miércoles, 29 de enero de 2020

Volviendo a coger el altavoz

He empezado la entrada que veis ahora ya tres veces, quiero pensar que esta vez sí, a la tercera va la vencida. No quería comenzar desgranando uno a uno los motivos del mal sabor de boca que, por algunas razones, me estaba dejando el mes. Más que nada porque haciendo un repaso mental, siguen pesándome más los motivos para estar contenta, muy contenta. No obstante, puedo decir en voz alta, incluso "a grito pelao", que enero no me gusta, y cada vez menos.

Me da rabia tener el blog medio abandonado, pero tengo muchas cosas en las que invertir el tiempo y, a veces, si las opciones eran el blog o descansar, he elegido la segunda.

Así que en vez de llenar esto de quejas, voy a plagarlo de cosas más agradables. Y recurro, aun a riesgo, nuevamente, de repetirme como las lentejas, a una de mis palabras favoritas.

Gracias a la gente que hace por entenderme, que no me mete prisa, y pone su mano en mi hombro sin empujarme, únicamente para poder saber que tengo su apoyo, que están ahí.

Gracias a las personas con las que me apetece hablar de todo y me dan la oportunidad de hacerlo, poniendo sus oídos u ojos atentos, y además me regalan con su sinceridad directa, sin florituras, pero con cariño, o así la percibo yo.

Gracias también a quienes me enseñan el enorme valor de saber esperar (siendo como soy tiene un mérito tremendo por su parte), y de respetar el ritmo de cada cual. Está claro que todos los días se aprende una lección.

Gracias a los que sepan o no lo que quiere decir la palabra empatía, demuestran una capacidad empática asombrosa, y hacen que siga manteniendo la fe en las personas (no es nada fácil).

Además gracias a los que me cuidáis, me hacéis saber, a vuestra manera, que estáis "aquí",  me animáis cuando me empecino en ver todo gris o me agobio sin problemas "de verdad."

Y corto ya las gracias por hoy, porque estas cosas mejor decirlas en persona a cada cual, ¿no os parece?

Este año, por circunstancias, que son necesidades de centro, he sustituido en Infantil más que nunca. Esta semana la más reciente. De repente, sin darme cuenta, en el aula de 3 añitos, allí estaba mientras tenían "juego libre." Contemplé cómo sacaron una caja, con piezas con formas geométricas amarillas, rojas y azules. Y todo empezó a cobrar vida, los peques convirtieron esas piezas en animales, una ciudad, un teléfono y otras mil cosas. Y ahí estaba yo, ensimismada, con los ojos como platos, pensando en la magia de la infancia. Me sentí una privilegiada. Es una suerte descomunal poder contemplar el mundo a través de los ojos de un niño, sea de la edad que sea. Os invito a hacer como esos niños  y niñas, intentad no perder la imaginación, creatividad y esa capacidad de asombro por lo que nos rodea.

Y con todo eso en mi cabeza quiero cerrar esta entrada. He vuelto al blog y...con muchas ganas.

1 comentario:

  1. Por fin vuelvo a leer! Yo sí que te había abandonado 😔. Me encantan tus frases y lo de los peques... En fin, el jaleo de 3 años no sé si lo quiero 😉

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