domingo, 15 de enero de 2023

13 de enero...con dos días de retraso

Parece que sí, que hay un día para casi todo. Y como suelo centrarme en las mismas fechas señaladas, he querido variar.

El viernes pasado, 13 de enero, fue el "Día mundial de la lucha contra la depresión". 

Hace tres años, la OMS (Organización Mundial de la Salud) publicó una fecha que me pone la piel de gallina:  la depresión afecta a 350 millones de personas en el mundo. ¡Qué bestialidad!

Os dejo un vídeo, de la OMS, sobre la depresuón, no llega a dos minutos.


Además, quiero compartir con vosotros un par de infografías que explican cuáles son los síntomas de la depresión.



Me alegra comprobar que desde hace un tiempo, aunque no demasiado, la salud mental no es un tema tabú. Y la gente habla con relativa normalidad de ir al psicólogo y/o al psiquiatra, sea de manera rutinaria o puntual. 

Nunca he ido ni a uno ni a otro, si hubiera ido tendría unos conocimientos que no poseo, por eso me remito a otras fuentes, como internet, o al testimonio de personas que sí han acudido a esos especialistas. Por supuesto que no voy a mencionar a absoutamente nadie, agradezco su confianza y generosidad. Y me quito el sombrero ante ellas, porque fueron capaces de pedir ayuda (de un especialista) cuando sintieron, por la razón que fuera, que les hacía falta. Y ole por ellas, porque dar ese paso no me parece fácil. Nadie puede obligar a otro ser humano a ir a un psicólogo o psiquiatra. Nadie, lo repito, por muy fastidiado que veamos a alguien. El paso lo ha de dar cada uno, cuando sienta que está preparado para darlo. La verdad suelo tirar de empatía, y en ocasiones supone un esfuerzo tremendo, pero ¿cómo ayudar a quién no quiere? O no sabe cómo dar ese paso, por muchas pistas que pongamos a su alrededor. Hay momentos en los que el silencio se clava como un puñal en el corazón, por muy dramático que suene. Y es dolorosísimo ver que una persona que te importa está muy mal, pero no da el paso. Rechaza también ayuda no profesional y sientes que, día a día, se va hundiendo un poco más. Por eso este año me ha "dado" por  escribir sobre el 13 de enero. Os animo a intentar ver las señales en vuestros amigos, familiares, compañeros, pareja...Y en la medida de lo posible, porque no siempre se puede, si os escuchan, intentad hacerles ver la necesidad de visitar a alguien profesional que les pueda ayudar a flotar.

Como con el psicólogo o psiquiatra no tengo experiencia alguna, de ellos no puedo hablar. Pero he recordado mi primera visita a la nutricionista, muchos años antes estuve yendo cerca de un año a un dietista, en la sanidad pública, hasta que se jubiló y el hospital cerró el servicio. No recuerdo bien mi primera visita al dietista, me parece que fue en octubre de 2009. Sin embargo sí recuerdo a la perfección mi primera visita a la nutricionista, consulta privada. Recuerdo el miedo con el que crucé la puerta, el cariño y el tacto inmensos con los que me trató, y lo mucho que, pese a ello, lloré en la consulta (antes y después en mi casa, también). La verdad es que pese a la llorera, salí contenta. Sentía que empezaba a ver algo de luz al final de un túnel demasiado largo. Tenía que cambiar muchas cosas si quería obtener resultados. Ese comienzo fue durísimo pero muy gratificante. Empezaba a gustarme mucho más la Raquel que veía en el espejo, me sentía más yo. Tuve meses buenos y otros no tanto. En junio dejé de ir, estaba muy estresada con el final de curso y sabía que llevaba un tiempo sin hacer los "deberes". No es excusa, pero personalmente llevaba un tiempo feliz como una perdiz (¿cómo es eso? con el corazón contento), y paralelamente otras personas, con su manera de actuar, me estaban haciendo un daño tremendo, que me pasó factura, de las gordas, nunca mejor dicho. Siento que en breve, a lo sumo un par de meses, voy a retomar las visitas a la consulta de mi dietista, Estefanía. Y continúo sin tirar la toalla porque soy tozuda como una mula y la vida solo es una. Tengo muy claro lo que quiero, y también con quién quiero estar, y me importa un bledo la opinión de los demás. Cada cual que mire a su ombligo. Recuerdo todo esto porque aunque es muy íntimo, creo que puede ayudar a personas que estén pasando un mal momento, mala racha o llamadlo como queráis, y necesiten ayuda de otros, sea el especialista que sea. 

El verano de la pandemia volví a la piscina tras un tiempo sin pisarla, la playa sí. Este último, 2022, retomé la normalidad, yendo nuevamente con amigos. Puede parecer una chorrada, pero solo yo sé lo mucho que me ha costado dar ciertos pasos. Sigo agradecida con muchas personas, que me han brindado y siguen brindando su apoyo de forma incondicional, sin juzgarme. Gracias por tanto cariño, paciencia, escucha, amor...(Cada uno sabe qué puede haberme aportado de todo lo anterior).

Y como ya no puedo regresar al pasado, sonrío al presente, lo disfruto, intento aceptar todo lo que viene, y espero que el futuro me siga proporcionando motivos para sonreír, sé que también habrá momentos fastiadiados, pero pienso seguir flotando. No os tiréis de los pelos por lo que ya "no tiene remedio". En serio, nunca es tarde. Y si tenéis personas tóxicas a vuestro alrededor, apartadlas, por salud. La vida es una. El tiempo que nos queda en este mundo es finito, tiene un límite...Disfrutadlo. No os canséis de celebrar la vida. ¡Salud!

Esta vez no termino la entrada con una canción. sino con una charla de TED. Se llama "La vida está al otro lado del miedo." Y tanto.

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