sábado, 11 de junio de 2022

EMOLECTURAS 15: PAN CON ACEITE Y MIEL

 ¡15, la niña bonita! Llega la decimoquinta recomendación de la sección "Emolecturas". Viene de la mano de Ianire Doistua (texto) y Patricia González (ilustración). Como ya sabréis los que habéis leído la entrada anterior, es una de mis adquisiciones de la Feria del Libro de Madrid 2022. No tenía ni idea de la existencia de este libro. Una jaula con mariposas tiene la culpa. La caseta donde lo compré (y me lo dedicó su autora), estaba decorada con jaulas y mariposas pegadas en la parte exterior de las mismas. Me pareció muy bonito, aunque jamás lo pondría en mi casa para decorar porque eso debe atraer el polvo que da gusto; y aproveché para hacer unas fotos. 



En ello andaba cuando me encuentro con la firma de una autora, para mí desconocida, llamada Ianire. Está dedicándole una novela suya a una persona que la admira. La autora le explica de qué va "Pan con aceite y miel", y ahí ya, caí. Caí porque como le expliqué a ella, soy maestra, adoro  incluir en mis clases la educación e inteligencia emocional (en realidad están siempre, nos demos cuenta o no) y, además, existe este blog para recoger todo lo que me apetece sobre el tema. Me convenció sin ni siquiera estarse dirigiendo a mí. Al contarle la retahíla anterior (a qué me dedico, lo del blog, y la educación emocional), me habló de su libro con más detalle, y sin ninguna duda, ya es parte de mi "biblioteca emocional", para las aulas en las que esté, pero también para mí. Al fin y al cabo, dicha biblioteca sale íntegramente de mi bolsillo, y llevo muchos años creándola. Gracias Ianire, hacen falta autoras como tú.

"Pan con aceite y miel" habla de la muerte, sin eufemismos. En las primeras páginas nos cuenta todas las cosas que hacen juntos un abuelo y su nieta. De repente, un día, van a casa del abuelo...pero él ya no está. Ahí el color desaparece de las ilustraciones, solo queda el de las mejillas de los personajes. La niña nota muchos cambios ante la ausencia de la abuelo, pero nadie le cuenta nada. Hasta que un día su padre le explica que su abuelo ha muerto, sin florituras.

La niña vuelve a hacer las cosas que compartía con su abuelo, por ejemplo regar las plantas, darle de comer manzana a Pau (un pájaro),  recordar momentos vividos con él, ver fotografías,  y sueña con su abuelo...Un día su padre le pregunta si seguía triste, y ella le sonríe con la boca llena de pan con aceite y miel (lo que a su abuelo y ella les gustaba desayunar).

Creo que la historia tiene una delicadeza impresionante, una ternura infinita, y visualmente, en la sencillez está a veces la clave del éxito.

Por eso quería que formara parte de mi "biblioteca emocional" y estuviera además, presente en las "Emolecturas".



Os animo a llevar al aula esta preciosidad de libro. Como siempre, no actuéis a ciegas, conoced bien antes al grupo al que vais a contársela. Informaos de si esos niños o jóvenes han vivido el fallecimiento de algún familiar cercano, o alguna persona que, fuera familia o no, resultase muy importante en su vida.

Y desde luego, participad vosotros. Los alumnos necesitan que vosotros seáis parte de eso. No uno más, porque somos los adultos, pero sí estad presentes de una manera activa, no basta con ser meros espectadores. Cualquier tema puede ser tratable con respecto, tacto, escucha y paciencia. De verdad, sin líneas rojas. Aunque resulte pesada, si conociendo bien las características humanas del grupo dudáis, por si hacéis daño a alguno, dejadla a un lado, o para otro momento. A veces un libro puede no servir en un momento del curso, pero sí resultar apropiadísimo para otro. Aprended a escuchar lo que la clase demanda de vosotros, con palabras o sin ellas, hay muchas maneras de "decir" las cosas. A mí me ha tocado modificar muchas sesiones del "Taller Emociónate", "Pinceladas de emoción"...por lo que pasaba en cada momento en el aula.

Si uso este libro, no lo presentaría como "Hoy vamos a hablar de la muerte", ellos mismos, da igual la edad, van a deducirlo. Muerte, tristeza, melancolía, rabia, amor...No es un libro solo de la muerte. Alrededor de ella hay muchas otras cuestiones, relacionadas con ellas y que ayudan a comprenderla un pelín mejor. Al fin y al cabo ¿por qué a veces duele tanto la muerte de alguna persona? Si nos duele es porque era muy importante para nosotros, muy significativa en nuestra vida. Si nos duele es porque había un fuerte vínculo con ella, había amor. Estos solo son ejemplos, no pretendo reflejar aquí todo lo que pienso, prefiero dar pinceladas, y cada cual que lo lleve a su terreno, y lo modifique o use como quiera.

Los alumnos pueden hablar de muchos temas después de haber escuchado "Pan con aceite y miel". Podéis darles una batería de ideas, y la libertad para que cada uno haga la que quiera, o se invente otra distinta. De las que tenía en mente, he elegido cinco, no quiero saturar:

1_¿Cómo dibujarías la muerte? (Forma que tendría, colores...)

2_Mapa mental sobre la muerte. ¿Qué palabras asocias con ella? (Pueden ser distintas categorías gramaticales: sustantivos, verbos y adjetivos. Solo pondría estas tres).

3_Música. ¿Conoces alguna canción que te recuerde a la muerte? (Ojo, quizás elijan canciones que tenían que ver con personas que ya han fallecido, hay que intentar entender por qué seleccionan una canción y no otra).

4_Lugares. Puede haber un sitio, sea grande o pequeño, que te recuerde a alguien que ha muerto. Y eso no tiene por qué ser algo negativo. Si me tocara participar, mencionaría al "Bécquer". Hace mucho que no voy y supongo que sigue necesitando una renovación de sus sillones de mimbre (y prioritaria reforma de los baños). Pero para mí el "Bécquer" (una cafetería muy céntrica de Salamanca) es sinónimo de Alejandra, de una amiga que ya no está. Como siempre quedábamos en la puerta Zamora, y el Bécquer está tan cerca de ese punto, muchas veces íbamos allí a tomar algo y charlar. Y no lo recuerdo como algo triste, sino muy bonito. Allí hemos compartido muchas risas, lágrimas, confidencias...

5_Objetos. Para esto necesitamos distintos momentos, uno de toma contacto con la historia de "Pan con aceite y miel", y un segundo para poder compartir objetos que, por la razón que sea, nos recuerden a los que ya no están. Como con todo, animad pero nada de obligar, si no les apetece, no insistáis, ni con esto ni con nada. No hay que forzar nada. Dejadles libertad, ellos mismos decidirán cuándo quieren hablar y cómo van a hacerlo.

6_Los cinco sentidos. Si recordamos a alguien que no está, esos recuerdos están relacionados con los distintos sentidos (un olor que nos recuerde a esa persona, un sabor, un sonido, algo relacionado con el tacto o algo que tenga que ver con la vista). A lo mejor al recordar a esa persona que ha muerto lo primero que recordáis es algo relacionado con el tacto, como las caricias; con la vista, como su manera de sonreír; el oído, como su voz...

No digo que tenga razón. Nadie está en posesión de la verdad. Yo uno la muerte de alguien a quien quiero con todo lo que he expuesto antes, me hace falta. Sí he necesitado pasar un periodo de duelo, y llorar, llorar mucho, incluso cuando esa muerte no era algo relativamente reciente. Pero al final me he agarrado a los buenos momentos compartidos con esas personas, a la creencia de solo tener esta vida, y a la necesidad de disfrutarla. Tal vez no me explique bien, la vida es una, y nos da golpes de muchos tipos y en distintos momentos. Pero siento la necesidad de no hundirme nunca (no siempre lo consigo), de salir a flote y vivir, con la ausencias y pese a las ausencias. Y me siento muy afortunada por todos los que van compartiendo la vida conmigo, incluso por los que murieron (por la suerte de haber recorrido algunas etapas con ellos), o por los que se quitaron de mi camino (o fui yo la que los apartó, de todo hay).

Y sí, la vida y la muerte están tan relacionadas, que taparla, ocultarla, ignorarla, negarla...me parece un error. Vivamos, aun sabiendo que esto un día se acabará. O precisamente por eso, vivamos con más ganas. 

Si os apetece compartir alguna reflexión sobre todo lo que he contado en esta entrada, sea sobre la vida, la muerte, o de lo que sea, siempre serán bienvenidos vuestros comentarios.

Y que nada ni nadie os diga cómo tenéis que vivir. Es imprescindible que sintáis que el timón de vuestra vida lo lleváis vosotros, aunque a veces no lleguéis donde esperabais.

Encantada estaré de leeros, y contestad a vuestras aportaciones.


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