jueves, 23 de septiembre de 2021

Hiperconectados

Parecerá invención mía, pero no. A menudo las ideas para escribir aquí las encuentro sin buscarlas. En momentos en los que necesito algún material para mis clases, como ahora; u otros en los que de repente sale algo en "Facebook", "Youtube" e "Instagram", que llama poderosamente mi atención. 

Esta vez estaba navegando para intentar localizar material de ELE (español como lengua extranjera) para mis alumnos del cole y del instituto. Y de esta manera tonta, sin buscarlo, aterrizo en el blog "Almendra. Mi blog de ELE". 

Y doy con una entrada de hace ocho años y medio, titulada "La casa del futuro". Incluye un anuncio argentino de Arnet sobre ese tema. Por favor, no dejéis de verlo.


¿Jugoso, verdad? Por una parte el anuncio me ha agobiado en ciertos momentos, por la gigantesca dependencia tecnológica para todo que muestra. Por otro lado, reconozco que en algunas escenas me ha dado la risa, por ejemplo la de la mujer que pone a descongelar una pechuga, y cómo le ponen un vídeo divertido para que, mientras tanto, esté entretenida...¡Tremenda! Como la de la báscula, el tendedero de la ropa o la barbacoa. De verdad, me ha parecido un filón. Como buen filón, pienso explotarlo con mi alumnado de este curso. Especialmente con los de la ESO. Si surge la oportunidad, ya explicará aquí la actividad y cómo ha resultado.

Una sola guardia en 1º de la ESO ha servido de botón. Siendo un grupo "nuevo", formado por chicos y chicas de más de tres colegios distintos, no aprovecharon el tiempo para charlar entre ellos, para conocerse un poco mejor (habiéndoles dado permiso, sin gritar "a grito pelao", pero hablar podían). Así que tras romper el hielo (ni los conozco ni me conocen), y después de observar un buen rato y escuchar algunos comentarios, me atreví a preguntar si había alguien que no tuviera móvil. No me refería a tenerlo en el instituto (allí no pueden tenerlo encendido, excepto si algún profesor les dice que van a usarlo, con fines pedagógicos, en el aula). Dos chicas, tímidamente, alzaron la mano, asegurando que ellas no tenían móvil, ni en el instituto ni en casa. Pensaréis que son muy pocas, a mí me parece un milagro, Y celebro que haya casos así, aunque sea nadar contracorriente. Quizás porque en estos años de vida, he sido en muchas cosas de las de ir al contrario que el resto. O hacer las cosas, "a destiempo" (qué relativo es esto, ¿verdad?). Y cuesta, cuesta no dejarse arrastrar por otros y no seguir al rebaño. Si echo la vista atrás, sé que esa manera de ver la vida me ha pasado alguna factura, pero me ha proporcionado mucha paz conmigo misma, porque me he mantenido fiel a mi forma de ser y de entender el mundo. Ojo, ni peor ni mejor, cada uno tiene la suya.

Llevaba ya una temporada dándole vueltas a la hiperconexión que tenemos. Y a lo conectados que estamos con mil y una "mandangas" que aunque a priori nos facilitan la vida (o simplemente entretienen), si me paro a pensar, creo que nos la complican más de la cuenta. Mejor dicho, dejamos que nos la compliquen.

En particular me preocupa la de los niños y jóvenes, es decir, los de la edad de mi alumnado. Me preocupa muchísimo porque veo que muchas veces los padres no supervisan la actividad de sus hijos en las distintas redes sociales. A veces por falta de conocimientos, otras de tiempo y otras...Qué sé yo. En cualquier caso, acceden a casi todo con excesiva facilidad. Se exponen en las redes, sin sopesar los peligros que esta exposición implica. Y me pregunto, ¿por qué? A lo mejor ellos sabrían darme las respuestas con las que no doy. Mención aparte son las fotos con el móvil tapándose la cara y posando frente al espejo, no entiendo nada, lo prometo. Me siento una extraterrestre. 

Si volvemos al anuncio, en "la casa del futuro", podemos estar casi todo el día, conectados con todo pero con nadie. "TODO está conectado a internet," como afirma el anuncio. Me parece tristísimo cuando la madre de familia afirma que el vendedor del chino "ya nos conoce", porque la "heladera" (frigorífico), le manda el mensaje de los alimentos que necesitan comprar en mandarín...Qué pena. Lo repito mucho, estamos perdiendo muchas conversaciones cara a cara (no en plan enfrentamiento, sino con la calidez de poder mirar a los ojos a nuestro interlocutor). Y no solo son las miradas, también están los gestos, el tono de voz, la cercanía (aunque sea con mascarilla). No sé, ninguna tecnología puede sustituir a dos personas que quedan para charlar, tomar algo, dar una vuelta...Sí, salvo que sea materialmente imposible que ese encuentro tenga lugar en persona, entonces la tecnología consuela, ayuda, pero no es milagrosa.

Igual que os he comentado la anécdota de la ESO, no llevamos mucho más de clase en los colegios y ya tengo para escribir un libro (sobre historias relacionadas con las redes sociales). Vi en la calle una niña, móvil en ristre, mientras caminaba, mirando fijamente al móvil, lo sujetaba con una mano y con la otra hacía gestos y parecía que movía los labios (como haciendo un "playback"). Deduje que estaba haciendo un TikTok famoso de esos. Su madre iba cuatro pasos por delante de ella, sin percartarse de la escena. Esa niña tiene alrededor de 9 años. Lo sé, no lo digo por decir. Su madre se giró porque vio que se quedaba atrás y ella intentó esconder el móvil bajo su sudadera, en un intento de seguir grabándose. Antes los alumnos me preguntaban que si tenía novio, hijos, o estaba casada (bueno, los alumnos gitanos de un cole, al decirles hace ya años que ni con novio ni casada, me espetaron...Entonces, ¿eres viuda?. Pues bien, la primera pregunta que me ha hecho una personita del cole este año es...¿Tú tienes TikTok? Me dejó a cuadros. Esa misma niña dijo haberse acostado a las tres de la mañana viendo vídeos de TikTok. Quiero creer que no es verdad, y está exagerando. Pero no puedo evitarlo, me quedo con el  runrún de si...¿Y si es cierto? 

Desde luego que yo no soy Santa Clara bendita. Lo de las redes sociales va por épocas. Hay temporadas que me harto de todo y ni las miro en un tiempo, sin embargo otras, a diario. Y con el "WhatsApp" ni os cuento. Reconozco que es lo que más utilizo, y aunque tenga lo del doble click activado, contesto cuando puedo, tengo ganas, sé qué poner... Haber leído un mensaje no me obliga a responderlo. Hay días que no estoy ni para mí, como para responder a alguien. O no puedo, así de simple. O no se me ocurre qué escribir en la respuesta. No sé si los demás lo entenderán o lo ven de una forma distinta, no me quita el sueño.


Espero que cuando me tenga mi casa, sea muy distinta a la del anuncio. A lo mejor las de algunos de mis amigos son de ese estilo, pero ojalá la mía no, porque no la sentiría como "mi casa."

Y después de estas reflexiones "en voz alta" escritas como entrada del blog, anuncio que vienen novedades, nueva sección desde el lunes que viene. Mi intención es hacerla semanal. Va a llamarse "Emolecturas", no quiero perder la esencia del blog. Y como este año ni soy tutora ni impartiré ningún taller por la tarde, quería compartir "algo". Esas "Emolecturas" y cualquier actividad que haga en las aulas con mi alumnado de Primaria y de la ESO y, por supuesto, me parezca que encaja en el blog.

Esta vez termino con el tráiler de una película de animación.

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