sábado, 21 de diciembre de 2019

Detalles, ni más ni menos

La vida es cuestión de detalles, cosas sencillas que nos llenan, nos hacen sentir más vivos, nos emocionan y nos proporcionan energía para mirar siempre hacia delante con ilusión (o intentarlo).

Desactivar la alarma del móvil (a las seis de la mañana), es, sin ningún duda, mi momento favorito del comienzo de cualquier periodo vacacional. Para mí es sinónimo de felicidad. Más aun si tenemos en cuenta que soy ave nocturna y no logro acostarme pronto ni proponiéndomelo. 

Recibir una tarjeta navideña de una alumna de Ciudad Rodrigo el miércoles pasado, indescriptible. Qué ilusión más grande. No sé ni cómo darte las gracias Estela querida...¡Me ha encantado! Te adelantaste. Una sorpresa la mar de agradable. 



Otros años a estas alturas las postales de Navidad estaban ya en manos de sus destinatarios. Esta vez me ha resultado imposible. Y soy de las que, según para qué, prefiero cocinar a fuego lento. He optado por ponerme en serio con ellas (en breve) una vez que he inaugurado las vacaciones. Sí, van a llegar después de la Navidad, pero también es lo que busco. Me apetece que, para bastantes personas, sean unas postales de "No Navidad." Así que me parece mucho más apropiado que los que las reciban, las tengan del 26 en adelante. Y el que no lo entienda, tampoco me importa demasiado. 

Hace poco tuvieron un detallazo conmigo, de una tarjeta preciosa que venía de ese grupito de gente que son parte de mi familia elegida, es decir, de los amigos. Pues bien, la tarjeta acompañaba a un cuaderno precioso, cuajado de mariposas y otros insectos voladores. Me creáis o no, me gustó más la tarjeta que el regalo en sí. Y os prometo que el cuaderno es de los que yo me habría comprado. Lo que pasa es que la tarjeta tenía una frase fantástica y, el mensaje de mis amigos, mucho más. Qué bonito es querer y que te quieran tantísimo...Gracias.


Sacar las llaves del trabajo del bolso, un gesto que me recuerda lo afortunada que soy por estar de vacaciones hasta el 7 de enero de 2020 (incluido).

Buscar regalos, no de Papá Noel claro, sino regalos en general, también sin fecha. Reconozco que me gusta mucho, aunque hay veces que tenga que estrujarme muchísimo el coco para dar con algo que sea un acierto. Bueno, supongo que la intención es lo que cuenta, y además la ilusión con la que se haga, y de eso voy bien cumplida.

Tomar uno o varios "cafés", de esos en los que puedes hablar de lo que sea, en los que te sientes tan a gusto que se te olvida mirar el reloj, y no quieres que se terminen. Benditos reencuentros, bendita la gente con luz, que tiene la capacidad para iluminar nuestras vidas...mi vida.

Maquillar a cerca de una docena de personitas que, con toda su inocencia, me digan que parezco maquilladora profesional (ya me gustaría). La verdad es que no tengo mucha experiencia en maquillar a otras personas, excepto a mis alumnos /as en Festivales de Navidad o Carnavales principalmente y puntualmente a alguna amiga. Pero igual que lo de pintar las uñas, me parece algo muy relajante, y una actividad con la que veo que los demás disfrutan (aunque no sé si tanto como yo). 

Colocar los adornos del árbol con mi hermano, como es tradición desde hace la tira de años. Y analizar algunos, dándome cuenta que son parte de nuestra historia, de nuestra infancia y de cómo hemos ido creciendo. Cierto es que es un árbol singular, la mayoría si lo viera pensaría que es una horterada, pero me encanta. Le pongo la etiqueta de horterada porque cada adorno es de su padre y de su madre, pero todos tienen su aquel. No combinamos lacitos y bolas, ni ponemos los espumillones del mismo tono que las bolas o conjuntados con ellas. Pero es un árbol de muchos recuerdos y, me encanta contemplarlo. Paso de tener un árbol que parezca sacado del catálogo de una tienda, este tiene mucha personalidad, y es muy nuestro. Cada adorno tiene su historia.



Un par de imágenes de los adornos de nuestro árbol.

Escribir en el blog, de madrugada, sin correr, sin alarmas. Retomando algo con lo que disfruto mucho y que quizá, debería empezar a plantearme canalizar de una manera distinta. Bueno...Tiempo al tiempo.

Sentir paz conmigo misma. Darme cuenta que no tengo todo, pero no me falta nada. Aceptar que a veces las cosas solo tardan un poco más en llegar y que debemos aprender a saber esperar. Al final, da igual, todo llega únicamente cuando tiene que llegar.

Leer antes de dormirme, sin la presión del despertador. Rescatar historias ya conocidas, empaparme de cosas nuevas, perderme entre las páginas y las ilustraciones.

Pues eso, detalles, parecen poca cosa, para mí son muy importantes. Y últimamente tengo la suerte de recibir muchos. 

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