domingo, 7 de febrero de 2021

SIN TÍTULO

Por defecto supongo que si no llamo de ninguna manera a alguna entrada, saldría el "Sin título", pero es así como la he querido titular, ha sido algo intencionado.

La siesta reparadora de los viernes por la tarde (cuando se puede). Una visita esperada. Las buenas noticias. Poner fecha a cafés pendientes. Contemplar a las palomas que duermen en el árbol El amor. Una cena sin fecha. Un proyecto de viaje (más de uno en realidad). La ilusión. Los abrazos apretados. Las fechas importantes. Hacer un bizcocho de coco. Que no llueva. Dibujar por disfrute, para "nada". Unos audios necesarios. La amistad. Mi hermano. Recitar poemas de Defreds.  Estar bien de salud. Los besos. No madrugar. Emocionarme. Escuchar. Ver el sol. Las raíces en el espejo. Comprobar que algo que te gusta mucho sigue "en venta".  Sentarte un ratito en el sofá a ver la tele. Mis padres. Superar días, semanas...cumplir meses. La felicidad. Sentirme en paz conmigo misma. Perdonarme. Paseo conmigo misma. Quererme más. Respetar. Entender. Quitarme la mascarilla. No agobiar. Leer frasecitas. Cuidar en la distancia (y en le cercanía), pero en la distancia cuesta más. Exprimir el tiempo compartido. Escuchar canciones que me gustan. Observar. Maquillarme. Acordarme de los que se fueron demasiado pronto. Elegir qué libro viene ahora. Soñar. No pensar más de la cuenta. Ordenar. No ver el Telediario (actualmente, Teledesgracias) entero. Jugar al tetris con un tablero de madera y mi coche. Corregir exámenes. La esperanza. Hacer fotos. Preparar clases. Perder vista frente a "mi amigo" el ordenador. Comprobar que la alarma laboral de las 6:20 está activada. Mirar el calendario y recordar en qué día vivo. Y ya, Carnavales, venid a mí (POR FAVOR). Fin de mi fin de semana.

NOTA MENTAL: cuando quieres estrenar una cafetera, comprueba antes si incluye filtros, o no hay café...Ja, ja, ja...Soy un cuadro. 

Lo del café y yo es una historia particular. No me gusta pero comprendo que en cualquier hogar que se precie (lo de casa suena más frío) ha de haber una cafetera. Hace años preparé café para unos amigos, a falta de molinillo o café molido, tuve una feliz idea. ¿Por qué no batir los granos con la batidora? Ojo, sin accesorio de picadora ni nada. Así, sin más, por las bravas. Parece ser que el café se masticaba, y no había quien lograra aclarar "eso", por más leche y/o hielos que le echaban. Me parece que para ellos fue un café memorable. Y si alguno de ellos lee esta entrada, sonreirá, inevitablemente.

Y además es un libro de mi querido Hervé Tullet.

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