28 de abril de 2025. Alrededor de las 12:30, apagón general en la Península Ibérica. Y yo pensando que era cosa de Garrido, luego ya toda Salamanca sin electricidad, y a medida que avanzaba la mañana, me dicen que ha pasado en toda España, Portugal y algún país más. Y la desconexión, en lugar de transmitirme calma, me provocó mucha inquietud. Especialmente no saber dónde estaba mi madre ni cómo. Afortunada ella, no le pilló en el ascensor. ¡Menos mal! Y la gente volvió a la radio a pilas, a las velas (a mí me encantan aunque cada vez las encienda menos), a cocinar con butano (los que disponían de él), y a las linternas. Tuvimos mucha suerte, en Salamanca no duró muchas horas. Y al ser una ciudad pequeña, no provoca el mismo caos en cuanto a transporte, sea público o privado, que en urbes como Madrid o Barcelona. A mí me sorprendió la calma de los conductores, poco habitual en esta ciudad. Y lo cívicos que fueron cediendo el paso a los peatones. Todo esto en Lunes de Aguas. Celebración a la que muchos no renunciaron, como si nada hubiera pasado. Y quizá era lo mejor, seguir con nuestras rutinas, en la medida de lo posible, como si nada. Estoy convencida que nunca llegaremos a saber las razones reales del apagón. Somos expertos en echarnos la culpa los unos a los otros, sin asumir responsabilidades, ni contar la verdad a la ciudadanía. Y eso, gobiernen los de un color u otro, me parece lamentable. Tenemos derecho a estar bien informados, a ser tratados con honestidad, y a recibir una información transparente, sin las opacidades de aquellos que solo piensan, con perdón, en "salvar su culo", o esa es la impresión que dan. Y no me refiero solo al apagón, pienso en la Dana en la Comunidad Valenciana y se me sube la ceja, indignante.
Jueves, 8 de mayo. Segundo día de Cónclave en El Vaticano, y a la cuarta fue la vencida. Hubo fumata blanca y poco después, el "Habemus Papam" desde el balcón, y la presentación oficial del nuevo pontífice. A mí me transmite calma, tiene cara de buena persona. Me agrada que haya sido misionero tantos años. No sé, me gusta la gente que pisa tierra. La que sabe de primera mano las necesidades de muchos, la que no ve los toros desde la barrera. Vi su primera aparición en público, porque me resulta alucinante todo lo que incluye un Cónclave. En realidad, todo lo que sucede en la burbuja vaticana desde el fallecimiento de un Papa hasta la elección del siguiente. Comparto uno de los vídeos en los que se anuncia el nombre del nuevo Papa, y su primera aparición pública después de ser elegido. Me gustó mucho que se emocionase tanto, hasta el punto de contener las lágrimas.
Y me acordaba de mi padre, una vez más, que ya no ha estado para conocer a este nuevo Papa. Miraba a mamá, y disfrutaba al menos de poder seguir disfrutando de vivir muchos momentos a su lado, históricos y cotidianos. También me acordaba de lo muchísimo que disfrutó su viaje a Roma. Y la de buenos recuerdos que trajo de su visita a Roma y al Vaticano, y con eso elijo quedarme. Mi padre tampoco ha vivido el apagón, ni muchas otras cosas. Pero papá, dolorosamente, el mundo sigue girando, como si nada hubiera cambiado. Sin embargo nuestro "pequeño" mundo, en el que tú eras piedra angular, el mundo de los que te amamos, se paró ese asqueroso 1 de agosto de 2023, y cambió radicalmente, no pudimos evitarlo. Como si se cayera de un plumazo un gigantesco castillo de naipes; como si una bomba arrasara, de manera inesperada, con todo; como si nos faltara el aire; como si nos hubieran disparado al corazón... Y puedo poner más símiles, y nada se aproxima, por mucho que ponga empeño, a la realidad del dolor tan indescriptible e inhumano que significó perderte, y para más inri, de un plumazo. Aunque seguimos, como podemos pero seguimos, cada uno llevando este dolor a su modo. No nos hemos rendido, la vida siguió, continúa y debe seguir, pese a que lo mucho que cuesta entenderlo. Como le decía hace muy poco a una amiga, hablando de otros temas, de otro tipo de duelos, el pasado no desaparece, nunca, para bien o para mal, no se puede borrar. Y tonto de aquel que pretenda eliminarlo, como si nunca hubiera existido. Somos lo que somos por las experiencias que hemos vivido, o a las que hemos sobrevivido. Quizá parezca que algunos dolores no se superan, pero quiero pensar lo contrario. Lo que pasa es que cuando te has llevado un "tortazo" del destino o llamadlo como os venga en gana, se ve todo gris. Y se tarda en ver algo de luz. Vamos camino de cumplir los dos años sin ti, y ya hace bastante que no lloro a diario y varias veces cada día. Pero hay momentos en los que la memoria del corazón achucha y la cabeza no colabora a mitigar eso. Lanzo un mensaje de ánimo a todos los que estáis viviendo algún tipo de duelo. Para mí hay duelos por los muertos, pero otros padecen duelos por los vivos. Obviamente no son iguales, pero sigo viendo muchas similitudes, y mucho dolor en ambos. Ánimo, en serio. Hay cosas que parece que una vez perdidas es imposible recuperar, pero sigo convencida que la felicidad o algo parecido, es posible, pese al duelo personal que cada uno alberga, sea más o menos visible, y sea un duelo por los fallecidos o por los vivos que se han convertido en ausentes, incluso extraños.
Intencionadamente he relegado Eurovisión casi para el final. Hace nada me salió un vídeo de Instagram que me pareció buenísimo, Silvia Abril cantando, a su manera (y menos mal), la canción "Esa Diva", de Melody. Gracias, Silvia. Eres magnífica, tremenda, inigualable. Aplaudo tu sentido del humor. Porque no sé cómo quedaremos, pero cierto es que Melody se ha esforzado, y ha conseguido que su canción esté hasta en la sopa. Y será una de las canciones del verano, seguro. Aunque, me quedo con la versión de Silvia Abril.
Y os dejo el vídeo siguiente, por si alguien alcanza a explicarme por qué le han plantado ese pelucón a Melody. Y quién ha sido el "culpable" para que se note tantísimo, porque a mí casi se me caen los ojos del susto. Me resulta bastante carnavalesco...
Los que me leéis habitualmente, sois conscientes que por razones inexplicables, pero me encanta Eurovisión. No me gusta perderme la emisión de la gala final en directo, y analizo lo que veo y escucho. No he escuchado todas, pero os dejo algunas que me han llamado más la atención. Ya tras el concurso, si tengo tiempo y ganas, comentaré aquí algunos aspectos.
La cita eurovisiva ya se aproxima, cuando quiera darme cuenta, será sábado por la noche. Espero que la actuación de Melody esté a la altura, la canción no hay quien la cambie, pero que la defienda lo mejor que pueda. Mi sensación es que quedaremos bastante mal, pero no soy una experta sobre el funcionamiento de las votaciones en Eurovisión según afinidades u odios entre países, y puedo equivocarme. La tercera canción no es de la competición eurovisiva de esta edición, sino de 2020. Esa que no se pudo celebrar por el COVID. Es la que me habría gustado que ganara...de haberse podido celebrar.
Mayo está ya casi a la mitad, pero se me está haciendo pesado. Es contradictorio, pero tengo la sensación de ve volar los meses, y a la vez se me hacen eternos. La sensación de ir tarde o no llegar, o no saber si voy a llegar a tiempo a determinadas cuestiones. Y me agobia, no me quita el sueño, pero me preocupa, lo que pasa es que no puedo rebobinar, y echar el calendario unos años atrás. Hay que asimilar lo que hay, y no tomar las cosas como un lastre, sino tratar de impulsarnos con las ilusiones que tengamos, con los proyectos que nos queden, logremos convertirlos en realidad o no. Y según para qué, y según con quién, vale la pena arriesgarse.
El sábado fue un día de contrastes. Me topé con una persona, así puesto no especifico ni el género, que hace unos años me hizo mucho daño con su miserable forma de actuar. Vi a esa persona y no me removió nada, pasé olímpicamente de su presencia. Estaba, pero su existencia es insignificante y me di cuenta que el tiempo cura muchas heridas, y me ha hecho relativizar vivencias que en su momento me parecieron el fin del mundo. Como todo es cuestión de equilibrio, una amiga a la que no esperaba ver el pasado fin de semana, estuvo por aquí. Y no sé ella qué sensación se llevó, pero a mí las conversaciones entre amigas, o con algunas otras personas básicas en mi vida, me dan mucha fuerza. Y hay espacio para reír, llorar...desnudarse emocionalmente y sentir que no pasa nada. O que sí pasan cosas, pero que puedes permitirte el lujo de confiar en algunas personas, unas pocas solo. Y eso es una fortuna inmensa. El domingo tuve una sensación semejante hablando con otra amiga. En un momento determinado vi cómo un bebé, de cuatro meses apenas, miraba a su madre, mi amiga, con amor. Suerte la mía de presenciar cómo las miradas hablan cuando todavía no articula palabras, al menos no en un idioma entendible para los adultos. ¡Qué bonito! Gracias a las dos, la amiga "del sábado", y la "del domingo". Y gracias a los encuentros fortuitos que son una especie de Pepito Grillo que me hacía falta. Y la puntilla de la entrada es de Amaral, de su nuevo disco.
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