jueves, 7 de septiembre de 2023

Caminando septiembre...

Este curso tripito destino, no sé si ya lo había dejado caer en el blog, seguramente sí. Me hace mucha ilusión poder estar en el "Salinas" un tercer curso. Me siento rara por llevar dos cursos seguidos sin tener que irme presentando a todo el claustro. Pero qué queréis que os diga, lo agradezco. Y este año, cuyo agosto empezó de la peor manera posible, con la muerte repentina de mi padre, agradezco todavía más ahorrarme eso de tener que romper el hielo con todo el mundo. Sobre todo porque todavía tengo todo muy tierno,  lo siento demasiado reciente, y podrían conocer una versión mía bastante mustia, pero es lo que hay. Ni me paso todo el día llorando como una plañidera, ni con una sonrisa de oreja a oreja, para qué mentir. Voy al ritmo que puedo, al que me permite ir asimilando lo que ha pasado y la vida desde esa noche de mierda (fui muy sutil), con perdón, del 1 de agosto. Y me sigue importando un bledo si a ojos de los demás eso es lento o rápido, porque no están en mis zapatos. No he calculado porcentajes de los suspensos en empatía. Aunque por otra parte, debería calcular también los que me han sorprendido, para bien.

El domingo por la tarde una señora que no tenía el gusto de conocer, pero que sí debe conocer a mis padres, me dio el pésame. Me preguntó si estaba mi madre bien. Salté como un resorte, creo que se me subieron las dos cejas, lo siento, no lo pude evitar. De verdad que una pregunta tan simple me resulta ahora muy inoportuna, fuera de sitio, molesta, inconsciente, y algo a lo que no me apetece un pelo responder. Ni si preguntan por mi madre, por mi hermano o por mí. Vamos tirando, y punto. Mi hartazgo por dar explicaciones es ya considerable. Lo siento, pero esa pregunta y pésames, que obviamente siguen llegando, lo único que hacen es más daño a una herida monumental, todavía muy abierta. Ya, la gente no la hace queriendo, pero es un chorreo diario de la misma pregunta una vez tras otra y los pésames, que me quitan las ganas de salir a la calle. De hecho a gente que no me importa un rábano, me han preguntado qué tal, y les he dicho que bien, sepan o no lo de la muerte de mi padre, no me apetece dar explicaciones. No tengo que ·"desnudarme" sentimentalmente con todo el mundo, ni de lejos.

Y pese a las adversidades la vida sigue, y qué bien. Aunque en momentos puntuales siga sintiendo esa especie de pellizco en el corazón, un dolor tremendo, tengo muchos motivos para ser feliz. Muchas razones para sentirme una persona muy afortunada. Y hoy porque es 7 de septiembre, y mañana porque es 8, y pasado será 9. Pero hoy quiero celebrar la vida y el amor. Porque no somos los que somos sin aquellos que nos aman. Sin los que nos sostienen en los momentos en los que nos sentimos más frágiles. En los que no tenemos ganas de nada y parece que nos cuesta incluso respirar. En los días negros con los ojos hinchados de llorar y llorar. En los ratos que nos sentimos pequeñitos. En los momentos en los que la tristeza se intenta apoderar de nosotros. Eso es lo difícil, amar cuando estamos hechos una mierda, cuando nos sentimos una mierda por dentro y/o por fuera. Cuando parece que no somos capaces de soportarnos a nosotros mismos. Porque a mí quererme en mis días alegres es mucho más fácil, dónde va a parar. Ahora ya, hacerlo en mis momentos bajos, es una tarea complicada.

Por eso hoy me apetece celebrar el amor y la vida. Porque lo importante no puede dejarse para otro día. Porque al final lo vamos dejando y ese día no llega, y tal vez cuando queremos que llegue ya es demasiado tarde. Por eso celebro lo afortunada que soy, y lo amada que me he sentido y me siento. Y soy de las que expreso lo que siento porque me nace, y porque me parece que la persona que nos arropa, sonríe en silencio mientras nos mira a los ojos, se merece oír a viva voz un "Te quiero", "Te amo".  U otras cosas que con otras palabras expresan lo mismo. Y por supuesto una frase muy usada, pero que siento de corazón: Gracias por estar en mi vida, y por quedarte.  Y sigue quedándote a mi lado. Gracias por todo lo que me aportas y lo bien que me siento a tu lado.



Si tenéis ganas de un viaje especial, no esperéis al momento perfecto, puede ser que no llegue nunca. Hacedlo en cuanto las circunstancias os lo permitan. A lo mejor sois vosotros los que debéis crear esas circunstancias. Si tenéis algún proyecto personal, del tipo que sea, esperando, igual os digo, no renunciéis a él, lanzaos e intentadlo. Si nunca lo intentáis no sabéis si lo habríais logrado, por difícil que parezca.  No hagáis partícipes de vuestro sueños e ilusiones a mucha gente. A veces es preferible que los conozcan cuando sean una realidad. Que os apetece escribir un libro, pues una vez que lo tengáis en vuestras manos, lo compartís con los demás. Y si os quieren se van a alegrar.

Para todos, la nota mental que os mando está clara: La vida es una, aprovechadla. 

2 comentarios:

  1. Desde luego querida Lourdes, lo es. Y tanto que lo es. La vida son granos de arena que se van colando entre nuestros dedos. Y se escapan. Toda la razón, es MUY urgente vivir.

    ResponderEliminar