sábado, 23 de diciembre de 2023

Viernes, Vacaciones. Y ...¡ReVólVer!

Ayer fue un día de esos a la carrera, non-stop como diría mi amiga Carmen. Último día de instituto antes de las vacaciones. Iba a haber escrito "último día de clases", pero me ha dado la risa. Por circunstancias ayer solo me correspondía una hora con los alumnos. Les pedí que me avisaran antes de si iban a ir o no. Más que nada porque me molesta que me digan una cosa y hagan la contraria. Y cumplieron con su palabra. Allí estuvieron Dulce, Edair y Jean Pier. Y sé que si Wadeli hubiera estado en Salamanca habría ido también. Muchas gracias, de corazón. El tiempo pasó volando jugando al "Unánimo". Perdí. Sí, tal cual. Es la primera vez que quedo en última posición jugando con alumnos a un juego de mesa. En mi defensa diré que es muy pero que muy complicado ponerse en su lugar. Fue divertido pese a la derrota. No he dejado el juego en el instituto, porque a lo mejor puedo jugar con unos amigos en algún momento de las vacaciones. Si cuadra y les apetece claro.

Seré de las raras, pero a mí me encanta acabar el año con mis alumnos, soy así. Echo de menos los festivales navideños de los coles. Son una paliza previa y un estrés considerable hasta que empieza "la función", aunque también se disfrutan mucho. Lo bueno es que hubo actuación musical navideña en el recreo del jueves. En el gimnasio, participaron los profesores que integran el coro del Salinas, alumnado de 2º de la ESO y alumnos de cursos diferentes que tocan algún instrumento. ¡Mucho talento por allí! A mí me encantó. Gran trabajo de todos, pero en especial de "Bene", compañera de Música y directora de "orquesta".

También echo de menos ser tutora. Estar de Compensatoria tiene semejanzas con ser tutora, pero no es igual. Todo llegará. Siento que esta etapa no ha acabado. Me parece que me queda algún capítulo más, tal vez esté equivocada. Pero si me confundo no pasa nada. Lo que pase será por algo.

Tras el ratito ameno con mi alumnado de Compensatoria de 2º de la ESO, entrega de notas. Al no ser tutora, hora libre. Y luego algo de picoteo con los compañeros del instituto. Con adornos navideños estuvo un grupo importante, entre los que me incluyo. Me faltó el jersey de Navidad. Sin falta para las próximas. Y luego besos y felicitaciones varias. Huí de ir uno a uno, porque logré aguantar el tipo como una jabata, y motivos tenía para soltar alguna que orea lágrima. Me quedé con ganas de despedirme en condiciones de algunos compañeros que siento más próximos, pero el riesgo era alto y evité el "peligro". Señoras y señores, llorar está fenomenal y aunque muchos crean que no sirve de nada, a mí, habitualmente,  me tranquiliza exteriorizar lo que siento, pero llevo tanto llorado en cuatro meses y 22 días, que saco el STOP en muchos momentos. Pensé para mis adentros que no era momento de lágrimas, porque soy afortunada, y mucho. Y aunque la ausencia de mi padre sigue pesando, y no hace falta ninguna festividad para recordarlo (es un continuo, un 24/7 pero con el corazón agradecido y latiendo fuerte), hay que seguir caminando. 

Esta semana di con una película, no recuerdo si está en Netflix o Amazon Prime, una de esas películas joya. De las que, a mi parecer, puede tocar las fibras a prácticamente cualquiera. Es dura, de una sensibilidad y belleza extrema. Sin florituras, destila honestidad y lanza dardos que nos hacen darle al coco. Es "Verano 1993", una película con tintes autobiográficos de Carla Simón. En ella hacen acto de presencia el duelo, la ternura, la curiosidad, la rabia, la inocencia, los celos, la capacidad de adaptarse a cambios muy dolorosos, la evolución sentimental de los personajes (simplemente brillanrte), la complicidad, la alegría, la inocencia. Y para mí, por encima de todo, el amor. No quiero destriparla. insisto, es dura, pero es hermosísima. Y el punto final me pareció de un realismo dolorosamente aplastante. Muy recomendable.

El momento musical va a ser más extenso que en otras ocasiones. Anoche estuve en un concierto de Revólver. Alucinante ver que había menores de edad, no ni uno ni dos. Y veinteañeras sabiéndose las letras de cabo a rabo. Una de ellas la tuvimos muy cerca, y estaba exultante. Ver para creer. Revólver no es mi grupo favorito. Conocía algunas de sus canciones. Pero me gusta que el abanico de lo que escucho se amplíe considerablemente con el paso de los años. Y a veces son otras personas las que nos acercan a música relativamente "nueva" para nuestros oídos. Nueva aunque Carlos Goñi lleve más de treinta años sobre los escenarios. Qué maravilla. Un concierto muy especial. Salí encantada. A ojo de buen cubero se habían vendido menos de la mitad de las entradas. Desde iluminación optaron por empezar el concierto con el patio de butacas en penumbra, oscurísimo. Deduzco que para evitar que Carlos viera la no muy buena respuesta del público a a su concierto. También alguien de la organización intentó que las personas de los extremos se sentaran en la zona central, para que el público estuviera más concentrado y fuera menor el aspecto algo desangelado del Palacio de Congresos. Hasta que empezó el concierto. Apareció Goñi, acompañado de tres músicos. Y de lo primero que salió por su boca fue pedir al responsable de iluminación que iluminara al público. Para quitarse el sombrero. Nos contó que era el primer concierto de la gira en el que no se agotaban las entradas. Elegante que es, dejó caer que se le ocurrían algunas razones que explicaran por qué había pasado eso. Explicó que para él el de Salamanca era el cierre de gira, porque el 28 actúan en La Palma, pero acompañados de otros grupos. Y que iba a dar el concierto igual que si estuviera lleno, o si hubiera solo una persona. Aclaró que no, que en realidad si solo hubiera una persona la invitaría a subir al escenario con ellos.

Fue un concierto muy completo. Aderezado con ciertas explicaciones didácticas o personales, y un fino sentido del humor. El ratito en el que salió la banda de escena para descansar y se quedó Goñi solo, con guitarra y armónica, de diez. Y ahí descubrí una canción preciosa. En realidad descubrí unas cuantas. Necesito las vacaciones para digerirlas. El público totalmente entregado. Cuando un artista lleva tantos años de profesión, tiene la suerte de haber hecho canciones que son parte de la banda sonora vital de muchas personas, y de muchas edades distintas. Ojalá se anime a volver a Salamanca, pero eligiendo mejor la fecha. Ayer no era buen día, mucha gente abandonaba Salamanca para volver a casa "por Navidad". Y otro punto importante, la casi inexistente promoción del mismo. En mi caso fue gracias a estar muy pendiente de sus redes sociales, porque había un puñado de cantantes a los que quería ver en concierto, era un regalo más que para mí misma. Pero un regalo compartido, porque disfruté de la experiencia de Revólver y repetiría sin dudarlo, pese a saberme la letra de solo tres canciones (aproximadamente). 

Además de un gran cantante, coincido con él en su labor de entretenedor. Mencionando que sus conciertos son una mezcla de música y "El club de la comedia". Bendito entretenedor, cruzo los dedos por más personas como él. 

No voy a subir aquí vídeos del concierto, pesan muchísimo. Lo haré en Youtube cuando los comprima. Pero dejo una frase de una de sus canciones y el vídeo de otra.

La frase es de "El anillo de boda": "El error no es acabar, el error es no empezar por si se acaba." Como el arroz, simplemente brillante. Y en esa misma canción hay otras buenísimas.

Y la canción, escuchadla, no hay más.


Espero que mañana, Nochebuena, no os falten faros que iluminen vuestra vida. Y si no los veis, mirad en vuestro interior, seguro que tenéis más de un faro, empezando por el vuestro propio. Y seguido del de los que os quieren, puedan estar físicamente con vosotros o no (no importa la razón). Ayer un compañero de trabajo y amigo decía que siempre falta alguien en estas fechas especiales. Y qué razón tiene. A nosotros desde esta Nochebuena nos falta papá en la mesa. Pero cuando hemos estado los cuatro, a mis padres les faltaban sus padres, aunque no nos reuniéramos en las fiestas navideñas con ellos. Y otras personas. Quizás estas fechas sean más pelligrosas para notar el vacío, todavía no las he vivido con una ausencia como la de estas navidades. Mi plan es respirar y disfrutar de mis faros, pese a que veces choquemos, no nos entendamos, etcétera. Así que os deseo a todos una Nochebuena y Navidad en paz, con vosotros mismos y con los que os rodean. Y destellos felices, porque los puede haber hasta en los días más oscuros. Disfrutad de los que están en la mesa, y de los que aunque no estén en vuestra mesa estos días, están presentes en vuestras vidas, porque son parte de ellas. Que el pasado nunca sea ancla, sino alas.


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