domingo, 15 de noviembre de 2020

Compartir como siempre, compartir como nunca

No falto a mi cita con la publicidad navideña y, una que nunca falta, la del sorteo de Lotería de Navidad. Estaba claro, viendo la línea que tomaron hace ya unos años, que iba a tener sello emotivo. Y este año más, creo que muchos (no me atrevo a generalizar y poner "todos") estamos un poquito más sensibles que otros años por estas fechas. El 2020, al menos a mí, me ha descolocado en muchos sentidos. Me ha hecho replantearme hacia dónde estaba enfocando mis energías, y qué es lo que de verdad desearía que sucediera en mi vida. Y aunque está siendo un año lleno de muchas sombras, me quedo con las luces, por encima de todo. Pese a las tristezas, las ha habido y las que quedan por llegar; las restricciones, merecerían capítulo a parte; y los cambios derivados de esta anormalidad, a veces caos, en la que estamos inmersos. 

Quizá por tener las emociones un poquito más a flor de piel si cabe, me han emocionado algunos anuncios navideños. Empiezo por los de lotería navideña. He dado con dos versiones distintas. El primero es un paseo a lo largo de muchas décadas, en las que siempre estuvo presente esta lotería, finalizando con un guiño al momento actual, en el que no estamos confinados pero somos conscientes que podemos estarlo de nuevo (aunque sea en una versión más ligera que en marzo). Y me parece bien, la publicidad no debería ignorar lo que ha marcado el 2020, y la pandemia se lleva la palma. Es importante ese reconocimiento a todos los que de una manera u otra han ayudado en los tiempos duros. La segunda versión tiene un comienzo parecido, pero acaba con un mensaje telefónico de un hermano a otro. Me encanta la idea de olvidar rencillas familiares con la que está cayendo encima, porque seguramente (casi) siempre es posible dejarlas a un lado, y pasar página, aunque cueste. Ya, lo sé, no siempre se puede. 

Eso sí, qué bonita es la idea de compartir, da igual un décimo, un trozo de tarta, un abrazo, una película con mantita y chimenea...Lo que sea, pero COMPARTIR, sí, con mayúsculas, que le da un énfasis especial. Aquí os dejo ambos anuncios.



Pero hay más anuncios que merece la pena compartir. Otro de ellos es el de turrón de chocolate Suchard. Tal vez intuyendo que este año hay muchas probabilidades de no poder hacer cenas/comidas familiares en Navidad. Aunque reflexionando, me parece que no la van a prohibir, pese al riesgo. Ya, sé que a lo mejor habrá gente que no lo comprenda. Pero después del año que llevamos, si pretendieran prohibir reunirse a las familias, me parece que muchas se rebelerían. ¿Por qué? Ante la incertidumbre de pensar que puede ser que el año que viene falte alguien en la mesa. No olvidemos que hay personas que han sufrido la pérdida de perder a seres queridos, sin la opción de un último beso, abrazo, apretón de manos. No sé, es todo muy complicado. 

De ahí que me haya gustado tanto el anuncio de Suchard, recreando una cena en familia en estas fechas tan especiales, contada desde varios puntos de vista. A continuación podéis verlo:



Y el cuarto anuncio que comparto con vosotros es de Coca-Cola. Gira en torno a las peripecias de un papá para hacer llegar la carta de Papa Noël de su hija al destinatario. Me encanta la idea, de siempre, este año más, pensar que al final el mejor regalo es poder estar juntos, y eso no tiene precio. Ojalá cada uno de los que leáis esta carta tenga la oportunidad de tener en su mesa a alguien con quien de verdad desea estar. El mejor tiempo no es el que pasamos nosotros solos, ni aunque estuviéramos en el lugar más bonito del mundo. Para mí los momentos con más magia son aquellos que compartimos con los que amamos, y da igual dónde estemos. Me da en la nariz que habrá continuación de esta entrada, todavía espero el anuncio de Ruavieja de Navidad, y alguno más que suele ser también muy especial.


Mientras llega la Navidad, os envío a todos mucho ánimo, y fuerza, sé lo fácil que es estar escasos de ellas cuando el día a día es una lucha continua por, de una manera u otra, sobrevivir. Y eso, aunque cueste, no dejéis de luchar, a veces hay batallas que perdemos, pero si eso pasa, que hayamos puesto toda la carne en el asador. Mucho cariño para todos, muchos abrazos apretados...Llegará un día en el que podamos abrazarnos nuevamente, con o sin mascarilla, y sentir el calor humano, tan necesario. 

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