viernes, 2 de abril de 2021

La emoción de recordar. Hace dos años...

 ...me encontraba en tierras sorianas. Fue la mayor aventura (locura tal vez) que he afrontado como docente. Marcharme cinco días (cuatro noches) con 13 de los alumnos de los que entonces era mi tutoría, el 5ºC del "Fili" de Guijuelo al CRIE de Berlanga de Duero (Soria). Fueron unos días intensísimos. Un no parar de actividades, muy bien organizadas por cierto. Un aluvión de emociones. Muchas risas, algunas lágrimas (principalmente de mis peques, porque añoraban a su mamá, papá, hermano, hermana...Su hogar). Y, por encima de todo, cariño en cantidades brutales. Hasta ese momento, nunca me había sentido tan querida (excepto por mi familia y mis amigos). Pero tanto cariño, tan concentrado y de tantas personitas distintas, jamás. Y por eso dos años después lo sigo recordando. Por muchas veces que os dé las gracias, nunca me parecerán suficientes. Os quiero (a toda la clase), sin más, no hay vuelta de hoja.

Monté en el autobús de ida al CRIE más nerviosa que un flan, lo disimulé como pude, para tranquilidad de los niños y de sus familias. No soy amiga de la improvisación e intenté llevarlo todo bien "atado". No obstante siempre surgen cosas que hay que resolver, sin preparación previa, y casi sin tiempo para pensar. Pero pese a todo, me parece que salió bien, muy bien. Debo repetir que hubo un antes y un después en el grupo tras el CRIE. Fue curioso porque también noté distintos a algunos de los niños y las niñas que no habían ido (por decisión suya o mía, por el carnet de puntos). Creo que el CRIE unió un poquito más el grupo y lo que quedaba de curso aprendimos a vernos los unos a los otros con ojos diferentes.

Me di cuenta que es un riesgo tremendo estar tan pendiente de los alumnos y tan lejos de nuestras casas. Una cosa es la teoría y otra verme allí, en tierras sorianas, con ellos. Por eso el curso pasado, aunque hubiera podido ir con los alumnos de 6º  del  "Fili" de Béjar, preferí quedarme callada. Creo que las cosas llegan en el momento que tocan, no cuando pensábamos. El destino me reservaba esa vuelta al "Fili" de Guijuelo después de un curso nefasto, no por el alumnado precisamente, en otro centro de otra localidad. Fue un año para renacer, arriegarse y disfrutar de lo que hago con una ilusión bestial. Por eso me lancé a solicitar el CRIE, sin haber tenido tiempo de conocer a mis alumnos. Y gané, vaya que sí.

Y si las circunstancias mejoran, quiero pensar que algún otro año volveré al CRIE. El anterior no me apetecía, no era tutora de esos alumnos. Y, lo más importante, tenía el viaje con los niños de Guijuelo demasiado reciente, no quería volver tan "pronto". 

Con la excusa del segundo aniversario, he vuelto a ver todas las fotos...¡y los vídeos de los bailes! Y no, no he llorado, pero era consciente de estar sonriendo permanentemente y me he reído mucho con los vídeos. A los que estuvisteis allí conmigo, os "invito" a echar un vistazo a las fotos y los archivos que todos vosotros tenéis. 





Fotos propiedad de Raquel Plaza Juan.

Y ya, lo que toca ahora es seguir exprimiendo cada día de vacaciones. Y como esta mañana me comentaba una amiga, "en esta vida todo llega y todo pasa, incluso la propia vida." Como siempre hay mucha sabiduría y cariño en tus palabras.

Disfrutad, siempre hay algún motivo para sonreír.

Os dejo una versión de una canción de Aute, en el primer aniversario de su fallecimiento..."Pasaba por aquí".

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