BIENVENIDOS a este blog.
En él me gustaría unir varias ideas, la principal, que para que exista una buena EDUCACIÓN, uno de los ingredientes principales ha de ser la EDUCACIÓN EMOCIONAL. Y una de las herramientas de esa educación es, la que denomino la "palabra mágica", EMPATÍA.
Espero que seas docente, madre, padre, alumno, o simplemente hayas entrado a "dar una vuelta", pueda resultarte útil y/o interesante su contenido.
Queda mucho por APRENDER, pero claro está, con EMOCIÓN.
No sé si habrá estudios o no, pero debería. Porque creo en el poder curativo de estar junto al mar. En la paz que puede transmitir escuchar el mar, sin más. Y ya si se puede, verlo, sentirlo, olerlo. Mirar a lo lejos y no divisar más que mar. Admirar el agua salada en sus infinitas tonalidades, con una paleta de azules y verdes que no se encuentran en las tiendas de Bellas Artes. Escuchar las gaviotas y otras aves, el sonido de las olas chocando con las rocas o acariciando la arena. Me doy la vuelta y veo la montaña, tan verde, que entiendo que las vacas y las ovejas, en Asturias sean mucho más felices, den una leche estupenda y podamos comer una carne maravillosa. Normal la amplia gama de quesos que podemos encontrarnos allí. Además de la calidad, no solo hay muchos distintos, sino que hay muchos buenos también. Y por la noche, percibir a un ave nocturna, investigando en "YouTube", intuyo que se trataba de un autillo. No llegué a grabarlo, pero lo escuché varias noches.
La base, 24 horas de compañía al día, era ya inmejorable.
Y así volví a Salamanca, tras un inolvidable paréntesis conociendo nuevos lugares del norte de España. Con la retina cargada de recuerdos plagados de color, el sonido del mar resonando en mi interior, la suerte de haber degustado productos o platos típicos riquísimos y palabras y silencios. Y ambos, tanto las palabras como los silencios, hacen falta. Gracias, muchas gracias. Así que vuelvo con las baterías cargadas, las neuronas todavía con las vacaciones en "modo on" y la cabeza mucho más descansada.
Hoy 23 de abril es San Jorge, el "cumple" de Marisa, Día de Castilla y León y Día del Libro. Por eso, aunque ya los hayas felicitado: Marisa y Jorge, feliz lo que queda de día, je, je. Y a todos, ojalá hayáis podido disfrutar del Día del Libro. El año pasado me lo perdí, podía haber ido pero regresaba de un viaje y estaba agotada, así que muy a mi pesar, no bajé a los soportales de la Plaza. Por eso esta ocasión lo cogía con muchas ganas y, aunque casi se me quitan de un plumazo, recapacité y cambié el chip. ¡Y qué bien! Así que de una manera distinta, saliéndome de mis costumbres, pero he podido pasar un rato estupendo en la Plaza y alrededores. Centrándome en lo que tenía, y en la suerte de poder compartirlo con más personas de las que estoy acostumbrada. Es la primera vez que entró en la Plaza flanqueada por dos grandes amigas con sendos carritos de "babies", niño y niña. Gracias. Una vez vimos que era muy complicado estar con dos carros en la zona de los soportales, huimos de la zona más concurrida. Visitamos una librería próxima a la Plaza, y al rato regresé, ya yo sola, a los puestos de los soportales. Me encanta ver, abrir, leer, tocar...Aunque tiene su peligro, porque han caído más de los que yo esperaba. Y dos que he dejado encargados. Si hubiera sabido antes que la librería-papelería de mi barrio abría hoy, habría hecho más gasto allí. Lo tendré presente para el próximo año. Por cierto, amigas y madres de los bebés, nos ha faltado una foto juntas, con carritos y todo.
Y en este contexto, con el buen sabor de boca por la escapada asturiana y el Día del Libro, mañana espero que la jornada vaya como la seda. No voy con ganas de guerra, ni mucho menos. Tengo ganas tocar otras teclas y, ojalá, alguna de estas, sí funcione con mi alumnado. Soy testaruda y me niego a dejar de intentarlo, aunque queden menos de dos meses de curso.
A ver qué nos depara lo que queda de abril, y cómo inauguramos mayo. Espero que estéis teniendo un buen mes.
Y el toque musical son dos canciones que no se me quitan de la cabeza. Me encanta la puesta en escena de las dos en La Revuelta.
La de Amaia es una canción que había oído ya varias veces, pero sin escucharla. Presté atención a la letra y, aunque no es de mis cantantes favoritas, me quito el sombrero. Y con Leiva y los coristas de lujo, poco que añadir, un gesto muy generoso por parte de todos.
Llevo una temporada con ganas de dejar plasmadas aquí un puñado de reflexiones, sean más o menos acertadas. Las vacaciones de Semana Santa llegaron a tiempo, como un balón de oxígeno cuando más falta me hacía. Y hasta hoy no he encontrado el momento de sentarme frente a la pantalla con ganas de escribir.
Mis problemas muchas veces no son míos, ni son en realidad problemas. Sé que tengo que priorizarme más, y dedicar menos tiempo a pensar en personas que, a los hechos me remito, a mí no me sitúan en los primeros puestos. Duele, pero así lo percibo. Y dejar que acierten o se equivoquen con sus decisiones, porque suyas son al fin y al cabo. Igual que las mías me pertenecen a mí, y a nadie más. Aunque sepa que algunas afectan a otros, como algunas de las que otros toman me afectan a mí también.
Cada día valoro más el tiempo compartido con las personas a las que más quiero. A esas que son mi presente y quiero con toda mi alma que continúen en mi futuro. Da igual si llegaron hace muchos años o no. Lo del tiempo es relativo. Los vínculos van mucho más allá de fechas. Hay gente a la que conozco desde hace poco tiempo pero hay algo, difícil de explicar, que me conecta a ellas. Algo que hace que me sienta cómoda hablando de todo o casi todo con determinadas personas, pero con otras sea un libro cerrado, del que solo conocen la portada y el argumento, y ya es suficiente.
El miércoles tuve la oportunidad de reunirme con parte de esas personas que son "famigos". Que nos veamos poco o mucho, más bien poco, o mejor dicho, menos de lo que me gustaría, siento como si fueran familia, la familia que he ido "eligiendo" a lo largo de los años. Y me doy cuenta que ya es hora de hacer más el viaje Salamanca-Madrid, porque es totalmente comprensible que ellos no puedan dejarse caer por aquí con mucha frecuencia. Otras veces justo cuando ellos han venido no estaba yo. El mundo, la vida, o lo que sea. Y hay los mismos kilómetros en un sentido que en otro. Por eso además de la cita en el calendario que para mí roza lo imprescindible, Feria del Libro de Madrid, he de ir sumando más fechas, sin nada concreto. Que conste que ese fin de semana en la Feria del Libro de Madrid, suele convertirse en uno de los más felices del año. Pese a los calores que a veces soportamos, las colas interminables, la aglomeración de gente en torno a las casetas...Ya falta menos para la de este año. El año pasado no fui en diciembre, con la decoración navideña a tope en todas partes, pero confío en poder ir las próximas navidades.
También tengo "famigas" en mi ciudad, con y sin "babies". Y me encanta verlas a todas. De verdad que uno de los objetivos marcados para lo que resta de curso es salir de casa todas las tardes. Los que leáis esto y os llevéis las manos a la cabeza, lo siento, es lo que hay. No va a ser algo sencillo de cumplir. Pero sí muy necesario. Hay tardes en las que no piso la calle. Salgo del instituto, llego a casa, y no vuelvo a salir. Y eso no puedo seguir haciéndolo, por salud física y mental, es así. He de reconocer que he tenido y tengo la cabeza muy rellena, y las mismas razones que pesan para que salga, en ocasiones han provocado lo contrario, por extraño que parezca.
El 4 de abril acabaron las visitas del Proyecto de Innovación Educativa, popularmente conocido como "PIE", en el que he participado. Se trataba de una de las modalidades del PIE Observa_Acción. Debo reconocer que me ha parecido muy interesante, y me ha sabido a poco. Como le comentaba a María Jesús, la maestra que ha venido tres días a verme en el instituto, se me ha hecho corto. Me habría gustado estar más días en sus clases. Creo que es una barbaridad lo que se puede aprender de ver a otro compañero en acción. Y también de conocer otras realidades educativas, con similitudes y diferencias con la mía. Gracias a sus tres visitas y a la mía, me he replanteado muchas cuestiones. Y he reflexionado muchísimo sobre mi práctica educativa y el día a día en determinados contextos. Gracias al CFIE de Salamanca, por darme la oportunidad de forma parte de esto. Y por supuesto, gracias a María Jesús, por su manera de afrontarlo y porque me ha parecido una suerte poder compartirlo contigo. Me encanta ver cómo llevan el día a día otras maestras de Compensatoria en el instituto. Y especifico lo del instituto, porque es un matiz importante, muy distinto a las aulas de un colegio. Ni mejor ni peor, pero con bastantes diferencias. Sigo pensando que deberíamos tender más puentes entre los coles y los institutos. Ojalá fueran puentes más prácticos y menos burocráticos, y de verdad sirvieran para hacer esa transición menos dura.
Acaricio ya la una de la madrugada, ni más ni menos. Llevamos una hora escasa de 18 de abril. Lo que se traduce en estar hoy de aniversario. Mi aniversario laboral. Hace hoy 17 años, que empecé mi andadura oficial como maestra, interina por aquel entonces, en mi querido CEIP "Leonardo Da Vinci" de Parque Coímbra, Móstoles. Y 17 años después sigo afirmando que es el colegio más bonito en el que he trabajado. Me impactó entonces, una novata a la que le faltaba plantarse en Madrid con la jaula y la gallina. Sí, ese paralelismo ya lo he mencionado en otras ocasiones. Me sentía un poco como Paco Martínez Soria en "La ciudad no es para mí". Mis lágrimas al salir de mi hogar con una maleta gigante, naranja, repleta de ropa e ilusiones. Esas lágrimas al despedirme de mis padres y mi hermano, por el paso que iba a dar de salir del nido, y la incertidumbre de irme sin saber ni siquiera el nombre de la localidad madrileña en la que me tocaba empezar a trabajar. Ni mucho menos el del colegio, ni por cuánto tiempo sería. Y lo que en principio iban a ser 15 días, se convirtieron en algo más de 2 meses, justo hasta final de curso. Gracias Mayte y David, una vez más, por abrirme las puertas y acogerme como lo hicisteis.
Y luego ya muchos saben mi historia o parte de mi historia como maestra. Mis destinos han sido unos "pocos" y no voy a enumerarlos esta vez, para no repetirme como las lentejas. Gracias a variar tanto de destino he conocido a gente maravillosa, y unos poquitos se han ido sumando a mi vida, y la mayoría siguen en ella, de muchas formas. Y es un alegrón, y una suerte tremenda. Papá, siento mucho que este sea el segundo aniversario de haber empezado a trabajar que te pierdes, quiero pensar que desde arriba sigues alegrándote por mí. Aquí seguimos, como podemos, sin ti, pero seguimos. Y no es fácil. Da igual que hayan pasado ya algo más de 20 meses desde tu fallecimiento. Ni en mis peores pesadillas habría alcanzado a imaginar lo extremadamente duro que es seguir respirando sin que tú lo hagas. El miércoles lo pensaba al ver salir el Flagelado de la Clerecía, esa procesión que tanto nos gustaba y que me faltan dedos para contar las veces que la pudimos ver juntos. Y son todas esas veces, de tantísimas cosas, de fechas no marcadas o señaladas, del día a día, las que en parte me dan impulso para seguir, de manera distinta, pero continuar. Igual que una ciudad no puede estar igual cuando una catástrofe ha arrasado con ella, la vida de una persona no puede seguir como si nada. Por mucho empeño que pongamos en la "reconstrucción". Y que hay momentos en los que nada ni nadie son sinónimo de consuelo. Así que no sé, aquí continúo, tratando de actuar con valentía y ser fuerte. Pero no te voy a engañar, hay días en los que no me sale. Hago lo que puedo con las herramientas de las que dispongo. Y quiero pensar que eso es suficiente, porque no tengo que rendirle cuentas a nadie de cómo llevo a dejo de llevar mi duelo. De cómo sigo aprendiendo a vivir con este vacío en una parte de mi pecho. Y eso que soy muy afortunada, sí, sí que lo soy, lo sé. Lo soy por todo lo vivido antes de ese aciago 1 de agosto de 2023, y por todo lo bonito que he continuado viviendo desde ese día. Y escribo esto aquí porque me nace así, no hay vuelta de hoja. Y si a alguien no le gusta, que no lo lea, y listo.
El miércoles santo no solo fue uno de reencuentros con personas a las que quiero un montón del grupo de "famigos", también coincidí con dos exalumnos. La verdad, como caídos del cielo. A uno le seguía un poco la pista por Facebook, no sabía lo cerca que lo tengo. Me hizo mucha ilusión Omar, eso de despedirme de un niño en el cole, y ver en persona el hombre en el que te has convertido. Los que me conocen saben que denomino "mis niños" a todos los alumnos de los que he sido tutora, pero no todos los grupos causaron la misma mella en mí. Y ese grupo del Miróbriga tenía mucha magia. Me alegré un montón de verte, y comprobar que conservas esa sonrisa tan maravillosa y esa mirada tan transparente. Seguro que nos volvemos a ver por el barrio. Y luego Nerea, exalumna del Vía de la Plata. Mi primera experiencia laboral en un instituto, ¡menudo bautizo! Gracias por pararme para ver si me acordaba de ti.¡Pues claro! En tu caso no te sigo la pista por ninguna parte. Sois muchos y sería imposible y agotador, y no le vería mucho sentido. Me gustó mucho hablar contigo y que me pusieras al día de tu vida. Es asombroso que esos dos reencuentros pasaran en una media hora. Si lo preparo no me sale, je, je. Quién sabe, a lo mejor un día volvemos a coincidir y vas de la mano de la persona más importante de tu vida. Y me lo presentas, porfa, que por foto no es igual.
Comencé abril dándole forma a un proyecto. No voy a desvelar gran cosa de su contenido porque no sé cómo me lo van a puntuar. Gracias a él reflexioné sobre muchos aspectos de la "Raquel maestra", que es parte de yo misma. Y la ilusión me embargó. Refresqué por qué me gusta tanto dedicarme a esto, y cómo puedo hacer para afrontar lo que venga con ilusión y creatividad renovadas. Estoy tranquila, por haber hecho todo lo que está en mi mano para seguir en Compensatoria. A finales de curso, tal vez un poco antes, sabré mi próximo destino. O no. Ya se verá. Así que bendito decimoséptimo aniversario currando como maestra de forma oficial. Y que los que vengan sean al menos la mitad de enriquecedores que los anteriores. Y traigan a mi vida personas tan valiosas y especiales como las que tengo.
Gracias a todos los que me habéis tendido la mano, laboral y personalmente hablando, en algún punto de estos diecisiete años, ahora lo pongo con letras porque tiene más empaque que con cifras. No guardo rencor a los que han sido palos en mis ruedas, ellos sabrán cuáles eran sus motivaciones. Con el tiempo yo alcancé a saberlas, y a quitaros importancia en mi vida, porque no aparecisteis para sumar, sino para intentar restar del modo más despreciable. E incluso tratar de hundirme. Gracias a los que habéis compartido parte de vuestros conocimientos y experiencias, como docentes, padres, madres, alumnos, personal de administración y servicios, ATE, trabajadores de otras instituciones relacionadas con el ámbito educativo como ASECAL, YMCA, Cruz Roja...Sin duda alguna, lo bueno pesa infinitamente más que los sinsabores.
Y eso no es todo, porque mi historia como docente tiene todavía muchos capítulos pendientes. Los cuatro últimos en el IES "Francisco Salinas", en el que me siento como en casa. Y no me refiero a la comodidad de estar en pantuflas, con ropa de andar por casa y sentadita en el sofá. No van por ahí los tiros. He sido de moverme mucho de destino, no me arrepiento dicho sea de paso. Pero soy realista y prefiero no hacerme ilusiones, por si las cosas no salen como muchos esperan y el destino me lleva por nuevos derroteros. Por donde me lleve, que sea para bien. Si no me quedara opción de volver, intentaría tener margen para celebrar los cuatro cursos vividos en el Salinas. Y si pudiera estar, al menos un año más, lo celebraría también, por la alegría de seguir y por lo bonito que quedara por venir. Igual que hoy celebro la "suerte" de llevar diecisiete añazos dedicándome a la profesión más bonita del mundo. No mucha gente comparte esta suerte. Y cada día de mi vida celebro la suerte de tener a las personas que tengo. Esa "red" maravillosa que nunca me deja caer. Ese entramado que hace que siempre encuentre un hilo del que tirar, o al que agarrarme cuando, a veces, solo a veces, no logro salir a flote sola.
A mis alumnos presentes y futuros, sean algunos los mismos o no, recordad que lo que más me importa es veros felices. Me gustaría que fuerais ciudadanos competentes, trabajadores competentes. Y como me encanta el tema emocional, competentes emocionales. Sí, eso lo primero: sed capaces de pedir perdón (y de perdonar, que no es nada fácil tampoco); de hablar para solucionar problemas, conflictos, malentendidos; de decirle a quien queréis un "Te quiero", y si vuestros sentimientos cambian, un "ya no te quiero" con el mayor tacto del mundo, aunque duela; de escuchar a los demás y a vosotros mismos; de empatizar sin renunciar a vuestra esencia...Y por encima de vuestras calificaciones está que seáis buenas personas. Que actuéis de una manera respetuosa. Que resolváis los conflictos hablando (sí, se puede). Y si nos volvemos a encontrar dentro de unos años, en vuestras manos queda ser educados o no. Saludar o ignorarme. Ser parcos en palabras o explayaros. Demostrarme cariño, alegría, odio, rencor o indiferencia. No siempre acierto, lo sé. Ni soy perfecta ni lo pretendo. Pero es que no conozco a nadie, en ningún ámbito, que pueda considerarse perfecto. Vosotros tampoco lo sois.
Y ya. Toca celebrar, sin fuegos artificiales, simplemente por la suerte de poder llegar hasta aquí. La música hoy tiene que estar muy presente. Y así llegamos a las 2:30 de la madrugada, minuto arriba o abajo dependiendo del reloj. Gracias.
Por alguna había que empezar, "Fix you" me pareció una opción estupenda.
Esta segunda es muy especial, forma parte de mi banda sonora como maestra.
Igual pasa con la tercera, que sonó ni se sabe las veces en las mediodías del CEIP Miguel Blasco Vilatela, mientras hacía malabarismos en el tiempo "libre" desde el final de las clases de mañana y la hora de bajar al comedor los "profes".
Rozalén debía estar, tiene su sitio.
De Macaco podría haber elegido muchas, me quedó con esta, que fue una canción muy especial para el Día de la Paz del CEIP Santa Catalina de Salamanca, allá por el 2011-2012, antes de ayer, ja, ja, ja.
La siguiente la han escuchado alumnos de varios de mis destinos. Es una nana africana.
Y esta me recuerda al "Fili" de Guijuelo, y eso es muy importante. Y más todavía a una de las sesiones de "Pinceladas de emoción"...¡Vaya tela! Pero sí, ¡qué bonita la vida!
A las buenas tardes, casi. Aprovecho que el catarrazo/gripazo que me he "pillao" me da un poco de margen, para poder escribir en el blog. Total, aquí no se percibe mi afonía, ausencia de gusto al comer lo que sea (igual me sabe una loncha de jamón ibérico que un langostino), y dolores varios, propios de algo así. Si va a ser verdad eso del cuerpo, que cuando nos ponemos brutitos, y nos empecinamos en hacer más de la cuenta, nos para y punto. Por eso trato de tomármelo con paciencia y recordarme que en realidad nada corre tanta prisa. Y la salud no me puede ir en ello.
La sugerencia lleva en mi cabeza unas semanas, desde el momento en el que acabé de verla. Sí, señoras y señores, se trata de la mini serie, 4 capítulos solo, Adolescencia. La tenéis en Netflix. Es una bofetada en la cara. Está muy bien planteada. Las actuaciones de los protagonistas me parecieron brillantes, y da para mil y un debates. Puedes ver la historia desde muchos puntos de vista distintos y, eso me ha cautivado. Desde la del protagonista, la del padre, la madre, la hermana...Y se puede llegar a medio entender o entender del todo, por qué cada cual actúa como lo hace, y por qué razones se han tomado así lo que pasa, o por qué en ocasiones pasan cosas y no hay un motivo claro. Simplemente brillante, no quiero destripar nada. Solo pediros que, por favor, la veáis y, si es posible, comentadla con alguien.
Ayer fue uno de los días en los que pegué un respingo de mi asiento. Mientras desayunaba, sacaron un vídeo en las noticias, que mostraba cómo unos chicos de 16 años, le hacían bullying, y lo grababan, a un chico con parálisis cerebral. Todo pasaba en un instituto de Santander. Era brutal, incómodo de ver aun pixelado. Doloroso a más no poder. En la noticia dijeron que los alumnos habían sido expulsados tres días. Sí, sí, tres míseros días por algo que a mí me parece un hecho delictivo. Apuntaban también que el alumnado pedía le expulsión definitiva de los culpables de ese bullying. Y amenazaban con hacer huelga y cosas así. Además salió la madre del agredido. Pero en esos primeros momentos de los profesores no decían nada. Y claro, a mí eso me chirría. Me chirría su supuesto silencio. Pero aunque puse en diferentes medios la noticia, ni uno solo hacía mención al profesorado. Quiero pensar que no se han quedado de brazos cruzados. No deben, no pueden. Hay injusticias ante las que no vale ser imparcial, hay que mojarse.
La verdad es que a mí me parece que la expulsión no es una solución a medio plazo. A corto tal vez sí, al "quitarse" de en medio a los alumnos problemáticos. No obstante dichos alumnos acudirán a otro centro educativo, y si no se han tomado otras medidas con ellos, creo que servirá de poco o nada el cambio de centro. Sí servirá para que el agredido pueda respirar tranquilo.
Tampoco atino a dar con una solución justa. Sería bueno conocer el contexto familiar de esos chavales. Por saber en qué aguas nos movemos, pero ese contexto, aunque fuera muy fastidiado, no les exime de culpa. Quizás un psicólogo clínico sería más que bienvenido, alguien que tenga los conocimientos suficientes para intentar reconducir, si se puede, a esos chicos. Me importan un bledo sus resultados académicos, sean buenos o malos, mi sensación es que han tirado el curso por la borda. Haya sido por dar la nota, hacer la gracia o no sé, porque repito, mi cabeza no entiende cómo personas con dos dedos de frente pueden actuar así.
La verdad, agradecería saber en qué ha quedado todo, qué medidas se han tomado con esos chicos, en particular; y en ese instituto, en general, con todo el personal del centro educativo. Si alguna de los lectores del blog sabe el desenlace de la historia, me encantaría que lo compartiera conmigo, sea públicamente en "comentarios" o por privado. No me gustan las cosas a medias, y algo que ha ocupado los titulares, estaría bien que los llenara también para compartir el desenlace.
Y así, casi sin quererlo, nos plantamos en algo más de mitad de abril, agüitá salá.