viernes, 15 de febrero de 2019

Pinceladas de emoción (11): la vergüenza (1ª parte)

Después de cariño y amor por doquier, no era fácil elegir la siguiente emoción. Rebusqué en internet, libros que tengo sobre emociones, cuentos...Y tras darle bastantes vueltas, elegí la vergüenza.

Esta vez no os traigo el Emocionario, sino un libro estupendo, recién sacado del horno (1ª edición: noviembre de 2018). Lo descubrí en la FNAC de Preciados, y los Reyes tuvieron a bien traérmelo. Se llama El gran libro de las emociones, la autora es María Menéndez-Ponte (ilustrado por Judi Abbot con mucha ternura), de Duomo ediciones.


Como podéis ver en la portada, es un libro  de cuentos, relativamente breves, acompañados de fichas. Me parece ideal para los docentes, aquellos interesados en la educación e inteligencia emocional; y por supuesto para los padres, también interesado en tocar este tema con sus hijos/as. 

En las páginas 82 a 85, está "Nuria escribe a su vergüenza." Teniendo en cuenta que una página entera la ocupa una ilustración, podéis deducir que no es muy extenso. El cuento nos relata la historia de Nuria, una niña que se siente paralizada por la vergüenza, la mete en problemas y, lo que es peor, le impide disfrutar de la vida como le gustaría.

Me senté en una silla frente a ellos, y estuve leyéndoselo-contándoselo. No quería estar detrás de la mesa del "profe", porque es una barrera física que me distancia de ellos.

A continuación, trae dos páginas con cuatro apartados: ¿Qué es la vergüenza?, Sentir vergüenza y ser vergonzoso, ¿Por qué sentimos vergüenza? y Reducir la vergüenza. Uno a uno toqué los tres primeros puntos, el cuarto he optado por reservarlo para la siguiente sesión.

Me ha encantado la parte de Sentir vergüenza y ser vergonzoso. Nos explican que ser vergonzoso se acerca más a ser tímido, y tiene que ver con el carácter de cada cual. Las personas vergonzosas son las que quieren evitar ciertas situaciones, sobre todo con gente que no conocemos, que conocemos poco y con los que no existe la confianza para comportarnos con naturalidad.

Mientras que, sentimos vergüenza en situaciones puntuales. Si somos vergonzosos o tímidos, esto nos limita de manera anticipada a hacer ciertas cosas o exponernos en situaciones concretas.

Pude preguntar a bastantes, si ellos consideraban que eran vergonzosos o sentían vergüenza en situaciones puntuales, y que pusieran algún ejemplo. Una pena que el tiempo nos limite tanto, me habría encantado que todos intervinieran.

La gran mayoría afirmaron que sentían vergüenza ante determinadas situaciones, pero no creían que fueran vergonzosos. Como para romper el hielo hay que mojarse, les dije que creo que no soy vergonzosa, pero sí siento vergüenza en según qué situaciones, como estar en bañador en la piscina. Extraño que en la playa o no me pasa o me pasa muy poco. Me da la sensación que en la playa la gente va más "a su bola", aunque si fuera por el número de personas, hay muchas más en la playa que en la piscina...No sé, cada uno tenemos nuestras cosillas. 

Una situación en la que bastantes coincidieron es leer en misa, me llamó la atención que cuatro o cinco estuvieran de acuerdo.

Añadí a lo de la piscina, la vergüenza horrorosa, también pavor, el primer día de clase, cuando siento que los ojos de mis alumnos se clavan en mí. Mira que han pasado años, pero no puedo evitarlo, es un batiburrillo de emociones, también hay nervios, y mucha ilusión (entre otras cosas). Y, así algo reciente reciente, las reuniones de padres y madres. Aunque la del lunes fue la segunda y sabía muy bien qué terreno pisaba, cuesta un poquito empezar y, entre eso y mi maltrecha garganta, en la reunión y los momentos previos, voló prácticamente un litro de agua. Cuando pasan los primeros cinco minutos, me voy serenando, y mejor así porque si no, me pongo tensa y puedo resultar hasta borde.

Reflexionamos un poquito, porque lo que decían estaba muy asociado con el miedo a hacer el ridículo. Pero el miedo, la inseguridad, la autoestima, ya son asuntos de otros días.

Como novedad les puse tarea. La del corazón fue voluntaria. Por cierto, me parece que todavía van a traerme más corazones para plastificar, por mí...fenomenal. Los "deberes", tienen hasta el martes, son rellenar una hoja que les di. Pone en la parte superior "LA VERGÜENZA DE..."(para completar con su nombre). Y luego tienen esto tres veces:

Siento vergüenza cuando..........................................
¿Qué hago/qué puedo hacer para solucionarlo?................

Insistí en la segunda parte, puede ser que ellos estén haciendo algo para lidiar con esas situaciones...o tal vez no. Si hacen "algo", perfecto, y si no lo hacen, es bueno pensar qué se les ocurre que podrían hacer.

Y así concluye otra sesión de Pinceladas de emoción, mi ratito favorito de la semana. Aunque esta semana de San Valentín, dos niñas me han traído de esas cosas que yo conservaré siempre. Los mejores detalles no cuestan ni un solo euro. Ha sido una semana tremendamente especial.

El viernes que viene, seguiremos con la vergüenza.

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