miércoles, 6 de marzo de 2019

Carnaval en Guijuelo: mucho más que un día

Inauguramos el mes de marzo, el viernes día 1, con el desfile de Carnaval. No obstante, ese desfile llevaba una preparación previa, que para mí fue la parte más bonita.

Empiezo por los detalles. Después de la lectura de ¡Vivan las uñas de colores! en la segunda Pincelada de emoción sobre la vergüenza (viernes 22 de febrero), se me ocurrió, teniendo en cuenta que el disfraz de 5º era de tablero de Twister, pintar las uñas a los niños y niñas de mi clase que quisieran, de cara al Carnaval. Aunque hay gente que lo critique o no lo entienda, quise curarme en salud y me pareció más prudente que lo consultaran en casa, no siendo que a algún papá o mamá no le gustara la idea. A las claras fui preguntándoles qué les habían dicho en casa a todos. Me gustó mucho la respuesta de un papá. Al preguntarle a su hijo que qué le había dicho su papá, la respuesta de este padre fue que hiciera lo que él quisiera...Chapeau

Les advertí a todos mis alumnos que era algo totalmente voluntario, y no quería que nadie se las pintara si pensaba que no se iba a sentir cómodo/a, ni mucho menos que fuera a generar un conflicto en su casa.  Hago un inciso, por si los lectores no saben de qué va el libro "¡Vivan las uñas de colores!" Trata de un niño llamado Juan, al que le gusta pintarse las uñas, así, sin más lecturas. Disfruta pintándoselas con colores brillantes. El libro explica cómo reaccionan los demás niños y la familia de Juan. Me conquistó la historia y la veía apropiadísima para compartirla con mis alumnos. 

Me puse a echar cuentas, y como 18 de 19 habían dicho que sí querían que se las pintara, no me quedó otra que empezar el jueves, 28 de febrero, con la ardua tarea. Eran 180 uñas, usando 4 colores distintos...Daba dos capas por uña y una tercera que era el brillo (lo de "top coat" suena quizá muy profesional). Y he de decir que fue lo más bonito de toda la previa de los carnavales. No sé, es complicado de explicar y tal vez más difícil todavía de entender, pero me pareció algo muy cercano, muy especial. A muchos les dije que estaba por repetir la experiencia, me encantó (y me parece que a muchos/as también). Con el tiempo que pude dedicarle por la mañana no me dio tiempo a acabar...Debéis tener en cuenta que tuvimos clases, iba intercalando o  combinando el pintado de las uñas con actividades puramente académicas. Así las cosas, aproveché que había cambiado mi segundo jueves de permanencia en el cole con una compi, para hacer un turno de tarde de manicura. Casi todos entraron acompañados por sus mamás, más otro papá que estaba manos a la obra con un portátil de mi clase por cuestiones técnicas. El caso es que en algún momento de la tarde mi clase parecía el camarote de los hermanos Marx. Sin embargo, pese a eso o puede ser por ese motivo precisamente, me lo pasé muy bien. Seguramente algunos de los que integráis lo que cariñosamente llamo "mi gente" estaréis sonriendo y pensando que me va la marcha (sí, para qué negarlo). 

No sé ni cómo no vomité el bocadillo del Sancho (mira que estaba rico) que había comiado a velocidad de la luz a eso de las 14.15 hr, viendo que a esas alturas de la película mi disfraz estaba a medio hacer (y la tarde la tenía completita). Fue muy agradable el encuentro con mamás, papá e hijos, porque no era una reunión de padres, ni una tutoría y, a mí me gusta también poder pasar con ellos momentos así, más distendidos. Es mucho lo que me une a ellos (sus hijos), y no me parece bien despacharlos, porque creo que es necesario que exista una comunicación fluida entre ambas partes.

Y así acabó la tarde del jueves, no recuerdo (o prefiero no acordarme) de la hora a la que llegué a mi casa, hogar dulce hogar, en estado catatónico.

Algunos pensaréis que ya tenía todo hecho. No, para que el disfraz no quedara descafeinado y  que hubiera un "toque" común en las tres clases, quedaba la parte del maquillaje. Días atrás había hablado con mis compañeras tutoras de los otros dos quintos, porque se me había ocurrido pintarles 4 círculos con los colores del Twister en un moflete, a todo el alumnado de 5º. Esto fue ya una locura, no sé cómo el pulso me respondió, pero me dio tiempo a pintar a los alumnos de los tres grupos (unos 50), a dos maestras y a que una niña de mis alumnas, me pintase a mí...¡Gracias! La vida nos dio que apareció la tutora de 5ºB, como caída del cielo, por si podía ayudarme con los disfraces. De verdad que bendita puntería tuvo, estaba acabando de maquillar a los niños y me faltaban manos y tiempo. ¡Gracias! Si no es por ella no sé qué habríamos hecho. Bueno sí lo sé, salir diez minutos después...

Y ya listos, con maquillaje, manicura y disfraz, salimos al patio del cole. Allí hicimos un desfile, curso a curso, por el patio de la zona principal. Pusieron música de fondo y me lo pasé fenomenal en ese momento, liberé la tensión de los días pasados, por los carnavales y por mil y una historias, que nunca faltan. Y me puse a bailar, pese a que había mucha gente tras las verjas y a mí eso me da una vergüenza considerable, pero me hacía falta disfrutar con mis alumnos de un día así.

Después salimos hacia la Plaza Mayor. Descubrí con algo de horror que la Policía había cortado el tráfico para que pasáramos y, habían elegido un camino bien largo. Poco más y pasamos por La Dehesa para ir a la Plaza je je. El camino se me hizo eterno. Llegamos a una Plaza Mayor abarrotada de gente, en la que nos unimos a los niños, niñas y maestros del otro CEIP de Guijuelo, el Miguel de Cervantes...Y claro está, a los familiares, eran bastante, que se habían acercado hasta allí. Tuvimos mala pata, porque hacía un sol de justicia, y la espera fue larga.

Curso a curso, se iban acercando a la zona central de la Plaza. En ella estaba colocado un escenario con una rampa a cada lado. Este año, según lo explicado por megafonía, comenzaban los niños y niñas del Cervantes. Pasé un mal rato al ver que algunos de mis alumnos lo estaban pasando francamente mal por el sol. Propusimos ir el próximo año (si estoy) de piscina (con agua), abanico, sombrilla de playa o algo semejante. Cualquiera diría que un sol así de potente luciría en un marzo recién estrenado (preparaos para la Semana Santa, fijo que no soltamos el plumas, los guantes y la bufanda).

Los niños estaban inquietos, aburridos, con sed (algunas madres los auxiliaron acercándoles botellas de agua) y empezaron (algunos) a armar. No sé, creo que se podría variar la organización para que sea algo mucho más ágil para otro año. Además luego pensaba, que los papás no podían hacer una foto a sus hijos con su clase, solo caminando. Había cuatro o cinco fotógrafos frente al escenario. Les pedí a mis alumnos que no se bajaran cuando nos hicieran la foto grupal, porque mi idea era bajarme del escenario y hacer una foto de clase. Y sí, se acordaron y esperaron a que bajara. 

En mi opinión, la parte de la Plaza habría que cambiarla, o ampliar la del cole, poniendo unas vallas dentro del patio para delimitar zona padres/madres y zona alumnos, y dejarlo en plan familiar. No sé, a mí me parece que podría estar bien y sería bueno para todas las partes implicadas.

Luego esperamos un poquito más y volvimos al colegio sedientos. No me quedó otra que llamar la atención por varias actitudes que no me habían gustado durante el desfile de la Plaza. No me parece tan difícil portarse bien, saber estar y tener paciencia. Entiendo que estuvieran incómodos, no eran los únicos, pero no por eso me puse a fastidiar el trabajo del personal de Ayuntamiento (muy pendiente de nosotros en todo momento, y además muy amables). No sé, quiero pensar que es cuestión de tiempo, que tienen que madurar.

Allí nos reunimos con los tres compañeros que no habían podido participar en el desfile, e hicimos una foto de toda la clase. Y cómo no, lo mejor era hidratarse, así que saqué los refrescos del armario que teníamos sin estrenar (y sin caducar, obviamente) desde Navidad.

Vaya días tan intensos...Me habría encantado despedir a cada uno con un abrazo o dos besos, cinco días sin verlos son muchos, pero no tenía ni fuerzas. 

Fueron unos días bonitos, disfruté mucho de los preparativos, y el desfile en sí una gran alegría, me sentí más del Fili que nunca. 

Lo leas o no, necesito ponerlo y podría gritarlo a los cuatro vientos: Gracias Quinti. Gracias por la confianza, por el cariño, por ver más allá, por tu apoyo, por la parte humana, por ser una directora de 10, por hacer que desde que me marché del cole tuviera ganas de volver...Y, pero qué bonito es volver así. La vida es un Carnaval...¿Bailáis conmigo?



2 comentarios:

  1. Creo q lo pasasteis en grande!!! gracias por cada detalle hacia ellos.

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    1. Muchas GRACIAS por tus palabras Nekane. Creo que al fin y al cabo la vida es (o debería ser) eso: cuestión de DETALLES.

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