domingo, 28 de febrero de 2021

FEBRERO, SILENCIO, PALABRAS...

No quería despedir febrero, por corto que sea, sin una entradita más en el blog. Con la mano en el corazón os lo digo, está siendo un mes largo y duro. Un poco cuesta arriba, como si me hubiera atragantado, como un hueso de aceituna. Pero hoy ya lo despido con alegría e ilusión. Alegría porque termina, no hay mal que cien años dure. Ilusión porque espero que marzo se porte mejor conmigo, sin más.

Y no voy a culpar a la pandemia, aunque su parte de culpa tiene. De las vacunas mejor no hablo. Pero a veces las cosas no salen como nos gustaría que salieran. Y es frustrante, doloroso, sientes rabia, impotencia...y agotamiento (emocional principalmente, pero físico también). Así que recibo a marzo con los brazos abiertos y ojalá este nuevo mes sea más llevadero, agradable y traiga algo más de paz.

Es de sobra conocido mi gusto por escribir. Nunca he dicho que sea una persona que escriba bien, sí que me encanta hacerlo. Más de una vez he fantaseado con pasar la frontera del blog y escribir en algún otro lugar, en otro formato, en un contexto bien distinto. Quién sabe, a lo mejor un día veo que es el momento de hacerlo y me lanzo a la piscina.  A día de hoy el blog es donde más huellas hay de lo que escribo. He dicho en varias ocasiones que este espacio es un pequeño altavoz de lo que pienso, lo que siento y lo que soy. A veces (no demasiadas) etiqueto a personas en el Facebook cuando pongo allí la entrada del blog más reciente. Otras (esto lo hago más a menudo) comparto el enlace con lo escrito en el estado de "WhatsApp" o en un mensaje del mismo (enviado solo a un grupo de personas, no de manera indiscriminada). 

Y alguna, esto último pasa poquísimas veces, solamente envío el enlace a una o dos personas. Si hago esto es porque me apetece que personas concretas, con nombre y apellidos, lo lean, porque he pensado en ellas al escribir y me encantaría que lo vieran. No espero un gracias, porque escribo pensando en la gente que quiero porque me sale, ni más ni menos. Pero reconozco que agradezco algún tipo de reacción /comentario, no tiene por qué ser en los comentarios del blog, hay mil maneras. Acertada o equivocadamente interpreto el silencio como un "no me ha gustado", "ni lo he leído", "no me interesa" o a saber... Intento tirar de empatía y relativizar, pero sí, hay silencios que duelen y no debo ser muy lista, porque no alcanzo a entenderlos, y de verdad que pongo empeños. Será porque las personas no venimos al mundo con manual de instrucciones, y cada una "funciona" a su manera. Me pasa igual con las no reacciones a otras "cosas" que escribo, como las tarjetas de Navidad, pero lo hago porque me apetece y tal vez lo que debería hacer es replantearme los destinatarios, para ahorrarme disgustos.

He optado por respetar el orden del título, me quedan las "palabras". Las palabras con las que me encantaría despedir febrero, son los 20 "mandamientos", ahí es nada, que nos "regaló" Pau Donés, sobre la felicidad. Los compartió mi tía Concha (gracias) en Facebook hace menos de una semana, y quería que estuvieran aquí:

1. Que sepamos vivir el presente.
2. Que no perdamos el tiempo pensando en el futuro.
3. Que dejemos de creer en la suerte y creamos en nosotros mismos.
4. Que dejemos de hacer montañas de granitos de arena.
5. Que la tristeza nos dé ganas de reír. Que nos riamos mucho.
6. Que cantemos en la ducha, en los bares, en las bodas, en las cenas con los amigos o donde nos apetezca cuando nos venga en gana.
7. Que aprendamos a decirnos «te quiero» sin que nos dé vergüenza.
8. Que nos besemos, nos toquemos y nos achuchemos mucho.
9. Que nos escuchemos tanto como sepamos compartirnos en silencio.
10. Que nos queramos, a los demás y sobre todo a nosotros mismos.
11. Que nos peleemos lo menos posible. Estar enfadado es una gran y estúpida pérdida de tiempo. ¡A la mierda el ego y el orgullo!
12. Que nos dejemos de rollos, de chorradas, de hacer ver lo que no somos, que eso no sirve pa' ná.
13. Que le perdamos el miedo a la muerte, pero también le perdamos el miedo a vivir.
14. Que decidamos por nosotros mismos. Que nunca dejemos que los demás decidan por nosotros.
15. Que cuando la vida nos cierre una ventana sea cuando más abramos las alas para romper el cristal y salir volando.
16. Que las cosas nos lleven adonde sea, pero que nos vayan bien.
17. Que los cerebros de zafios, hipócritas, memos, mamelucos, corruptos, pesaos, estúpidos, tocapelotas, mentirosos, gilipollas... se reprogramen y entiendan que en la vida no hace falta ser así, que la vida va de otra cosa.
18. Que a las penas, puñaladas y al mal tiempo, buena cara. O mala, que tampoco pasa nada.
19. Que la vida sea siempre un sueño.
20. Y, en fin, que a la vida le demos calidad, porque belleza sobra.

Pues sí, queridísimo Pau, belleza le sobra. A veces se nos olvida que es un sueño, pero hay que intentar verla así, aunque a ratos tenga momentos de sombra.
Ojalá encontremos siempre la manera de encontrar algo abierto, sea una puerta, una ventana, o unos brazos calurosos que nos rodean y nos transmiten todo el cariño, la calma y el amor que podemos sentir al escuchar el latido de otro corazón.
Qué importante lo de perderle el miedo a vivir, y arriesgarse, hablar, acariciar, escuchar, valorar, rectificar, perdonar, cuidar, amar, observar, sentir...Anda que no hay miedos que perder, pero poco a poco.
Y sí, hay que querer, aunque antes hay que quererse. Ninguna de las dos es una "tarea" sencilla, pero nunca debemos dejar de querernos a nosotros mismos por querer a otros. Y no es cuestión de orgullo, sino de salud. Quiérete y será más fácil que te quieran. Quiérete aunque la gente no sepa verlo.
Lo de escucharnos y compartirnos en silencio me parece una auténtica delicia. Escuchar es imprescindible, que nos importe lo que escuchamos, es una manera de demostrar que nos interesa la persona que está hablando. Y lo de compartirnos en silencio roza la magia, esos silencios que sí nos gustan, que son cómodos, y hasta apetecen. Esos momentos de silencio con otra persona en los que sobran las palabras, y qué bien que sobren. Esto lo digo yo que reconozco que soy una "cotorrilla", pero sé apreciar también lo hermoso de determinados silencios.
En lo del tacto, lo veo un pelín complicado por la distancia social, pero según las circunstancias, y la relación, por supuesto que hay que besar, achuchar, acariciar...Hay que aprender a disfrutar de la piel, y no solo de las palabras.
Lo de decir "Te quiero" desde luego, y no debería dar vergüenza, entiendo que a según a quién y cuándo, pueda costarle, pero es tan necesario. O a mí me lo parece, no debemos dar nada por sentado, y menos hoy en día, con la distancia reinante. Creo que en esta época que nos ha tocado vivir, hay que procurar (me incluyo) ser más cuidadosos y detallistas que nunca. No sé a vosotros, con la pandemia siento mucho más todo a flor de piel. A lo mejor no es justo, no debería ser así, pero estoy más sensible que de costumbre...Y también más irascible. Y a veces salto cuando debería quedarme callada o permanezco en silencio cuando lo que corresponde es hablar y expresar lo que siento. Todo tiene solución, me he propuesto ya en marzo intentar que esto suceda lo menos posible. Intentar morderme la lengua cuando note que voy a "saltar" y no ha lugar, por el daño que puedo hacer (y suele ser encima a los que más quiero). Y por otra parte, no guardarme lo que me causa dolor, sino comunicarlo, sin reproches, pero verbalizarlo. O quizás no me cause dolor, pero no me siento bien si me quedo callada en algunos momentos, y nadie tiene una bolita mágica para ver lo que sentimos/pensamos/deseamos en cada momento. Creo en el poder de una buena comunicación, de la sinceridad y de empatizar, ceder...

Gracias Pau, allá donde estés, por tus sabias palabras y porque siempre nos quedará tu música. Y la vida, con música, es más vida. Buen domingo. Marzo, estás tardando je, je, dame aire, vida, cariño, palabras. A ser felices, pese a todo, pese a todos.

Perdonad si la entrada no transmite una alegría desbordante, no todos los días se puede estar como unas castañuelas y, como ya he comentado, febrero no ha sido sencillo y se me ha hecho largo.

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