miércoles, 27 de febrero de 2019

Reencuentros que suman: Guijuelo es mucho Guijuelo

Vaya suerte la mía. Eso de haber "llegado" a algunas personas y, una vez que ya no puedes estar con ellas (a diario), sigan queriendo saber qué es de mi vida. 

Os sitúo. Esta mañana me tocaba cuidar el patio. Me avisan en el recreo que en la verja del cole hay un "chico" que pregunta por mí. A cierta distancia no distinguía muy bien quién era, pero al dar dos pasos ya veo de quién se trata.

Gracias  Kaio, me ha encantado verte y poder ponernos un poco al día en 10 minutos. Espero que nos tomemos ese café pendiente antes de que acabe el curso. Haré porque así sea. Qué alegrón. Va camino de tres años que no pude seguir en el Vía de la Plata, y reconozco que mis alumnos y alumnas del instituto sois muy especiales, porque rompisteis muchos de los esquemas que tenía hasta ese momento. Siempre digo que de todo lo que me ha pasado a nivel laboral, que no es moco de pavo, mi mayor punto de inflexión en estos casi 11 años, fue el IES Vía de la Plata. El funcionamiento tan distinto de un instituto respecto a un cole, los compañeros y, los "protas", los alumnos...Una experiencia única.

Fue una lucha brutal, un tira y afloja diario, aunque hubo muchos instantes maravillosos, impagabales, que ni quiero ni puedo olvidar. Tranquilo que lo que digo (de la lucha y el tira y afloja), sabes que va para casi todos. Tener que "luchar" con unos y con otras era el pan nuestro de cada día. Ver esa sonrisa en tu cara vale millones y me has iluminado el día (y más). Verte bien, feliz, tranquilo, asentado...Sin palabras.

Todavía recuerdo algunos recreos, en los que apuraba los últimos minutitos en el edificio 1, hablando contigo. Poco me faltaba para bajar rodando hasta el edificio 2. Qué solos estáis muchos adolescentes y qué poquito se esfuerza la gente en entenderos (sin juzgaros). Y justo ahora me encuentro con una "emotirita" de Luis Aretio, psicólogo infantil, cuyo título es Si su adolescencia está en nuestras manos, tengamos "tacto." Pues sí Luis, mucho tacto, a ver si le entra a la gente en la cabeza.  Os invito a leer la emotirita de este psicólogo, con el que suelo coincidir en la manera de ver el mundo y a sus habitantes.

Kaio, tengo la sensación de que muy poca gente te llegó a conocer. No sé si yo te conocí de verdad, pero me gustó mucho todo lo que descubrí el segundo año, lo que había al rascar un poquito o al quitarte esa careta de gracioso. Gracias por tanta generosidad y, por supuestísimo, por tu confianza. Fue una gran suerte dar con alumnos como tú.

Se me ha olvidado preguntarte si sigues devorando libros, ojalá al menos sigas leyendo, aunque no sea tanto como antes. Muchas veces me acuerdo de ti, al leer algún libro que pienso que podría gustarte.

Pues eso, el mensaje es simple, pero muy potente: una vez más...¡Gracias!



sábado, 23 de febrero de 2019

Vivencias, diarios, amistad, viajes al pasado y música

¡Vaya semanita! Esto sigue siendo un no parar. Me consuela bastante ver que en el horizonte asoman los carnavales. La semana que viene trabajo cinco días y descanso otros cinco...Y me van a venir de perlas. No veo el momento de quitar el despertador a las seis de la mañana. Y de disfrutar más de socializarme, no hacer cosas del cole (salvo lo imprescindible), de pasear, de ir al cine...

Estos días, sin saber muy bien por qué, mi clase ha recibido más visitas que nunca. Ha habido momentos en los que costaba retomar el ritmo, porque en dos horas han llegado a pasar por ella cinco compañeras distintas (lo fue contando un alumno). Entre disfraces de Carnaval, excursiones, Releo...Pero es verdad que hay cosas que no pueden esperar, y toca adaptarse. Como siempre, con el tiempo justo para pestañear.

Esta semana una alumna ha acabado su primer Diario de vivencias...¡Qué ilusión! Algunos compañeros se han quedado helados al ver los dibujos y la extensión de lo que escribe. No les dejé leer nada, solamente se lo enseñé con un plano general, para que vieran lo que hacen otras personas con las que comparten aula. Y tengo más así, un par más, que me alegran los días y que disfruto "corrigiendo." No sé si se le puede llamar corregir, ni tampoco si las palabras corregir y disfrutar pueden ir unidas. Pero los diarios de vivencias son distintos, son un cachito de cada uno de mis niños o niñas. En ellos plasman lo que quieren y como quieren. Deciden si cuentan mucho, poco o algo. Eligen hasta dónde quieren esforzarse, esmerarse y...Compartir. 

En la medida de lo posible, porque a veces no dispongo del tiempo que querría, intento ponerles algún comentario, especialmente porque creo que ellos deben ser conscientes de algo: me importa lo que les pasa, lo que hacen, lo que sienten, lo que les preocupa, lo que les alegra, lo que les molesta...Y agradezco mucho la generosidad de algunas, son niñas principalmente, y el mimo con el que van haciendo el diario.Por eso huyo de las listas, les invito a no repetir día tras día la misma retahíla de cosas que todos hacemos (levantarnos, asearnos, ducharnos...) y buscar una manera más personal de hacer el diario, sin necesidad de entrar en intimidades. A veces te choca que no hayan reflejado cosas que sabes que han pasado, pero sus motivos tendrán, no los juzgo, ni quiero perder nunca la capacidad de sorprenderme.

Ayer, una amiga me regaló un libro, una preciosidad. Se llama Deseo para ti, y condensa muchas cosas maravillosas. Gracias, gracias y más gracias, lo tendré muy a mano. Los detalles son importantes y las personas detallistas, desgraciadamente, escasean. Me parece que esta semana "cae" en el cole, en cuanto vea el momento, lo comparto con mis alumnos, me apetece que lo conozcan.

Esta es la portada del libro...Y además incluyo una imagen del interior. Muy bonito ¿a que sí?


Imágenes propiedad de La emoción de aprender


Esta mañana de sábado he invertido "unas horitas" en revisar cajones (y los que me quedan). Sí, una diversión tremenda...¡Viva la ironía! Pero era necesario. He tirado muchos papeles y, he dado con otros que no recordaba.  Me he sentido liberada al deshacerme de muchas cosas, y pienso tirar muchísimas más. También he vuelto a ver algunos que sí sabía que estaban, pero que hacía mucho que no veía. Di con el billete del ALVIA Madrid-León de junio de 2009, la víspera de examinarme de las oposiciones, cuando a la segunda (la 1ª fue en Alcalá de Henares) sí fue la vencida. Por cierto, aprovecho para desear mucho ánimo a todos los/as opositores/as que conozco. Sé que cuesta y lo complicado que es, pero pensad que una de las plazas de maestros llevará vuestro nombre. Estáis un poquito más cerca de lograrlo...Y tengo muchas ganas de compartir esa noticia con vosotros.

También aparecieron fotos, de mi época de CAV (Comunicación Audiovisual), de mi graduación en Magisterio de Primaria, de mi primera etapa en el Fili de Guijuelo, de rutas de senderismo, de mi madre cuando era una niña...

Y de repente me topé con varias páginas de periódico, eran "náufragos" de mi época en la universidad, enviados al Tribuna Universitaria. Todavía recuerdo la ilusión con la que iba a coger el periódico, por si habían publicado lo que mandaba. Y no esperaba náufragos de vuelta. Me parece que me pasa lo mismo con las tarjetas de Navidad je je, las hago por puro amor al arte, sin ánimo ni obligación de recibir otras de vuelta. Me hizo ilusión encontrar algunos de los náufragos. Coincidía que un rato antes, la única amiga que conservo del cole, me había enviado algo que tenía escrito (sabe dios hace cuántos años) sobre mí en una agenda suya...Y se me saltaban las lágrimas. Definitivamente, las nuevas generaciones no valoran la amistad como deberían, y no saben lo que se están perdiendo.

Y como entre vida con o sin música, no hay color, he elegido una canción de Funambulista, de hace algunos meses, ESA LUZ, para despedir esta entrada del blog.

viernes, 22 de febrero de 2019

Pinceladas de emoción (12): la vergüenza (continuación)

Hay sentimientos que necesitan más de una sesión. Teniendo en cuenta lo condensadas que son las nuestras, media hora escasa, creo que a todos les dedicaremos al menos dos...Y hasta donde lleguemos, sin agobios, sin prisa, pero sin pausa. Quiero pensar que el camino estrenado este curso, a lo mejor puede tener continuidad el que viene (ojalá).

Por eso hemos continuado con la vergüenza.

Primero comenté con ellos algunas de sus respuestas de la hoja que me entregaron a lo largo de la semana. Aquella en la que nombraban tres situaciones en las que sentían vergüenza y posibles "soluciones" para enfrentarse a cada una. Solamente tuvimos tiempo de comentar algunas, pero hice que ellos propusieran salidas, sin especificar de quién era cada una. No obstante, algunos sí dijeron que lo que leía era suyo, yo misma repetí un ejemplo de la semana pasada. Es curioso ver lo que les cuesta encontrar maneras de afrontar estas situaciones que no consistieran en huir o evitarlas.

Y aunque algunas personas no alcancen a entenderlo, los cuentos son para todas las edades. Pueden tener poca letra, muchos colores, ilustraciones...pero no por eso dejan de tener mensaje. Y reconozco que hoy en día en el "mercados" de las letras, podemos dar con auténticas joyitas, con historias entrañables que nos llegan, y eso es lo que vale de verdad, leer o escuchar algo que no te deja indiferente. Y en esas, recién recogido en la librería de mi barrio, llevé ¡Vivan las uñas de colores! El libro es de Alicia Acosta y Luis Amavisca (ilustraciones de Gusti).

Esta es la portada:



Lo conocí gracias a un grupo de Facebook muy recomendable, se llama "La biblioteca de los peques: literatura infantil y juvenil." Aunque, a la par que os lo recomiendo os advierto, puede ser un peligro...porque si sois unos enamorados de los libros, como yo, los ojos pueden haceros chiribitas cada dos por tres con las maravillas literarias que otras personas os dan a conocer, un lujo.

El libro cuenta la historia de Juan, un niño al que le gusta pintarse las uñas, especialmente con colores brillantes.

Os dejo una imagen de mis dos páginas favoritas. Había hecho la foto con mi cámara, pero en internet la he visto, y se ve mejor en la web de La cuentería respetuosa (una delicia de página por cierto).



Poco antes del final (faltaban dos dobles páginas), paré y les pregunté cómo pensaban que terminaba la historia. He de decir que varias niñas acertaron.

También hablamos de qué tenía que ver ese cuento con la vergüenza. Juan (el protagonista) simplemente hace lo que le gusta, entre otras cosas, disfruta pintándose las uñas. La verdad es que no veo nada de malo en ello, y me encanta cómo lo narran. Pero hay niños que empiezan a decirle que eso es "cosa de niñas", y se ríen de él. Quizá podemos pensar que ahí Juan siente tristeza, y vergüenza. Y asociamos esa vergüenza a la culpa. Él se siente culpable por hacer algo que a los demás no les gusta (pero a él sí).

La historia de Juan es la historia de muchos niños, y está muy bien contada. Habla de amor, vergüenza, culpa, cariño, autoestima, lealtad (a uno mismo), compañerismo, generosidad, igualdad, tristeza, rechazo...

Desde siempre he animado a mis alumnos a ser ellos mismos, a no dejarse llevar por los demás, a hacer lo que de verdad les guste (siempre que no se hagan daño o falten al respeto a alguien) y, por supuestísimo, a compartir su tiempo con quién se sientan cómodos, con quién puedan expresar sus gustos, opiniones, preocupaciones, intereses...En definitiva, ser ellos mismos. Es un problema si para agradar a alguien les toca fingir lo que no son a bailar el agua a una persona. Así de simple, así de complicado. Que lean lo que les guste, que vistan como prefieran, que hagan las actividades que les apetezca y, si es posible, que disfruten con los que tengan entre manos en cada momento.

La semana que viene la emoción la traerán los carnavales, en concreto el desfile de Carnaval del viernes. Sé que va a haber muchas uñas de colores en él...Y me alegro. Intuyo que el estreno de marzo será una jornada muy especial, de las de nuestro buzón de "buenos momentos."

viernes, 15 de febrero de 2019

Pinceladas de emoción (11): la vergüenza (1ª parte)

Después de cariño y amor por doquier, no era fácil elegir la siguiente emoción. Rebusqué en internet, libros que tengo sobre emociones, cuentos...Y tras darle bastantes vueltas, elegí la vergüenza.

Esta vez no os traigo el Emocionario, sino un libro estupendo, recién sacado del horno (1ª edición: noviembre de 2018). Lo descubrí en la FNAC de Preciados, y los Reyes tuvieron a bien traérmelo. Se llama El gran libro de las emociones, la autora es María Menéndez-Ponte (ilustrado por Judi Abbot con mucha ternura), de Duomo ediciones.


Como podéis ver en la portada, es un libro  de cuentos, relativamente breves, acompañados de fichas. Me parece ideal para los docentes, aquellos interesados en la educación e inteligencia emocional; y por supuesto para los padres, también interesado en tocar este tema con sus hijos/as. 

En las páginas 82 a 85, está "Nuria escribe a su vergüenza." Teniendo en cuenta que una página entera la ocupa una ilustración, podéis deducir que no es muy extenso. El cuento nos relata la historia de Nuria, una niña que se siente paralizada por la vergüenza, la mete en problemas y, lo que es peor, le impide disfrutar de la vida como le gustaría.

Me senté en una silla frente a ellos, y estuve leyéndoselo-contándoselo. No quería estar detrás de la mesa del "profe", porque es una barrera física que me distancia de ellos.

A continuación, trae dos páginas con cuatro apartados: ¿Qué es la vergüenza?, Sentir vergüenza y ser vergonzoso, ¿Por qué sentimos vergüenza? y Reducir la vergüenza. Uno a uno toqué los tres primeros puntos, el cuarto he optado por reservarlo para la siguiente sesión.

Me ha encantado la parte de Sentir vergüenza y ser vergonzoso. Nos explican que ser vergonzoso se acerca más a ser tímido, y tiene que ver con el carácter de cada cual. Las personas vergonzosas son las que quieren evitar ciertas situaciones, sobre todo con gente que no conocemos, que conocemos poco y con los que no existe la confianza para comportarnos con naturalidad.

Mientras que, sentimos vergüenza en situaciones puntuales. Si somos vergonzosos o tímidos, esto nos limita de manera anticipada a hacer ciertas cosas o exponernos en situaciones concretas.

Pude preguntar a bastantes, si ellos consideraban que eran vergonzosos o sentían vergüenza en situaciones puntuales, y que pusieran algún ejemplo. Una pena que el tiempo nos limite tanto, me habría encantado que todos intervinieran.

La gran mayoría afirmaron que sentían vergüenza ante determinadas situaciones, pero no creían que fueran vergonzosos. Como para romper el hielo hay que mojarse, les dije que creo que no soy vergonzosa, pero sí siento vergüenza en según qué situaciones, como estar en bañador en la piscina. Extraño que en la playa o no me pasa o me pasa muy poco. Me da la sensación que en la playa la gente va más "a su bola", aunque si fuera por el número de personas, hay muchas más en la playa que en la piscina...No sé, cada uno tenemos nuestras cosillas. 

Una situación en la que bastantes coincidieron es leer en misa, me llamó la atención que cuatro o cinco estuvieran de acuerdo.

Añadí a lo de la piscina, la vergüenza horrorosa, también pavor, el primer día de clase, cuando siento que los ojos de mis alumnos se clavan en mí. Mira que han pasado años, pero no puedo evitarlo, es un batiburrillo de emociones, también hay nervios, y mucha ilusión (entre otras cosas). Y, así algo reciente reciente, las reuniones de padres y madres. Aunque la del lunes fue la segunda y sabía muy bien qué terreno pisaba, cuesta un poquito empezar y, entre eso y mi maltrecha garganta, en la reunión y los momentos previos, voló prácticamente un litro de agua. Cuando pasan los primeros cinco minutos, me voy serenando, y mejor así porque si no, me pongo tensa y puedo resultar hasta borde.

Reflexionamos un poquito, porque lo que decían estaba muy asociado con el miedo a hacer el ridículo. Pero el miedo, la inseguridad, la autoestima, ya son asuntos de otros días.

Como novedad les puse tarea. La del corazón fue voluntaria. Por cierto, me parece que todavía van a traerme más corazones para plastificar, por mí...fenomenal. Los "deberes", tienen hasta el martes, son rellenar una hoja que les di. Pone en la parte superior "LA VERGÜENZA DE..."(para completar con su nombre). Y luego tienen esto tres veces:

Siento vergüenza cuando..........................................
¿Qué hago/qué puedo hacer para solucionarlo?................

Insistí en la segunda parte, puede ser que ellos estén haciendo algo para lidiar con esas situaciones...o tal vez no. Si hacen "algo", perfecto, y si no lo hacen, es bueno pensar qué se les ocurre que podrían hacer.

Y así concluye otra sesión de Pinceladas de emoción, mi ratito favorito de la semana. Aunque esta semana de San Valentín, dos niñas me han traído de esas cosas que yo conservaré siempre. Los mejores detalles no cuestan ni un solo euro. Ha sido una semana tremendamente especial.

El viernes que viene, seguiremos con la vergüenza.

jueves, 14 de febrero de 2019

Semana y San Valentín: entrada exprés

Menos mal que el viernes está asomando la cabecita, y con él, el ansiado fin de semana. Prefiero no hablar muy alto. La semana pasada, a estas alturas, estaba deseando ver que llegaba el viernes por la tarde...y me sirvió de poco. Un inoportuno catarrazo, gripe, llamadlo como queráis, me dejo KO el fin de semana. Tenía una barbaridad de cosas por corregir (y sigo teniendo). Esta claro, ya nos podemos empeñar en algo, que la salud manda. Así que quietecita y sin poder hacer "algo" del trabajo hasta el domingo a mediodía, y no gran cosa, por falta de fuerzas. Como consecuencia, he ido sobreviviendo como he podido entre semana. Sigo teniendo muchas cosas pendientes, pero no me daban las fuerzas para más.

La semana fue muy especial, la reunión de mamás y papás del lunes, única. Gracias infinitas (papás y mamás) por esos correos que no sé ni cómo responder, por tanta gratitud y por todo...Soy muy afortunada. 

No sé, me están pasando cosas ahora, a nivel laboral, que en los casi 11 años que llevo trabajando no me habían sucedido nunca. Quizá  pasan por eso, porque llevo ya más de una década (prodigiosa je je) de maestra oficial; y también porque 5ºC es mucho 5ºC, y me ha tocado enfrentarme a muchas situaciones que nunca antes había vivido (y las que me quedan), y menos todavía que todas se hubieran ido a juntar en una misma clase. Tampoco le doy muchas vueltas, este era el momento de encontrarme con estos niños y niñas, y con estos papás y estas mamás...Y cómo no, en este cole y con estos compañeros. Lo importante que es trabajar con buena gente, aunque no siempre pensemos igual pero, con personas que te respetan y valoran y, en mi caso, algunas a las que admiro y por las que siento un profundo cariño.

Y así llegó San Valentín. A primera hora se me acerca una alumna y me da un dibujo, y no sé ni dónde meterme...Qué ilusión, me en-can-ta. Me he quedado paralizada, he tardado en reaccionar. Comparto foto del dibujo...Pienso plastificarlo para que no se estropee. Es precioso que te hagan sentir especial...


Imagen propiedad de La emoción de aprender

Les prometí que si se portaban bien, al acabar Plástica tenía un detallito para cada uno. No era nada, una piruleta de Fiesta, de las de toda la vida, "pegada" con un washi-tape de corazones a una tarjeta plastificada, con una "frasecita", elegí cuatro distintas (ya, ya, soy muy de frasecitas, es que condensan mucho en muy pocas palabras). Para que fuera algo más personal, puse el nombre de cada niño/a, un corazón, y la fecha de hoy. Qué bien tener ayuda en casa para recortar, o habría sido imposible. Ya luego me encargué de plastificarlas y recortarlas nuevamente. Un no parar.


Imagen propiedad de Raquel Plaza

Esta tarde no hubo Dibujo, en San Eloy quiero decir. Me gusta ir, como digo es "mi cachito de tiempo semanal para mí," pero esta semana no hice acto de presencia ni el martes ni hoy jueves. La tos me respetó bastante por la mañana, pero después de comer no había manera, venga a toser y toser. Y cuanto más toso, más me duele la cabeza. Confío en remontar durante el fin de semana.

Ya tengo preparada la undécima Pincelada de emoción, no tiene nada que ver con las anteriores, aunque igualmente considero que es muy necesaria. Estoy deseando que llegue la última media hora de mañana.

No sé si habréis celebrado San Valentín, pero igual que con otras fechas, cualquier día sirve, y más si es para celebrar el amor, ya sea romántico o diligente, los dos tipos que contempla el Emocionario. Lo de la piruleta es anecdótico, porque queda mucho amor por dar y en muchos ámbitos. 

Como puse el año pasado en la pizarra: "No dejéis para mañana el cariño que podáis compartir hoy."



viernes, 8 de febrero de 2019

Pinceladas de emoción (9, 9.5 y 10)

Lo habitual es que cada pincelada tenga su entrada en el blog. Vais a perdonarme, esta vez tengo casi un "3 en 1."

La número 9 fue hace justo una semana. Nuestra última media hora del viernes fue para al amor. Les presenté el libro del Emocionario, de la editorial Palabras aladas. 


De ahí vimos las definiciones de amor y odio, y estuvimos comentándolas un poquito. Les  dije que iba a dejar ese libro, y algunos más de ese estilo, en la biblioteca de aula, como libros de consulta (únicamente para leer en clase). Y ya los tienen allí desde hace un par de días, espero que se animen a leerlos, aunque sea en parte. 



Y relacionado con el amor, no pude resistirme a leer un cuento que me encandiló desde el minuto 0. Es "Adivina cuánto te quiero," de la editorial Kókinos, una delicia de libro. Lo descubrí gracias a la sede de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez que hasta hace unos años teníamos en la calle Peña Primera. Opté por la versión más reducida, en pop-up. Estuve acompañada de un peluche de "la gran liebre",  desde hoy la han bautizado oficialmente Avellana (y así se quedará...). Los protagonistas son la gran liebre y la pequeña liebre.



Me dio pena que faltaran tres alumnos y se perdieran el cuento, pero es que enero hizo estragos y raro es el día que hayamos estado todos. La salud es lo primero.

Os dejo un vídeo con el cuento:



Me encanta que sea "la gran liebre", a secas, y que cada niño o niña pueda pensar en quien/es prefiera: papá, mamá, ambos u otra persona a quien quieran muchísimo. Es una cuento sencillito, cargado de ternura y, cómo no, de amor. Una vez se lo conté a un chico de 2º de la ESO, y funcionó francamente bien. 

Hablamos de la importancia del amor, y de demostrárselo a los que queremos, ahí es nada.

Luego repartí a cada niño o niña un corazón con su nombre y una pequeña imagen. Las imágenes estaban relacionadas con cada uno de ellos, con sus aficiones, su manera de ser...Y como el timbre estaba a punto de tocar, mi invitación fue a que pensaran hacia quién sienten amor o algo relacionado con ese sentimiento que se les ocurriera, y lo escribieran en su casa. La primera opción era no hacerlo, quedarse con el corazón, y punto. No voy a obligar a nadie a compartir lo que siente, si no quiere hacerlo, tampoco a escribir sobre ello si no le apetece.

Los que se animaran a escribir en el corazón, lo podían guardar tal cual o traérmelo para plastificarlo y hacerles un agujero para colocar una cinta. Unos seis me lo trajeron. Vi alguno arrugado en la mochila y me dolió, para qué negarlo, disimulo fatal.

Y hasta aquí llegaría la novena sesión. A mitad de esta semana, como el amor da para mucho, volví a recurrir a Ana Llenas y conté, con la ayuda visual del libro, su cuento Te quiero (casi siempre). Es también una historia de amor, plaga de ternura como la anterior, de una luciérnaga y un bicho bola; pero es otro tipo de amor, el romántico.



Hay vídeo disponible, para que veáis el contenido del cuento y las ilustraciones. 

Y con él da pie a hablar de lo curioso que a veces, lo que más nos gusta de una persona, en otros momentos es al mismo tiempo lo qué más nos molesta.  El libro, de una manera muy sutil, hace hincapié en la importancia de respetar las diferencias, las particularidades de cada cual.

Te quiero (casi siempre) representa la minisesión entre semana, la 9.5, surgió sin planearla.

Con todo lo anterior reciente, llegó el viernes. Esta mediodía no había cuento, solo un peluche. Hay que ponerse en situación, si hablar de cuestiones relacionadas con las emociones de por sí cuesta un poquito (o bastante), imaginaos un viernes después de una semana  excesivamente intensa (cada una, un desafío). Mi sensación es de una montaña rusa continua, sin descanso. Puse en la pizarra, en letras bien hermosas (por el tamaño quiero decir, no por la estética), lo siguiente:

Eres especial porque...

Me gusta cuando...
Me encanta que...
Me caes bien porque...

Y saqué de su lugar a Avellana, la gran liebre. Retomamos las caricias emocionales, lo bonito que es usar palabras agradables y decirles a otros algo que nos gusta de ellos, de cómo son, de su manera de tratar a los demás...De lo que sea, hay que intentar ver más allá.

Les pedí que, para que todos pudieran recibirlas, solo intervinieran dos por compañero al que le pasara a Avellana, por el poco tiempo del que disponíamos. Iba pasando la liebre de uno en uno, sin seguir orden alfabético ni de ningún tipo. Y se soltaron rápidamente...Fue un lujo, después de algunos ratos de aguas turbulentas y bastantes momentos duros (en este curso), ver cómo miraban a los ojos del destinatario de las "caricias emocionales", y decían cosas muy bonitas. Con toda la vista, se lo expliqué después, salvo contadas excepciones, procuré no elegir a las personas que más afinidad parecen tener entre ellas. 

Sin embargo calculé mal...Y sobró tiempo, ellos insistieron que era mi turno. No lo había pensado así, ni por lo más remoto. Me apetecía que fuera algo suyo, pero no hubo manera. Gritando mi nombre y viniendo un buen grupito (me parece que femenino al 100%)* a abrazarme, no me quedó otra que ceder. Me senté en la silla, ya casi sin poder contener la emoción, y empezó una sorprendente cascada de cariño. Lo suyo habría podido darles las gracias después de escuchar a cada uno. Pero, suele haber un pero, tenía un nudo en la garganta que no atinaba a deshacer. Al final, cogí aire, entre lágrimas, y logré darles las gracias por tantas cosas preciosas que escuché. Tuve que parar varias veces, porque el nudo en la garganta no había manera humana de hacerlo desaparecer. Me dio tiempo (o aire) a decirles que pese a los malos ratos (los hay), los enfados (también), los disgustos...Me encantaría (y aquí frenazo en seco). Tomé aire y ya pude acabar "Me encantaría...continuar el próximo curso con vosotros." A ver si hay suerte y el destino me deja en el Fili, y de tutora (de 6ºC).

[*Hago un inciso, no considero que mis alumnos, con o, no sean cariñosos, o me aprecien menos que mis alumnas, con a. Pero me da la sensación que todavía a los niños les cuesta más demostrar ese cariño, están más contenidos.]

He de decir que antes de escuchar lo que me decían, para mí ya había sido uno de los momentos más bonitos con la clase en lo que llevamos de curso. A lo mejor hay gente que no alcanza a entender por qué me emociono con mis alumnos. No me importa, si no comprenden eso, serán incapaces de entender muchas otras cosas. Es mucho tiempo, el dedicado a ellos y el compartido; cariño, el dado y el que recibo; gratitud, la que me demuestran muchas personas y la que a mí me sale, aunque quizá resulte pesada (GRACIAS es una palabra inmensa); esfuerzo, dentro y fuera del cole; paciencia, para todo, con todos (a veces se me termina, pero eso tarda bastante en suceder, y menos mal)...

Y en medio de tanta emoción, a despedirnos en la puerta del aula. Para no dar la nota, me puse las gafas de sol antes de salir al patio. Salí intentando pasar desapercibida...

Para San Valentín quería hacer un corazón, en una cartulina grande, con los nombres de los niños y niñas de 5ºC. Como llegué a Salamanca tan emocionada, comí deprisa y corriendo y desplegué sobre la mesa más rotuladores de los que os podáis imaginar. Necesitaba canalizar esa energía de alguna forma. He juntado el corazón con las caricias emocionales, y desde el lunes estará en clase. Aquí lo tenéis:


Imagen propiedad de Raquel Plaza

Y como a mí la vida sin música no me parece vida, me he ido directa a una canción, del último disco de Manuel Carrasco. El título ilustra muy bien cómo me siento: Qué bonito es querer (...y sentirse querida, ya ni os cuento).



Hoy es de esos días, en los que me digo a mí misma: Tengo la profesión más bonita del mundo. Aunque en realidad lo digo muy a menudo.

Eso sí, a ver qué se me ocurre para la próxima semana. Esta vez el listón lo han dejado muy alto, difícil igualar lo de esta Pincelada de emoción.

domingo, 3 de febrero de 2019

Noche de Goyas, noche de CAMPEONES

Reconozco que televisivamente, hay dos citas para mí ineludibles a lo largo del año. Quizá sea porque me apasionan la comunicación, la música, el cine...y las emociones. Uno es Eurovisión, ya he dicho en más de una ocasión que, como soñar es gratis, de pequeña soñaba con poder presentar esa gala, era un sueño de princesita tal vez, pero no perdía la ilusión. La segunda se celebró anoche, la entrega de los Goya, un auténtico espectáculo que me encantaría poder vivir desde dentro, ver cómo se hacen, cómo preparan todo...Apasionante. Por motivos de tiempo, de tener poco libre o gestionarlo no muy bien a veces, en 2018, fui al cine mucho menos de lo que me gusta ir. Espero remediarlo en 2019.

Vamos, que me enfrentaba a la gala para observar y contemplar todo, al detalle, pero sin haber visto casi ninguna de las pelis nominadas en las distintas categorías.

Y los Goya están en este blog, por su gran carga emotiva. Si hubiera que dar un premio al discurso más emotivo, me parece que ganaría por goleada el de Jesús Vidal. Uno de los Campeones que ayer se alzó con el Goya al mejor actor revelación. Y brotaron las lágrimas, de pura emoción, al escuchar su mensaje, aquí quiero que esté, porque fue toda una lección:



Podría transcribir todo su discurso, pero he tomado solo unos fragmentos.

"Me vienen a la cabeza tres palabras: inclusión, diversidad, visibilidad. Qué emoción. Muchísimas gracias.

Y después de una larga, pero justa y necesaria lista de agradecimientos, llegó, bajo mi punto de vista, el segundo punto álgido de su intervención:

Gracias mami, por darme la vida.  Gracias por dármelo todo. Porque hiciste nacer en mí el amor hacia las artes. Y porque me enseñaste a ver la vida con los ojos de la inteligencia y del corazón...Te quiero todo. Don José Vidal Conde, mi padre, gracias por haber vivido, gracias por luchar tanto por mí. Porque eres la persona con más ternura del planeta y porque, sin pretenderlo, con solo una sonrisa cambiabas, y cambias, el mundo. Queridos padres, a mí, sí me gustaría tener un hijo como yo, porque tengo unos padres como vosotros. Muchísimas gracias." 

Y así finalizó, un discurso absolutamente brillante. A ver cuántos aguantaron sin derramar una lágrima, me temo que muy pocos.

Gratitud, amor, generosidad, comprensión, entusiasmo, cariño, espontaneidad, respeto, libertad, compañerismo...Fue una maravilla condensada en algo menos de cinco minutos. La parte dedicada a su familia, en particular a sus padres, una auténtica delicia, un hermosísimo alegato del amor de un hijo hacia sus padres.

Por todo lo anterior, Jesús Vidal, de corazón...¡Enhorabuena! Y gracias por aprovechar tu intervención para remover tantas cosas en nuestro interior. Como docente, quiero desgranar un poco el comienzo del mismo. Sus tres palabras: inclusión, diversidad y visibilidad. Recientemente el gobierno planteaba la desaparición de los centros públicos de Educación Especial para el 2020. Después he escuchado que, de momento, seguirán abiertos ese año. La inclusión es algo fabuloso, pero lamentablemente no siempre es posible. ¿Por qué cerrarlos? Dan una respuesta educativa a alumnado que estaría mucho peor atendidos en un colegio público sin más. Por eso, a favor de la inclusión, claro que sí, aunque analizando cada caso concreto, nada de "meter a todos en el mismo saco." A veces pensamos que estamos avanzando y a mí me huele a retroceso. 

La segunda palabra de Vidal fue diversidad, qué hermosa palabra. Definida en la primera acepción de la RAE como " Variedad, desemejanza, diferencia." Y viva la diferencia, la variedad, la gente distinta. Considero que eso enriquece al ser humano. Tenemos que hacer hincapié en educar para respetar, así, sin más. Y hay variedad de pensamientos, de gustos, de apariencias físicas, de capacidades, de personalidades, de familias, de contextos económicos, culturales...

Y la última: visibilidad. Me ha hecho mucha ilusión que además de llevarse uno de los actores de Campeones el Goya al mejor actor revelación, lograran el de mejor película. Fue una oportunidad de oro para dar mayor visibilidad a gente con distintas capacidades, ojo, no por eso menos valiosos. No hay que esconder a absolutamente nadie. Me resultó muy emotivo ver a todos los que han hecho posible Campeones, en especial a los actores y actrices, exultantes de alegría, encima del escenario. ¡Ah! No me suena que esté ya en cartelera, pero sería lógico que tras el éxito de los Goya, la repusieran. Si así sucede y alguno no la vio en su momento, que no deje pasar la ocasión, os conquistará.

Pongamos nuestro granito de arena para que lo que nos distingue del resto sea respetado. Viva la diferencia, del tipo que sea. 

La música hoy, también de Campeones, y de Goya...Este es el momento, de Coque Malla. ¿A qué sí?


viernes, 1 de febrero de 2019

Pinceladas de emoción (8)

Esta vez, nuestra pequeña dosis de emociones se dio en dos momentos. El primero es el habitual, su sitio, el viernes, 25 de enero. La segunda, ayer, justo este miércoles tras las actividades del Día de la Paz.

Tenía pendiente asociar música y emoción. Mi primera idea era solo con música, sin nada de letra. Lo bueno de disponer de más tiempo para reflexionar, es que te brinda la oportunidad de modificar cosas que habías pensado antes de llevarlas al aula. Finalmente opté por canciones con letra, pero sin vídeo, porque eso ya podría confundir o dirigir todo hacia un punto concreto. Prefiero dejarlo más abierto.

Antes de darle al play, les presenté el libro del Emocionario, de Palabras Aladas. Si no recuerdo mal, dos de mis alumnos me comentaron que tienen el libro. Expliqué en qué consistía, es una especie de diccionario emocional, pero sin orden alfabético. Van asociando unas emociones con otras, como si fuera un camino. Como ejemplos leí nostalgia y melancolía. 

Les decía que a mí me parece que a veces resulta complicado distinguir unas emociones de otras, porque entre algunas no hay grandes diferencias. Por eso voy a incluir títulos como el Emocionario o Laberinto del alma (este es de Anna Llenas) entre los libros de consulta, no de préstamo, del aula. Quiero invitarlos a curiosear en ellos, a indagar, a buscar, a hojear...Lo único que me falta es tiempo, razón tenía Lucía B con su libro, "No me da la vida." Y tanto que no me da para todo lo que me gustaría hacer. Creo que en realidad no le da a casi nadie...

De las tres canciones que vienen a continuación, no les puse el vídeo, únicamente el audio.

Empezamos escuchando la canción Madre Tierra, de Chayanne. Tenían que escucharla y ver con qué sentimientos podían relacionarla, qué les provocaba a ellos esa música, letra...



Creía que era mejor comenzar con algo animado, que no tuviera muchas segundas lecturas, sino un mensaje bastante claro. Es verdad que aquí tanto el ritmo de la música como la letra de la canción, hacen que sea sencillo quedarse con buen sabor de boca.

Luego continuamos con uno de mis cantantes favoritos, de los que escribe con el corazón; o al menos a mí, me llega. No es otro que Manuel Carrasco, cruzo los dedos para que en breve incluya en su gira Salamanca...Qué ganas de ver otro concierto suyo.

La canción era Déjame ser. Aquí parece que ya íbamos profundizando más. "Déjame ser en libertad..." Y los anime a que sean ellos mismos, y cuando se quiere a otra persona, cuando es de verdad, hay que respetar su manera de ser y potenciar eso bueno que vemos. No me gusta la gente que se deja arrastrar, ni los que arrastran para acaparar a otros.



Y en tercer y último lugar, escuchada a medias el viernes 25 y puesta desde el principio el 30 de enero. Invité a mis alumnos a que cerraran los ojos si querían. Esta canción es mucho más intimista, para escuchar incluso a la luz de las velas, para cerrar los ojos y sentirla...y dejarse llevar. Unos cuantos sí cerraron los ojos y justo en el momento que se respiraba algo totalmente diferente en clase...zas, canción de la paz por megafonía. El fallo fue mío, no calculé bien la duración y nos pilló el toro antes de haber acabado. Esta tercera canción es Eco de su luz, de Julián Bozzo y la gran Rozalén. "Es el cielo ahora su casa, desde allí nos ve cantar..." Una delicia y, es que,  pese a la pena y el dolor, intento recordar con alegría a los que ya nos están con nosotros, y trato de transmitírselo a mis alumnos, porque los ausentes, de alguna forma, nos iluminan. Una canción sobre la tristeza, la ausencia, la pérdida, el amor, la esperanza, la melancolía, la nostalgia...

Para todos...Eco de su luz.



A partir de ahora, damos un giro y paso a tratar una a una emociones importantísimas. La primera, el amor. Pero esa será la protagonista absoluta de la siguiente entrada de Pinceladas de emoción.