jueves, 21 de agosto de 2025

Muy tú. Muy yo. Y una velita más

Esta entrada no está escrita hoy, 21 de agosto de 2025. La he escrito a ratitos en días sueltas, pero la he dejado programada para que salga publicada, justo cuando vaya a finalizar el 21 de agosto. De ahí que no exista en ella ninguna referencia a celebraciones (algo haré, como poco soplar las velas), felicitaciones (da igual los que se acuerden o se olviden, en lo que va de 2025 me he dejado muchos cumples en el tintero), o regalos (totalmente secundarios porque falta no me hace nada, y me he ido comprando lo que me ha apetecido, el mejor regalo es el tiempo, y ese no sé si me lo regalarán algunos).

Hace unos días gracias a IG, me topé con "laurapolopsicología" y sus frases. Guardé varias, y quería recurrir a una de ellas para escribir en el blog por mi cumple. Es esta:

Y esas palabras me transportaron a lugares, objetos, situaciones, comidas, imágenes, canciones...que me hacen pensar en personas concretas. No siempre que doy con algo que me recuerda a alguien lo comparto con él o ella.

Y es que son "muy ellos". Si por ejemplo veo la imagen de un faro, escucho "Faro de Lisboa" o sale en algún medio de comunicación el mar agitado, en mi cabeza y mi corazón hay una persona concreta, sé que tiene muchas ganas de ver el mar cuando no esté en calma, y a distancia prudencial, espero que podamos verlo juntos, y seguir encontrándome en tus ojos, y verlos sonreír, cada vez que miro la luna, también pienso en ti; cuando paso por una agencia de viajes, veo publicidad de viajes organizados o personas que recomiendan lo que no debes perderte si vas a un determinado lugar, veo a una de mis amigas, de las que son familia aunque no existan lazos de sangre, y con la que sigo teniendo pendiente viajar en las vacaciones de verano (docentes), lamentablemente ya será para otro verano, ha sido culpa mía; si me pasa algo que me hace sentir afortunada o desgraciada,  mi corazón se va a una amiga que es como uno de mis dos ángeles de la guarda en la tierra, "arriba" o donde sea, ya está mi padre; cada vez que voy a Río Shopping o veo una prenda de vestir con lazos, o lazos a secas, pienso en una amiga concreta; cuando veo unas manos, de mujer, cuidadas, pienso en otra amiga-familia, cuyas manos dibujé hace muchos años, mientras estaba en CAV (Comunicación Audiovisual), aunque lleva en mi vida desde el "Paco Viruta" (Colegio Francisco Vitoria), "solo" desde 1º de EGB (para los más jóvenes, la equivalencia actual sería 1º de Educación Primaria);  si sale alguien que dice o escribe algo sobre "sumar momentos",  pienso en otra amiga;  si escucho "Viento a favor", no puedo evitar pensar en un amigo; si visualizo la Albufera, librerías en cualquier provincia española o la Feria del Libro de Madrid, es mi hermano el que acude a mis recuerdos. Intérpretes muy concretos me llevan a mis padres, como Manolo Escobar o Julio Iglesias, y por supuesto "Miranda Do Douro"; hasta una sartén de langostinos al ajillo, es muy de un matrimonio de amigos-familia, por las vivencias que compartimos alrededor de esas cenas; cualquier exposición de pintura me acerca a un amigo gallego; y una cámara de fotos, a cualquiera de las personas que más afortunada me hicieron sentir desde que las conocí en CAV; la ropa de mujer en tonos verdes o natilla, hacen que piense en otra amiga a la que quiero un montón, pese a lo poquito que nos vemos; o cuando me pinto las uñas, bastante a menudo, pienso en otra personita especial a la que hace demasiado que no veo...Una mariscada me lleva a mi pareja, porque sé que a él le gusta mucho, aunque tengamos que comer marisco con moderación. La música de Ella Baila Sola es muy de mi adolescencia y más, y me hace viajar al pasado, con mi padre, mi tía Tere y mi prima Ana, por un concierto que vimos en las Ferias de Peñaranda hace más de 20 años. La tortilla de patata es muy de mi madre, porque no hay nadie que haya conocido que la haga mejor que ella; las patatas rebozadas me recuerdan a mi padre, porque le encantaban; el San Marcos de La Industrial, a mi hermano, por ser su tarta favorita...El "singstar" es muy del grupo de amigos del Pinar, y me transporta al "torreón", a las "taitantas" que nos daban cantando y lo bien que lo pasábamos. Y así una larga lista, gigantesca si me paro a pensarlo un poco más. Porque hay muchas personas que enlazo a muchos sitios, olores, músicas, celebraciones, objetos, comidas, lo que he decidido compartir aquí, son solo algunos ejemplos. Y de ellos, puedo aplicar varios a más de una persona. Tal vez por eso me encanta regalar, porque para mí es ponerme en la piel de esa persona y pensar en algo que le pueda gustar, hacer ilusión, sorprender, interesar...o necesitar. Mientras sea posible, seguiré haciéndolos, algunos los hago con retraso, pero las circunstancias son las que son, y no me gusta regalar con prisas o sin convencimiento. No siempre acierto, pero de verdad que están pensados con cariño. Aunque el mejor regalo es el tiempo compartido, sin dudarlo, las escapadas, los viajes, los momentos, los ratitos, los cafés a la carrera, las llamadas...






Fotografías propiedad de Raquel Plaza Juan.

Desconozco lo que pensarán los que me quieren que es "muy yo", aunque tampoco me quita el sueño. Soy muy de amaneceres en la playa, espero despedir mis vacaciones de verano con alguno, no importa dónde, sino con quién, tengo sed de mar y de compartir 24/7. Es muy yo llegar demasiado pronto a los sitios. No conozco la razón, pero me siento mejor llegando 20 minutos antes que 5, a la hora exacta me cuesta porque me siento incómoda; y sí, alguna vez también llego tarde, pero no es lo normal. Soy muy de cocinar para los que me importan, mejor salado que dulce, porque siento que tengo más margen de creatividad. Soy muy de escribir, y por encima de todo en papel, pese a que cada vez lo haga menos de manera analógica. Es muy yo regalar flores o plantas, especialmente, siempre que se pueda, las flores estando vivos. Soy muy de ir de compras, los centros comerciales son un entretenimiento infinito. Relacionado justo con lo anterior, es muy yo estando de tiendas, tocar el género, solo me refiero al textil (una toalla, una camiseta, un vestido, un mantel, unas sábanas...), para comprobar la calidad (por ejemplo el porcentaje de algodón) y ver si merece la pena o no. Soy muy de la mal llamada Literatura "Infantil" y de intentar localizar joyas en las librerías o en los puestos de la Feria del Libro de Madrid. Es muy yo tener fotografías de los que quiero por toda la casa (aseos y cocina excluidos je, je), lo que pasa es que con algunas de las personas a las que quiero no tengo fotos recientes y que me gusten (de hace 2 años o menos) y el espacio me limita. Seguramente en sus casas yo no estoy, pero eso es muy personal. Por eso no me atrevo a regalar foto y marco a algunas personas, tienen que ser ellas las que quieran "tenerme" en sus hogares. Soy muy de ir a conciertos, especialmente de música pop, y en Salamanca no hay mejor espacio que el CAEM. Soy muy de otoño, y pasear entre naturaleza en esa estación, y alucinar con todas las tonalidades que me voy encontrando por el camino, cámara en ristre, obvio. Soy muy de pequeños grupos, me cuesta relacionarme con la gente si el grupo es muy amplio, y tardo en sentirme cómoda. Soy muy de escuchar, aunque también hable por los codos (según con quién puedo ser una cotorra o parecer muda). Soy muy de mariposas, libélulas y delfines, en muchos sentidos y de muchas maneras. Es muy yo soplar velas por mi cumpleaños, no recuerdo un cumple mío sin velas. Soy muy de planificar, no obstante estoy aprendiendo a disfrutar también sin planificar tanto. Soy muy de dibujar y colorear, no colores al tuntún, pero sí que esté muy colorido y bien coloreado, haga lo que haga. Soy muy de ir al teatro, mejor textos relativamente clásicos, pendiente queda ir al teatro en el anfiteatro romano de Mérida Soy muy de maquillarme, menos si voy a la piscina o la playa. Soy muy de pendientes y relojes, nada de llevar los mismos pendientes más de dos días seguidos, con los relojes varío mucho menos. Es muy yo el emocionarme, quizás hay cosas que me tome demasiado a pecho, pero me cuesta ponerme una coraza y algunos temas me tocan la "patata". Además este cumple lo afronto no muy animada, porque sí, y estoy especialmente sensible, tengo mis motivos, y son de peso. Soy muy de mirar las fechas de caducidad de lo que compro, puede que tras haber mirado fechas y todo, algún producto se me pase y caduque pero, os garantizo que las miro, sea lo que sea. Soy muy de ir al cine, aunque haga una barbaridad que no vaya. Soy muy de agradecer, me cuesta mucho menos decir "Gracias" que "Lo siento", sé que las dos son muy necesarias. Soy muy de hablar de mi profesión, porque me encanta la docencia, reconozco que el panorama educativo es cada vez más oscuro. Soy muy de coger a bebés o niños pequeños, pero tiene que haber mucha confianza con la madre/padre o los dos, y notar cierto "feeling" con el/la niño/a. Al igual que con lo de mis personitas importantes, no quiero hacer un testamento aquí.

Tenga o no ganas, ya he mencionado que este año, por lo que sea, anímicamente no estoy para tirar cohetes, puede que la cifra de mi edad influya, pero hay que celebrar la vida, por nosotros y por los que no pueden seguir sumando años aquí, como mi padre, Alejandra Sierra y María José Parra Yuste.

Y la cifra no puedo cambiarla, lo que sí hago es tratar de conseguir lo que deseo a nivel personal y laboral. Y si me juzgan, allá cada cual. Las cosas sobre el papel pintan muy bonitas, o en nuestras cabezas adolescentes. Luego llega "la vida" y se encarga de poner todo patas arriba y cambiarnos las cartas con las que jugábamos. Mi único objetivo es ser lo más feliz que pueda con las cartas que me han tocado, y hay cosas que no se eligen, llegan cuando llegan, cuando "es el momento". No apelo a la empatía de nadie. Mis pasos no dependen de ellos. No tengo miedo. Tengo mis miedos, pero son menos desde que mi padre falleció en un suspiro. Puede que su muerte me haya generado alguno nuevo, pero soy consciente de los muchos que me he ido quitando en estos dos años, lo mío me ha costado.

Imagen propiedad de Raquel Plaza Juan.

Y como desconozco si me van a felicitar muchas o pocas personas y quiénes serán exactamente, me adelanto, aunque lo publique a toro pasado, a dar las gracias a los que hayan dedicado unos minutos de su tiempo a escribirme, hablar conmigo o acompañarme de alguna forma. Gracias a los que os alegráis de que forme parte de vuestra vida. Felices 43. Feliz vida. Tengo varios deseos, como me parece que soplaré las velas dos veces, un deseo para cada ocasión.


lunes, 11 de agosto de 2025

Valles y montañas

No es cuestión de hacer una reflexión sobre cómo escalar una montaña. Por algunos es sabido que tengo cierto vértigo y lo paso rematadamente mal, en carreteras con curvas y precipicios. Y ya si el suelo es transparente ni os cuento. Lo peor es que a veces eso repercute en los que tengo a mi lado, porque se ponen nerviosos al volante de lo mal que me ven a mí. Pero esta entrada va de otras "montañas". De las cimas que alcanzamos con nuestro esfuerzo y el soporte de aquellos en los que sabemos que sí nos podemos apoyar. Hay cimas que alcanzamos relativamente solos, y otras tantas para las que necesitamos compañía, al menos en parte del trayecto. A mí no me asusta "escalar" sola, porque aunque alcance sola alguna cima, en algún punto de la ruta, he estado acompañada. Y esa es la vida, un camino, un trayecto, un viaje por lugares situados a diferentes altitudes. Subir cuesta, bajar muy rápido puede ser dañino y doloroso, y atravesar valles de cuando en cuando nos da un balón de oxígeno. Y todos esos puntos hacen falta.

El pasado 5 de agosto, martes, estuve, muy bien acompañada, en un concierto de Rozalén. Dudaba yo si era el cuarto o el quinto. Tras consultarlo con la almohada, me he dado cuenta que fue el quinto. Dos en el CAEM de Salamanca, uno en la Plaza Mayor de Salamanca (contexto Ferias y Fiestas de septiembre), otro en Valencia y, el del pasado martes, fue el quinto pero ojalá no el último, en Ledesma. El espacio escogido era el patio del castillo-fortaleza, de lo que un día fue y lo poquito que queda en pie. Hace más de 20 años ya estuve en ese espacio, acompañando en una canción (La vida en la maleta o algo así creo que se titulaba), a una cantautora llamada Paula, cuyo apellido no recuerdo si era Lecuona o Leucona, algo parecido. Ella cantaba y tocaba la guitarra, y en la citada canción, en una parte, yo recitaba lo que Paula me había dado por escrito previamente. Fue una casualidad, la persona que debía hacerlo no podía, y pensó en mí, no sé muy bien por qué porque nunca nos hemos tenido especial simpatía. Creo que ambas percibíamos esa falta de "feeling".

Casualidades de la vida, al salir del concierto de Rozalén, me crucé con la persona que os digo, nos miramos pero ni hola ni amago por ninguna parte de pararse a hablar. A mí casi me dio la risa, pensando que hay cosas que no cambian, por mucho que haya llovido. 

El concierto de Rozalén me pillaba más sensible de la cuenta, solo cuatro días después del segundo aniversario de la muerte de mi padre. Que no era la fecha en sí, sino los recuerdos agolpándose alrededor de esa fecha, días antes y días posteriores. 

Rozalén advirtió de las dos canciones más tristes que íbamos a escuchar aquella noche. La segunda, dijo, dedicada a su padre, que había fallecido repentinamente hace tres años. Tela marinera. Y nos invito a vaciarnos, y luego procurar llenarnos con el resto del concierto. Así que con los primeros acordes de "Todo lo que amaste", me encontraba llorando como una magdalena, y las lágrimas no paraban, aunque también se me escapaba alguna tímida sonrisa, acompañando a las lágrimas. Sé que esta entrada no va a llegarle, no obstante me encantaría. Y me parece que no es la primera en la que menciono a Rozalén para darle las gracias, pero debo hacerlo, quiero hacerlo. María de los Ángeles del Carmelo Rozalén Ortuño, gracias, una vez más, por esa manera tan hermosa de darle voz y ponerle música a unos sentimientos tan complicadísimos de expresar, y por contarlo con tanto amor. Por hacerme sentir que esa canción no solo era para tu padre, sino para el mío también, y para cualquier otra persona amada que se nos haya ido sin esperarlo. Bien es verdad que nunca esperamos que los que más amamos vayan a dejar de estar vivos. Miraba el cielo desde esa fortaleza ledesmina, y las nubes, empecinadas en ocultar o dejar ver la luna, mientras el viento ondeaba las banderas o las dejaba descansar. Gracias María, de corazón. Fue muy emocionante ver en directo cómo interpretabas una canción que a mí me llegaba tan adentro. Tremenda suerte la mía. Sé que a mi padre le llegó. Y más desde ese lugar, en el que solo había estado en la ocasión que expliqué hace unos párrafos, y él fue una de las personas que me acompañó. 

Y por "Vivir", que compartí hace años con el que es mi pareja. Gracias porque pudimos escucharte juntos cantarla. 

Entre algo de baile, lágrimas, sonrisas, recuerdos, ilusiones y esperanza...acabó el quinto concierto de Rozalén al que tengo la suerte de asistir. Reconozco que al aire libre, y en el lugar que fue, tuvo su encanto, pero me inclino más a un espacio cerrado, más cómodo y con mejor acústica. Llegará un sexto, lo intuyo. Eres la artista (cantante se me queda un poco incompleto) a la que más veces he visto en concierto...Por algo será. Y claro, es inevitable que algunas de tus canciones formen parte de la "banda sonora" de mi vida.

Las canciones de Rozalén, y de otros intérpretes, me han acompañado en los momentos más significativos de mi vida. A veces doy con ellas de casualidad, otras las busco intencionadamente. Reconozco que la música puede ser un bálsamo ante el dolor o la tristeza, un plus ante la alegría o la ilusión, y un amigo fiel en cualquier etapa por la que estemos transitando.

 Y con o sin música, pero mejor con ella, seguiré subiendo montañas, y lo que haga falta, para alcanzar nuevas metas y "conquistar" espacios con los que sueño. Quizá no lo logre, pero mi idea es continuar haciendo lo más ameno y llevadero posible el trayecto.

Evidente que la entrada solo puede cerrarse con música de Rozalén: "Todo sigue igual."


viernes, 1 de agosto de 2025

731...y el tiempo no se detiene. Popurrí emocional

Papá: 731. Esa es la dolorosísima cifra de días que llevamos sin ti. Porque 2024 fue bisiesto. Por una parte pienso que todo ha ido cuesta abajo y sin frenos, se ha pasado volando, en un parpadeo. Pero por otro lado ha pasado a un ritmo de tortuga lenta, porque he visto a tortugas que se desplazan más rápido que otros seres vivos. Así que no sé, hoy no es un día más, desde luego que no. Tampoco creo que sea muy distinto al duelo diario. El que piense que esto desaparece, se equivoca; quien crea que esto "se pasa", tampoco acierta; el que considere que esto se cura, se confunde también. Al menos bajo mi punto de vista, el duelo es eterno, me acompañará hasta el día en el que deje de respirar. Lo que sí he notado es que se ha ido transformando, se ha colocado considerablemente, para que en un proceso lentísimo e interminable, vaya doliendo "menos". No obstante, en algunos momentos que no pasaba nada especial, había un pico de dolor, sin saber por qué, sin venir a cuento, porque tocaba, sin más. Como una piedra en el riñón que no expulsas, y de cuando en cuando da una guerra que no veas y la lía parda por dentro, y duele una barbaridad, pues algo así, pero a lo bestia.

Seguiré celebrando tus 75, rozando los 76 años de vida. Y de esos, mis 40, rozando los 41, años de vida compartida. Sé que no demasiada gente puede haber vivido algo así. Y lo veo como una parte muy relevante de mi fortuna personal, esa riqueza que tiene que ver con las personas maravillosas que han sido, son y serán parte de mi vida. Mi red humana, o como queráis llamarlo. Esa que me une con hilos no tan invisibles a los que me importan. A aquellos por los que hago cosas que dije que nunca iba a hacer, o esfuerzos inimaginables. O simplemente estoy, lo mejor que puedo y siempre que puedo, acertando o metiendo la pata hasta el fondo.  

Esta vez no tengo ni pizca de ganas de escribir con nocturnidad, sería revivir más de la cuenta algo que, de por sí, nunca voy a poder borrar del todo. Aunque es verdad, puede que para que duela menos, mi memoria ha ido difuminando muchos detalles de aquella mierda de noche de hace dos años.

Y es lo que hay, no es resignación, es aceptar la realidad que a cada cual nos toca vivir, ni mejor ni peor que la de otros, es la nuestra, es la mía. No tenemos un reloj mágico para jugar con el tiempo, ni para retrasarlo ni para recuperarlo. Y, siendo sincera, no me apetece tirarme de los pelos por cuestiones que ya no tienen remedio. Sé que esto sería aplicable a varias etapas de mi vida.

Y en todo este tiempo ha habido un viaje a través de la tristeza, la rabia, la esperanza, la alegría, la melancolía,  la resiliencia, la empatía, la indiferencia, la ansiedad, el estrés, el agotamiento, la desilusión, la ilusión, el amor, el rechazo, la aceptación, el cariño, la confusión, la culpa, la nostalgia, el remordimiento, la seguridad, el miedo, la sinceridad, el apego, la soledad, la felicidad, la compañía...Y fijo que algo me dejo en el tintero. Habría sido capaz de escribir un diario de emociones que se basara en mi tránsito por este duelo, tan inesperado, tan jorobadamente fastidiado y complicado de soportar. Afortunadamente, el instinto de supervivencia y de creer que si él estuviera todavía aquí querría verme bien, han puesto más que un granito de arena cuando las fuerzas flaqueaban, y no han sido pocas veces.

Las lágrimas han sido a menudo mis compañeras. Incluso a la hora de escribir la gran mayoría de las entradas del blog en las que he mencionado a mi padre. Van conmigo, no me detienen, no me limitan. Simplemente brotan y no las detengo, porque no quiero ahogarme en ellas, no quiero que se enreden en mi garganta ni me inunden los ojos. Y por extraño que  parezca soy capaz también, a veces, de contenerlas. Para llorar cualquier día es bueno o malo. No soy de reprimir mis emociones. Y sí de compartir lo que me pasa, aunque por salud ese círculo cada vez está más apretado. Estoy más tranquila, y mi tiempo me ha costado.

Y ya está,  "brindo" por ti, papá. Ya sabes lo mucho que te recordamos y te amamos, hasta el lugar donde estés...y vuelta. 

No he pasado el segundo aniversario de tu pérdida como yo habría querido, para qué engañar a nadie, pero he contado con el cariño de muchos de los míos, y esa parte la agradezco mucho, de corazón. Gracias a los que hoy habéis estado pendientes y/o presentes, pese a haber insistido en lo contrario. Ojalá el tercero sea diferente, pero manteniendo el cariño de los que nos/te quieren.

Mi padre. Fotografías propiedad de Raquel Plaza Juan