jueves, 2 de junio de 2022

MONSTRUO ROSA

El domingo pasado me escapé a Madrid para empezar a disfrutar en la Feria del Libro. Una de las joyas que me traje es "Monstruo Rosa", de Olga de Dios. En la contraportada de este libro dice: "Un cuento para entender la diversidad como elemento enriquecedor de nuestra sociedad."

Según la RAE, 

diversidad

Del lat. diversĭtas, -ātis.

1. f. Variedaddesemejanzadiferencia.

2. f. Abundanciagran cantidad de varias cosas distintas.

Hay días en los que siento que puedo y debo hacer algo más. No basta con mirar los toros desde la barrera, en algunas ocasiones debemos saltar al ruedo, y aprovechar, cada uno, nuestro lugar. De ahí esta entrada.

A cualquiera que en algún momento de su vida se sienta "Monstruo Rosa":

Querido tú, o querida tú, el género es secundario:

Esta carta va dirigida "a los distintos". Algunos pensarán que al fin y al cabo todos somos distintos, razón no os falta. El problema es cuando otros se empeñan en recordarnos por qué somos distintos. Y tratan (a veces lo consiguen) de hacernos sentir que lo que nos hace diferentes es algo malo. No se dan cuenta que las diferencias, efectivamente, nos enriquecen, y deberían enfocarlas como algo que sume, nunca, jamás, como algo que reste.

Desde hace muchos años, en realidad desde demasiados, de vez en cuando, otros me han hecho sentir distinta. Y no para bien precisamente. Recuerdo cuando un maestro del colegio, nos pesó en clase, y los sudores que pasé al tener que subirme en esa báscula. Creo recordar, María Teresa si estoy confundida corrígeme, que aquello sucedió en 5º de EGB (equivalente al actual 5º de Educación Primaria. Mi mayor preocupación no era el número en sí que marcase la báscula, sino que otros lo vieran y los comentarios que podían hacerme. Luego la memoria selectiva hace que tenga recuerdos algo difusos, pero el caso es que acabé sentada en una silla del aula, con un pupitre delante, resultó ser una especie de escudo/barrera,  frente a mis compañeros, llorando, de lo mal que me sentía. Y el tutor haciéndome preguntas delante de ellos, que quién se metía conmigo, qué era lo que me decían, etc. No atino a recordar lo que dije, siempre he pensado que la naturaleza es sabia. Muchas veces me siento "Monstruo Rosa" por el sobrepeso. Cinco letras, GORDA, el daño tremendo que pueden causar. Si analizo ahora cómo actuó el tutor, creo que se confundió, metió la pata hasta el fondo. No había necesidad de pesarnos delante del resto de compañeros. Aunque eran tiempos analógicos, obviamente el que estaba junto a la báscula podía soplarle al resto lo que marcaba la báscula según quién estuviera encima. No recuerdo la cifra, solo mis lágrimas al poco de bajarme de ella y volver a mi pupite, y en algún momento hasta me costaba hablar porque la voz casi ni me salía. 

También me parece que no tuvo la mejor idea situarme frente a la clase, pudo haberme ahorrado muchas lágrimas. Era un maestro de los de toda la vida, creo que sigue vive, o quiero pensarlo, aunque con certeza no lo sé. Si así es rondará los cien años. Paradójicamente es el maestro del que mejores recuerdos guardo. Fue muy estricto, pero aprendimos con él una barbaridad, especialmente en cuanto a organización, de estudios, cuadernos y todo. No le guardo ningún rencor. Aunque conmigo esa vez no acertase, hizo muchas cosas buenas, acertó muchísimas veces en otras situaciones del aula y, todos metemos la pata, eso desde luego. Lo que nos distingue es qué hacemos después de ser conscientes de haberla metido.

Cuento esto porque me apetece, y punto.

Reconozco que esa diferencia, estar gorda, ha supuesto un lastre considerable para según qué cosas. Me llenó de inseguridad en muchos aspectos, y no me permitió disfrutar determinadas etapas. Es complicado de explicar, más todavía cuando no hay vuelta atrás, pero siento que me quiero mucho más que entonces, y que hago lo que puedo por vivir cada día como me apetece, a mí manera, para ser lo más feliz que pueda. La vida es una, me habréis leído muchas veces aquí lo de no creer en resurrecciones. Por eso hay cuestiones que me tocan las fibras y me molestan lo que no está escrito.

Cuando hace unos años estuve en el instituto de Guijuelo, el "Vía de la Plata", recuerdo cuál era mi mayor preocupación en los claustros. No tenía miedo a que me preguntasen algo, a tener que dar mi opinión en ellos (ni mucho menos en las sesiones de evaluación). Mi temor era no caber en la silla, tal cual. Investigando, descubrí que en el salón de actos del primer edificio, en el que hacíamos los claustros, solo había sillas de las que tienen una especie de mesa pequeña incluida, de las que se levantan o se colocan con un brazo articulado. Me di cuenta que las sillas para zurdos, tenían al lado contrario la mesa, y había más espacio entre la mesa y el asiento de la silla. De ahí que tratara de llegar de las primeras y "coger sitio" sitio para zurdos, siendo yo diestra.  Lo mismo me pasa con las terrazas de los bares. Pongo la excusa de la comodidad o falta de ella, pero la verdadera razón suele ser lo anchas o estrechas que son. Es un alivio sentarme en una silla de una terraza y comprobar que quepo sin problemas. Son solo pinceladas, pero quiero compartir parte de mis inseguridades respecto al físico. Y lo cuento ahora porque es cuando lo puedo contar. Ahora me miro en el espejo con mucho más cariño de antes, me cuido mucho más (aunque tenga mis días), y he aprendido a relativizar bastante, y me ha costado mucho esfuerzo, tiempo y de todo, pero que mucho, llegar a este punto. Aclarado, porque a mí me apetece, el porqué yo a veces me siento "Monstruo Rosa", prosigo.

Sabéis que soy docente, del pequeño porcentaje que está en esta profesión por vocación y no por otras razones. No soy por eso mejor ni peor, soy distinta, cada cual a su manera. Me enervan las injusticias, quizá porque las he sufrido por varios motivos en mis carnes, y nunca mejor dicho, y desde hace ya la pera de años, he hablado a mis alumnos de las palabras mágicas, y quizás mi favorita sea EMPATÍA. El mundo sería mucho mejor si todos pusiéramos un pelín más de nuestra parte para empatizar. Y hay cuestiones en las que se me antoja francamente difícil intentar sentirme en otras pieles.

Pero lucho cada día porque mis alumnos sean personas empáticas, lo consiga o fracase de manera estrepitosa. Llevo el RESPETO por bandera, hay fronteras que nunca debemos traspasar, nadie, ni docentes, ni familias, ni alumnado, sin excepción. Y volviendo a Guijuelo, e el instituto cambié el chip con los adolescentes (o pre, en proceso je je). Me di cuenta que es imprescindible NO JUZGAR, no juzgar a nadie, pero a ellos menos todavía, porque están en un periodo en el que a mí me parecen muy vulnerables. Eso sí, de poco sirve todo esto si solo es en los centros educativos (y esto desgraciadamente según con quién des y lo que quiera implicarse). Influye mucho la familia y los valores que les hayan transmitido, y las compañías. Para los niños, niñas, preadolescentes y adolescentes, los amigos son uno de sus mayores tesoros, y probablemente su referencia para casi todo. Según las que sean, puede tener cierto peligro. Soy anti borreguismo, no me gusta dejarme llevar, ni hacer algo porque lo hace la mayoría o porque es lo que se supone que debería hacer. Muchos pensarán que soy protestona, más bien me considero luchadora, y me cuesta morderme la lengua contemplando determinadas estampas, y si se tratan de injusticias (a mi entender claro), pues no suelo quedarme quieta. Un compi del "Paco Viruta" me llamó "abogada defensora" durante un tiempo. Él se metía con algunos sin ton ni son, y yo le llamaba al orden. Decía "Ya está aquí la abogada defensora..." Pues eso.

El martes una compañera con la que espero coincidir en otros destinos, me preguntaba sobre cómo enfocar todo lo referente a las emociones de cara al aula. Cómo podía trabajarlo con los alumnos, a través de qué recursos...Fue una conversación breve, aunque podría estar horas hablando de algo que me apasiona. Algo de lo que no sé si controlo mucho o no, pero sí es una de mis señas de identidad docente. Mentalmente fue un paseo por el "Taller Emociónate" o las "Pinceladas de emoción". Hablamos de la importancia de implicarse. Un maestro no puede pedirle a sus alumnos que hablen sobre emociones y quedarse a un lado, contemplando la escena, sin más. También de la importancia de intentar que primero cada cual piense en uno mismo, y luego ya comparta, siempre de forma voluntaria, la parte que a él/ella le apetezca sobre lo reflexionado. Y esa implicación supone un conocimiento muy grande de uno mismo, y exponernos de alguna manera, porque vamos a dejar que nuestros alumnos nos vean con muchas menos capas. Y eso cuesta, debemos ser generosos. Daremos en el clavo algunas veces y fallaremos otras tantas, y no pasa nada. Entre mi retahíla de palabras mágicas están también GRACIAS, LO SIENTO y POR FAVOR. Las empelamos mucho menos de lo que deberíamos, entono el mea culpa. Gracias a los que generosamente participasteis activamente en aquellas sesiones, tanto las citadas aquí como las que no, porque he tenido de destinatarios alumnos de muchos centros diferentes. No sé si os sirvieron o no, ojalá sí. El LO SIENTO o PERDÓN, va también para vosotros. Lamento de corazón si alguna vez os hice daño con lo que dije o hice o no supe estar a la altura. En varios centros educativos me he enfrentado a muchas situaciones novedosas, y a veces creo que las novatadas se pagan. Intenté todo lo que se me ocurría y veía asequible, no sé si fue suficiente. Y respecto al POR FAVOR, ojalá cada uno recuerde con cariño al menos alguno de los momentos compartidos tratando de conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás. Os pido que hagáis un esfuerzo y por favor quedaos con lo bueno de cada etapa, sea reciente o no.

Por eso, retomo la dedicatoria inicial, querido "Monstruo Rosa". Me importa un bledo qué es lo que hace de ti alguien "distinto". Ya he explicado qué hace que yo me sienta y vea diferente. Así que sea por aspecto físico, creencias religiosas, orientación sexual, país de origen, circunstancias económicas, circunstancias familiares...o lo que sea, quiérete. Sí, quiérete, busca tu lugar en el mundo, todos lo tenemos. Mira a tu alrededor y observa cuánta gente te quiere y te apoya. Confía en alguien cuando necesites compartir aquello que hace que sientas que no puedes respirar. No estás solo (o sola), da igual. Abraza tu diversidad y disfruta tu vida, vívela siendo fiel a ti mismo. No aguantes desprecios, injusticias, faltas de respeto del tipo que sean...Alza la voz, acéptate, mírate con cariño, por dentro y por fuera. Y abraza la vida, porque solo es una, y no me gustaría que te lamentases el día de mañana por no haber aprovechado el hoy.

Seas como seas, tú vales mucho, no permitas que nadie intente hacerte creer lo contrario. Gordos, flacos, altos, bajos, "feos" (el concepto de belleza da para una novela extensa, hoy no va a poder ser), gais, lesbianas, transexuales, bisexuales, musulmanes, gitanos, extranjeros (ahora recuerdo la letra de una canción de Bunbury, "...Porque allá donde voy, me llaman el extranjero. Dónde quiera que estoy, el extranjero me siento..."), personas con pocos recursos económicos...

En la mano de todos está hacer de este lugar llamado mundo un sitio más habitable. Así que ya sabes, "Monstruo Rosa", estoy segura que encontrarás a mucha gente que sepa apreciar lo especial que eres, seas somo seas. Personas dispuestas a caminar a tu lado, escucharte, decirte una palabra de aliento o darte un abrazo. Por mi parte, ya sabes dónde estoy, y he tardado mucho en encontrar mi sitio.

Si conocéis a algún "Monstruo Rosa", os invito a compartir esta entrada, si creéis que de alguna manera puede servirle. Una vez un profe de Comunicación, cuando ya no era mi profe, me dijo, "Lo que no te hunde, te hace más fuerte." Desde luego, Javier Frutos...¡Cuánta razón! 

Os dejo un vídeo con la historia de "Monstruo Rosa":

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