El 18 de julio de 2016, El País publicaba un artículo, "El cerebro necesita emocionarse para aprender." Por aquel entonces lo vi y me encantó. Pero hoy, un profesor mío de Comunicación Audiovisual (qué tiempos tan maravillosos aquellos), Francisco Javier Frutos Esteban, lo ha compartido en Facebook, y no puedo evitar incluirlo en el blog, porque parece que está escrito para él.
No pienso reproducir párrafo a párrafo aquello ya escrito. únicamente explico el título de esta entrada, relacionado con el artículo. Chema Lázaro, maestro de 34 años y creador del blog Pizarras abiertas, defiende que su método educativo se basa en el proceso por el que aprende el cerebro.
En primer lugar, estaría la motivación; en segundo lugar, la atención; y para finalizar, en tercer lugar, la memoria. Ojo, en ese orden.
Y la verdad, he de deciros que no puedo estar más de acuerdo con el contenido del artículo y con lo que Lázaro plantea.
Para mí, las clases magistrales como tales, han muerto. Hoy en día, al menos en colegios e institutos, que son los centros que conozco y de los que sí puedo opinar, no tiene sentido que unos cuantos (o unos muchos) se empeñen en mantener el mismo sistema de hace 20 años o más. Me parece normal que muchos "chavales" no tengan ninguna gana de aprender nada. Ojo, no es "solo" culpa nuestra. En la sociedad actual están sometidos a un bombardeo de información, gracias (o no) a los avances tecnológicos, a unas redes sociales que se han convertido en su segundo o primer hogar, que la mayoría de ellos no sabe filtrar ni gestionar. Y creo que todo influye, están acostumbrados a tener la información en un click; a buscar TODO en internet, sin saber cómo seleccionar, porque no nos engañemos, de internet, no vale todo, ni mucho menos...¿Qué podemos hacer nosotros frente a todo esto?
Humildemente, si sois madres o padres, ponerle vallas al campo. Intentar gestionar qué usan, cuánto tiempo y cómo. Orientarlos sobre cómo hacer un buen uso de internet en general, del WhatsApp, de Facebook, de Instagram...No consiste en prohibir, pero sí en supervisar, os evitaréis muchos disgustos y ellos a la larga, serán más felices.
Y en el caso de los docentes, no voy a distinguir entre maestros y profesores. Está muy bien eso de "cada maestrillo tiene su librillo", pero si ese librillo es susceptible de ser adaptado a nuestros alumnos, podéis tirarlo a la basura, sin opción a ser reciclado.
Colocarse una venda ante tanto cambio y permanecer impávido, igual, sin despeinarse, no puede ayudar nunca a nuestro alumnado, sea del tipo que sea. ¿Cuesta adaptarse? Por supuesto, pero el que algo quiere, algo le cuesta.
Para mí, una cosa es la idea que yo tengo en la cabeza de cómo voy a organizar todo, qué puedo usar en cada momento, cómo voy a intentar ingeniármelas para motivarlos, qué puedo hacer para atraer y mantener su atención, cómo intentaré conseguir que aprendan algo...y luego lo que al final hago. Sobre el papel todo es muy bonito, pero si los chavales (dicho con todo el cariño del mundo), demandan algo distinto, no seáis tan torpes de cerraros en banda. No es hacer lo que a ellos les dé la real gana, no consiste en dejar que os organicen las clases, rotundamente NO. Es, simplemente, tenerlos en cuenta, hacer que ellos cuenten en su propio proceso de aprendizaje, que sean protagonistas absolutos y no parte del atrezzo.
BIENVENIDOS a este blog. En él me gustaría unir varias ideas, la principal, que para que exista una buena EDUCACIÓN, uno de los ingredientes principales ha de ser la EDUCACIÓN EMOCIONAL. Y una de las herramientas de esa educación es, la que denomino la "palabra mágica", EMPATÍA. Espero que seas docente, madre, padre, alumno, o simplemente hayas entrado a "dar una vuelta", pueda resultarte útil y/o interesante su contenido. Queda mucho por APRENDER, pero claro está, con EMOCIÓN.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario