sábado, 21 de noviembre de 2020

Seve Emociones (4 y 5): la NOSTALGIA

Me pasa con frecuencia, el universo emocional es tan amplio que no es tarea fácil elegir "por dónde tirar." Da igual que fuera el Taller "Emociónate" del colegio Beatriz Galindo de Salamanca, las "Pinceladas de emoción" del "Fili" (mi Fili) de Guijuelo o ahora con las "Seve Emociones" del CEIP Severiano Montero de Peñaranda. No es sencillo decidir qué emociones se tratan y de qué manera.

La de esta semana me parecía necesaria y la pista me la dio un alumno de mi tutoría, por un comentario que hizo la semana pasada en clase. Gracias Boris, muchas gracias, por inspirarme.

Esta vez hemos intentado aproximarnos a la nostalgia. Pero no la nostalgia en general, nuestra nostalgia respecto a un tiempo reciente. Me gusta preguntar a los alumnos sobre lo que saben de las emociones, porque cuesta ponerles nombre, y a veces hablamos de conceptos que no tienen claros. No es bueno dar nada por sentado. Tiré de la RAE, después de algunas ideas bastante acertadas sobre lo que puede entenderse por nostalgia. Les di la hoja que podéis ver y/o descargar a continuación. Ver FICHA "Mi vida antes del COVID". Y como veis, nuestra nostalgia, en estos momentos, está muy relacionada con lo que hemos vivido/padecido y seguimos viviendo, por eso la he llamado "Mi vida antes del COVID". Acompañada de unas líneas para que reflexionaran sobre cómo era su vida antes de la pandemia y qué cosas/situaciones echaban de menos bien porque ahora ya no las pudieran hacer (quien dice ahora dice actualmente) o porque las puedan hacer pero de una manera muy distinta. Estuvieron unos diez minutos pensando y escribiendo. Casi todos escribieron "algo." Era, como la mayoría de actividades que planteo sobre educación emocional, algo personal, íntimo, que quedara para cada uno. Luego ya me gusta poner en común, compartir, pero únicamente si se quiere, y lo que se quiere. No dio tiempo a más y sonó el timbre.


Ayer viernes retomamos todo donde lo habíamos dejado, y los que quisieron fueron diciendo una o dos cosas de su lista. Para mi sorpresa, disgusto puede ser más adecuado, 6 niños/as optaron por no compartir nada de lo que habían puesto. No indagué mucho en los motivos, sus razones tendrán, cada cual ha tenido unas vivencias y hay que respetar esos silencios deseados. Pero no me lo esperaba, puede que porque me estaban mal acostumbrando en los ratitos anteriores sobre emociones.

 Mi lista se me fue de las manos, puse 9 y no 5, y podría haber escrito muchas más. A lo mejor era algo que necesitaba sacar, poner en papel y decírmelo a mí misma.

Varias niñas se emocionaron, por lo que ellas mismas habían puesto, o por lo que decían otros compañeros. Tengo que sujetarme para no ir corriendo a abrazarlas, es muy difícil mantener las distancias ante determinadas situaciones. Eso sí, porque vi que se desahogaron y se calmaron, o habría mandado a "freír churros" la distancia social, por cuestión de humanidad, y eso también es salud. La salud física hay que cuidarla, por supuesto, pero...¿y la emocional? La estamos descuidando con esas vallas invisibles (pero poderosas) que dibujamos nosotros mismos o que otros construyen a su alrededor. Y a mí me duelen en los dos sentidos, cuando no me queda otra que colocarlas y, claro está, cuando me las ponen personas que no me esperaba (lo respeto, es por salud, pero me duele).

En el pedacito de sus listas de "Mi vida antes del COVID" había variedad, referencia a personas fallecidas, mascarillas, distancia social, no tener cole, los amigos, las familias...No todos, pero un elevado porcentaje estaban relacionados con los límites que tenemos en esta etapa de anormalidad (lo lamento, sabéis que lo de "nueva normalidad" me chirría).Y como no podía ser de otra manera, con los efectos negativos que dichos límites han causado en nuestra vida. Y sí, nos guste o no, hay una vida antes y después de la pandemia.

Me gustaría compartir los nueve elementos de mi lista:

1-Poder demostrar el cariño a la gente que quiero/me quiere sin mantener la distancia (especialmente echo de menos abrazar).

2-Ir al cine con normalidad, sin límites de aforo ni de dónde te permiten sentarte y dónde no.

3-Quedar con mis amigos y/o familiares para comer, cenar, tomar algo...

4-Pasear sin hora de llegada, sin toque de queda.

5-Viajar...y poder ver, como me encanta hacer en verano, al menos un día, el amanecer en la playa.

6-Vivir sin gel hidroalcohólico.

7-Ir por la calle sin mascarilla, para poder comunicarme mejor con la gente y ver sus gestos, sobre todo ver la sonrisa de cada persona.

8-Poder compartir todo, sin precauciones.

9-No mantener la dichosa distancia social.

Comenté con mis alumnos que aunque ellos no fueran conscientes, estamos viviendo una época que seguramente el día de mañana contaremos a nuestros hijos, nietos...Y ojalá cuando les hablemos de esta etapa, la recordemos como una pesadilla pasada, algo que superamos y logramos vencer. Y seguimos hablando de lo que podían echar de menos, que antes (del COVID) disfrutaban y ya no, de "esas pequeñas cosas", como cantaba Serrat, a las que probablemente (me incluyo) no le dabamos la importancia que de verdad tienen. Ahí ya se animaron más a mencionar lo que echaban de menos.

No tengo ni la más remota idea de cuándo tendremos una vacuna (fiable), de cuánto tardará la mayor parte de la población en levantar cabeza después de este bache que para muchos será una caída libre, ni de casi nada... Pero quiero pensar que aunque solo sean unos pocos, habrá personas a las que les haya servido para algo bueno. A mí me está enseñando la cara más amable de algunos, también lo miserable, egoísta y envidiosa que puede llegar a ser una persona. Situaciones así ponen a prueba nuestra fortaleza, capacidad de adaptación, y tensan (para bien o para mal) los lazos humanos que cada uno hemos creado. Y me siento afortunada, humanamente millonaria, privilegiada, más que nunca, rica en afectos. El cariño me da alas y me hace ser todavía un poquito más feliz. 

Por cierto, para los que os apetezca, quede para vosotros mismos o lo compartáis con alguien. Pensad: ¿Qué estaría en vuestra lista de "Mi vida antes del COVID"?

Y la música esta vez es de Conchita, con su canción "Que merezca la pena." Pues eso, pese las dificultades, vamos a intentar que esta vida valga la pena ¿o no? 

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