jueves, 11 de julio de 2019

Crónicas de vacaciones: VIVIR SIN PRISAS

Es uno de los lujos de las vacaciones. Me parece que otros años no lo he apreciado tanto o no he sabido disfrutarlo como debería. Me estoy reencontrando conmigo misma, y gracias a eso con muchas personas. Tenía reencuentros pendientes y lazos que estrechar más en otros casos.

Además es realmente maravilloso eso de poder pasar sin despertador. Eso de tener cosas que hacer pero sin un plazo concreto para hacerlas. Y lo mejor, poder estar con la gente sin prisas. Si me apetece ir al cine...Pues voy. Si estoy hablando con alguien, no tengo que cortarlo a mitad de conversación, excepto si en esos momentos estoy con otras personas, por una cuestión de empatía. Pero qué bonito es poder hablar sin límites, ni de tiempo ni temática, sino hablar, y lo que dure, sean treinta minutos o dos horas. Y aprovechar las múltiples formas de comunicación que hay hoy en día, no solo las tradicionales. Continúo siendo una defensora a ultranza de la comunicación cara a cara, eso de mirar a los ojos de nuestro interlocutor, escuchar el tono de su voz, los gestos de sus manos...Eso es insustituible. Aunque reconozco que no siempre es posible, y poniendo de nuestra parte hasta el "WhatsApp" puede resultar cálido, ¿quién lo diría? Y así, infinidad de ejemplos.

Estoy aprendiendo nuevamente a exprimir los pequeños grandes placeres de la vida. También a valorar la grandeza de la palabra confianza y observar lo que me rodea sin correr. De esta forma, cada día suma mucho más. Espero poder mantener esta filosofía en los momentos no tan buenos, cuando el despertador es una tortura, y faltan horas pero sobran papeles. Esos días en los que la rutina se apodera de nosotros y entramos en una especie de espiral de la que no es fácil escapar. Pero no quiero más espirales, huiré de los bucles y me estoy haciendo alérgica a la rutina. 

Tengo muchos proyectos en mente, a cual más distinto. Y lo mejor es que todos pueden hacerse realidad. Los he llamado proyectos, pero quizás otros términos encajarían mejor. 

No es momento para rendirse, ni dejarse llevar por la inercia. Es tiempo de levantarse, de alzar la voz, de dar un golpe sobre la mesa y no dejar para mañana lo que podemos hacer...YA.

Luchad por vuestros sueños, pelead como jabatos por vuestras ilusiones, y que nadie os diga que no se pueden hacer realidad...¡A por ellos!


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