viernes, 1 de noviembre de 2019

Emo-ideas (3): A LOS AUSENTES

Paso de "Halloween", tal cual. Me importa un huevo y la yema del otro esta celebración, más cuando es justo la víspera del 1 de noviembre, Día de todos los santos. Me esfuerzo cada año por explicarles a mis alumnos los orígenes de "Halloween", para evitar que se queden en la anécdota de los disfraces, los sustos y el truco o trato. Aunque sé que es una batalla perdida, porque para ellos es una fiesta, y con eso les basta. Dicho esto, deseo de corazón que los que celebran "Halloween" lo disfruten al máximo, lo cortés no quita lo valiente (ya, soy muy refranera).

Hechas estas aclaraciones, ya es 1 de noviembre, y me gustaría aprovechar para recordar a los que ya no están con nosotros.

La idea que propongo esta vez es individual, puede guardar relación con los sentimientos que cada uno quiera: aceptación, nostalgia, ternura, melancolía, amor, tristeza, alivio, miedo, ira, serenidad, desaliento, orgullo, gratitud, soledad, felicidad...La lista tiende a infinito, o esa sensación me da a mí.

Se llama "Carta a los ausentes." No hace falta ser muy avispado para saber por dónde pueden ir los tiros.

Ya sea en familia o en el aula, la actividad es una invitación (cada persona decide si la toma o la rechaza), para escribir una carta (de manera individual) a alguien que fuera muy especial para vosotros, pero que ya no esté aquí.

Como todo lo que propongo, es algo completamente voluntario, más aun esta que otras anteriores, porque supone remover muchas cosas en nuestro interior. Hay gente que no quiere remover nada, y en su derecho está, y otros todavía no están preparados y lo único que van a sentir es dolor. Y otras personas que no quieran, sin más, y hay que respetar el momento en el que cada cual se encuentra.

No voy a escaquearme, así que os dejo mi "carta a los ausentes." No sabía cómo hacerla, si de manera anónima o no. Pero he pensado en la destinataria, en cosas que tuvimos tiempo de hablar, y creo que me lanzo a hacerla con su nombre, porque ella una vez me dijo que no le importaría que un día su historia se contara. A tanto no llego porque emocionalmente sería durísimo recabar cierta información (aunque quién sabe), pero voy a intentar escribirla a corazón abierto.

Tened en cuenta que hay que imaginarse que el destinatario podrá leer esa carta, aunque no sea posible, la intención es escribirla con esa idea.

Obviamente la edad de las personas que hagan la carta tendrá mucho que ver con el contenido de la misma. No hay cartas malas, lo bonito es que los que se decidan a hacerla, intenten plasmar sus sentimientos hacia esa persona en ella. Da igual si hay faltas de ortografía o la expresión escrita no es la más adecuada. Lo que de verdad importa es el fondo, no la forma de la misma.

Cuando cada uno haya escrito su carta, mi idea no incluye leerlas en voz alta ni a otros, porque considero que es un ejercicio de introspección. Optaría por poner música de fondo relajante, sin letra, y que cada cual disponga de tiempo para leerse a sí mismo lo que acaba de escribir.

¿Que hay ganas de comentar entre todos cómo se han sentido?...¡Perfecto! ¿Que nadie quiere hablar?...¡Perfecto también!

A ver, cojo aire y empiezo la mía:

Querida Alejandra (o Jandra o Jandri, como te llamaba mucha de tu gente):

Va a hacer cuatro años que nos dejaste. La mierda del cáncer, cada cosa por su nombre, te arrebató de nuestro lado después de, si la memoria no me falla, más de una larga década luchando contra él. Es verdad que en mis 37 años de vida he sufrido otras ausencias, no demasiadas (afortunadamente), pero ninguna me ha dolido tantísimo como la tuya.

Tanto que es inevitable escribirte esta carta sin poder parar de llorar, y sin acertar a deshacer el nudo que se me hace en la garganta y casi no me deja ni tragar saliva.


Te queríamos una barbaridad,...¡cómo no quererte! No era por pena, no era por lástima, eso jamás. Era porque fuiste un maravilloso ser humano, lleno de bondad, luz,  optimismo, energía, amor, lealtad, esfuerzo, de coraje...De muchas características buenas que pudimos disfrutar los que tuvimos la suerte de, una manera u otra, formar parte de tu vida y tenerte a ti en la nuestra.


Siempre fuiste una persona muy familiar, muy unida a sus hermanos y una gran amiga. Además una madre de 10 y una esposa de 10 (sí, me atrevo a decirlo). Recuerdo una vez que me dijiste que no habías podido tener un mejor compañero de vida que Jandro, qué razón tenías.


Hace bastante que no veo al mayor, a tu Iván, el que más se parece físicamente a ti. Sin embargo a tu peque, Pablo, le sigo la pista y me encanta saber qué hace, las novedades de su vida y sus planes de futuro (que no son pocos). En realidad me gusta mucho tener noticias suyas, aunque no podamos vernos más a menudo. Ahora esas charlas que tú yo teníamos por "guasap" o en el Bécquer principalmente, las tengo con él, convertido en un hombre maravilloso.  Y aunque Iván en el físico guarda más parecido contigo, para mí Pablo es muy tú.

Tienes un marido maravilloso y unos hijos maravillosos también. Estoy segura que desde arriba sonríes al verlos, y ellos te devuelven esa sonrisa y todo el amor que compartisteis.

Creo que nunca te di las gracias por tu amistad, sí por cómo eras conmigo, pero no específicamente por ser mi amiga. GRACIAS, me parece que eres la "culpable" de muchos puntos de inflexión en mi vida, y te lo agradezco enormemente. Ahora ya intento con todas mis fuerzas no dejarme nada en el tintero con las personas a las que quiero, sin necesidad que exista una enfermedad de por medio. Nunca se sabe qué nos deparará el futuro y mi idea es exprimir el presente y disfrutarlo todo lo que se pueda. Y a las personas hay que decirles lo que las queremos, lo mucho que nos importan, lo necesarias que son en nuestras vidas, por qué son especiales para nosotros y, claro está, cuidarlas con todo el mimo que necesiten y que seamos capaces de darles.

Durante un tiempo me pesó no haber pasado más tiempo contigo, luego ya me di cuenta que tenía que ser así, y no había vuelta de hoja. La vida tiene maneras de enseñarnos que a veces nunca alcanzamos a entender.

Fuiste un ejemplo de valentía, de fortaleza y de un coraje desmedido aunque también tuvieras miedo. A lo largo de todo el proceso, o es más apropiado decir "la batalla", era admirable ver cómo afrontabas lo que venía y, pese a que tú no tuvieras buenas noticias (a veces) o no estuvieras en un buen momento, SIEMPRE estabas ahí, al pie del cañón, para echar una mano, animar, escuchar, consolar, entender, querer...

Tengo grabada a fuego tu sonrisa, tu manera de abrazar y lo dulce que era tu voz. Y una inigualable capacidad de escucha. Precioso destino que tuvo a bien que nos cruzásemos gracias a unas clases particulares con Pablo. Quién iba a decirnos que de ahí surgiría una AMISTAD. 

A veces, si lo pienso fríamente, creo que te fallé, que no supe estar a la altura en tus últimos meses de vida, y me limité a respetar tu ausencia de noticias, porque no sabía que ese sí va a ser el adiós definitivo. Es posible que, ilusa de mí, confiara en verte renacer una vez más, ver cómo sorteabas el bache y seguías adelante, a pesar de haber pasado ya por rachas muy malas. Sé que también pudiste vivir momentos muy muy felices con los tuyos, y con eso nos quedamos todos.

Gracias por quitarle hierro a la muerte y hacerme valorar todavía más la VIDA.

SIEMPRE te querremos y recordaremos todos esos momentos de felicidad a tu lado. 

Alargo el brazo para agarrar tu mano con ternura y darte un abrazo gigantesco:

Raquelilla

Y hasta aquí puedo escribir. Como dijo Fernando Savater una vez y en anteriores ocasiones he tomado prestada esta frase suya: "Palabras me faltan cuando la emoción me sobra."

Esta entrada va dedicada a todos los que ausentes. Pero no únicamente a ellos, además he pensado mucho en los presentes, en los que nos quedamos aquí con ese dolor difícilmente descriptible y a ratos insoportable. Porque cuando alguien se muere, nunca es buen momento. Porque cuando una persona fallece, los que la querían, la amaban, comienzan un duelo que a veces parece interminable. Porque hay heridas que no se sabe si un día cerrarán. Y punto.


http://www.anundis.com/profiles/blogs/un-brindis-no-un-adi-s

1 comentario:

  1. Muy emotivo! Cuánto cuesta vivir con los q faltan! Cómo me dice mi pequeña: que injusta es la vida. Bonitas palabras para la persona a la q van dirigidas. Buenas madrugadas....un beso al cielo para todos aquellos q nos dejaron ( tengo en mente varios).��

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