lunes, 1 de julio de 2019

Pensamientos en voz alta: inicio de vacaciones

Esta vez he batido mi propio récord, y tras solo dos días de vacaciones, no sabía ya en qué día de la semana estaba...¡Impresionante!

La verdad es que igual que no quería que terminaran las clases con los alumnos, sí estaba deseando que pasara rápido el intervalo entre el 21 y el 27 de junio. No soporto ver las aulas vacías, sin vida, sin risas, sin ruido, sin alma. Las paredes desnudas, sin nada de decoración, hasta me asustan, pero las semicolonias que desde hoy se celebran en el cole, requerían dejarlas así. Al final me he traído muy poco a casa, aunque me arriesgue a tener que ir a recoger lo mucho que he dejado comienzos de septiembre. Gracias a Quinti, me he ahorrado el traslado...por si vuelvo. Y sí, espero y quiero regresar a Guijuelo. He sembrado mucho durante el curso, pero también he recogido una auténtica barbaridad.

Me han colmado de regalos, sorpresas, detallazos emocionales y cariño, eso último de manera incomensurable. He estado organizando cosas del cole este fin de semana y he recopilado dibujos, cartas, tarjetas, dedicatorias...De todo. 

Y aunque a mí afortunadamente no me falta el cariño en mi vida habitual ni con mi familia y amigos, echo de menos SU cariño. Sí, el de las familias y, claro está, el de mis niños y niñas del Filiberto. Debo ser una especie en peligro de extinción, no llevo casi nada de vacaciones y me acuerdo ya de ellos, pero me resulta inevitable. Sí, soy rara, muy rara, quiero mucho a mis alumnos, y no solo a ellos, sino a su entorno. 

Lo del curso que viene, con sinceridad os digo que ya no depende de mí, a ver el destino qué me tiene preparado. Ya he dicho y gritado a los cuatro vientos lo que me encantaría que sucediera. Solo nos queda esperar. Y no va a ser una espera tensa, necesito descansar, dedicarme más tiempo y retomar proyectos que tenía colgados o a medias. La verdad es que no me faltan ganas y con ilusión todo es más fácil. Y cuando llegue el momento, aceptar lo que sea de la mejor forma posible. Qué tranquila estoy, me parece que esa calma me la da haber luchado como una jabata por quedarme. Por eso, si no pudiera, no habrá sido por falta de empeño (los que me conocen saben lo testaruda que puedo llegar a ser según para qué).

Sigo sintiendo un profundo sentimiento de gratitud. 

Ando mandando las recomendaciones para el verano para aquellos que las necesitan, no como algo vital, sino sugerencias, y que cada familia decida si seguirlas o no. Entre email e email, anoche veo que ya está disponible la revista del sindicato de mayo-junio. Me han publicado, como me comunicaron, al artículo que les mandé hace más de mes y medio. Y me alegré mucho al verlo. Solamente he escrito dos artículos, y me hace feliz que los dos me los hayan publicado, sin ponerles "peros." Casualidades, creo que no, los dos son de cursos en Guijuelo. El primero fue de mi época en el Instituto "Vía de la Plata", y se llamaba "El día a día de una maestra de Compensatoria en el instituto." El segundo es de la de ahora, mi etapa en el Filiberto Villalobos, se titula, cómo no, "Pinceladas de emoción." Os dejo el PDF con la revista, el artículo está en las páginas 20 y 21.

Tengo unas ganas tremendas de terminar de poner tanto papel en orden y dedicarme, sin ninguna prisa, a dibujar, leer, pasear, viajar, ir al cine, escuchar música...Y especialmente hablar/escuchar, así, cafés largos sin mirar ni el móvil ni el reloj. Ya he podido hacer algunas de las actividades anteriores, pero necesito mucho más de todas. De momento mantengo el blog activo, no sé por cuánto tiempo.

Gracias a los que habéis puesto vuestro granito o camión de arena para hacer que el 2018-2019 haya sido tan sumamente bonito. Me habéis devuelto la ilusión y ganas de seguir dejándome la piel en lo que hago.

Cierro la entrada con unas fotos de ayer, porque aunque sea de ida y vuelta, hay que salir de casa, darse algún capricho y desconectar. Podrían estar hechas en muchos lugares, pero son de Villadangos del Páramo, en la provincia de León.


 


Imágenes propiedad de La emoción de aprender.

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