jueves, 22 de febrero de 2024

22/2/24

Tiendo a "cerrar" las entradas con música. Esta vez no. Empiezo con un soplo de aire fresco, de la mano de Efecto Pasillo y Rosana.

Y lo hago porque ya huele a viernes. Eso es sinónimo de fin de semana y de muchas otras cosas bonitas. Esta tarde ha sido de reencuentros. Hay personas a las que a lo mejor no ves en años, y cuando las ves, sientes que todo sigue igual. No me refiero a que la vida se haya detenido, ni la mía ni la de ellos. Sino a que sabes que hay un vínculo que sigue ahí, un hilo que te mantiene unido a determinadas personas. Y me alegro un montón, porque con los años todos evolucionamos, cambiamos en ciertos aspectos, y no es fácil que el hilo siga. No he llorado, ya...¡qué raro en mí! Aunque he tragado saliva varias veces. Es de estos reencuentros que apetecen, a los que vas con ciertos nervios por la emoción, aunque a la vez con mucha calma, por la tranquilidad que sientes  porque da igual de qué tema hables o te hablen, sabes que puedes confiar en esas personas. Y eso no tiene precio. Gracias Estela, Marimar y José Fermín. Me ha hecho mucha ilusión veros, escucharos...todo. Para el próximo, no puede pasar tanto tiempo. A mediodía miraba la foto de la cómoda. Esa que os decía de finales de curso de 6º de Primaria. Y ya van camino de 13 años. Sois los únicos, mis niños y familias farinatas, que me disfrutasteis/padecisteis como tutora dos cursos seguidos. Esa versión de mí con las oposiciones recién sacadas, con una ilusión tan gigante que quería decir sí a todo y todo se me hacía poco. Y la que echó  horas y horas de gratis en el Miróbriga ese año de 6º. Unas manualidades de cara a la Navidad, un detalle para el día del padre, la preparación de Pupitres...Me faltaba dormir en el cole. Pero también tuvisteis a mi yo bastante inexperta, la que mandaba muchos deberes y elevaba la voz cuando se enfadaba, pese a que con ello arreglara poco o nada. Aunque sarna con gusto no pica y todo lo que hice fue porque quería. Hay cosas que solo se aprenden con el tiempo. La única otra foto, a nivel grupal de alumnos, que hay ahora mismo en mi habitación, es la de la orla de mis niños del "Fili" de Guijuelo. Otros que me tocaron mucho la fibra, para bien. Y con los que me volqué en cuerpo y alma. Pese a que casi me da un pasmo en la primera evaluación al ver con qué grupo me encontraba. El comienzo fue durísimo, solo me repetía a mí misma: Paciencia, esto va a funcionar. Aunque me cueste lo suyo, esta clase va a funcionar. 

También ellos disfrutaron de una etapa en la que sentía una ilusión por mi trabajo indescriptible. Fruto en parte de los pésimos momentos padecidos anteriormente por culpa de un par de personas. Y fruto de volver a un sitio en el que sentía que me quedaba mucho por dar. Y así fue...¡Vaya curso! Si de la etapa farinata uno de los mejores recuerdos es Pupi3, de la del "Fili" de Guijuelo tal vez sea el CRIE...Bueno, y las "Pinceladas de emoción", ¡cómo no! 

Intuyo y/o sé que ni todos los del Miróbriga me recuerdan con cariño, ni tampoco los del Filiberto. Pero es lo normal. Solo espero que a todos les vaya bien, en especial a aquellos de los que no sé nada. De los que sí sé, que son bastantes entre uno y otro, sé que les va razonablemente bien. Y lo celebro, de corazón.

Y por eso escribo hoy, a veces hacemos cosas que no sabemos el efecto que tendrán en nuestros alumnos. Quiero pensar que al menos unos cuantos me recuerdan con una sonrisa. Y ojalá la vida siga haciéndome coincidir con gente tan buena como hasta este momento. De la que nos dice que sí.

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