domingo, 20 de marzo de 2022

NORIA

Creo que tengo vértigo. Pero es un vértigo raro. Lo paso fatal yendo por carreteras con curvas si a los lados hay cierta altura. Y hay unos cuantos testigos de estos momentos de sufrimiento. Sin embargo cuando voy en avión pido ventanilla, porque me gusta ver el mundo desde las alturas. Me da cierto "respetillo" volar, especialmente en los momentos de despegar y aterrizar, pero voy más tranquila viendo el exterior. Y no me tomo nada antes de volar, mi intranquilidad ha sido algo controlable. No obstante, si me asomo desde un sitio con una altura hermosa, me tiembla un poco todo. Confío en mejorar con el tiempo, porque hay cosas que no me gustaría perderme.

Esta semana pasada ha sido un poco como montar en una noria, pero en una de las de antes, de esas de las ferias, que mirabas desde abajo y contemplabas el balanceo de cada cabina, tan pronto arriba como abajo, muy próxima al suelo. Tuve "subidones" y "bajones". Estoy asumiendo que el año que viene no estaré en los mismos centros de ahora. Las circunstancias. Me da rabia, pena, siento impotencia, pero es lo que hay. Y las cosas hay que asumirlas tal cual vienen. Queda la adjudicación definitiva del Concurso General de Traslados, aunque no creo que nada que vaya a afectarme cambie, así que tendré que esperar un poquito más. Lo digo mucho, pero creo en el destino, y si no tengo que volver al mismo sitio, será por algo, alguna buena razón habrá, la comprenda o no, todo sí pasa por algo, o por algo no pasa. Ese fue uno de los bajones. Los subidones principales han venido de parte de mi pasado educativo. Una mamá de un alumno del que fui tutora dos años. Y otro con el que tuve apoyos de Compensatoria dos cursos. ¡Vaya puntería! Ambos me hicieron llorar, pero me vino fenomenal. Gracias por hacer que me sienta muy afortunada, doy gracias porque vosotros os cruzaseis en mi vida y sí, no cabe duda, volveremos a vernos. Todo es cuestión de querer, y el momento llegará con el tiempo. Aprendí mucho de ellos y con ellos. Estar al lado de determinadas personas nos hace más humanos, nos muestra una cara del mundo distinta a la habitual, y eso enriquece mucho nuestros conocimientos sobre la vida, y las vueltas que da para unos u otros.

Los docentes deberíamos asumir que lo que le decimos a los alumnos sí repercute en ellos, y solamente por eso hay que ser muy cuidadosos con nuestras palabras. Es maravilloso comprobar que, con el paso de los años, hay personas que se acuerdan tanto de mí y para bien. No comparto el contenido de ese intercambio de mensajes por confianza, discreción y pudor, pero millones gracias por reaparecer en mi vida en una semana un tanto gris. Gris no solo por lo del Concurso de Traslados, otras cuestiones han oscurecido la semana. Y, si bien no todas dependen de mí, me afectan, porque si les afecta a los que quiero, es como si fueran mías.

A la próxima semana no le pido demasiado. Quiero un poco de paz, poder hacer mi trabajo sin trabas, sin encontrarme obstáculos en el camino. Y en mi vida personal también, más tranquilidad. A ver si puede ser. Ojalá...Ya veremos, ja, ja, ja.

Hoy es el Día Internacional de la Felicidad...Seguro que encontráis razones para estar triste, pero intentad que pesen muchísimo más las que os hacen felices, aquellas que os hacen sonreír. Y cuando hay que llorar, se llora, quizá el cuerpo lo necesite. Aunque estoy segurísima que ese cuerpo necesita algo de cariño, de sentirse arropado, querido, y que la sonrisa aparezca sin forzarla.

En un artículo de internet he encontrado, además de muchas "frasecitas" sobre la felicidad, algunos consejos para aumentar la felicidad...¡Son todos vuestros!


Y la nota musical la pone Amaia, con su canción "Bienvenidos al show". Quería algo distinto, poco previsible.


Desconozco si alguna de las personas que me lee siente algo parecido a la noria que describo. Si es así, ánimo, y a ser felices, motivos nos sobran.

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