domingo, 28 de febrero de 2021

FEBRERO, SILENCIO, PALABRAS...

No quería despedir febrero, por corto que sea, sin una entradita más en el blog. Con la mano en el corazón os lo digo, está siendo un mes largo y duro. Un poco cuesta arriba, como si me hubiera atragantado, como un hueso de aceituna. Pero hoy ya lo despido con alegría e ilusión. Alegría porque termina, no hay mal que cien años dure. Ilusión porque espero que marzo se porte mejor conmigo, sin más.

Y no voy a culpar a la pandemia, aunque su parte de culpa tiene. De las vacunas mejor no hablo. Pero a veces las cosas no salen como nos gustaría que salieran. Y es frustrante, doloroso, sientes rabia, impotencia...y agotamiento (emocional principalmente, pero físico también). Así que recibo a marzo con los brazos abiertos y ojalá este nuevo mes sea más llevadero, agradable y traiga algo más de paz.

Es de sobra conocido mi gusto por escribir. Nunca he dicho que sea una persona que escriba bien, sí que me encanta hacerlo. Más de una vez he fantaseado con pasar la frontera del blog y escribir en algún otro lugar, en otro formato, en un contexto bien distinto. Quién sabe, a lo mejor un día veo que es el momento de hacerlo y me lanzo a la piscina.  A día de hoy el blog es donde más huellas hay de lo que escribo. He dicho en varias ocasiones que este espacio es un pequeño altavoz de lo que pienso, lo que siento y lo que soy. A veces (no demasiadas) etiqueto a personas en el Facebook cuando pongo allí la entrada del blog más reciente. Otras (esto lo hago más a menudo) comparto el enlace con lo escrito en el estado de "WhatsApp" o en un mensaje del mismo (enviado solo a un grupo de personas, no de manera indiscriminada). 

Y alguna, esto último pasa poquísimas veces, solamente envío el enlace a una o dos personas. Si hago esto es porque me apetece que personas concretas, con nombre y apellidos, lo lean, porque he pensado en ellas al escribir y me encantaría que lo vieran. No espero un gracias, porque escribo pensando en la gente que quiero porque me sale, ni más ni menos. Pero reconozco que agradezco algún tipo de reacción /comentario, no tiene por qué ser en los comentarios del blog, hay mil maneras. Acertada o equivocadamente interpreto el silencio como un "no me ha gustado", "ni lo he leído", "no me interesa" o a saber... Intento tirar de empatía y relativizar, pero sí, hay silencios que duelen y no debo ser muy lista, porque no alcanzo a entenderlos, y de verdad que pongo empeños. Será porque las personas no venimos al mundo con manual de instrucciones, y cada una "funciona" a su manera. Me pasa igual con las no reacciones a otras "cosas" que escribo, como las tarjetas de Navidad, pero lo hago porque me apetece y tal vez lo que debería hacer es replantearme los destinatarios, para ahorrarme disgustos.

He optado por respetar el orden del título, me quedan las "palabras". Las palabras con las que me encantaría despedir febrero, son los 20 "mandamientos", ahí es nada, que nos "regaló" Pau Donés, sobre la felicidad. Los compartió mi tía Concha (gracias) en Facebook hace menos de una semana, y quería que estuvieran aquí:

1. Que sepamos vivir el presente.
2. Que no perdamos el tiempo pensando en el futuro.
3. Que dejemos de creer en la suerte y creamos en nosotros mismos.
4. Que dejemos de hacer montañas de granitos de arena.
5. Que la tristeza nos dé ganas de reír. Que nos riamos mucho.
6. Que cantemos en la ducha, en los bares, en las bodas, en las cenas con los amigos o donde nos apetezca cuando nos venga en gana.
7. Que aprendamos a decirnos «te quiero» sin que nos dé vergüenza.
8. Que nos besemos, nos toquemos y nos achuchemos mucho.
9. Que nos escuchemos tanto como sepamos compartirnos en silencio.
10. Que nos queramos, a los demás y sobre todo a nosotros mismos.
11. Que nos peleemos lo menos posible. Estar enfadado es una gran y estúpida pérdida de tiempo. ¡A la mierda el ego y el orgullo!
12. Que nos dejemos de rollos, de chorradas, de hacer ver lo que no somos, que eso no sirve pa' ná.
13. Que le perdamos el miedo a la muerte, pero también le perdamos el miedo a vivir.
14. Que decidamos por nosotros mismos. Que nunca dejemos que los demás decidan por nosotros.
15. Que cuando la vida nos cierre una ventana sea cuando más abramos las alas para romper el cristal y salir volando.
16. Que las cosas nos lleven adonde sea, pero que nos vayan bien.
17. Que los cerebros de zafios, hipócritas, memos, mamelucos, corruptos, pesaos, estúpidos, tocapelotas, mentirosos, gilipollas... se reprogramen y entiendan que en la vida no hace falta ser así, que la vida va de otra cosa.
18. Que a las penas, puñaladas y al mal tiempo, buena cara. O mala, que tampoco pasa nada.
19. Que la vida sea siempre un sueño.
20. Y, en fin, que a la vida le demos calidad, porque belleza sobra.

Pues sí, queridísimo Pau, belleza le sobra. A veces se nos olvida que es un sueño, pero hay que intentar verla así, aunque a ratos tenga momentos de sombra.
Ojalá encontremos siempre la manera de encontrar algo abierto, sea una puerta, una ventana, o unos brazos calurosos que nos rodean y nos transmiten todo el cariño, la calma y el amor que podemos sentir al escuchar el latido de otro corazón.
Qué importante lo de perderle el miedo a vivir, y arriesgarse, hablar, acariciar, escuchar, valorar, rectificar, perdonar, cuidar, amar, observar, sentir...Anda que no hay miedos que perder, pero poco a poco.
Y sí, hay que querer, aunque antes hay que quererse. Ninguna de las dos es una "tarea" sencilla, pero nunca debemos dejar de querernos a nosotros mismos por querer a otros. Y no es cuestión de orgullo, sino de salud. Quiérete y será más fácil que te quieran. Quiérete aunque la gente no sepa verlo.
Lo de escucharnos y compartirnos en silencio me parece una auténtica delicia. Escuchar es imprescindible, que nos importe lo que escuchamos, es una manera de demostrar que nos interesa la persona que está hablando. Y lo de compartirnos en silencio roza la magia, esos silencios que sí nos gustan, que son cómodos, y hasta apetecen. Esos momentos de silencio con otra persona en los que sobran las palabras, y qué bien que sobren. Esto lo digo yo que reconozco que soy una "cotorrilla", pero sé apreciar también lo hermoso de determinados silencios.
En lo del tacto, lo veo un pelín complicado por la distancia social, pero según las circunstancias, y la relación, por supuesto que hay que besar, achuchar, acariciar...Hay que aprender a disfrutar de la piel, y no solo de las palabras.
Lo de decir "Te quiero" desde luego, y no debería dar vergüenza, entiendo que a según a quién y cuándo, pueda costarle, pero es tan necesario. O a mí me lo parece, no debemos dar nada por sentado, y menos hoy en día, con la distancia reinante. Creo que en esta época que nos ha tocado vivir, hay que procurar (me incluyo) ser más cuidadosos y detallistas que nunca. No sé a vosotros, con la pandemia siento mucho más todo a flor de piel. A lo mejor no es justo, no debería ser así, pero estoy más sensible que de costumbre...Y también más irascible. Y a veces salto cuando debería quedarme callada o permanezco en silencio cuando lo que corresponde es hablar y expresar lo que siento. Todo tiene solución, me he propuesto ya en marzo intentar que esto suceda lo menos posible. Intentar morderme la lengua cuando note que voy a "saltar" y no ha lugar, por el daño que puedo hacer (y suele ser encima a los que más quiero). Y por otra parte, no guardarme lo que me causa dolor, sino comunicarlo, sin reproches, pero verbalizarlo. O quizás no me cause dolor, pero no me siento bien si me quedo callada en algunos momentos, y nadie tiene una bolita mágica para ver lo que sentimos/pensamos/deseamos en cada momento. Creo en el poder de una buena comunicación, de la sinceridad y de empatizar, ceder...

Gracias Pau, allá donde estés, por tus sabias palabras y porque siempre nos quedará tu música. Y la vida, con música, es más vida. Buen domingo. Marzo, estás tardando je, je, dame aire, vida, cariño, palabras. A ser felices, pese a todo, pese a todos.

Perdonad si la entrada no transmite una alegría desbordante, no todos los días se puede estar como unas castañuelas y, como ya he comentado, febrero no ha sido sencillo y se me ha hecho largo.

domingo, 21 de febrero de 2021

Seve Emociones (6 y 7): La FELICIDAD

Aquí estamos, tras el intento fallido de tratar el amor (quizás lo retome más adelante), opté por un sentimiento del que raro es que alguien no tenga algo que decir al respecto. Habitualmente los niños/as disfrutan hablando de él. Así que, en tiempos raros, de pandemia, de restricciones a nuestras libertades (por motivos de salud) y nuevas costumbres (al menos "de momento")...¿Por qué no, una dosis de FELICIDAD?

Como cada grupo es un mundo, elegí el libro de  la editorial VVKids, llamado "¿Qué nos hace felices?".  Mediante unos dibujos bastante dulces de animales, nos plantea cuestiones importantes que nos hacen reflexionar...y mucho. Es la primera vez que elijo este libro para tratar en el aula la felicidad. Le tengo un cariño especial por eso de tenerlo firmado y dedicado (con dibujito incluido) por la ilustradora.










He puesto los números 6 y 7 en la entrada del título porque tratamos la felicidad en dos momentos distintos, la última media hora del jueves pasado. Y aproximadamente media hora del viernes. Esto me parece importante para que calculéis el tiempo que le hemos dedicado.

En la primera sesión, recordé lo visto hasta ahora en Seve Emociones: la autoestima, el miedo, la nostalgia y el amor. Además les expliqué el por qué de un paréntesis en las mismas, al notar que el interés no era el adecuado ni la atención. Pero les dije que me apatecía seguir intentándolo, y se veía que no funcionaba, me planteaba dejar de hacerlas. Les conté el libro  "¿Qué nos hace felices?". No dio tiempo a mucho más.

Hablamos un poquito de la importancia de la felicidad y de relacionarla con los sentidos, aprovechando que en Naturales la unidad que mañana empezaremos trata de la función de relación. Y la unimos, como ya hice otra vez, en el "Fili" de Guijuelo, con los cinco sentidos. Les entregué una ficha sobre la felicidad a través de la vista, el olfato, el gusto, el oído y el tacto. Os la dejo aquí, por si a algún otro compi docente le interesa para sus clases...

Empezaron a rellenarla en escasos cinco minutos el jueves. Para evitar olvidos, siguieron completándola en clase, después de acabar un examen. Así, de 12,30 a 13 hr, el viernes, pudimos dedicarnos a compartir lo que cada cual había escrito.

Ellos sabían de antemano que la idea era poder leer en voz alta lo que hubieran puesto (salvo que alguno no tuviera ganas). Y próximamente podrán ver con calma la ficha de cada compañero de clase y la mía. Les conté que mi idea era hacer un mural sobre "La felicidad de 4º de Primaria". Espero que esté terminado para el jueves (como muy tarde).

Para que no se aburrieran y resultara más ágil, compartimos lo escrito en forma de lluvia de ideas, por filas, diciéndole uno de los cinco sentidos a cada fila. Y en orden, cada uno iba leyendo lo que había puesto sobre la felicidad asociada a ese sentido. Les pedí que intentaran no repetir la misma respuesta en varios sentidos. Por ejemplo, en el del gusto puse la tortilla de patatas de mi madre, también da gloria verla, pero no la repetí en la vista je, je. Les di la opción de poner con cada sentido más de una respuesta.

Fue muy curioso escuchar sus respuestas. Cada niño/niña tuvo tiempo de contar lo que había puesto en relación a tres de los cinco sentidos. El resto, para verlos en el mural, con calma. Como acostumbro siempre que hablamos de educcación emocional, también rellené la ficha. Nunca les pido a mis alumnos algo que yo no esté dispuesta a hacer. Por eso jamás les pediría que hicieran puenting je, je, ni tampoco saltar el potro (para mí fue una tortura en su momento).

Luego, no sé por qué, se me ocurrió pedirles que levantasen la mano los que consideraban que eran felices, en el momento actual (y pese a lo difícil que nos lo pone el COVID). Teniendo en cuenta que conmigo éramos 19, faltaba una niña, 14 piensan que sí son felices. Lo que me preocupa son los que no levantaron la mano. Pedí, voluntariamente por supuesto, a aquellos que se veían infelices, si alguno quería explicarnos sus motivos. Dos de ellos lo hicieron, asociando la felicidad a cosas materiales, a caprichos que no consiguen en su casa, digo caprichos porque no eran cosas imprescindibles para vivir, ni necesarias.

Me vino como anillo al dedo para que se dieran cuenta que la felicidad no la compra el dinero. Y si todavía alguno no lo veía claro, podía bastarle con leer sus respuestas de la ficha o haber estado atento a las de los demás. La mayorían habían puesto cosas que no son caras, o son gratuitas. Por ejemplo, sobre la vista, el cielo, los colores del amanecer/anochecer...

No obstante, sí les di mi opinión sobre algo bueno del dinero, y es que para mí, el dinero puede (depende) comprar tiempo. Y el tiempo sí puede dar felicidad. Mejor lo explico. Les hablé de alguien que trabaja mañana y tarde, un autónomo, y de la barbaridad de horas que echa para ganarse el sueldo. Si a esa persona le tocara la lotería, no tendría que trabajar tantas horas, ya que podría usar parte del dinero del premio para sus gastos, y no le haría falta estar tantas horas "currando". Podría pasar algunas de esas horas que tendría "libres" haciendo algo que le guste, o compartiendo ese tiempo con la gente que quiere. 

Y con ese runrún de la felicidad, y la importancia de las cosas sin precio que nos la pueden proporcionar, di por finalizado el segundo ratito de Seve Emociones sobre este tema y continuamos con Plástica.

Volviendo a las cosas que el dinero no puede comprar, y lo triste que sería que nuestra felicidad estuviera solo en función de las cosas materiales, recordé (para mí misma) mi respuesta relacionada con el sentido del tacto: ACARICIAR. Y en concreto acariciar yo y que me acaricien a mí. Anda que no "valen" los detalles, esas pequeñas cosas que a veces, salvo que nos paremos a pensar en ellas, no somos conscientes del "peso" que tienen. 

Con pandemia, sin vacuna a la vista todavía (sí, van llegando, a paso de caracol y a cuentagotas), pero, hay que ser felices, o poner todo de nuestra parte para intentarlo. Bonita la felicidad que nos proporcionan las personas que nos quieren. Bonita la vida, por eso que vosotros (los que me queréis), me dais. Y con "Bonito" de Pau Donés, cierro esta entrada, porque justo ahora están emitiendo "Eso que tú me das" en la tele.

lunes, 15 de febrero de 2021

SUEÑOS

 

Se tenía que notar que disfruto de un paréntesis de cinco días sin cole. Eso y que hay ganas, y si hay ganas de escribir, debo sacarles partido. Esta vez va de soñar. Todavía emocionada por la entrada anterior, porque dejando a un lado las reacciones o ausencia de ellas, cuando le di a publicar me sentía tremendamente feliz, y eso es con lo que me quedo.


La de hoy empieza con una imagen de mi admiradísimo ilustrador 72 Kilos. El mensaje es claro, breve y precioso. Me encanta la gente que me cuenta aquello con lo que sueña. Bueno, seré más concreta, me encanta ese número de personas reducidísimo (cada vez más), con sueños,ilusiones, sean por la noche o con los ojos abiertos, que confía en mí hasta tal punto que me los cuenta. Adoro a esas personitas con sueños, ilusiones, proyectos, en los que estoy presente. Sí, con vistas al futuro, sueños sin fecha, pero estoy en ellos, y no soy un adorno, sino alguien que juega un papel importante. Y lo bonito es cuando es recíproco y ellos también forman parte de los míos. Por eso los comparto con muy poquitas personas o no los comparto, según me dé. Siento que si los cuento así, sin más, sin filtrar a quién, pierden magia. No sé si tenéis esa misma sensación, lo que de verdad deseamos, lo que nos encantaría que sucediera pese a las dificultades que veamos, cuantas menos personas lo sepan...¡Mejor! Más íntimo, más nuestro. Y no me faltan sueños, ilusiones, proyectos...Ojalá me duren mucho tiempo y vayan transformándose en realidades. Y llegarán los días de poder viajar sin fronteras, pasear sin prisas, abrazar sin ninguna barrera, sonreír sin mascarillas...Tres líneas que encierran mucha felicidad pendiente, y la vamos a vivir.


Puse la viñeta de "Me encanta que me cuentes lo que sueñas" pero, en realidad, si hay mucha confianza, a mí me encanta que me cuenten lo que deseen compartir conmigo, sean sueños o no. Creo que cada cual es lo suficientemente inteligente para saber dónde poner los límites (son necesarios) y para no contar solo lo malo que le pasa. Bueno, tampoco hacer ver que todo es bueno y que se vive en un mundo de fantasía y color. Sí, estoy aquí para las buenas y las malas de las personas a las que quiero/amo, pero es muy desagradable cuando solamente se acuerdan de mí para las penas, me siento un poco un saco de boxeo que recibe golpes, porque sí, y me resisto a ser solo eso.

A mí no me cuesta soñar, aunque me parece que lo hago más veces con los ojos abiertos que mientras duermo. O si son nocturnos no los recuerdo con mucha frecuencia que digamos. Pero sí me cuesta confiar, lo reconozco, no me lanzo a la piscina sin más y aborrezco la confianza colectiva. Que yo confíe en alguien no significa que mi vida tengan que saberla además los allegados y/o convivientes de ese alguien. Y menos gracia me hace que enseguida crean que ya hay una amistad. No sé vosotros, pero la amistad necesita un tiempo, no sale de la nada ni florece porque sí. Y amigo es una palabra importantísima, no puede usarse a la ligera ni darse por sentado. Quizás por esta razón a veces pueda ser vista como borde, innacesible o pasota. Todo tiene un buen motivo, y me fío mucho de mi instinto, que alguna vez se equivoca pero suele tener un porcentaje de aciertos elevados. Para ser amigos es necesario tiempo, y si una de las dos partes no quiere dar ese tiempo, hay que respetarlo (o así lo veo). No basta con que alguien quiera ser tu amigo o yo quiera ser amigo de alguien, ambas partes tienen que quererlo, o no hay amistad posible.


Volviendo a los sueños, ¡qué bonito es soñar! Y más bonito todavía tener ganas de compartir lo soñado con alguien. Que nada, ni el COVID ni ninguna otra circunstancia, ni nadie, nos arrebaten nuestros seños. Nunca dejéis de soñar, dormidos o despiertos. El mundo está lleno de personas con sueños que se hicieron realidad, aunque no fuera en el orden que hubieran deseado o tal vez no todos los que tenían en mente. No obstante, pese a las trabas del camino, sigamos compartiendo sueños y personas con las que vivirlos. Felices sueños (aunque sea un poco pronto).


Y la canción, bien actual y me ha parecido que "pegaba" con la entrada, "Juramento eterno de sal", de Álvaro de Luna.

domingo, 14 de febrero de 2021

AMOR

 Antes de las vacaciones navideñas se me ocurrió la "feliz" idea, de hablar en una de las "Seve Emociones" con mi tutoría, del amor...No fue un acierto precisamente. Noté a los alumnos muy apáticos, y dio igual que les contara la historia de "Adivina cuánto te quiero" (¡qué delicia!), o que intentara rascar un poquito para llegar entre todos a alguna conclusión sobre el amor. Me encanta recurrir a este cuento porque habla del amor entre un padre/madre y su hijo/a. Creo que es un ejemplo más cercano de amor que el del amor romántico, de pareja, vamos, en el que la mayoría pensaría. Una niña habló del amor propio, y la verdad es muy necesario quererse a uno mismo, y cuesta lo suyo. Otros hablaron del amor hacia los amigos. Y ahí discrepo, pero son niños de 4º de Primaria y entiendo que para ellos sus amigos son importantísimos y, ya que decimos que el amor lo es, lo asocien con ellos. No obstante, volveremos al amor cuando sienta que es el momento. 

Para mí la amistad y al amor son sentimientos distintos. Existe la amistad, y existe el amor. Aunque para que tengamos amor, la amistad me parece un ingrediente imprescindible. ¿No creéis? 

Me acuerdo ahora de un profesor de Lengua, Latín y Literatura, don José Antonio. Él siempre decía que a los padres no hay que quererlos, hay que amarlos. Es otro tipo de amor, pero sí, comprendo su manera de pensar, y estoy de acuerdo con él.

He aprovechado lo de "San Valentín" porque soy muy de sacarle partido a lo que le encuentro posibilidades, y esta fecha da mucho juego. Pero que conste que el amor es el día a día, "San Valentín" es solo uno de los 365 días del año (o 366 cuando es bisiesto). Aunque me centre en el romántico, el de pareja o el nombre que queráis darle, hay muchos tipos de amor.

Esta entrada está dedicada a los que aman, así, tal cual.

Amar es arriesgarse. Amar es lanzarse al vacío, o lanzarse, a secas, sin saber exactamente qué habrá en el fondo (o si llegarás a él). Amar es ser valiente. Amar es ser amigo. Amar es ser refugio para otra persona. Amar es ser muleta cuando alguien necesita un empujoncito para seguir. Amar es soñar. Amar es sonreír callados, dejando que hablen las miradas. Amar es confianza. Amar es cuidar heridas ajenas y aprender a sanar las propias. Amar es construir y/o reconstruir. Amar es intimidad. Amar es coincidir. Amar es desnudar nuestros cuerpos y nuestras almas. Amar es escucha. Amar es cuidado. Amar es respetar. Amar es compartir. Amar es comprender (o intentarlo). Amar es luchar. Amar es cercanía. Amar es sinceridad. Amar es ilusión. Amar es saber esperar. Amar es no exigir. Amar es sentirnos libres estando acompañados. Amar es espacio. Amar es mimar. Amar es generosidad. Amar es no querer cambiar a la otra persona. Amar es lucha. Amar es acariciar. Amar es imaginar un futuro juntos, sin fecha. Amar es exprimir cada minuto con la persona amada. Amar es aceptar, a cada cual, con su mochila. Amar es perdonar. Amar es abrazar. Amar es ceder. Amar es aprender. Amar es no tener prisa. Amar es conexión. Amar es recordar. Amar es romper/modificar esquemas. Amar es prosa y verso. Amar es unión. Amar es tacto. Amar es paz interior. Amar es interés, por saber quién es la persona que tienes a tu lado y saber ver lo que la hace especial. Amar es cariño. Amar es sumar. Amar es empatía. Amar es sentimiento. Amar es besar. Amar es música. Amar es felicidad. Amar es comunicación. Amar es salud. Amar es emoción. 

Mencioné antes de explayarme, la dedicatoria de esta entrada. Creo que todos merecen su espacio y no me gustaría dejarme a nadie en el olvido:

A los que el destino, siempre caprichoso, ya puso en su camino a la persona amada. A los que aman y son correspondidos. A los que aman y desafortunadamente son rechazados. A los que todavía no han dado con "esa persona" especial. A los que creen el destino. A los que aman con distancia de por medio. A los que no saben todavía si "eso" que sienten es amor. A los que se dan cuenta que todo llega en el momento que tiene que llegar, ni antes ni después. A los que aman, a contracorriente. A los que aman sin importar la fecha de nacimiento... Y también a los que no creen en el amor. A todos, sin excepción.

Otra entrada distinta sería enumerar lo que pienso que no es el amor, pero que cada cual saque sus conclusiones.

Y como hoy va de amor, me dio por hacer un "breve" recopilatorio de libros que, de alguna manera, hablan de él. He seleccionado muchos infantiles y juveniles, porque son los que tengo más a mano. Aquí tenéis unas imágenes:







Los que me conocéis y/o seguís por aquí, sabéis que me encanta Defreds. Hasta hace no mucho, me faltaban dos de sus libros. Ahora ya solo uno. Llevaba un tiempo viendo "Sempiterno" en la librería del barrio y...no pude dejarlo ahí. He seleccionado varias "cositas" de él.

Primero del texto "Pedro sigue jugando al balón", he tomado prestadas un par de líneas:

Que ya lo decía papá: "Que el amor no entiende de nada, solo de dos personas que se hacen felices."

Y su microcuento nº 27:

"La mejor forma de decir las cosas no precisa ninguna palabra. Con caricias."

Y acabo la parte de "palabras prestadas" con unas palabras del Libro "Los amores imparables", de Marwan. Es un fragmento del texto "La belleza":

"Te amo por enseñarme a fabricar el día a día desde la esquina más elevada de la comprensión, por enseñarme que la belleza es también el esfuerzo de entenderse y la destreza de lograrlo".

Si pienso en algún ilustrador que "acierte" al plasmar el amor (y otros muchos sentimientos), 72 Kilos gana por goleada. Para muestra, tres imágenes:




Y ahora que ya lo he contado con mis palabras, he navegado entre textos ajenos y lo he ilustrado con imágenes de 72 Kilos, solo me queda decirlo a través de la música. Dos canciones. Una de Edurne y Efecto Pasillo: "Como tú." Con un ritmo pegadizo y alegre, cantan verdades como puños.


La segunda es un dueto de Macaco y Rozalén, de la canción "La distancia". Como curiosidad os digo que esta canción vio la luz en 2015, pero ahora Macaco le ha dado un matiz nuevo. He escuchado ambas y todo un acierto esta segunda versión. Y ¿qué decir de la voz de Rozalén? Una maravilla. La escuché a los veinte minutos de haberla publicado y me conquistó. 

Han dado en el clavo porque sí, ahora el término distancia ha adquirido un nuevo significado. Y qué 
bonito es escuchar "Sentí a kilómetros que te quería a centímetros de mí."

Viva el amor. Y punto.

domingo, 7 de febrero de 2021

SIN TÍTULO

Por defecto supongo que si no llamo de ninguna manera a alguna entrada, saldría el "Sin título", pero es así como la he querido titular, ha sido algo intencionado.

La siesta reparadora de los viernes por la tarde (cuando se puede). Una visita esperada. Las buenas noticias. Poner fecha a cafés pendientes. Contemplar a las palomas que duermen en el árbol El amor. Una cena sin fecha. Un proyecto de viaje (más de uno en realidad). La ilusión. Los abrazos apretados. Las fechas importantes. Hacer un bizcocho de coco. Que no llueva. Dibujar por disfrute, para "nada". Unos audios necesarios. La amistad. Mi hermano. Recitar poemas de Defreds.  Estar bien de salud. Los besos. No madrugar. Emocionarme. Escuchar. Ver el sol. Las raíces en el espejo. Comprobar que algo que te gusta mucho sigue "en venta".  Sentarte un ratito en el sofá a ver la tele. Mis padres. Superar días, semanas...cumplir meses. La felicidad. Sentirme en paz conmigo misma. Perdonarme. Paseo conmigo misma. Quererme más. Respetar. Entender. Quitarme la mascarilla. No agobiar. Leer frasecitas. Cuidar en la distancia (y en le cercanía), pero en la distancia cuesta más. Exprimir el tiempo compartido. Escuchar canciones que me gustan. Observar. Maquillarme. Acordarme de los que se fueron demasiado pronto. Elegir qué libro viene ahora. Soñar. No pensar más de la cuenta. Ordenar. No ver el Telediario (actualmente, Teledesgracias) entero. Jugar al tetris con un tablero de madera y mi coche. Corregir exámenes. La esperanza. Hacer fotos. Preparar clases. Perder vista frente a "mi amigo" el ordenador. Comprobar que la alarma laboral de las 6:20 está activada. Mirar el calendario y recordar en qué día vivo. Y ya, Carnavales, venid a mí (POR FAVOR). Fin de mi fin de semana.

NOTA MENTAL: cuando quieres estrenar una cafetera, comprueba antes si incluye filtros, o no hay café...Ja, ja, ja...Soy un cuadro. 

Lo del café y yo es una historia particular. No me gusta pero comprendo que en cualquier hogar que se precie (lo de casa suena más frío) ha de haber una cafetera. Hace años preparé café para unos amigos, a falta de molinillo o café molido, tuve una feliz idea. ¿Por qué no batir los granos con la batidora? Ojo, sin accesorio de picadora ni nada. Así, sin más, por las bravas. Parece ser que el café se masticaba, y no había quien lograra aclarar "eso", por más leche y/o hielos que le echaban. Me parece que para ellos fue un café memorable. Y si alguno de ellos lee esta entrada, sonreirá, inevitablemente.

Y además es un libro de mi querido Hervé Tullet.