domingo, 31 de diciembre de 2023

2023/24

Suelo decir que me gustan más los años impares que los pares. Aunque en 2023 me he estrellado con todo el equipo. Casi damos la bienvenida al año en el hospital. De hecho poco nos faltó para comernos las uvas allí. Entre finales de diciembre y todo febrero, tres operaciones (mi hermano, mamá y papá). Por eso decía que para nosotros, el año comenzó, de verdad, a mediados de marzo, cuando nos estábamos recuperando de ir con tanta asiduidad a los hospitales. ¡Qué ilusa! El tsunami del 1 de agosto casi nos lleva por delante. Fue un tortazo con la mano abierta. Y sí, lo repito, pasé en diez minutos de estar hablando con mi padre, a asimilar, de manera inesperada y fulminante, que ya no estaba vivo. Si hago memoria soy incapaz de recordar las palabras exactas de nuestra última conversación esa asquerosa tarde-noche. Pero sí me acuerdo bastante bien de mi monólogo con él, cuando ya sabía que se había ido. Por si acaso, necesitaba recordarle algunas cosas, me las guardo para mí. En realidad no era solo recordarle, sino también contarle otras, sin más. Creo que ningún momento es bueno para que se muera una de las personas que más quieres en el mundo. Si encima no lo ves venir, el dolor es indescriptible, inconmensurable. Ni mejor ni peor que el de otras personas, para cada uno su dolor es su dolor. Y en los primeros momentos, una combinación explosiva de muchos dolores que me situaban ante una cuesta que parecía infinita. Y después, un viaje por diferentes etapas del duelo, intentándome aferrar a lo que podía ayudarme a levantar un poquito el vuelo.

La especie de punzada en el corazón. La falta de aire. El nudo en la garganta que aprieta y ahoga. La dificultad para sonreír, pasara lo que pasara. La pena hasta a la hora de caminar. El no tener ganas de salir de casa. El vacío. La facilidad para llorar. Lo complicado de encontrar consuelo. Lo imposible de comprender. La rabia. La irascibilidad por cualquier chorrada. La tristeza infinita. Las ganas de recordar. La mala memoria desde que se fue. La ansiedad. El enfado conmigo misma.  Su voz. Las ausencias. Las presencias. El deseo de no coger el móvil. Los audios llorando. Las fotografías. La distancia. La aplastante nueva normalidad. Las preguntas innecesarias. Las respuestas de mentira. El entrometerse en vidas ajenas. La insistencia. La falta de respeto. El egoísmo. La memoria. El paso del tiempo. Los días que pasan volando. Los días que van a paso tortuga. El cariño de los que me quieren. La escucha, incómoda muchas veces. La enorme empatía. Los abrazos sin pedirlos y de los que saben lo que sí y lo que no. La proximidad. Los silencios. Las conversaciones con palabras. Las conversaciones con miradas. El amor. El ir juntos de la mano. Los besos. Las caricias. El intento de hablar de mi padre sin emocionarme. El recuerdo diario. La gratitud. Los detalles. El saber esperar. El cuidado. Las risas en compañía. La amistad. Las conversaciones "incómodas". El dolor compartido. La intimidad sin escudos. La necesidad de escribir. El placer de recordar. La responsabilidad de continuar hacia adelante. La ilusión por todo lo que está por venir. Las ganas de viajar. El deseo de escapadas. Los detalles. Los momentos sola. Los momentos acompañada. La unión. El respeto. Lo afortunada que soy. Los hilos invisibles. El deseo de mejorar. La música que salva. Las lecturas que alivian el dolor. Las palabras que acarician. Los recuerdos que arañan.  La independencia. La nostalgia. La continuidad de algunas tradiciones familiares. El día a día. El levantarse cuando se puede y como se puede. El permitirme equivocarme. La tranquilidad. Las pausas. Los proyectos. La reconexión. El arte de respirar. La consciencia. La valentía. La mano tendida. La fortaleza interior. La victoria frente al miedo. La esperanza. La lucha diaria. La aceptación...La vida.

Así que, como la mayoría supondréis, tengo muchas ganas de decir adiós a 2023. Porque la muerte de mi padre basta y sobra para calificar este 2023 como un "año de mierda" . Y eso es ser sutil, podría haber escrito alguna barbaridad. Sí, sé contar. Mi padre se nos fue un 1 de agosto. Por lo que, afortunadamente, pudimos compartir con él 7 meses del presente año. Y en esos meses hubo innumerables momentos agradables vividos a su lado. Papá, seguimos amándote infinito, y sigues vivo a través de nuestros recuerdos, son continuos e inagotables. Y eso no lo puede cambiar nada ni nadie.

El 2023 también me deja momentos felices, con mi padre y sin él. Me cuesta decir que hay momentos felices sin mi padre, me refiero a desde el fallecimiento de mi padre, pero él está presente y sé que nuestra felicidad era su felicidad, aunque no siempre comprendiera y/o estuviera de acuerdo con nuestra manera de actuar. Y desde el lugar en el que esté querrá vernos felices, a todos, pero especialmente a Miguel Ángel (mi hermano), a mamá y a mí. 

Tengo nombres propios de lugares que sí quiero recordar al despedir este 2023. No pueden faltar estos:

Villarreal de San Carlos, Río Shopping, Porta Coeli, San Martín del Castañar, Meandro Melero, CAEM, Villares de la Reina, Burgos, Orbaneja del Castillo, Fregenal de la Sierra, Feria del Libro de Madrid, IES "Francisco Salinas", Segovia, Miranda Do Douro, Hotel Restaurante Cuatro Calzadas, Suances, Santillana del Mar, Cabárceno, Urbanización "Pinar de Alba", Guijuelo, La Alberca, La Granja,  Madrid, Wizink, Palacio de Congresos...

Musicalmente 2023 ha sonado a Revólver, Vetusta Morla, Fito Cabrales, Antonio Orozco, Conchita, Edurne, Dani Martín, Rosana, Manuel Carrasco, Miley Cyrus, Rocío Jurado, Juan Pardo, Manolo García, María Dolores Pradera, Coldplay, Amaral, Macaco...

En cuanto a nombres propios de personas de mi entorno, tengo una larga lista, pero la dejo en mi cabeza. Gracias de aquí a Lima. Sé que me quedo corta. Gracias por estar en mi vida.

Me han faltado más viajes, y que alguno de ellos hubiera sido en avión y al extranjero. Me he quedado con ganas de más playa, o concretamente de amaneceres en la playa. Me habría gustado ir a algún concierto más. También asistir a algún musical, tanto nuevo como "visto", pero ya sabéis, "Hakuna Matata", nada más que añadir. Y de ver al menos un par de obras de teatro. Y puede parecer broma, pero no lo es. Me han faltado fotos. De las que todavía se pueden hacer, me lo pongo entre mis "deberes" para 2024 (para mí misma). Me han quedado muchos libros por leer, mi situación anímica a ratos y mis dificultades de visión en la mayoría, han sido los responsables de haber leído mucho menos de lo que me habría gustado. Me han faltado muchos cafés por tomar, más visitas al cine y unos cuantos reencuentros. Y paseos por dar tengo la tira. Me han quedado dibujos por acabar, como los árboles de la vida. Pero esos árboles de la vida llegarán, no han caído en el olvido, aunque el ánimo influye en mis dibujos. Entended que deje pasar las navidades para continuar con ellos. Estoy deseando terminarlos y dároslos, aunque sea en febrero. Pese a haber superado algunos miedos importantes, quedan otros por vencer.

He cumplido algunos proyectos, y otros están en el punto de salida, ya han empezado o voy a retomarlos. Confío tener el viento a favor para que los que se pueda, se hagan realidad.

Por eso, 2024, seré clara: No me arrebates a nadie más. Salud para los que quiero y para mí. Y mis lazos, amorosos, familiares y de amistades, déjalos tal cual.

Como hace unos párrafos he mencionado lo que me ha faltado, ha quedado pendiente...sirva eso a modo de deseos por cumplir en el año nuevo. 

A mí me gusta despedir el año, siempre. Y ojalá esta vez no sea una excepción. Si ha sido bueno porque lo despido con alegría por lo vivido. Si ha sido malo, porque lo despido con alegría por acabarlo. Ya era hora, y también con esperanza e ilusión para el que comienza.

Antes de las uvas pienso ponerme todo lo rojo que tenga a mano. El año pasado no sirvió de mucho, pero no quiero cambiar la tradición. Y brindar por ese 2024 que llega, y que sea para bien. Si nos apetece hacer un brindis al cielo, se hace. 

De las fechas navideñas, mi favorita es la Nochevieja. Y no soy fiestera precisamente. Pero me gusta mucho esa noche y suelo disfrutarla (a mi manera). Este 31 de diciembre seremos 3 en la mesa, pero en el corazón no falta nadie. E igual que digo de lo de brindar, si hay que llorar, se llora. Pero se llora y se sigue. Lo que más me apetece es pasarla tranquilos los tres, compartiendo todo lo que podamos sentir. 






Así que 2024, ya sabes. Deseo de corazón que hayas tomado nota. Y si me sorprendes, que sea para bien.

Por supuesto aquí tiene que haber música, o no sería yo.














6 comentarios:

  1. Impresionante el relato. Por un 2024 lleno de cosas buenas, seguro que esa estrella que tienes en el cielo ayudará a que así sea.

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    1. Muchas gracias guapa. Ojalá sea así. Feliz año para los tuyos y para ti ☺️❤️

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  2. Grandes palabras, redacción y, sobre todo, "emoción". Bravo. Sin palabras Raquel. Salud.

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    1. Mil gracias Anaí. Eso, salud para todos, es lo mejor. 😉🤞🏻

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  3. Una gran reflexión, muy pensada. Espero que el 2024 cumpla todas esas espectativas. Hay que abrir los brazos para recibirle.

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    1. Gracias querida 😏. Los brazos están bien abiertos. Que se porte mejor el 2024 que el anterior. 🎉🤗

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