jueves, 21 de septiembre de 2023

21 de septiembre. Y ya

Puede sonar a chunga lo que pongo a continuación, pero ni mucho menos. No recuerdo los años que llevo escribiendo en el blog con motivo del Día mundial del alzheimer. Podría tirar de hemeroteca, pero no tengo ganas. Pese a esta desgana sí quería seguir acordándome tanto de los enfermos de alzheimer como de sus familias y otros seres queridos. Siempre me ha parecido una enfermedad durísima, y lo que han contado o me cuentan de ella gente que la "padece" o "ha padecido" a través de algún ser querido, han ayudado a que vuelva a sentarme a escribir sobre ella.

Siempre me gusta compartir algo, sea un anuncio, un artículo, una canción, un "algo" que pueda resultar interesante. Y he encontrado en Youtube un programa maravilloso. Es de hace cuatro años, pero eso no le resta valor. Es duro, es capaz de arañar el corazón. Si pese a estas advertencias os animáis a verlo, espero que saquéis algo positivo de su visionado.Se trata del programa de Telemadrid "Eso no se pregunta", y es el que trata sobre el alzheimer. Dura 40 minutos. Me ha parecido interesantísimo, y ayuda a empatizar, tanto con los enfermos como con sus cuidadores, sean familiares u otras personas. Para mí es una gran desconocida, lo que pasa que nadie está libre de sufrirla y siempre he pensado que es una enfermedad durísima y muy dolorosa para todas las partes implicadas. Y sigo creyéndolo.

Ojalá se invierta más en investigar enfermedades como el alzheimer. Ojalá existieran más servicios públicos para familias y cuidadores. Hay muchas cuestiones olvidadas en la sociedad, y desgraciadamente el alzheimer es para mí una de ellas.

Una de las preguntas que aparece en el programa de "Eso no se pregunta" es esta: ¿Qué es lo último que olvidan los enfermos de alzheimer? Me quedo con la respuesta de un familiar: Lo último que olvidan, es el amor...Y aún así no lo olvidan.

Al final, el amor me parece la respuesta para todo. La herramienta para cualquier cosa. El instrumento para poder batallar con cualquier adversidad que la vida nos depara, especialmente con las inesperadas. Y sí, me refiero a la muerte repentina de mi padre, el pasado 1 de agosto. No me canso de repetirlo, porque me siguen preguntando: No, no estaba enfermo. Sí, muy joven, solo 75 años, a punto de soplar las velas del 76 (Tranquilo papá, no se quedaron sin soplar).  Hasta en el momento más fastidiado, con amor, todo se puede afrontar, aunque no podamos cambiar la realidad, por abrumadoramente triste que nos resulte, y de eso sí sé, me está tocando hacer un máster al que no me he apuntado. Y mi flotador está siendo el amor que tengo, el que doy y me queda por dar, y todo el recibido. Curiosamente el amor de mi padre, que es la ausencia que más me pesa y duele, me ayuda a salir a flote, aunque siga doliendo, aunque cueste seguir nadando. Y el de los que están aquí, conmigo, escuchando mis lágrimas, mis preguntas sin responder y mil cuestiones que no se te pasan por la cabeza hasta que te pasa algo así. Un tortazo del "destino" con la mano abierta de par en par. Y a veces no hay palabras, el silencio es la mejor respuesta. Pero cada persona es un mundo. Y comprendo que mi manera de sentir y de vivir este duelo, quizá resulte difícil de entender para muchos, pero no me quita el sueño, eso no, eso nunca.

Vuelvo al alzheimer, que me he desviado. Quiero aprovechar esta entrada para mandar un abrazo repleto de cariño, ánimo y esperanza, a todos aquellos familiares de personas dependientes, da igual la razón (alzheimer, párkinson, otra enfermedad o las circunstancias que sean que convierten en dependiente a alguien, de manera puntual o permanente). Y también a los que son dependientes, el motivo es secundario. Nadie está libre de serlo algún día. Ninguno lo estamos.

Mucha fuerza y extraer de la realidad que os haya tocado vivir lo bueno, porque siempre, repito, siempre, hay algo.

Y no quiero despedir esta entrada sin dar, otra vez, las gracias, por todo ese amor que he mencionado hace algunos párrafos. Especialmente a ese pequeño grupito de personas con los que me desnudo por dentro. 

2 comentarios:

  1. ¡Cuanta razón Raquel! El amor es la cura perfecta yo diría para "todo". En mi caso, mi abuela tiene alzheimer y hay días que no recuerda comer, en qué día o año vivimos, su cumpleaños... pero me llama la atención de que, aunque no se acuerde a veces del nombre de Triana, sabe que tiene una bisnieta. Y, dicen que recuerdan siempre lo de tiempos pasados, pero Triana llegó ya con principios de la enfermedad y me reconforta saber que, hay algo que hace que la recuerde. Eso sí, ágil está como la que más y es capaz de estar horas y horas jugando con ella tirada en el suelo, subirla, bajarla... y también cantarle la misma canción 50 veces seguidas. Un abrazo enorme!

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    1. Qué bonito Cris. Muchas gracias por el comentario, sabes que me hace especial ilusión que alguien se anime a comentar las entradas. Y además, en tus palabras hay mucha generosidad. Precioso lo que cuentas. La vida es amor, del tipo que sea. Sin amor nos falta el aire. Y me encanta que tu abuela juegue con Triana y le cante una y otra vez la misma canción. Un abrazo grande y a vernos en persona. Eres parte de mi fortuna. GRACIAS.

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