martes, 7 de septiembre de 2021

Porque sí

Porque no tengo que andar justificando cada paso que doy, sitio al que voy o palabra que digo y/o escribo. En resumen, absolutamente nada de lo que hago, siento, pienso, decido...Porque me apetece, y eso ya es suficiente. Aunque veáis esta entrada a una hora habitual para mí (en fines de semana y durante vacaciones en cualquier momento), en realidad la estoy escribiendo a las cuatro y media de la tarde del 6 de septiembre, pero me quería que viera la luz ya el 7 de septiembre.

Reconozco que la inspiración sí fue nocturna, concretamente anoche, en medio de una conversación de "guasap".

Durante el confinamiento que padecimos (no quedó otra), desde marzo de 2020, uno de mis grandes refugios fueron los libros. Y más en concreto algunos libros de Defreds. Algunos recordaréis los audios que se me ocurrió enviar diariamente con textos que leía, muchos de Defreds, casi siempre con música de fondo. Tal vez por eso guarde tanto cariño a su libro "Incondicional." Aprendí a encontrarme en sus palabras, a viajar sin salir de casa (bueno, exceptuando la farmacia o el supermercado), a visualizar a muchas personas a través de ellos (incluso a abrazarlas, besarlas), a dejar volar mi imaginación...No sé si a alguien más le pasó algo parecido, necesitaba "algo" a lo que aferrarme, y la lectura fue una herramienta excelente. Lo de los audios me sirvió para mantenerme entretenida parte de cada jornada, a sabiendas que eran una especie de "deberes" diarios que me ponía a mí misma. No he vuelto a escucharlos, aunque creo que cualquier día los escucharé nuevamente, como recuerdo de una etapa durísima en la que sentí que muchas cosas se ponían a prueba, y era necesario resistir, de la mejor manera posible; pero también permitirse caer de vez en cuando, ya que nadie es invencible y no podíamos ser indiferentes a todo lo que nos rodeaba. No creo que de esa época haya salido mejor persona, pero distinta sí, parte de mí sí cambió. Ahora valoro y disfruto hasta lo más ínfimo. Siempre me he considerado muy observadora y bastante detallista, pero por la pandemia, o gracias a ella, eso creció. 

No sé si mi vida sería la que es a día de hoy, y las cosas se encontrarían en el mismo punto, si no hubiera existido el estado de alarma y todo lo que vino después. Tampoco me quita el sueño.

Además he aprendido a abrazar el presente, a no obsesionarme por el futuro, a amar el hoy. CASI SIN QUERER llegan a nuestra vida personas necesarias, nadie es imprescindible pero hay gente a la que a mí me gusta tener/sentir cerca o sí o sí. Y hay que valorarlo, darme cuenta de lo afortunada que soy y cuidar, cuidar mucho, mucho, mucho. Porque querer es cuidar, sea un hermano, una madre, un padre, una amiga, una pareja, un compañero...Nadie sabe si la relación (del tipo que sea) entre dos personas va a ser para siempre, algo SEMPITERNO. Lo que sí es verdad es que hay muchos sitios, gestos, vivencias, personas que nos acompañan siempre, no tienen fin, nos guste o no, ahí estarán, para siempre. Con mi experiencia puedo decir que he perdido algunos amigos por el camino. Tal vez les fallé y no me lo dijeron, o ya no me querían en sus vidas (u otros motivos). Algunas veces me hago preguntas sobre qué es lo que pasó, pero no soy yo la que posee las respuestas y, con la mano en el corazón, hace tiempo que dejé de necesitarlas (las respuestas y las personas). Aun así no cierro mi círculo, pero no dejo entrar a cualquiera, eso es verdad, y me da igual si la gente lo comprende o no. Unas personas van saliendo, aunque sea de puntillas; otras entran, en ocasiones sigilosamente, otras no,  sino que aparecen de manera "ruidosa". Consecuencia de la pandemia es también el riesgo. Según para qué no creo que puedan ponerme la etiqueta de "arriesgada", va a ser que no. No me pega mucho, soy más de conectar cabeza y corazón y reflexionar sobre las decisiones importantes que me ha tocado tomar (y las que me quedan). Para algunas cosas soy impulsiva, para otras muchas soy tremendamente reflexiva, pero sin amargarme. Estoy de acuerdo con lo de "el que no arriesga, no gana". Y me prometí a mí misma no quedarme con las ganas de muchas vivencias, sino lanzarme de vez en cuando a la piscina cuando creo que vale la pena.  En ello ando. Y hasta ahora, 7 de septiembre de 2021, el tiempo me está dando la razón. Y qué bien. No sé si existe algo que podamos definir como INCONDICIONAL. Tal vez el amor lo sea, ha de ser libre, generoso, estar dispuesto a escuchar críticas y alabanzas, resistir a los paseos próximos a un precipicio, disfrutar de las jornadas sin nubes, las cenas compartidas, las conversaciones de cualquier tipo,  los silencios, las palabras, las dudas, la seguridad, el cariño, la empatía...De todo, porque al fin y al cabo para amar es necesario hacerlo con los cinco sentidos. Hay que intentar disfrutar hasta lo que parezca insignificante a los ojos de muchos, siempre que a nosotros nos aporte, lo demás sobra; los demás, sobran. Y es que hasta una coma puede cambiar el sentido de lo que queremos contar. Es probable que de todo lo enumerado hasta este punto trate la vida, de recorrer 1775 CALLES o las que haga falta para sentirnos plenos, si queréis podéis sustituirlo por "felices", no lo sé. Hay que tratar de no tirar la toalla, y muchas veces lo más fácil es hacerlo, rendirse a las primeras de cambio. Y no soy así, creo que nunca he sido de rendirme. No me considero "Raquel la valiente" pero desde luego cobarde no, ni mucho menos. Pese a que tenga mis inseguridades, miedos...Ni he tenido una vida complicadísima ni sencilla. No me han regalado nada, y he vivido algunos momentos duros, los míos, y ya, sin compararlos con los de de los demás (cada uno sabe qué lleva a cuestas y cuánto pesa). Con algunos títulos de libros de Defreds, me he lanzado a escribir nuevamente en el blog, no sobre el trabajo, sino sobre mí. Yo decido cuánta piel dejo que se vea.


Si nunca habéis tenido un libro suyo en vuestras manos, dadle una oportunidad. Quería poneros un ejemplo de algo escrito por él. Me suena que ya he compartido aquí algunos textos suyos. Quizás este también, pero es muy especial y hay veces que las palabras, como la música, parece que son capaces de acariciar el alma. Se llama 34:

Si tuviera solo treinta y cuatro palabras para decirte todo lo que siento por ti, me sentaría a tu lado, no diría nada, y te darías cuenta de lo que cambia mi cara al verte reír.

Haciendo un pequeño inciso sobre cuestiones laborales, ando de "decoradora escolar". Bueno, el cole entero no, mi aula (y parte del pasillo). Además de la decoración pura y dura, he pensado que un aula en la que esté necesita tener un espacio para la lectura. Y mientras rebuscaba y decidía qué libros llevar y cuáles no, he topado con "Te quiero", con las bellísimas ilustraciones de Juan Berrio. Un libro casi mudo, pero con una hermosura importante. Lo compré hace algo más de cuatro años en Hydria, poco antes de que cerrasen.     Os dejo algunos ejemplos.







Esta vez no hay canción, cada uno que busque una que le resulte apropiada para el momento vital en el que se encuentre. Lo que sí quiero incluir es una ilustración de 72 Kilos...¡Cómo no!

Mañana será otro día pero, dadle un abrazo apretado al presente.

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