domingo, 28 de marzo de 2021

Aislamiento afectivo: cuestión de tacto

El pasado 15 de marzo no me encontraba nada bien. Estuve tres días sin poder ir al cole. Y desde ese día se me ocurrió esta entrada. Ahora estoy casi bien, después de un fin de semana sin salir a la calle por los efectos secundarios de la vacuna. Pero no quería escribirla estando a medio gas. Gracias Marisa por regalarme, en un audio ese 15 de marzo, las palabras claves para lo que llevaba un tiempo queriendo contar: aislamiento afectivo.

Y gracias al periódico El País por publicar el artículo "Lo que nos perdemos al no tocar a los demás." Por favor, si disponéis de diez minutitos, leedlo. Me entristece profundamente la historia de Marina, y pensar en cuántas Marinas habrá hoy en día, mucho más.

En el artículo recuerdan que el tacto es el sentido más desarrollado de un recién nacido, su primera comunicación con el mundo exterior...¡Ahí es nada! Con esto del "bicho", al que yo llamo así con cierto asco, tirria o el nombre que queráis ponerle, muchas personas están padeciendo en sus carnes el aislamiento afectivo. Y, concretamente, la importancia del tacto. De sentir otra piel que nos roza, nos abraza y con su abrazo reconforta, como si fuera una isla, nuestra isla, recibiendo la paz/fuerza o lo que precisamos en un momento dado. Esos gestos de cariño que implican tocar. Qué pena. He reconocido en este mismo blog, en varias ocasiones que, pese a muchas ausencias en el mapa afectivo, ausencias por prudencia, no me siento menos querida. ¿Por qué? Porque los abrazos, besos u otros gestos de cariño que tengo la suerte de tener, valen cada día más. Y a lo mejor no suceden con la frecuencia deseada pero, cuando llegan, son magia pura.

Y es que tocar también es salud. ¿Qué sería de nosotros sin el tacto? No me imagino "no poder tocar," y esto, así de rotundo pero con otras palabras más sutiles, es parte del significado de  "distancia social",  consecuencia de una pandemia mundial. Y es lo que tenemos actualmente, excepto con los convivientes. Reconozco que me lo salto con alguna persona más, y es por salud también. Sí, tal cual lo leéis, lamento si no lo entendéis, hay gente a la que tengo que abrazar, o sí o sí.

Ojalá llegue pronto el día en el que recuperemos nuestro mapa de los afectos pre-COVID. O quizá sea mejor que mantengamos lo que ya tenemos aquí y ahora y se amplíe, de manera natural, no forzada, ese mapa de los afectos. Y los que quieran volver a formar parte de él, bienvenidos; los que no, no pasa nada, la vida tiene a personas que van y vienen y es parte de ella, hay que asumirlo.

Y es que aunque en la mayoría de los casos respetamos esa distancia social, hay muchas maneras de ser cariñoso. Sí, vale, nos han "quitado" el tacto, pero hay caricias emocionales, en las que las palabras suplen, como pueden, las terminaciones nerviosas de la piel. No es lo mismo, lo sé, pero también es una manera de demostrar el afecto. Y podemos hacer que otros se emocionen.

De momento no me arrepiento nada de haberme puesto la vacuna, AstraZeneca, a pesar de los casi dos días "chungos" que me ha costado. Al contrario, me alegro mucho de haber ido a vacunarme. Creo que el peligro habría sido no vacunarse pudiendo hacerlo. Y os animo a todos lo que podáis...¡Vacunaos!

Me gusta pensar que ya falta menos para retomar más caricias, besos, abrazos...Y volverán, ojalá que antes de lo que pensamos. Mientras tanto, aunque sea de manera virtual, no discuidéis el "mapa de los afectos" de aquellos a los que queréis. Hay gente que no es capaz de verbalizar el cariño que necesitan, pero a todos, sin excepción, nos hace falta.

La música corre a cargo de Rosana, porque la canción le va como anillo al dedo, "En la memoria de la piel." Y es que no habrá pandemia capaz de borrar lo que sentimos por los demás. En nuestras manos está recordárselo, eh, acuérdate, eres importante para mí, te quiero, me importas, te necesito...


viernes, 26 de marzo de 2021

Empieza por V

 Se nota que últimamente estoy más enganchada que nunca a "Pasapalabra." A ver si en breve Pablo Díaz se lleva el bote. Digo yo que vaya cabeza privilegiada, toda mi admiración para él y para los demás valientes concursantes que se dejan la piel en este programa. A mí  me dejan alucinada una tarde tras otra.

Ayer los docentes de Castilla y León, dimos la bienvenida a las vacaciones de Semana Santa. De ahí lo de "Empieza por V" del título de la entrada. Bien merecidas, muy deseadas, bastante necesarias...Así que, para todos los maestros y profes que lean esto...¡Felices vacaciones! Sigo pensando que uno de los momentos más placenteros cuando llegan unas vacaciones escolares, es el de desactivar la alarma del móvil. Me encanta decirle que no, que se olvide por unos días de sonar a las 6:20. Esas no son horas. Qué felicidad.

Pero además, comienza por V, como la primera dosis de la vacuna de Astra Zeneca que me han puesto hace unas horas en la Capilla del Colegio Arzobispo Fonseca. Tiene guasa la cosa, nos vacunan en una Capilla y, justo hoy, viernes de Dolores. Pues no lo tomaremos con humor. La segunda dosis para el 18 de junio, y a partir de entonces sí empieza la cuenta atrás para estar más protegidos frente al COVID. Las imágenes que veis a continuación son de la espera previa a entrar en la Capilla y luego ya dentro de ella, una vez vacunada, en los 15 minutos que hemos esperado sentados. Lo mejor es que la provincia es muy pequeña y he visto a compañeros con los que he coincidido en Guijuelo, Béjar o ahora, en Peñaranda. Hay reencuentros que siempre apetecen. 








Y soy una afortunada. Ojalá mis padres estuvieran vacunados, son los más vulnerables de mi gente. Y muchas personas que la desean pero todavía "no les toca". Es tristísimo ver que hay ciudadanos de varias "clases". La categoría humana no tiene que ver con la profesión. O eso pienso yo. Pero para las vacunas la humanidad no cuenta, sino a lo que te dedicas, excepto si eres de los mayores mayores (no es un error poner mayores dos veces) o grandes dependientes. A ver si van llegando las vacunas a muchas más personas, será la única forma de sentir de verdad que la vida continúa, pese al "bicho", o con el bicho, porque seguiremos conviviendo con él, pero con armadura, no a cuerpo valiente.

Y espero recordar esta fecha como el comienzo del camino real para recuperar gran parte de esa libertad perdida. Y que no existan distancias afectivas, ni físicas. Que nos podamos mirar completos, sin mascarillas, abrazar, besar, tocar...Y volver a sentirnos cerca, de verdad.

El puntito musical corre a cargo de Rosario y Vanessa Martín. La canción más reciente no puede ser. Espero que os guste, qué razón tiene el título, "La vida es otra cosa." Me encanta que la vida sea otra cosa, desgraciadamente para darnos cuenta necesitamos de vez en cuando que nos zarandee un poco, pero sin pasarse. Disfrutémosla (la canción y, por supuesto, la vida).

domingo, 14 de marzo de 2021

Estado de alarma: aniversario

Hace un año a todos nos cambió la vida (en mayor o menor medida). Me quedé paralizada frente al televisor al escuchar al Presidente del Gobierno declarar el "estado de alarma". Fue como si hablara en otro idioma, eso sí, parecía grave, muy grave, no adivinaba por entonces la magnitud mundial que alcanzaría el COVID-19. Pues, pese a todo, debo decir que soy más feliz ahora que hace un año. No estoy bromeando. No me refiero a la fecha concreta de hoy, precisamente no ha sido un buen día, eso no tiene nada que ver. Pero sí a lo vivido en este tiempo, desde ese lejano y a la vez cercanísimo 14 de marzo de 2020.

Si me dan elegir, me quedo con el ahora. Sí, he dejado de recibir muchos besos y abrazos. No obstante los que sí doy o me dan, valen por mil. Por la calidez de los mismos, por todo el sentimiento que encierran en ellos, por muchas razones. El escritor Albert Espinosa dice en varios de sus libros algo así como que al final las pérdidas se convierten en ganancias. Puede ser que eso me haya sucedido a mí. No hay que obsesionarse por lo "perdido" con la pandemia (aunque duela), sino celebrar las "ganancias". He ganado mucha verdad a mi alrededor. A mi vida le sobraban florituras, ha tenido que venir una pandemia mundial para que espabilara. Ahora hay más espacio, y...menos personas. Es verdad que echo mucho de menos a algunos amigos, pero veo en el horizonte, aunque sin fecha, la existencia de reencuentros, y la esperanza ayuda a mantenerse más a flote todavía. Y los que no se lleguen a producir es que no tenían que ser, y ya está, no hay que llevarse malos ratos. Al final en la vida de cada uno se quedan los que tienen que estar.

Nuestras libertades se han visto mermadas, en cuanto a la movilidad geográfica, toque de queda, medidas como la mascarilla, el gel hidroalcohólico o la distancia social...Pero pese a las restricciones, al hartazgo que siento a menudo por ver que la situación se dilata demasiado, sigo manteniendo el "Pero qué feliz soy ahora". Eso a nivel personal, aunque es durísimo gestionar las malas noticias del día a día para mucha gente. Quiero pensar que no nos hemos hecho insensibles, pero no nos tomamos igual el número de fallecidos diarios a día de hoy que en los primeros momentos, por una cuestión de salud mental. Los fallecidos, pero también están los millones de damnificados por el COVID en otros sentidos. Esas personas que han perdido su trabajo, su negocio...y que luchan por sobrevivir. Cruzo los dedos para que los efectos de la Semana Santa no supongan una nueva ola. 

Mientras tanto seguiré llevando una vida lo más normal posible dentro de la anormalidad. Atesorando cada beso, caricia, abrazo apretado, sonrisa, carcajada, mirada cómplice, detalle...Ya no pongo fechas para casi nada, la realidad cuando quiere se puede revolver y darnos un nuevo bofetón. Hacer planes es perder el tiempo. Como canta Alejandra Gúzman, "Bienvenido al presente, el momento ha llegado, de empezar a quererte y, aunque llegue a dolerte, olvidar el pasado..." Si bien es una canción de amor, me parece que gran parte de la letra puede aplicarse a todo lo que hemos vivido en este año (14 de marzo 2020-14 de marzo 2021).

En este año, desde ese 14 de marzo de 2020, me he dado cuenta que no siempre he estado a la altura de personas a las que quiero una barbaridad, y me duele un montón. Quizá mi cabeza estaba demasiado dispersa, no sé. O mis ánimos en un momento bajo, pero no hay excusas. También hay gente que me ha decepcionado, pensaba que eran de una manera y he visto que no, se han desenmascarado. Pero no pasa nada, la vida sigue y...¡Qué bonita es!

Hay que celebrar que estamos vivos, que tenemos gente que nos quiere y a la que querer. Tenemos manos para trabajar y "ganarnos" la vida lo mejor que podamos. Y aunque sea con toque de queda, el día sigue brindándonos 24 horas para aprovecharlos lo mejor que sepamos (y nos dejen je, je). Ya llegarán los viajes, las reuniones familiares/de amigos, los conciertos, las obras de teatro, las celebraciones. 

Sé mucho más que hace un año, y soy tremendamente feliz, aunque todavía tenga muchas cuestiones sin respuesta, porque intento no permitirles que me quiten el sueño (no siempre funciona). Vivamos con prudencia, pero sin miedo. Seamos valientes. arriesgémonos a ser felices, porque vale la pena. 

Gracias inmensas a los que me cuidáis, me mimáis de alguna manera, sois detallistas, pensáis en mí, me queréis, me habéis regalado vuestra confianza, contáis conmigo, os acordáis de mí, me dejáis espacio, me hacéis partícipe de lo más importante que pasa en vuestras vidas, compartís las alegrías y los momentos "chungos". Gracias.



sábado, 13 de marzo de 2021

La belleza. Quiérete, quiérome, quiéreme

belleza

1. f. Cualidad de bello.

2. f. Persona o cosa notable por su hermosura.

Esta entrada está dedicada a todas las personas que, sin querer o intencionadamente, hayan entrado a echarle un vistazo o a leerla. A las que se ven bellas, pero especialmente a las que les cuesta encontrar belleza en ellos mismos, da igual la razón.

Me obligo a pasear, digo me obligo porque me gusta, y mucho, pero hay días que acabo rendida y tengo que tirar de mí misma para salir de la rutina (laboral) que me absorbe (o dejo que me absorba) muchas tardes, y salir "a dar una vuelta". La semana pasada fue especialmente dura, intensa, complicada o con cualquier otro sinónimo de las palabras anteriores. Y me salvan algunas personas, y también los paseos. Me salvan esos paseos "conmigo", sin un destino concreto (o sí), con el propósito de romper la rutina y moverme un rato (al ritmo que mis fuerzas me permitan).

En uno de ellos me encontré con una de las esculturas del artista chino Xu Hongfei (no es la primera vez que expone en las calles salmantinas). Y pensé, "me encanta". Y este es parte del porqué de esta entrada. Mi pequeño granito de arena a "otros cuerpos", a esos que no responden ni se aproximan al 90-60-90, pero igualmente hermosos. Me harta la etiqueta de "tallas grandes". En las que no son "grandes" no pone ninguna etiqueta, pero en las que no encajan en esos cánones sí, lo advierten, tallas "grandes". Me he tomado la molestia de investigar en internet y es curioso. No se ponen muy de acuerdo las marcas, algunas denominan "tallas grandes" desde la talla 46, otras desde la 48...Así que, obviamente, pertenezco a ese grupo. Mucho menos grande que hace un año, pero sigo estando ahí, y no pasa nada. Como las piezas de un puzzle, al final es cuestión de tiempo que todo "encaje". Y me parece que el mayor cambio es el interno, aunque el que más puedan apreciar muchos sea el externo. Podría etiquetar a muchas personas, pero creo que se lo he dicho de alguna forma, están en mi círculo, cada día con un radio más pequeño. Menciono a Nutre-t, es decir, a Estefanía Falagán, porque sí, porque el paso lo da cada persona, y es complicadísimo,  pero el apoyo, el seguimiento, los ánimos, son necesarios y eres muy buena dándolos. Gracias Estefanía. Y hay cosas que van más allá del "trabajo".

Cuando veo las esculturas de Xu Hongfei pienso muchas cosas, qué bien, ¡ya era hora! o me paro a contemplarlas por la buena energía que me transmiten. Y sí, me encantan. Con sus curvas, sus michelines, sus pechos grandes, sus anchas caderas. Y su sonrisa, y esa fuerza que me transmiten. Esa imagen de mujeres poderosas, orgullosas de ellas mismas. Y es que hay que quererse, con una 36, una 48, una talla 54 o una 60. Ojo que la sociedad no lo pone fácil, nada fácil. Querernos a nosotras mismas es la única forma de conseguir que otros nos quieran. Aunque no engaño a nadie, si nos rodeamos de gente que sabe apreciar nuestra belleza más allá de una talla determinada de pantalón, de sujetador o de blusa, todo es más sencillo. Todo ayuda. Gracias a los que me miráis con cariño, amor y hacéis que me quiera más y mejor. No se trata de tener una autoestima por las nubes, pero sí de saber querer a la persona que somos en cada momento de nuestra vida, y aceptarnos con nuestra talla. 

Y repito otra vez ese reventante "qué guapa eres de cara". Llegan a mi boca sapos y culebras, pero por educación no suelo decir ni pío, aunque hago importantes esfuerzos para evitar saltar. Un poquito de empatía...¡Por favor!

Volviendo a las esculturas, quiero compartir unas fotos con vosotros. Están en La Alamedilla (esta ya lleva un tiempo allí, de manera permanente) y las de la exposición actual (Plaza Mayor, Plaza del Liceo y patio de La Salina). Os invito a verlas. No me gustan nada lo selfies, así que un día que vaya acompañada y pediré que me hagan fotos con alguna de ellas.











                                            Fotografías propiedad de Raquel Plaza Juan.

La de la "tenista" se llama "Fuerza". Ahí queda eso.

Ah, y la fachada está muy bien, pero no es eterna, la que de verdad dura es la belleza interior. Y adoro dar con gente que es tan bella, que irradia magia en la mirada, de sonrisa dulce/tímida/limpia, de risa contagiosa, seguridad al caminar, mover el pelo, gesticular con un sello, voces cálidas...Así que vamos a intentar que exista la mayor armonía posible entre nuestra belleza interna y externa...

Esta vez la nota musical corre por cuenta de "Efecto Pasillo" y su canción "Cuando me siento bien." Pues eso. A querer, a quererse, a querernos...¡Guapos! ¡Guapas!


domingo, 7 de marzo de 2021

7 de marzo de 2021

Sí, desde luego no me he herniado buscando un título a esta entrada. Es simplemente "hoy". Quizás sea por la relevancia del "Estoy aquí y ahora" que nos recordaba Pau Donés. Por eso tampoco voy a mirar más allá, sino centrarme en el presente y disfrutarlo, sin más.

Ayer por la mañana visité un par de librerías y, sin ser yo consciente, me di cuenta que tenía "hambre de libros." Lo gracioso es que entre regalos de Reyes y otras adquisiciones varias, tengo todavía títulos a los que no he podido "meterle mano", pero en la mañana del sábado el cuerpo me pedía nuevas historias. En esta imagen los tenéis, de todo un poco porque creo en lo de "en la variedad está el gusto" y me apetecía un poco de (casi) todo.

 Mis elecciones son fruto de rebuscar (me encanta sumergirme en las librerías y dejarme atrapar por los libros que me rodean) y algunos de recomendaciones. En cuanto pasen las sesiones de evaluación, los disfrutaré sin prisas...¡Qué ganas!

Esta semana no hubo "Seve emociones". En esta ocasión, dada la cercanía del final de la 2ª evaluación, necesitaba exprimir el tiempo de Plástica. No obstante, también ha sido un paréntesis buscado en una semana intensa. Hay que ser consciente de cuándo es momento para hacer algo y cuándo es mejor dejarlo para otro momento.

He tardado en ponerme manos a las teclas porque, cumpliendo con la costumbre, estaba viendo Los Goya.  Era una ceremonia complicada por las circunstancias, es verdad, pero pese a los esfuerzos, no dudo que hay mucho trabajo tras algo así, no ha acabado de convencerme. Aunque lo han intentado, me parece que le ha faltado calidez. Hemos tenido algunos destellos que han valido la pena y emociones a flor de piel, pero pese a todo, se me hizo larga y no ha logrado engancharme. Para mí el momento más emotivo lo ha protagonizado Ana Ruiz. Ella es enfermera del SUMMA 112 y fue la encargada de presentar el Goya a la mejor película. De madrugada quise incluir un vídeo de este momento pero no di con él en internet. Ahora, ya de mañana, he editado esta entrada para hacer una crítica. Sorprendentemente RTVE lo incluye entre los 10 mejores momentos de la gala de anoche pero, el vídeo que han puesto es únicamente de la reacción al premio que ella leyó. Lo siento, lamentable. No obstante, incluyo el enlace con esos mejores momentos y os invito a leer el número 6, menos da una piedra.


Y ya que nos ponemos, a ver si a más de uno se le refresca la memoria y recuerda esos aplausos en los balcones y se conciencia de la importancia vital de tener un sistema sanitario en condiciones, con medios personales suficientes y recursos materiales que sirvan para cubrir las necesidades que hay. Ellos ya han cuidado de todos nosotros cuando peor estaba el país...¿Cómo cuidamos nosotros de todos ellos? Ahí lo dejo.

El pasado 2020 es el que menos películas he visto (de las nominadas y, en general, de todas). No quiero equivocarme pero me suena que han hablado de 43 millones de euros la recaudación de las salas de cine españolas en 2020. Mientras que en 2019 fueron...96 millones. Quiero lanzar desde aquí un mensaje, a favor del cine en España: Ojalá logre renacer después de unos meses durísimos. Ojalá las salas vuelvan a llenarse (cuando se pueda) y la gente pueda disfrutar nuevamente de nuevas historias frente a la gran pantalla. Porque el cine tiene un encanto especial, no es sencillo de explicar, hay que ir y vivirlo. A mí el cine siempre me ha acompañado. En cualquier etapa de mi vida ha estado ahí. 

Parte de mi infancia está unida a él, cuando mi madre nos llevaba a los ya desaparecidos "Multicines Salamanca" en la calle Vázquez Coronado, por ejemplo viendo "La Sirenita". O yendo con mi cole de toda la vida, el Francisco Vitoria, a ver una película el día que nos daban las vacaciones de Navidad. También recuerdo haber ido (muchas menos veces), a los también extintos ya "Cines Bretón". Por ejemplo a una de las pelis de Indiana Jones o, ya crecidita, "El hombre con la máscara de hierro." Puse parte de mi infancia pero siempre ha sido parte de mi vida, da igual la etapa. Para el recuerdo quedan además esas sesiones maravillosas con mis compañeros de Comunicación Audiovisual, en los Van Dyck...¡Qué suerte la nuestra! 

Me encanta el cine por muchos motivos, entre otros esa capacidad que tiene de sumergirme en otras realidades muy distintas a la mía. O simplemente por contar historias, de las que invitan a hacer un viaje extraordinario a nuestra imaginación y nos alejan de nuestras preocupaciones. Sí, veo en el cine cierto poder sanador, capaz de curar heridas que a veces no recordábamos que teníamos pero, eso no las hace desaparecer. Y la vida tiene mucho de cine o el cine tiene mucho de vida. A ratos drama, otros de terror, en algunos momentos thriller, si nos frotamos los ojos algo de ciencia ficción, y comedia romántica (y que no nos falte nunca). Vamos a seguir escribiendo nuestra historia, a no olvidar que somos los protagonistas de la "película" de nuestra vida y, el día de mañana, cuando miremos atrás, sería muy bonito hacerlo con una sonrisa. Pero eso está por llegar y nadie sabe qué va a suceder. De momento exprimamos ese "aquí y ahora". Vamos a ser felices hoy, 7 de marzo de 2021.

Y como la de hoy fue una noche de mucho cine, la canción pertenece a la Ceremonia de los Goya. Aitana interpretó "Happy days are here again" (Los días felices están aquí de nuevo)...Y si no lo están, ya llegarán, un poquito de paciencia, por favor. Todo llega.