Y me va a pillar el toro, pese a mis deseos de haber publicado la entrada el 12. Pero aunque empiezo a escribirla antes de dar las doce, soy consciente de terminarla el 13. Por mucha prisa que me dé, no escribo a la velocidad del rayo. Me hacía ilusión la fecha de hoy, sin más.
Antes de ayer, miércoles, tuve la, iba a decir suerte, pero no es esa la palabra. Tuve el privilegio de sentir algo real, muy real, pero que me pareció mágico, casi un milagro. Pude sentir cómo un bebé se movía en el interior de una gran amiga, de esas que forman parte de la familia elegida. Fue un momento breve, pero inolvidable. Gracias de aquí a la luna y vuelta, de corazón. Contuve la emoción porque estábamos a punto de ir al cine. Y no era plan entrar a Gladiator II (las segundas partes con frecuencia no son nada buenas, dicho sea de paso) llorando. Así que lloré hacia dentro, je, je. Fue un momento realmente emotivo. A dos maravillosas personas y amigas, les va a cambiar la vida la llegada de su niño/a, ¡bendito cambio! Me alegro una barbaridad por ambas y por los suyos. Sé que a esos nuevos corazones no les va a faltar de nada, especialmente amor. Mi apuesta es que van a dar a luz el mismo día. Sea así o no, lo importante es que todo salga bien, y el cumpleaños de cada peque sea cuando quiera el destino.
Hace ya semanas, no llevo la cuenta de cuántas son, empecé la OTN (Operación Tarjetas de Navidad) 2024. La de 2023 fue inviable, porque hice amago varias veces de ponerme con las tarjetas. Pero la muerte de mi padre estaba muy reciente todavía, y sentía que hacerlas haría sangrar más la herida. Y no había necesidad, nunca la hubo ni la habrá. Sabía que si las hacía iba a pegarme una llorera de las grandes. Si os digo la verdad, el año pasado, a estas alturas, estaba desbordada por la cantidad de lágrimas derramadas. Cada uno gestiona lo que le pasa como puede, como sabe o como intuye que es la manera más apropiada. Aunque no siempre se encuentran ni la fortaleza ni los motivos para salir a flote. Y es un proceso que sigue. El duelo tiene principio pero, para mí, no tiene fin. Se aprende a convivir con este dolor, y no hay más. Ojalá pudiera pintarlo más bonito, pero no, de eso nada. Ya llevamos un ratito de 13 de diciembre, y no he escrito ni una sola tarjeta. Me puede pasar como hace unos años, que algunas llegaron en febrero o rozándolo. Este año, por muchas razones, me hace ilusión retomar mi costumbre de hacer y escribir las tarjetas, y lo haré aunque lleguen en Carnavales. Pese a que me voy reformando, sigo siendo bastante tozuda. Lo que pasa es que en el camino me voy encontrando a gente todavía más terca que yo, y eso hace que mi tozudez se haya reblandecido, un poco al menos. Solo tengo 16 tarjetas, no he hecho lista, ni mental ni física, intuyo que necesito como mínimo, el doble. Espero poder seguir con ellas en algún punto del fin de semana. Y las que pueda, me apetece mucho entregarlas en mano.
No sé si mencionarlo o no. Me suena que alguna vez he escrito algo sobre lo que voy a comentar a continuación. No soy una santa, ni lo pretendo. No soy perfecta, ni la mejor persona del mundo. Tampoco me considero la mejor en nada. Hay cosas que se me dan fatal, otras se me dan bien o muy bien, en algunas apruebo raspado, y unas cuantas, que no son pocas, ni siquiera se me dan. No soy un ser de luz ni un angelito. Soy una persona normal y corriente, con sus virtudes y defectos, como todo hijo de vecino. Meto la pata, acierto, un poco de todo. Pero este blog no es mi vida. Soy muy consciente de lo que es, al menos para mí. Al fin y al cabo soy yo la única autora de las entradas. Y aquí reflejo, escribo y cuento, aquello que a mí me da la real gana. Es mi verdad, la de nadie más. Y si a alguien le molesta, le agradecería que dejara de leerlo, sin más. No obligo a nadie a que lo lea. Ni siquiera cuando muy de vez en cuando, mi corazón me pide compartir con personas concretas lo que he escrito aquí. Es una forma de demostrarles mi cariño, mi amor...De darles las gracias y que se sientan parte de la historia. No la de una famoso, sino de la mía, de la historia de mi vida. De aquellas personas con las que puedo hablar a tumba abierta. De las que conocen mis miedos, ilusiones, dolores, alegrías, penas, preocupaciones, proyectos...De las que saben cómo late mi corazón y se les da bien interpretar mis palabras, leer entre líneas, o incluso mis silencios.
Y escribo porque quiero, porque me gusta este espacio. Me encanta este medio. Y me gusta mucho expresar la parte de mí que deseo a través del blog. Siempre digo que según el grado de conocimiento que cada uno de los lectores tenga de mí, podrá hacer una lectura distinta. Y según los momentos vividos juntos. O sin haberlos vivido juntos, pero sí haber pasado por experiencias semejantes, y que al leerme me sientan un poco más cerca, o sepan entenderme un poquito mejor. O incluso puedan entenderse a ellos mismos un poco mejor. Hay que querer a otros, pero primero a uno mismo. Es básico no depender emocionalmente de nadie, ni viceversa.
Hace nada, de soslayo, descubrí que David Broncano y Lalachus presentarán las Campanadas en TVE1. Lalachus ha recibido un aluvión de críticas, una tormenta no sé si por ser mujer, por estar gorda, o por ser una mujer y estar gorda. Me parece lamentable pero no me extraña un ápice. Me quito el sombrero ante ella por su reacción. En mi casa es tradición despedir el año en la Primera. Este supongo que será igual. Y os he de confesar que me hace una ilusión tremenda que Lalachus, precisamente porque, además, de una gran cómica, resulta que está gorda, las presente. Porque parece que está muy mal visto poner a personas obesas protagonizando determinados momentos televisivos. Y ya está bien. Es muy "bonito" eso de la tolerancia de boquilla, pero no de hechos. Así que sí, me tomaré las uvas con ellos delante. Por cierto, estoy gorda y tomo fruta a diario. Un imbécil, no tiene otro nombre, agradece en una red social que pongan a Lalachus en las Campanadas porque, según él, así al menos tomará fruta ese día. La gente no tiene ni idea de lo que habla. Rara vez deben mirarse a un espejo. Especialmente al espejo interno. Estar gorda, tiene "solución", ser una persona miserable no tiene arreglo ninguno. Y es que a veces confundimos el ser con el estar. Y no estamos hablando en inglés. Hay cosas temporales, otras son permanentes, perennes. Gracias a los que la han propuesto para presentarlas. A la valentía de salirse de lo tradicional y poner un cuerpo no normativo femenino en "prime time". Como también lo sería uno plagado de cicatrices o el que ha sufrido alguna amputación. Y todos, sin excepción, son hermosos. Nuestro cuerpo guarda parte de nuestra historia vital, y hay que respetarlo. Gracias, Lalachus. Por aceptar y presentarlas. Me da igual lo que te pongas. Agradezco esa noche poder verte en la pantalla en ese momento. En el mundo hay o más bien debería, haber sitio para todos. Por mucho que unos pocos se empecinen en luchar por lo contrario. Muchas veces no es fácil encontrar ese lugar, por el empeño de algunos en no dejarnos hueco, en tratar de hacernos creer que no "cabemos" en él. A mí me ha costado mucho encontrar mi lugar en el mundo, y a ratos siento que a otros no les hace gracia. Qué se le va a hacer.
Por cierto, me han dicho que el mundo sigue girando después del 24. No pasa nada si no os da tiempo a quedar con todas las personas antes de las fiestas o de despedir el año. Ah, hoy ando pedigüeña. Hago un llamamiento/ruego/petición para los que no se acuerdan de mi existencia, o de si sigo respirando, el resto del año. No me escribáis ni en Nochebuena-Navidad-Nochevieja-Año Nuevo-Reyes. No os molestéis, no tiene sentido, en serio. Estoy viva y razonablemente bien. Y chimpún, tengo muchas tarjetas por hacer y lo mejor, ganas de seguir con ellas.
Al final se me ha ido de las manos y termino la entrada el 14 de diciembre. He visto que por error la publiqué el 13, a medio hacer. Como no la he compartido por ninguna vía, confío en que nadie la haya leído.
Y papá, sí, otra entrada en la que necesito seguir mencionándote, porque sí, porque te quiero y sigue siendo una pesadilla asumir que la vida sigue sin ti. Que todo sigue. Todo mi cariño para los que hacen todo lo que pueden por continuar con sus vidas de la mejor manera posible, pese a algunas ausencias terroríficas.
Ya que nos ponemos, mucho ánimo a todos los docentes, da igual dónde estén desarrollando su labor. Benditas vacaciones. Y pongo el broche con una agradecimiento a un exalumno con el que me encontré el jueves por la noche. Por cosas como las que me dijiste, vale la pena ser maestra. Gracias, eras un amor y veo que lo sigues siendo.
🥰🥰🥰 cuánta razón en lo que escribes.
ResponderEliminarSeas quien seas, muchas gracias.
EliminarMe encanta. Bss
ResponderEliminarLo mismo que a la persona del primer comentario. Da igual quién seas, pero muchas gracias.
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