Empecé a escribir esta entrada el 29 de marzo...
A las buenas tardes, casi. Aprovecho que el catarrazo/gripazo que me he "pillao" me da un poco de margen, para poder escribir en el blog. Total, aquí no se percibe mi afonía, ausencia de gusto al comer lo que sea (igual me sabe una loncha de jamón ibérico que un langostino), y dolores varios, propios de algo así. Si va a ser verdad eso del cuerpo, que cuando nos ponemos brutitos, y nos empecinamos en hacer más de la cuenta, nos para y punto. Por eso trato de tomármelo con paciencia y recordarme que en realidad nada corre tanta prisa. Y la salud no me puede ir en ello.
La sugerencia lleva en mi cabeza unas semanas, desde el momento en el que acabé de verla. Sí, señoras y señores, se trata de la mini serie, 4 capítulos solo, Adolescencia. La tenéis en Netflix. Es una bofetada en la cara. Está muy bien planteada. Las actuaciones de los protagonistas me parecieron brillantes, y da para mil y un debates. Puedes ver la historia desde muchos puntos de vista distintos y, eso me ha cautivado. Desde la del protagonista, la del padre, la madre, la hermana...Y se puede llegar a medio entender o entender del todo, por qué cada cual actúa como lo hace, y por qué razones se han tomado así lo que pasa, o por qué en ocasiones pasan cosas y no hay un motivo claro. Simplemente brillante, no quiero destripar nada. Solo pediros que, por favor, la veáis y, si es posible, comentadla con alguien.
Ayer fue uno de los días en los que pegué un respingo de mi asiento. Mientras desayunaba, sacaron un vídeo en las noticias, que mostraba cómo unos chicos de 16 años, le hacían bullying, y lo grababan, a un chico con parálisis cerebral. Todo pasaba en un instituto de Santander. Era brutal, incómodo de ver aun pixelado. Doloroso a más no poder. En la noticia dijeron que los alumnos habían sido expulsados tres días. Sí, sí, tres míseros días por algo que a mí me parece un hecho delictivo. Apuntaban también que el alumnado pedía le expulsión definitiva de los culpables de ese bullying. Y amenazaban con hacer huelga y cosas así. Además salió la madre del agredido. Pero en esos primeros momentos de los profesores no decían nada. Y claro, a mí eso me chirría. Me chirría su supuesto silencio. Pero aunque puse en diferentes medios la noticia, ni uno solo hacía mención al profesorado. Quiero pensar que no se han quedado de brazos cruzados. No deben, no pueden. Hay injusticias ante las que no vale ser imparcial, hay que mojarse.
La verdad es que a mí me parece que la expulsión no es una solución a medio plazo. A corto tal vez sí, al "quitarse" de en medio a los alumnos problemáticos. No obstante dichos alumnos acudirán a otro centro educativo, y si no se han tomado otras medidas con ellos, creo que servirá de poco o nada el cambio de centro. Sí servirá para que el agredido pueda respirar tranquilo.
Tampoco atino a dar con una solución justa. Sería bueno conocer el contexto familiar de esos chavales. Por saber en qué aguas nos movemos, pero ese contexto, aunque fuera muy fastidiado, no les exime de culpa. Quizás un psicólogo clínico sería más que bienvenido, alguien que tenga los conocimientos suficientes para intentar reconducir, si se puede, a esos chicos. Me importan un bledo sus resultados académicos, sean buenos o malos, mi sensación es que han tirado el curso por la borda. Haya sido por dar la nota, hacer la gracia o no sé, porque repito, mi cabeza no entiende cómo personas con dos dedos de frente pueden actuar así.
La verdad, agradecería saber en qué ha quedado todo, qué medidas se han tomado con esos chicos, en particular; y en ese instituto, en general, con todo el personal del centro educativo. Si alguna de los lectores del blog sabe el desenlace de la historia, me encantaría que lo compartiera conmigo, sea públicamente en "comentarios" o por privado. No me gustan las cosas a medias, y algo que ha ocupado los titulares, estaría bien que los llenara también para compartir el desenlace.
Y así, casi sin quererlo, nos plantamos en algo más de mitad de abril, agüitá salá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario