martes, 29 de enero de 2019

Paz, vida, Fortnite y otras historias: pensamientos y sentimientos en voz alta

Mañana celebraremos, si el tiempo lo permite, el Día de la Paz. En nuestro cole lo unimos a la carrera solidaria Save the children. Habrá un "buzón de las palabras bonitas" y palabras o mensajes sobre la paz que uno a uno, todos los niños y niñas del cole, irán introduciendo en el buzón. Además tres niños/as de cada grupo leerán sus mensajes. Como me gusta que todos tengan su espacio, estoy haciendo un "puente de las palabras bonitas" para colocar en él los mensajes de los 19. Así podrán tenerlos a la vista cuando este día pase. Si mañana no surge ningún imprevisto, lo dejaré colocado antes del comienzo de las clases, en nuestro pasillo. 

Además de las "palabras bonitas" y la carrera de Save the children que han organizado las compañeras de Educación Física, Alsira y Yolanda, todos juntos cantaremos la canción "El mundo entero," ahora mismo protagonista del anuncio de Coca-cola. Aquí la tenéis, por si no os suena:


 Los peques de Infantil llevarán colgadas una paloma con la forma de su mano. En Primaria han pintado una paloma que forma parte de una visera, de cartulina,  con la que saldrán al patio. No obstante, insisto que la paz hay que construirla en el día a día. Está fenomenal que lo recalquemos en un acto común, pero todos tenemos que poner nuestro granito de arena para que exista paz todos los días del año.

A ver si la lluvia da una tregua. Cuando he llegado a Salamanca, además de estar pinteando, hacía un frío de espanto, no es buena señal. Si en Salamanca hace frío, en Guijuelo entonces hace mucho frío, un 99% de las veces es así. 

Habitualmente a estas horas estoy en clase de Dibujo, "mi cachito de tiempo semanal para mí." Es el tercer día que no voy. Disfruto mucho dibujando, me relaja, desconecto, me entretengo...Pero estoy profundamente cansada y tengo mil cosas que hacer. Tengo mucha gente con catarros y/o gripes a mi alrededor y, toco madera, medio los estoy esquivando. Quiero ir el jueves y, si pudiera, hacer doble sesión para recuperar alguna hora.

En medio de varias búsquedas en internet sobre ideas razonables para los disfraces de carnaval, veo un artículo antiguo que me pone los pelos como escarpia. Es sobre el videojuego Fortnite y la adicción que genera en los niños. Al compartirlo en Facebook, una compi de Comunicación Audiovisual añadió "y en los adultos." Me da pánico leerlo y comprobar algunos de sus efectos en personas reales, con nombre y apellidos. Aunque no soy yo quién para decirles que no jueguen, lo tengo cristalino, sé dónde están mis límites. Puedo sugerir, aconsejar...pero la última palabra no es mía. Aquí está el artículo.

Y como hay días intensos, suelen coincidir con los que sobre el papel son los más livianos, esta mañana me han hecho una pregunta de esas que marco con asterisco en mi cabeza. No ha venido de nadie de mi tutoría, pero sí de un alumno. Como una bomba: Raquel, ¿por qué te preocupa mi vida?

Comparto la pregunta porque me la ha planteado delante de toda la clase, no precisamente en "petit comité."  Soy de las que, salvo que me pregunten alguna barbaridad o me falten al respeto, siempre responde a las preguntas de los alumnos.

Le he dicho, también delante de sus compañeros, algo así (lo que buenamente puedo recordar):

"No es que me preocupe tu vida, me preocupa la vida de todos mis alumnos, de los de mi tutoría y de los de las otras clases. Perdona si te molesta, si no te gusta, pero eso no lo voy a cambiar.

Y me preocupa mucho más vuestra vida que las notas que saquéis en los exámenes. A lo mejor otras personas piensan de otra manera, me da igual, para mí lo más importante es ver a mis alumnos felices, no que saquen buenas notas."

[...]

Quizá la respuesta no haya sido la más acertada, pero se lo he dicho tal cual lo siento, y se lo volvería a repetir, porque no quiero cambiar determinadas cosas y, casi siempre el tiempo, en un porcentaje elevadísimo, me va indicando que voy por un buen camino, no el único claro. Qué rabia. A veces me siento impotente por no poder hacer más y no conseguir llegar a personas que son las que más necesitan, por tender la mano una y otra vez y comprobar que no hacen ni el amago de aceptar esa mano amiga.

Y para ponerle un poco de humor a la entrada, después del artículo del Fortnite, una persona del gremio docente, comparte esta imagen sobre el cerebro del maestro:


Estoy bastante de acuerdo con ella, aunque creo que el circulito rojo de "ganas de corregir", en mí ocupa menos espacio, pero es parte del pack. Lo veo más como pelotitas que crecen o menguan, según el momento. Hay ocasiones en las que las preocupaciones se son más que la paciencia o la creatividad. Como pone en la parte inferior, "y un largo etcétera." Echo de menos una bien grande de "cariño hacia sus alumnos," y otra en la que somos una especie de inspector Gadget, pero con distintas profesiones en lugar de todas esas herramientas que tiene para cada momento. Y es que un maestro (y muchos profes también) tiene que tener mucho de psicólogo, algo de enfermero, algo de médico, un poquito de inventor, mucho de mamá/papá del "cole" y bastante de mediador.


Y con estas pequeñas reflexiones, me lanzo al "apasionante" (nótese la ironía, de ahí las comillas) mundo de la corrección, parece una historia interminable.

Feliz día a día de la paz. Paz con la gente a la que queréis (familia, amigos, compañeros) y con los que se cruzan en vuestro camino.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado estás reflexiones, vivencias y pensamientos! Gracias por compartirlo Raquel!

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    1. ¡Hola Anaí! Pues...cuánto me alegro. Hay semanas y SEMANAS je je, y o lo saco por alguna parte, o no avanzo. GRACIAS a ti por leerlo. Un abrazo

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