martes, 18 de octubre de 2022

Va de contrastes

Esta entrada del blog lleva días "en el horno". Ha sido un guiso lento, a ratitos, cuando podía y tenía ganas.

La vida está llena de contrastes. Y aquí hablo sobre dos que se produjeron el mismo día. Un choque de trenes en toda regla.

El primero: una amiga (maestra) comparte en Instagram un reel de Pilar Rubio. Se trata de un corte de la entrevista que le hicieron en el programa de La Resistencia, el pasado 11 de octubre. Por si acaso estaba descontextualizada, he buscado los casi doce minutazos en los que Pilar Rubio, intentando echarle un capote a Juanma Castaño (parece ser que en una entrevista previa, Castaño afirmó no saber el curso en el que está su hijo), se mete en un jardín mayor, el de las reuniones con los profesores. Pensar que una "reunión con los profesores" es un "día libre para los profesores", demuestra una ignorancia infinita. Querida Pilar, se nota que no tienes ni idea de lo que es la docencia. Salvo que en Francia sí sea un día libre para los profesores (no es así). Lo mismo que decir que a ver qué te van a contar estando solo en octubre, porque acaba de empezar el curso. Igual que el presentador, David Broncano, diciendo "de esos niños no hay nada que decir" (al haber escuchado justo antes a Pilar Rubio las edades de sus hijos: 2, 4, 6 y 8 años). Lamentable...Y al final dice Pilar, "pero bueno...hay que escucharles" (con cierto tono de resignación). Todo eso en menos de los dos primeros minutos del vídeo que dejo por aquí:

No aspiro a que me lean ni uno ni otro, pero sí me apetece, y mucho, puntualizar algunas cuestiones. Más que nada por el público que viera el programa o los que hayan visto el fragmento al que hago referencia. Y no sé vosotros, pero me quedé ojiplática y pegué un respingo de mi asiento.

Jamás una tutoría con una padre/madre es un "día libre para el profesor". De hecho si por cada tutoría con una papá/mamá, ambos u otras combinaciones, me dieran un día libre, no sé cuántos meses habría acumulado desde mediados de abril de 2008, especialmente cuando he sido tutora o maestra de Compensatoria. Nada más lejos de realidad. En nuestro horario tenemos una hora semanal reservada a la atención a padres. Con la pandemia las tutorías pasaron a ser vía "Teams" o telefónicas mayoritariamente. Al "WhatsApp" me negué, nada de un grupo de difusión por esa vía. Reconozco que en algunos casos sí he dado mi móvil personal, pero suelen ser casos puntuales, y porque me convencía que era para salir ganando todas las partes. Alguna vez me he dado cuenta de la metedura de pata que ha sido. Y otras del acierto que supuso. Pero no de entrada y a lo loco, mi móvil es mi móvil, es mi número personal, no tengo uno "de trabajo". Afortunadamente desde el curso pasado, en muchos centros, se recuperaron las tutorías presenciales. 

Para mí las tutorías de padres son tan necesarias como delicadas. Parto de la convicción de considerar que un hijo debería ser lo más importante del mundo para un padre/una madre. Y por eso son también delicadas, porque hay que ser muy cuidadosos con lo que decimos y cómo lo hacemos. A veces aunque lo seamos, un padre/madre ya viene de casa con la retahíla de lo que va a contarnos, sin escuchar lo que decimos. Otras muchas, menos mal, escuchan y colaboran. Hay algunas personas con la piel muy fina, pero la mayoría saben perfectamente lo que tienen en casa y no hay venda que quitar. 

A mí siempre me ha parecido indispensable que padres y docentes estemos en la misma sintonía. Si damos mensajes coherentes y no contradictorios a sus hijos (nuestros alumnos), habrá más opciones de conseguir que el curso marche bien (para unos y otros). Hay mamás/papás que desde el minuto 0 son francos, te dicen lo que hay (para bien o para mal), y se muestran colaboradores. Y además de mostrarse así, lo demuestran cuando pasan los días, incluso los meses, y ves que cuando hay una nota (positiva o negativa) la agenda viene siempre firmada al día siguiente. O que si les citas para una tutoría, buscan la manera de poder ir. Y si ha pasado algo "malo", se preocupan y se interesan en escuchar la versión del "profe", y no solo la de su hijo/a ( probablemente consciente las posibles consecuencias negativas si ha hecho algo indebido). ¡Ah! Pese a tener una hora semanal destinada a dicho menester, hay momentos en los que o atiendes a las familias más allá de esa hora, o llega abril y no has logrado hablar con todos los papás. Y algunos les resbalará, pero a mí siempre me ha parecido indispensable tener una toma de contacto con todas las familias antes de inaugurar la segunda evaluación.


Además de todo lo anterior, de vez en cuando hay urgencias. Puede haber asuntos urgentes que tratar por algo que haya sucedido en el centro educativo y/o en el seno familiar (o en el "parque" a veces; o por el móvil vía WhatsApp o Instagram, entre varios alumnos...Mil historias que no tienen lugar en el colegio/instituto pero pueden afectar, y mucho, a su comportamiento y rendimiento en el centro educativo). Y si algo urgente pasa, aquí cada docente es un mundo, pero a mí me gustar informar y estar informada. Siempre pido colaboración familiar, e intento contactar con las familias cuanto antes. Igualmente espero que si algo relevante pasa, seré conocedora de ello (aquí también de todo, como en botica).

Otras cuestión, da igual que estemos echando a andar, aunque solo sea octubre, sí es momento apropiado para reunirse con las familias. De hecho el inicio de curso es el momento ideal para hacer una primera reunión general, de toma de contacto, con todos los papas/mamás, y hablar de los temas importantes que conciernen a todos. Y exponer a grandes rasgos qué vamos a hacer y cómo. Y resolver dudas/preguntas de los papás. A mí, siempre que he sido tutora, me parece la reunión más importante del curso. Y luego ya, a partir de ahí, "cada maestrillo tiene su librillo". Opto por citar a todos los padres, uno a uno, a poder ser, durante la primera evaluación. Esto supone "comerme" una hora para otros temas, y ampliar, al menos a dos, las horas semanales de tutorías, al menos en la primera evaluación. No sé otros, yo suelo acabar agotada, pero creo que son muy necesarias y hay que hacerlas, porque pueden ser de gran utilidad.

Y como aquí no acaba la historia, siempre hay algunas mamás/papás que saben cuándo estás en el centro educativo, la hora aproximada a la que llegas, y aprovechan cualquier hueco para comentarte algo. Y allá queda en cada cual si recibir a esa mamá/papá o no. A mí me pasó bastante en Guijuelo, por cuestiones logísticas, llegaba muy pronto al cole, cosas del bus. Y claro, a las 8:30 más o menos estaba ya abriendo mi clase. Había personas que lo sabían e iban. La verdad es que ahí dependía de quién fuera. Si era una mamá/papá que me trataba con respeto, es lo que pasa en un porcentaje más elevado, sí solía recibirle, a pesar de tener que dejar de hacer lo que fuera (y de no haber comenzado oficialmente mi horario laboral). Llegó un punto que yo misma decidí sacarle partido a esa aproximadamente media ahora antes de las nueve, y convocaba a alguien que quería ver algún examen, comentarme algo...

De las tutorías por "Teams" pues, ¿qué decir? No vas a cortar a una mamá/papá cuando todavía tiene cuestiones que explicarte. Apechugas, sea la hora que sea. Las presenciales eran otra historia. Cuando dependía del autobús, ahí no me daba lo mismo. Habría sido curioso comparar las horas oficiales que debería haber tenido de tutoría en estos años con las que en realidad he hecho, me "sobran" una barbaridad. Y las volvería a hacer, pese a todo. Algunas me han hecho llorar. En casos contados no he podido aguantar las lágrimas delante de alguna mamá, papá. Hay días que pienso si me han confundido con una psicóloga, por lo mucho que descargan con nosotros. Luego me sereno y veo que con alguien tenían que compartirlo, y me ha "tocado" a mí, para bien o para mal. Seguramente alguna vez alguno habrá sentido lo contrario, que ha ejercido un poco de psicólogo conmigo. Y razón no les falta.

Sabéis que por encima de todo lo que más me gusta es ser tutora.  Es la persona sobre la que, bajo mi punto de vista, recaen más responsabilidades. Y es apabullante. Pero también suelen ser los que reciben más gratitud por parte de las familias, y de los alumnos, por supuesto. Pese a hacer de "polis malos" (lo de "poli bueno" es lo cómodo, fácil, bonito..."Leerles la cartilla" a los alumnos no es plato de buen gusto, pero cuando hace falta, pues se hace y punto. O cuando hay que celebrar algo bueno, desde el rol de tutora es más especial, siempre lo he sentido así. O desde Compensatoria, es lo único que se le aproxima un poquito.

Así que Pilar (Rubio) y David (Broncano), las reuniones con los profesores hacen mucha falta, no están para rellenar horario y no son para cogernos días libres. Y si ambas partes (docentes y familias) quieren, sí son productivas. No hay que asistir, presencial o virtualmente, pensando..."A ver qué rollo me cuenta esta hoy."  Escucha activa, empatía, apoyo, paciencia, esfuerzo, colaboración...El curso 2022-2023 acaba de empezar, pero creedme, ya hay mucho que decir. Estoy deseando empezar a conocer a mamás y papás, escucharles y que me escuchen. Y luego ya, mis días libres, pero no por reuniones con padres, ya decidiré yo cómo los disfruto y con quién. ¿Queda claro?

El segundo: recibo de muchas personas, el enlace a un artículo, también del 11 de octubre, de un maestro al que tuve la suerte de conocer en persona, Juan Carlos López. Se titula "La educación se está complicando". Podría haberse dicho más alto, pero no más claro. Aquí lo tenéis, maravilloso. La educación se está complicando_Juan Carlos López RECETAS PARA EDUCAR. 

Estoy de acuerdo con todo lo expuesto por el autor en él. Pero como el enlace con el artículo completo está a vuestra disposición, solo voy a poner aquí un fragmento, en el que habla de lo que se puede hacer.

¿Qué podemos hacer? Primero formar muy bien a los nuevos docentes, que los estamos formando muy pero que muy mal. La formación inicial, es muy deficiente.

Desde luego. He tenido únicamente alumnos de prácticas en tres ocasiones, la última bien reciente, el curso pasado. Las tres fueron experiencias muy positivas. Pero al hablar con ellos, al preguntarles sobre su experiencia en la universidad para estudiar Magisterio, he comprobado lo poquito que han cambiado las cosas desde 2003, año en el que finalicé los estudios de Maestra de Educación Primaria. ¡qué triste! En Educación se sigue viendo mucha teoría y muy poca práctica. No te preparan para estar en un aula. No te acercan a la realidad educativa de lo que es trabajar en un centro educativo, lo mismo me da CRA, CRIE, CEIP, IES...No abren la puerta a los maestros. Y señores, ya me habría gustado escuchar a algunos maestros, con experiencias educativas diversas, que nos hubieran hablado de su día a día, de cómo organizaban sus clases, cómo atendían a la diversidad...Y es que la diversidad es muy enriquecedora, pero necesitamos más medios para darle una respuesta educativa a la altura. Y no, los que tenemos habitualmente suelen quedarse cortos. La sensación de no poder llegar a todo, no poder hacer más, es muy desagradable. Ojalá los docentes futuros tengan que cumplimentar muchos menos "papeles" que nosotros. De corazón, quiero un futuro educativo mejor, y eso pasa, entre otras muchas reivindicaciones, por reducir el papeleo.

Me gusta pensar que algo, aunque sea como un grano de arena en la playa, podemos aportar a los futuros docentes, pero a la vez deseo aprender de ellos, son savia nueva y podemos nutrirnos con su creatividad, imaginación, manera de enfocar la docencia... Sin embargo, el tiempo que "pisan" las aulas de los colegios y/o institutos me parece insuficiente. Y que yo sepa, a nosotros, los maestros, no nos abren las puertas de las aulas universitarias de Magisterio. Resultaría muy positivo para todas las partes, dejar entrar en ellas a los maestros de distintas realidades educativas (CEIP, CRA, institutos...) y de cualquier especialidad.

Segundo, ¡¡Basta ya!! Hombre, ¡basta ya!, dejadnos en paz. Dejaos de hacer una ley nueva cada cuatro años, y mientras uno la hace el otro pone palos en la rueda para que fracase, sacando los Decretos tarde, mal y nunca.

Efectivamente, urge un pacto educativo que suscriban todos los partidos políticos. Un pacto que incluya unas líneas rojas, que no dependan de si gobierna uno u otro. A mí cada día me gustan menos las leyes educativas, porque me parecen bastante insensibles, poco realistas. Además es como si existiera una especie de competición a ver quién es el que introduce más términos nuevos y riza más el rizo. Al final, la sensación es de tener el mismo perro, pero con distinto collar. Lamentable.

Tercero, dejad de tener ocurrencias. Id de abajo arriba. Entrad en un aula, preguntad a los maestros, observad un rato y salid con los problemas anotados, y poneos a trabajar para dar respuestas a los mismos.

Eso, eso, os abro las puertas de mi clase, y una vez dentro, observáis, preguntáis, hacéis lo que queráis. Y así visitáis unos cuantos centros. Y preguntáis a los docentes, pero ojo, también a las familias, a ver qué os contamos unos u otros. A ver qué consecuencias sacáis a tenor de lo observado, escuchado, preguntado...¡Vivido!

Cuarto: hay que simplificar, y si vamos a meter novedades en la escuela, antes hay que quitar algo primero. Sino la escuela va a explotar.

Quinto, dado que la natalidad baja, y con la complejidad expuesta, necesitamos dos maestros por aula, es imprescindible un coteaching, con profesionales muy bien formados.

Me parece una propuesta interesantísima. En general, se necesitan más recursos humanos para afrontar los retos educativos que el día a día de cualquier aula nos plantea. Aunque como dice el autor, muy bien formados.

Dicen que la escuela es la segunda oportunidad para algunos niños, pues la primera que es en su familia en muchos casos no les vale. Por favor, hagamos que esta segunda oportunidad les merezca la pena.

 Tristemente, es así. Y el que no se haya dado cuenta no ve más allá de sus narices.

Ojalá los alumnos entendieran algún día, en algún momento de su vida, la oportunidad que la educación representa. La de puertas que se les pueden abrir si se esfuerzan, luchan, y aprovechan los años. Porque señoras y señores, guste o no, en España un chico/a debe estar escolarizado, obligatoriamente, hasta cumplir los 16 años. Y ya que tienen que estar...¿por qué no exprimir ese tiempo? De lo que hagan hoy dependerá su mañana. Estudiar no es obligatorio, pero sí me parece muy útil y necesario. Pese a que me tire de los pelos cuando veo que en algunos casos mi esfuerzo cae en saco roto, o tenga esa sensación, seguiré luchando para que mis alumnos saquen su mejor versión. Y sientan que pueden, que son capaces. Muchas veces han recibido mensajes muy negativos en algún momento de su vida escolar. Eso, por desgracia, resuena en su interior. 

Cada vez que veo un alumno que se pira (o lo intenta), uno que no da palo al agua cuando me toca guardia de aula y su profe no ha venido, uno que ni siquiera se molesta en escucharme, uno que ni saca el libro, uno que no muestra ni un ápice de interés...O uno que desaparece al soplar las velas de su decimosexto cumpleaños, siento que estamos fracasando. Sí, y no solo los docentes (maestros y profesores, incluyo a todos, todos tenemos nuestra parte de responsabilidad), también las familias de esos chicos. ¿Qué podemos hacer? En ello ando...A ver qué tal. No pienso perder la esperanza. ¿Y vosotros? Ojalá tampoco.

1 comentario:

  1. Gracias Raquel por explicar tan bien lo que muchos dudan, piensan y relatan. Aparte queda el ampliar nuestras supuestas elevadas vacaciones... y gracias por el texto de Juan Carlos López. Ojalá tanto el artículo como tu entrada lleguen a "altos" mandos y de verdad vayan a las aulas o al.menos, pregunten en las aulas...

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