martes, 17 de septiembre de 2019

Época de cambios: reflexiones, recuerdos y un par de sugerencias

El viernes pasado acabó la primera semana de cole con alumnos. Como ya sabréis a estas alturas, este curso estreno destino. Curiosamente voy de "Fili" en "Fili." El curso anterior en el  CEIP Filiberto Villalobos de Guijuelo y este, en el Colegio Filiberto Villalobos de Béjar.

Todavía estoy en proceso de asimilar cambios, bastantes por cierto. En broma digo que igual que los peques de tres añitos, ando en periodo de adaptación, igual que ellos, acabo de aterrizar en el cole.

Debo decir que todavía es pronto pero, hasta ahora, el balance es positivo, muy positivo. Es verdad que a todos los colegios voy a lo mismo, a hacer mi "trabajo" lo mejor que pueda y a sumar mi granito de arena a lo que tengan ya construido. Y eso no varía sea mi destino para un curso o para más.

Reconozco que es pesado tener que ir con la casa a cuestas como el caracol cargadita con todos los materiales que tengo de un centro a otro. Pero lo asumo porque quiero, es el peaje a pagar para estar más cerca de Salamanca que si me encontrara en mi destino definitivo. Sé que he de aprender a tirar más, y así evitar mudanzas que, excepto las personas que me han ayudado, desconocen, y mejor así...Gracias a una amiga este año y a mi hermano en cursos anteriores, por echarme una mano o ambas para hacer los traslados,  porque son una auténtica pesadilla. Espero escarmentar y aprender a tener todo menos lleno. Especialmente a deshacerme de tantos "por si acasos" , me temo que algunos, llegará mi jubilación (anda que no falta) y nunca los habré usado.

La primera semana con alumnado fue una montaña rusa. Mis funciones poco o nada tienen que ver con las de otros cursos. He pasado de ser tutora de un grupo de 5º y ser la especialista de Inglés de los tres grupos de 5º, en Guijuelo, a tener clases con cuatro grupos, 1º, 4º, 5º y 6º de Primaria, en Béjar. Y aunque son cuatro clases (cada curso tiene solo un grupo) tengo ocho agrupamientos distintos, según qué niños están en bilingüe o no. Es la primera vez que únicamente mis horas de docencia directa son todas como especialista de Primaria bilingüe (Inglés), repartidas entre Plástica y Ciencias Naturales en inglés y la asignatura de Inglés a una clase. 

Además no soy tutora y, lo que de verdad me preocupa, no sé todavía si tendré la oportunidad de contar con un tiempo semanal para trabajar la educación emocional, ojalá sí. Después de "Emociónate" en el taller que di en el CEIP Beatriz Galindo de Salamanca y "Pinceladas de emoción" en el CEIP Filiberto Villalobos de Guijuelo, me resultaría complicado encajar que puedo estar un curso sin eso. De acuerdo, se puede tratar en cualquier momento, pero al dar solo clases del bilingüe y del área de Inglés, no me parece el entorno más apropiado para hablar de emociones...Cruzo los dedos y, si no fuera posible, prometo daros periódicamente raciones de educación emocional, para el aula o para los hogares.

En cuanto a los alumnos, empiezo a asociar caras y nombres, aunque me queda un largo camino por delante. El tercer día una niña de primero se acercó a darme un abrazo y me encantó, porque no sé por qué lo hizo, quizá eso es lo mejor, que no hice nada especial, lo hizo porque sí, y punto. Otra alumna, de sexto, vino ayer lunes con un dibujo dedicado en inglés, muy bonito...¡Qué detalle! También me ha tocado ponerme seria, especialmente porque da igual el cole. Todos los niños necesitan mejorar sus capacidades de atención, escucha y silencio, no varía, sucede lo mismo en Béjar, Salamanca o Guijuelo. Espero llegar a conocer a mis alumnos lo suficiente como para que el curso vaya rodado y sea ameno y fructífero para todos. Las primeras sensaciones fueron bastante buenas. 

Y entre medias de unas cosas u otras, Guijuelo, mucho Guijuelo. Y eso que allí, parar lo que se dice parar, desde mi visita relámpago para recoger todos mis "aperos" del Fili, no he parado (no cuenta la parada que hace el bus, en la estación, camino de Béjar).Voy llevando razonablemente bien lo de pasar a diario por allí y asumir que, me guste o no (no me gusta un pelo), este año no es mi destino, pero no hay vuelta de hoja y sé que en Béjar voy a estar bien.

Es extraño, la mayoría me temo que no alcance a  entenderlo, para mí llegar a Guijuelo es sentirme como en casa, mi casa, y eso me encanta. Es casi como mi hogar, salvando las distancias, y tengo lazos importantes allí. Creo que se debe a lo feliz que he sido allí, e intuyo que me quedan muchos momentos felices por vivir ligada a esta localidad. El cariño recibido, me da igual si me repito como las lentejas, ha sido y continúa siendo abrumador, por parte de gente que me tiene en mente, me cuida, me mima y se preocupa por cómo estoy. Es precioso saber que hay personas que van a seguir estando en mi vida, y con mucho más peso que antes, algo positivo tenía que tener perder la etiqueta de "tutora de," ¿verdad? Gracias de corazón, sabéis que un cachito del mismo lo ocupan las personas del "Fili", de fuera y de dentro. Qué bonito es sentirme tan querida.

Es una de las cosas más hermosas que pasan en esta profesión, pero lo de Guijuelo ha sido de récord, el cariño ha alcanzado unas cotas altísimas, a veces me froto los ojos para comprobar que no ha sido un sueño. Quiero pensar que tiene mucho que ver con el momento en el que aterricé en Guijuelo. Justo venía de un año rematadamente malo a nivel laboral que se resintió bastante en el plano personal. Para mí significó mucho regresar al Fili, como si me hubiera tocado el gordo de la lotería Y en ese punto aparecieron ellos, mis niños y niñas, todo un reto...¡Menuda aventura!

Tal vez por todo lo anterior, dar con unos alumnos nada fáciles, fue lo mejor que me pudo pasar, lejos de desmotivarme provocaron todo lo contrario. Y a pesar de las dificultades, que fueron muchas y de frentes distintos, consiguieron que fuera al colegio con una ilusión que hasta entonces nunca había experimentado, jamás. Jamás me había volcado a esos niveles con unos alumnos ni con sus familias, y desde luego, no me arrepiento. Me parece que han podido disfrutar de una de mis mejores versiones, lo cual no quita que de vez en cuanto haya podido meter la pata, también soy consciente de ello. Por eso creo que todo puede mejorarse y mi mejor versión está por llegar.

Os sugiero a todos que viváis a tope el camino que el presente os ofrece, pese a las dificultades, aunque no entendáis por dónde os lleva el destino, algo bueno deparará.

Y una sugerencia menos profunda, pero no me resisto a hacerla. El viernes fui al cine, la película se llama LITUS. Es española, desgraciadamente creo que no va a aguantar mucho en cartelera. Sin destripársela a nadie, solo os diré que vayáis a verla. Únicamente está en el Van Dyck, el de toda la vida. No dejéis de verla si pensáis que el cine ha de ser una máquina de contar historias, de hacernos pensar, de hablar de sentimientos y de emocionarnos a la vez.




Y el puntito musical lo trae Rozalén, gracias al conciertazo de la Plaza Mayor en las pasadas Ferias de Salamanca. Aunque es más cómodo, intimista y con mejor acústica disfrutar de su música en espacios como el CAEM, el marco de la Plaza Mayor tiene su encanto. Y empezar un concierto con Rozalén deseando al público que saliera del mismo con más ganas de vivir, pura magia. Por eso vuelvo a recurrir a "Vivir."




Doy por rematada la entrada con parte de la letra, con la que me siento muy identificada: "Cuando me miren sabrán...que me toca ser FELIZ." 

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