sin ventilación cruzada (y no cruzada).

Abrazad lo que podáis, a quién queráis y os quiera, y congelad esos instantes de cercanía extrema. Me encanta el grado de intimidad de un abrazo. No se abraza a cualquiera. Y qué bien que sea así.

Esta vez con una canción siento que me quedo corta. Aquí va la primera, de "Las Migas":


Volviendo al COVID, supongo que es el tema de conversación por excelencia. Una semana más superada. Aunque esta no me ha salido gratis, "sufro" algún daño colateral por las medidas de prevención. No sé si os pasa, pero estoy hiperventilada, tengo frío continuamente, y según en qué sitio, me siento un pingüinito. Paciencia y a abrigarse...Bueno, y a cuidarme todavía más. Voy con una maxibufanda que parece una toquilla, pero cumple su función. He llegado a estar en alguna clase con plumas, guantes, foulard y bufanda...Seguro que la próxima semana será mejor. 

Ánimo a los positivos, ojalá en unos días esto sea un mal recuerdo para vosotros.

Ha sido una semana extraña. No sé, se me han juntado muchas cosas. Varias personas, sin quererlo, me han recordado lo hermoso de ser maestra. Muchos la importancia del compañerismo y de trabajar en un ambiente agradable, en el que cada uno pueda ser él/ella, sin estorbar a otros, sin hacer sombra a nadie, sin poner zancadillas, cada uno tiene su luz. Y veo mucha luz en los compañeros que tengo. Luz en su humanidad, por su profesionalidad, comprensión, empatía...Soy muy afortunada. También he visto la otra cara de la moneda con alguna persona. Tengo una teoría, hay gente infeliz, amargada o llamadlo x, que parece disfrutar intentando contagiar su amargura y/o infelicidad a otros. Hace unos años habría saltado ante determinadas situaciones, sin miramientos, sin medir. Ahora no, he respirado profundamente y me he mordido la lengua. Hay días que es preferible tener calma a la razón. Y no me van a arrebatar ni un ápice de felicidad ni de paz, allá cada cual. Y estoy contenta por haber conseguido callarme. Tiempo al tiempo.

Mi llamamiento de sugerencias de hace un par de entradas fue un fracaso estrepitoso. Lo reconozco. ¡Qué se le va a hacer! Pensé en cerrar el blog. Luego lo enfrié, va a ser que no. Gracias gigantescas a Cristina García Martín por su idea, en breve aterrizará aquí. Por eso y por los compartido, y muchas cosas buenas que quedan por venir, lo presiento. Pero no pasa nada, hay que seguir remando. Aunque para la próxima pensaré más y mejor si pido colaboración. No me esperaba cien propuestas, pero sí algunas, con cinco me habría sentido de otra manera. No pudo ser.

Acabo con una canción preciosa. Puede ser que fuera la primera vez que escuché a Pasión Vega. Disfrutad de esta "Lucía".

Buen día a todos.



domingo, 16 de enero de 2022

MI PARTIDO

No dispongo de "DeLorean" (el coche de "Regreso al futuro"), para poder regresar al pasado y hacer algunos cambios. Ni tengo algún otro invento que lo haga posible.
A mis 39 años, si mi vida fuera un partido de fútbol, tengo la sensación de estar llegando al final de la primera parte. En breve llegará el tiempo de descanso, breve, pero descanso.
Y ojalá en esta segunda parte de mi vida pierda menos el tiempo. No quiero malgastar minutos con personas que no me aportan, no suman, salvo si es obligación por temas laborales, pero que otros no me impongan con quién paso mi tiempo. Las relaciones no se pueden forzar.
No quiero tener tantos miedos como en la primera. He vencido algunos, y no ha sido fácil. 
Me gustaría tener mi espacio, con mi todo (vajilla, pocos adornos, fotografías significativas, alguna lámina, mucha madera, casi ninguna alfombra...) y que resulte un lugar acogedor para los que estén en ella, de manera permanente o de visita, ojalá perciban mi casa como un hogar.
No quiero exigirme tanto y quererme tan poco. Al final casi todo es secundario, muchos "problemas" en realidad son irrelevantes, y es imprescindible mirarse a una misma de una forma más cariñosa.
Quiero seguir aprendiendo a relativizar, es esencial para avanzar y sufrir algo menos.
Me encantaría no perder a ninguna de las personas que me hacen falta en mi día a día, aquellas en las que pienso cuando tengo una alegría que compartir o algo que me la quita. Y seguir compartiendo momentos con ellas, con más intensidad que los pasados hasta ahora.
Espero ser más empática, y aumentar mi inteligencia emocional, básicas ambas para unas socializar de una manera sana.
Me gustaría viajar más, seguir conociendo España sí, pero también volar para conocer nuevos destinos europeos (o revisitar lugares fabulosos)...o más allá. 
Me apetece quejarme menos, continuar siendo agradecida y no dejar nunca de observar lo que rodea mi mundo y las personas que forman parte de él.
Me encantaría formar mi propia familia, con los matices que tenga, con mochilas varias, pero familia. Al fin y al cabo si se quiere, las piezas encajan, y yo cuando estoy convencida de algo, apuesto fuerte y lucho para que funcione. Cada persona ha de hacer lo que considere en su vida para sentirse bien, realizada, feliz con las decisiones que ha tomado, los riesgos que ha asumido y los peligros rechazados o esquivados. Y estoy convencida de algo, voy por el buen camino, me ha costado llegar a este punto. Pero en este minuto del partido no me tiro de los pelos, ya no. Y no lo haré el día de mañana, porque de nada sirve arrepentirse de lo que no hemos hecho, pero sí sentirnos orgullosos de lo conseguido o, como mínimo, haberlo intentado. Tal vez esa sea una de las claves, intentar, no rendirse, no tirar la toalla.
Una vez acabe la primera parte y llegue al descanso, quiero dar menos cosas por sentadas, tener mucha más comunicación cara a cara y menos entre pantallas.
Intentaré seguir siendo detallista, y si puedo, ser incluso más. Porque a veces se me pasan fechas "importantes" (antes no sucedía nunca), o momentos en los que debería estar y siento que no he estado.
Tengo ganas de fallar menos a los que me importan, y hacer más por estar ahí cuando puedan hacerme falta.
No tengo especial interés en aumentar mi círculo humano, crece poco a poco, con el conocimiento mutuo, el tiempo, la confianza (algo que no se debe dar por sentado), las coincidencias, y el "feeling". Porque sí, para sumar nuevos amigos, tiene que haber cierta conexión.
Espero seguir escribiendo, sea aquí o en otra parte, pero sí disponer de "mi cachito", sea público (como el blog), o privado. A veces, al escribir aquí textos más personales, quiero pensar que quizás puedan servirles a otras personas viviendo algo parecido.
No soy ninguna heroína. No me considero imprescindible, nadie lo es. Pero quiero pensar que los que me cuentan entre sus amigos aprecian que forme parte de su vida, al menos yo sí valoro una barbaridad a cada una de las personitas que tengo en la mía. Y valoro las que se han ido, de ellas también he aprendido lecciones. Y procuro filtrar y trato de quedarme con lo bueno de cada situación.
Estoy llegando al minuto 45. Ojalá recargue pilas durante el "descanso", estoy segura que sí.
Tengo muchas ganas de seguir viviendo. Sé que la muerte es parte del camino, o el final más bien, pero no tengo ninguna prisa por encontrarme con ella. Deseo vivir intensamente "el segundo tiempo" de mi vida.
Celebrad la vida, es maravillosa, pese a las piedras (o pedruscos) con los que topamos en el camino.

¡Vamos al puntito musical! Dos canciones de Stay Homas, un descubrimiento. La primera es "Volveré a empezar."
Esta segunda sonaba de fondo en la película de ayer, "Mamá o papá". Y me gustó. Se llama "Por el camino".

¡Buen camino a todos!

miércoles, 12 de enero de 2022

HELP! Necesito vuestras voces

Año nuevo, aunque casi todo sigue igual. En el caso de la pandemia parece que el número de contagios sigue disparado. De momento en los centros educativos voy con pies de plomo, acompañada por mi "querida" FFP2. Me cuesta un mundo respirar con ella, pero he vuelto a ponérmela por precaución, la salud lo primero, y cada cual cuida primero de la suya, y luego de los que tiene alrededor. Cruzaremos los dedos aunque las previsiones no son nada buenas. Y sí, hay muchos asintomáticos o con síntomas leves, pero cada cuerpo es un mundo e impone pensar en ser positivo. A mí me da igual que la OMS diga que de aquí a marzo la mitad vamos a contagiarnos, ojalá pueda evitarlo. Y si me tocara, que sea llevadero.

Estos primeros días de vuelta a la rutina se me están haciendo cuesta arriba. Normal que hablen de la "cuesta de enero". Cuesta todo. Al final toca respirar hondo, ser paciente (mucho), ser fuerte ante cualquier adversidad (aunque algunas pesen como losas) y "moverse", avanzar confiando que pasaremos momentos mejores, y no reduzco esto a la pandemia, sino a todo, a la vida en general.

Hay días que siento que puedo comerme el mundo. Otros me molesta hasta la nube gris más enana que asome en el cielo. O me emociono con una hoja (cualquier "chorradita", lo de la hoja es un decir). Si algo estoy sacando en claro es que soy mucho más fuerte de lo que creía, sin embargo a veces siento que rozo mi límite, como si estuviera al borde del abismo pero de caerme nada, soy tozuda y creo que bastante luchadora. Son solo reflexiones en voz alta, perdonadme la profundidad.

Como puse en el título me hacen falta vuestras voces. Estoy barajando la posibilidad de incluir alguna nueva sección en el blog, y me encantaría contar con vosotros. Quiero saber, teniendo en cuenta lo que habéis visto/leído en estos años de andadura del blog, qué os haría ilusión encontrar en él. A mí no me importa crear contenidos para el mismo, pero bajo varias premisas: cuando se pueda (nada de obligarme a mí misma porque hay días que no se puede o tengo 0 ganas, y no escribo nada y eso está bien también) y que os pueda servir/apetezca...

Por eso, allá voy. Esta vez sí, por favor aquí, para que queden reflejados el pie de esta entrada. ¿QUÉ SECCIÓN OS GUSTARÍA QUE PUSIERA EN "LA EMOCIÓN DE APRENDER"? Pido colaboración y sinceridad. Recuerdo, por si no lo sabéis, la opción de incluir comentarios de manera anónima. Espero con los ojos atentos vuestras palabras.

Al no ser tutora este curso ni dar clase a grupos completos, ni tampoco algún taller de tarde, no es factible seguir con algo en la línea de  "Emociónate", "Pinceladas de emoción", "Seve-Emociones"...Porque a mí lo que más me gusta es trabajar con el alumnado. No obstante, veinte cabezas pensantes (por poner un número) hacen mucho más que una. Por eso, insisto, obviamente no obligo, me encantaría poder leer vuestras aportaciones.

Gracias, de corazón.

Pongo una imagen de mi querido Óscar, es la persona detrás de "72 Kilos".

Y como no concibo una vida sin música, esta entrada también incluye canción. No es guasa, sé lo de la distancia social, pero a quién sí podáis, "Más besos"...como dice el título.


viernes, 7 de enero de 2022

¿Cuántos años tienes?

Esta mañana una compi de clases de dibujo de San Eloy (de cuando iba, hace unos años), compartió en un grupo este vídeo, fue verlo y pensar: ¡de cabeza al blog! Muchas, muchas gracias María Eugenia.

Solo os "robará" minuto y medio:

El vídeo se publicó hace cinco años aproximadamente. Cuando lo vi sentí una sacudida en mi interior. Me encanta su planteamiento. Efectivamente, no tengo 39 años. He vivido 39 años, que no es lo mismo. Mi DNI dice que nací el 21 de agosto de 1982. Y sí, en realidad los que tengo son los años que me quedan por vivir. Desconozco cuántos serán, pero me gustaría pensar que al menos me quedan treinta y pico. Como no lo sé, y veo los tortazos de realidad, sirva de ejemplo el/la COVID (pongo ambos artículos porque no me queda claro cuál es el correcto), desde mediados de marzo de 2020 le doy todavía más importancia al tiempo, al no dejar muchas cosas pendientes para mañana, porque de lo único que puedo estar segura es del ahora. Eso no quita que tenga "planes", pero la mayoría sin una fecha concreta. A ratos me agobio al no saber cuándo ni cómo, ni si determinadas cosas llegarán a suceder o no. Luego respiro profundamente y disfruto el hoy, y ya. 

Quizás mi planteamiento pueda resultaros erróneo, en ningún momento he dicho que lleve la razón. Me limito a poner por escrito parte de lo que pienso y siento. Y cada día escucho casos (con nombres y apellidos) que refuerzan mi empecinamiento en exprimir el presente.

En cuanto a que esos años que hemos vivido "ya se han ido", sím pero no. Ya no están, ya pasaron, pero somos lo que somos ahora gracias a las experiencias vividas anteriormente, a las personas con las que nos hemos encontrado en este viaje, y a ese grupo (reducido o amplio, según la manera de ser de cada uno) que ha pasado a acompañarnos en nuestro camino, siendo familia, pareja, amigos, compañeros de trabajo...Incluso a los ques estuvieron en el pasado pero ya no están en nuestro presente, por la razón que sea, no siempre hay un porqué (o no siempre queremos/podemos conocerlo). 

Recordar es importante, no es sinónimo de anclarse en el pasado, sino de usar ese pasado como parte de nuestro hogar, de nuestra vida. Lo compararía con los cimientos de una casa. Esos cimientos son imprescindibles para poder seguir construyendo, continuar haciendo más plantas...Crecer a nivel humano. Mis vivencias previas me dan fuerza, me hacen ser quien soy hoy y no soy la misma de hace unos años gracias a todo eso, y eso está bien. La vida es un aprendizaje infinito, y adoro que sea así. Me encanta la gente que amplía las ventanas por las que veo el mundo. Aquellas personas que me hacen cuestionar parte de mis creencias, y/o las que me ayudan a entender mejor este mundo (a la gente en ocasiones que no hay por dónde cogerla).

Así que vamos a intentar de hacer que cada día valga la pena, y evitar arrepentirnos mañana de lo que ayer no hicimos. El pasado es parte de nosotros, el futuro no se sabe qué nos deparará, pero el hoy es nuestro por completo así que...¡A por él! Y si tenéis claro cómo os gustaría que fuera ese futuro, trabajad para que sea así. Puede que lleguéis a buen puerto o no, pero procurad que por vosotros no quede, luchad con uñas y dientes porque vuestros sueños no se queden en eso. Y también porque en vuestra vida estén los que vosotros deseáis que formen parte de ella.

Estamos solo a 7 de enero. Quedan muchísimos días por delante para vivir siendo lo más felices que podamos (cada cual sabe sus circunstancias), aprovechando lo bueno que tenga vuestro presente y construyendo un futuro en el que den ganas de estar.

¿Te apuntas?

La música corre a cargo de Leire y Conchita, se llama "Celebraré":


Os "regalo" la letra:

Dime, ¿Va ser siempre así?
¿Cuántas pruebas quedan?
Lo haces tan difícil que me frenas, me frenas
Chocan las mariposas
Mi cabeza es un enjambre de abejas
Trato de encontrarme y ser quien era
¿Sabes? Me costó salir
Qué bonito después del naufragio tocar tierra
Celebraré que hoy empieza mi vida y tengo un folio en blanco
Celebraré que acaba la tormenta y yo sigo bailando
Celebraré que han vuelto a buscar
Los sueños que olvidamos en alguna parte
Y brindaré por mi suerte
¿Tenías que hacerlo así?
¿Así de malo? ¿Así de feo? ¿Así que duela?
Ya empecé a volar sin ti y ser quien era
Celebraré que hoy empieza mi vida y tengo un folio en blanco
Celebraré que acaba la tormenta y yo sigo bailando
Celebraré que han vuelto a buscar
Los sueños que olvidamos en alguna parte
Y brindaré por mi suerte
¿Sabes? Me acordé de ti
En cada sueño, en cada noche, en cada cielo
¿Sabes? Me costó salir
Qué bonito después del naufragio tocar tierra
Celebraré que hoy empieza mi vida y tengo un folio en blanco
Celebraré que acaba la tormenta y yo sigo bailando
Celebraré que han vuelto a buscar
Los sueños que olvidamos en alguna parte
Y brindaré por mi suerte
Celebraré que hoy empieza mi vida y tengo un folio en blanco
Celebraré que acaba la tormenta y yo sigo bailando
Celebraré que han vuelto a buscar
Los sueños que olvidamos en alguna parte
Y vuelvo a ser más valiente

jueves, 6 de enero de 2022

Cabalgata de Reyes por Carmelitas oeste, idea, Defreds y Alfonso Casas

Lujo, privilegio, suerte, ¿qué nombre le pondríais? Algo positivo relacionado con la pandemia. Este año, por primera vez en mis 39 años de vida, la cabalgata de Reyes ha incluido en su recorrido la avenida Villamayor...¡Qué felicidad! En circunstancias normales, sin COVID, me habría encantado compartir ventana y balcones con más personas, pero tal y como está el patio, nos hemos limitado a los convivientes.

La verdad creo que nunca se ma habían escapado las lágrimas viéndola. Ha sido extraño, no me esperaba reaccionar así. Estaba provista de cámara réflex, con objetivo extra, y el móvil. Eso y unos pompones rojos metalizados que compré hace un tiempo para algo del cole, y por la razón que sea (ni idea), no quise tirarlos. Seguramente pensado que otros días me harían falta.

He podido ver las caritas de ilusión de muchos niños...y de los adultos. Además al no estar a ras de calle los detalles de cada carroza se apreciaban mucho mejor. De vez en cuando  es fantástico mirar el mundo con ojos de niño. Creo que ellos ven las cosas de una manera más sencilla, se complican menos la vida y eso puede hacer que sean felices más parte de su tiempo que nosotros, los adultos.

Supongo que habrá sido cosa de un año extraño, y retomarán el recorrido habitual. Pero si repitieran, encantada de la vida. De momento disfrutaré del cambio de este año, y sí, qué bien que haya pasado por la puerta de casa. Gracias a los que hayan tenido la idea de hacer que la avenida Villamayor formase parte del camino de Melchor, Gaspar y Baltasar.

Tenía ganas de plasmar mi emoción de hace unas horas por escrito, sin esperar, por eso las fotos que podéis ver aquí son del móvil, las de la cámara ya las descargaré con más calma otro día.










Y como mis neuronas vuelven a espabilarse, tal vez notan la proximidad de la "vuelta al cole", se me ha ocurrido una actividad, que dejo aquí para otras ocasiones.

La he llamado "Caramelos de Reyes". Consiste en dar a cada niño dos dibujos con forma de caramelo. Los imprimiría en tamaño cuartilla. Deben colorearlos por el lado del dibujo. Por la parte de atrás los animaremos a escribir algo que no cueste dinero y pueda ser un "regalo" para algún compañero. Por ejemplo contar un chiste, cantar una canción, decirle a alguien algo agradable sobre él/ella, recitar un poema, hacer un dibujo, dar un abrazo...

Seguramente a los niños se les ocurrirán cosas que a nosotros ni por asomo. He pensado en dos caramelos para cada uno para que no se cansen demasiado. Luego cada uno de vosotros decidís si "lanzan" a los compañeros los caramelos y disfrutan lo que les ha tocado, si lo echáis a suertes en una bolsita...¡Puede haber mil maneras! A mí me parece que podría estar bien para cohesionar más un grupo, y para aprender a mirarse con otros ojos. A lo mejor a un niño las Mates no se le dan nada bien, pero canta fenomenal, o cuenta unos chistes malos muy graciosos. No sé, cada cual tiene sus "talentos", habrá que explorar los propios y los ajenos. Como ahora no soy tutora, me "guardo" la actividad para otro momento, me da la sensación que haciéndola con dos o tres alumnos puede quedar "coja".


Y como solo faltan los Reyes para dejar nuestro espíritu navideño (si es que lo tenéis) aparcado hasta diciembre, comparto unas palabras de Defreds, porque van como anillo al dedo a mi "carta" de la entrada anterior. Tiempo.


Luego me ha hecho gracia lo de Alfonso Casas, deseando en Instagram una feliz noche de Reyes, y regalos de libros, cómics...Y por qué no, encontrar bajo el árbol uno de sus libros. Y es que justo de ese autor en unas horas tendré un libro en mis manos. Es un ilustrador que me gusta mucho, su sensibilidad al dibujar es magnífica. Hace no mucho tiempo me regalé dos láminas suyas, tamaño DIN A-4, para un futuro muy cercano, cuando esté en mi casa. Además de esa sensibilidad plasmada en sus ilustraciones, casi siempre me parecen muy acertadas las palabras que las acompañan.

Y como esta entrada está resultando ser un popurrí de mucho cuidado, acabo con "Yamaguchi", canción de Amaia de hace tres días. Un punto de folclore, de raíces...Especial, muy especial. Por segunda vez, Felices Reyes.

miércoles, 5 de enero de 2022

Ojalá siempre...carta a los Reyes Magos

Queridos Melchor, Gaspar y Baltasar:

Lo primero, mil gracias por haber incluido mi casa en vuestra recorrido de esta tarde. Ahora mismo está pinteando, pero cruzo los dedos para que pare y podáis salir a las siete de La Alamedilla. Para muchos es la noche de la ilusión, de esa que vemos en los ojos de los niños cuando abren un regalo, sea "de Reyes" o sin motivo. Esos son los mejores, los que se hacen sin fecha.

Suelo decir que me he portado razonablemente bien. Aunque eso deberían decíroslo mejor las personas con las que he coincidido a lo largo de 2021.

No soy de elaborar listas de regalos al uso, ni para otros ni para mí. Este año, más que nunca, pediría cosas que no se pueden comprar, aunque en algunas el dinero sí ayuda.

Regaladme tiempo. O mejor al contrario, regaladle tiempo a las personas con las que quiero pasarlo. Si yo lo tengo pero ellas no, ¿de qué me sirve? Pues eso.

Os agradecería que parte de mi tiempo fuera en forma de viajes. Alguno en plan escapada rural, otro con mar, y un tercero fuera de España (aquí depende también de cómo vaya evolucionando la pandemia). 

Salud para los que me importan y para mí. Siempre parece un tópico pero con el COVID es más importante que nunca, aunque en realidad siempre es imprescindible y es lo primero que deberíamos desear. ¡Salud!

Por favor que todos los que más quiero tengan trabajo. El trabajo también es salud y es muy necesario.

¡Ah! Relacionado con el trabajo, y con el mundo en general, no se os olvide traerme baterías nuevas de paciencia. Sabéis de mi paciencia selectiva y hay situaciones que me cuesta más gestionar, no me gusta "saltar" ni estallar pero a veces es inevitable, y cuanto más tarde en agotarse mi paciencia...mejor (o eso creo).

Me encantaría que me trajerais muchos abrazos apretados, pero no a voleo, sois sabios y no hace falta especificar de quiénes quiero esos abrazos. Y de quiénes no también.

A ver si me ahorráis algunos paquetes de pañuelos de papel, porque felicidad me trajisteis bastante, y mucha acompañada de amor, confianza, cariño, amistad; pero lágrimas creo que quizá en exceso, con menos me conformo. No siempre han sido de tristeza, algunas de rabia, otras de desesperación, unas pocas de morriña...

Y no sé si me dejo algo, algo relevante me refiero. Es bien conocida vuestra generosidad, pero somos muchos en el mundo y no a todos podéis traerles todo lo de su carta.

Sabéis que tengo varios "proyectos" personales, haced que avancen y que los tres sigan su curso. Que las cosas vayan fluyendo y tomando forma. 

No quiero sentirme invisible. Sí, soy una pesada de aúpa porque ya lo mencioné en mi carta de fin de año, pero insisto. Poneos en mi lugar, tirad de empatía y os daréis cuenta de lo duro que es. Todo tiene su momento pero los momentos también hay que buscarlos. Si yo deseo que algo suceda haré algo para conseguirlo, nada es fácil, estad tranquilos que soy consciente de lo que digo y por qué lo hago.

Gracias por la fortaleza que he tenido en muchos de los momentos complicados. He estado hundida, bastante, en momentos puntuales, pero he intentado resurgir (como he podido), y siempre he tenido a personas muy próximas dándome mucho cariño, compartiendo sus vivencias y apoyándome cuando lo veía todo gris.

Como sabéis este año el roscón de Reyes ha llegado desde Montejo, concretamente lo fuimos a buscar a "Pastas Velázquez." Es alucinante cómo los sabores nos pueden hacer viajar. Y si lo hacen a momentos de felicidad máxima, ese viaje resulta muy placentero.

Por favor, no me quitéis a nadie. Cuidad con mimo a esas personas que quiero en mi vida o sí o sí. Y si alguna deja de estar en la mía, que sea por una buena razón, ojalá no una desgracia como la enfermedad. Intento demostrarles a los que quiero que los quiero, puede sonaros a perogrullada, pero a mí me gusta. A lo mejor os parece una chorrada, pero nunca sobra, sin atosigar, pero dejando claro cuáles son mis sentimientos.

Traednos esperanza, amaneceres en la playa (en la montaña también me valen), tardes de compras y risas, mucho cine, paseos, encuentros, muchas fotografías (he "vuelto" ja, ja, ja, o tal vez nunca me fui), algún concierto y obra de teatro, lecturas que emocionen y/o nos hagan viajar al avanzar en la historia, detalles...Y por supuesto, que sigamos teniendo amor. De todo lo solicitado en esta carta, os pido que hagáis lo que buenamente podáis. Aunque puestos a pedir: Ojalá siempre...

Felices Reyes Magos para todos.


Recordad que los mejores regalos no pueden envolverse.