viernes, 27 de diciembre de 2019

De vacaciones navideñas: reflexiones en voz alta

Qué lujo vivir unos días sin despertador. Me repito como las lentejas, pero no me canso de repetirlo, es un privilegio, y me encantaría que otras personas pudieran tenerlo también.

Casi sin quererlo, hace media hora aproximadamente, he cumplido una semana de vacaciones. De tiempo para descansar (buena falta hacía),  desconectar (prometo no haber hecho nada del cole...de momento), relajarme...Pero lo que más he hecho ha sido quedar con la gente. Ese es otro lujo, los cafés sin reloj, o en los que los miras y compruebas lo rapidísimo que pasa el tiempo en buena compañía. También las sobremesas sin prisas, ese ponernos al día de lo que difícilmente saco huecos en medio de la rutina. Y para mí es lo mejor de las vacaciones, sin titubear. Me quedo con esas largas conversaciones, con mirarnos a los ojos, con los besos, los abrazos, las risas compartidas, las ilusiones, los proyectos...Y con la sensación, siempre la tengo, que "lo mejor está por venir." Lo bueno es que estoy aprendiendo a vivir sin prisa, a disfrutar mucho más del ahora y a no preocuparme tanto por lo que no he logrado (todavía), y centrarme más en todo y todos los que tengo a día de hoy. Al final, hay cosas que llegan cuando no las buscas, y eso es lo mejor, hallar sin estar buscando nada.

Como en vacaciones tengo el mayor de los lujos: tiempo, no solo he podido hacer lo que mencionaba anteriormente. He conseguido sentarme a preparar con calma y mimo las felicitaciones navideñas, la que denomino OTN (Operación Tarjetas de Navidad). No obstante, este año, porque a veces las cosas no pasan "porque sí", sino por alguna buena razón, es más bien una OTNN (Operación Tarjetas de NO Navidad). De No Navidad porque las he enviado para que lleguen después del tándem Nochebuena-Navidad, con toda la idea. Podría haber apurado y que llegaran "a tiempo", pero ¿qué quiere decir llegar a tiempo? Entiendo que muchas personas lo que van es tachando días, y están deseosos de plantarse en el 7 de enero de 2020. Que sea Navidad no es para muchos sinónimo de alegría, sino de tristeza, soledad, ausencia, dolor, rabia, impotencia, duelo, apatía...Y también hay que entenderlos y ponerse en su lugar. Por eso esta Nochebuena-Navidad me he limitado a responder a las personas que me han felicitado por "guasap," sin más, pero no ha salido de mí mandar mensajes primero, y no soy de hacer las cosas por inercia. De hecho, caigo en la cuenta que algunos están pendientes de responder.

¡Qué ilusión! El primer envío de tarjetas ha debido llegar hoy, porque una amiga acaba de escribirme y, dentro de la provincia de Salamanca, era el destino más alejado. Espero que la gente mire el buzón. Nunca escribo para que respondan igual, pero he de reconocer que agradezco saber que han llegado a sus destinatarios y si les han gustado o no. Las demás llegarán mañana...supongo, según el jaleo que tengan en Correos (tal vez el lunes).

Voy a plantearme seriamente empezar las tarjetas en verano, sí, por raro que pueda sonar, aunque parezca que "no pega", en el periodo estival dispongo de un tiempo que ni por asomo tengo durante la primera evaluación (da igual en qué cole esté, la historia se repite). Todos los años digo lo mismo y luego nunca lo hago. He pensado incluso ofertar un taller de tarjetas navideñas donde pasamos el verano, y ¿por qué no? para personas de cualquier edad, no solo niños/as. Ya se verá je, je, je.

Comparto algunas fotos de las tarjetas de esta "hornada." Todavía me quedan cuatro pendientes de hacer y enviar, pero esas son para que el 8 de enero de 2020, así que no hay prisa ninguna. 









Imágenes propiedad de !La emoción de aprender"
Tengo la enorme suerte de no sentir sillas vacías estos días, por eso disfruto simplemente de poder sentarnos los cuatro a la misma mesa, quizá muchos no lo entiendan, pero para mí ya es motivo de alegría, con eso me basta.

Soy más de Nochevieja, de esperar con ilusión, siempre, la llegada de un nuevo año, y pensar que nos va a traer muchas más alegrías que penas, tal cual. Pero los deseos para el 2020 los dejo para dentro de unos días, cada cosa en su momento.

A los que tenéis ausencias, no estos días, sino en el día a día, pero en estas fechas pesan un poquito más si cabe, os mando todo mi cariño, y ojalá las horas pasen más rápido para vosotros. Y a los que sí disfrutáis de la Navidad, porque sí estáis en condiciones de poderlas disfrutar, todo lo contrario, ojalá el tiempo se dilate y podáis compartir con vuestra gente los momentos de reuniones familiares/de amigos...

Ayer pude ver con detenimiento parte de la iluminación navideña de Salamanca. El frío no animaba a contemplar nada, pero me gusta ver las luces, el regalo de la Plaza (me quedo, con mucho, con el árbol navideño que creo recordar pusieron el primer año, encajaba mucho más en el entorno), el árbol de Santa Eulalia...No me dio tiempo a ver todas, así que habrá al menos una segunda parte de luces. Os animo, si os apetece y podéis, a daros una vuelta por Salamanca, cuando ya está todo iluminado.




Intentad ver más allá, y no os quedéis solo con las "florituras" de luces, adornos, regalos y algunos mensajes vacíos de personas que el resto del año no se han preocupado por saber si estabais vivos o muertos. Si nos quedamos en eso, no creo que vayamos muy lejos. Perdonad si he sonado muy bruta, pero hay ciertos detalles que cada vez llevo peor.

Termino la entrada con un corto navideño, al final dice "Busquemos la luz que nos llena." Lo cambio por 

"Quédate con las personas que son luz."


No hay comentarios:

Publicar un comentario